Foto: Sergio Haro
Una joven de 19 años de edad fue acusada
por el homicidio de su pareja sentimental, delito por el que podría purgar 30
años de prisión, de ser encontrada culpable. En su defensa, la mujer alega se
trató de un “acto desesperado” por salvar su vida. Un abogado penalista dijo
que la autoridad debió hacer una investigación más objetiva, no solo enfocada
en demostrar la responsabilidad del crimen. Por lo pronto, la detenida ya fue
vinculada a proceso
Kenya Guadalupe Victoria
Antonio Alonso apenas cumplió 19 años de edad, y ahora enfrenta la acusación de
homicidio agravado en razón de parentesco de Juan Carlos Ortega Pérez, su
pareja sentimental, a quien presuntamente asesinó para defender su vida.
Lo anterior quedó asentado en
el expediente del Número Único de Caso 02/2016/36869. Oriunda de Mexicali, la
joven vivía con su abuela, ya que su madre se encuentra recluida en prisión; de
su padre, poco se sabe, lo único es que reside en Ensenada desde hace algunos
años.
De escasos recursos,
Kenya apenas logró terminar la
secundaria, para salir adelante tuvo que trabajar desde muy pequeña.
En ese contexto conoció a
Juan Carlos Ortega Pérez, un hombre que le doblaba la edad, se encontraron en
unos billares a los que acudía junto con algunas amigas.
El sujeto le “habló bonito”,
y a la semana ya vivían juntos. Pese a la diferencia de edad, los primeros tres
meses se llevaron bien, convivían con la familia de Juan Carlos, pero desde ese
momento ya daba signos de violencia familiar.
Todo empezó con los celos, el
hoy occiso no dejaba que Kenya trabajara con un hombre, por lo que le consiguió
otro empleo en un almacén donde solo hubiera mujeres, fue un sutil indicio que
entonces dejó escapar.
La historia cambió el 21 de
mayo de 2016, fecha en que la pareja y los hermanos de Juan Carlos, se fueron
de vacaciones a Puertecitos, al sur de San Felipe.
Todo iba bien hasta que el
hombre se acordó que en ese lugar habían tirado las cenizas de su padre,
inmediatamente se deprimió.
Kenya intentó consolarlo,
pero solo recibió un “vete a chingar a tu madre”; al ver a su pareja entrado en
copas, se alejó unos momentos, intentó ignorar la situación y se puso a
conversar con Andrés, hermano de Juan Carlos; fue ahí cuando el hombre entró en
furia y en un ataque de celos le reclamó a la mujer.
Le dijo que su anterior
pareja, “Brenda”, estaba enamorada de uno de sus hermanos, situación que al
parecer no había podido superar, por lo que siguió ofendiéndola y celándola.
En junio, Juan Carlos había
invitado a su hermano Andrés a su casa ubicada en el número 7 de la Avenida
Manzanillo, en la modesta colonia del Ciprés, al Oriente de Mexicali.
Fue a una tienda de
conveniencia a comprar cerveza; a su regreso los encontró a su familia y pareja platicando, nuevamente
en un ataque de celos el hombre agredió verbalmente a su mujer.
Los agravios a Kenya se
hicieron más constates, pero ella los
permitía porque afirmaba que a los pocos minutos se le “bajaba el coraje y
volvía a ser una persona normal”.
En su declaración ante la
juez de Control, Rocío Margarita Arce López, Kenya siguió narrando toda una
serie de situaciones en que Juan Carlos abusó de ella psicológica, patrimonial
e incluso sexualmente.
Contó cómo su pareja, sin su
consentimiento, la ultrajó analmente hasta en seis ocasiones.
“Cómo no te va a gustar si a
todas las viejas putas les gusta”, le espetó la primera ocasión.
Dijo que no había denunciado
el hecho porque le daba vergüenza. Luego las escenas de celos aumentaron.
La mujer dijo que intentó
dejar a Juan Carlos, pero en una ocasión le quitó la cartera, dejándola sin
dinero.
Kenya narró que Juan Carlos
había sido adicto a las drogas, por lo que la presencia de “tecolines” (drogadictos)
en la casa le empezaba a preocupar.
Relató que cuando los amigos
llegaban a su hogar, la obligaba a permanecer en su cuarto sin poder salir.
Cuando la joven le cuestionó si consumía drogas, éste se volvió agresivo con
ella.
A paso de los días, la
jovencita se atrevió a dejarlo, visitó a unas amigas el 3 de septiembre para
decirles que ya no soportaba los celos
de Juan Carlos y que se iría de casa; finalmente cuando llegó el sujeto la
esperaba enojado, la acusó de estar con otro hombre.
La insultó y quiso tener
relaciones sexuales, ella se negó. La mujer le advirtió que abandonaría el
hogar.
Hasta ese momento el fiscal
como la defensa, coinciden; en cuanto al día de los hechos es donde se
presentan las discrepancias.
Por un lado la PGJE señala a
Kenya por el delito de homicidio agravado en razón de parentesco no
consanguíneo, ya que eran pareja y vivían juntos.
Mientras que para la defensa
se trata de un caso de vida o muerte donde la fémina tuvo que matar a Juan
Carlos en salvaguarda propia.
El día del homicidio Ante el
juez y con heridas en los antebrazos,
Kenya Guadalupe pidió hacer valer su derecho a declarar. Se levantó de su
silla. Vestida con el overol color naranja y custodiada por dos agentes de la
Secretaría de Seguridad Pública Estatal, fue acompañada al banquillo para
emitir su declaración.
En la audiencia expuso que el
día del crimen, domingo 4 de diciembre, al confesarle a su pareja que lo
dejaría, Juan Carlos cerró la reja de la
casa, la metió al cuarto y la empezó a ahorcar. “No, Carlos”, le dijo la
mujer; y aunque se lo quitó de encima,
la aventó, golpeándose en el piso, el hombre refutó: “Quieras o no vas a estar
conmigo”.
Asustada, afirma, habló al
066 para pedir ayuda, pues estaba siendo víctima de violencia familiar; Juan
Carlos logró arrebatarle el teléfono y colgó la llamada.
Nerviosa, tomó una navaja y
empezó a cortarse el antebrazo, le indicó que se suicidaría si no paraba de
atacarla, pero el hombre le quitó el arma punzocortante, aventándola lejos de
su alcance.
Relató que de la cocina
agarró un cuchillo de aproximadamente 30 centímetros, amenazó al ahora occiso,
advirtiéndole que si no la dejaba salir de la casa lo atacaría con la cuchilla.
Juan Carlos no le creyó,
incluso se colocó el arma punzocortante
en el corazón. Ella lo mordió y salió corriendo.
Agregó que no pudo escapar
del domicilio porque la reja estaba cerrada y, al estar abriéndola, su pareja
la jaló del cabello, la volteó, la
sometió del cuello y al no poder respirar se asustó; fue cuando le clavó una estocada,
inmediatamente Juan Carlos se desplomó.
Con miedo, Kenya llamó al
066, donde la guiaron para darle primeros auxilios al herido, le pidieron que
tomara un trapo e intentara contener la sangre hasta que llegara una
ambulancia; sin embargo, los primeros en llegar fueron unos agentes de la
Policía Municipal, para entonces Juan Carlos ya había muerto.
Kenia Guadalupe Antonio
Alonso Fiscalía va por homicidio Para la fiscalía encabezada por Rigoberto
Zataraín se trata de un homicidio, toda
vez que no hay evidencia de que Kenya Guadalupe estuvo en peligro de muerte.
El abogado indicó ante la
juez que la mujer no presentaba huellas de asfixia, y del golpe en la cabeza
que ella misma hizo referencia no hay señas,
además de que Juan Carlos tuvo la oportunidad de matarla y no lo hizo.
Zataraín indicó que el cuerpo
de la víctima no presentaba la mordida que la imputada señalaba que le había
hecho para escapar; las únicas huellas de violencia que tenía eran las mismas
se había provocado con la navaja que le quitó Juan Carlos.
MALA DEFENSA
La defensa de Kenya Guadalupe
fue proporcionada por el Estado, se trata de Miguel Ángel Gaxiola, abogado de
oficio, quien pretendía presentar a cinco testigos en la audiencia de
vinculación, finalmente desistió de tres de ellos y solo dejó a dos agentes del
Ministerio Público.
Sin embargo, en lugar de
ayudar a la defensa, los dos testigos fueron en su contra. El primero fue el
agente del Ministerio Público, Ricardo Alfonso Castro Borja, quien indicó que
en la vivienda no se presentaban huellas de violencia y solo había desorden
común y corriente.
El segundo fue el doctor
Gerardo Ramírez Arriaga, quien certificó las heridas de Kenya Guadalupe, en su
opinión no presentaba huellas de estrangulamiento y las lesiones que tenía eran
menores, pero afirmó, no la auscultó “bajo la ropa” y tampoco se percató de un
golpe en la rodilla de la mujer.
El abogado no hizo referencia
a la primera llamada a C4, antes de que se presentara el homicidio y donde la
mujer supuestamente pedía ayuda por un caso de violencia familiar, incluso la
única defensa fue su testimonio.
Violencia de género Para la
representante del Grupo Diversa, Rebeca Maltos, Kenya Guadalupe es una víctima
de la violencia familiar y calificó el hecho como lamentable.
“La violencia es progresiva,
empieza psicológica, que son la falta de respeto, las malas palabras, los
insultos, los celos, y luego eso se va sumando a la violencia física:
cachetadas, empujones, patadas y luego la violencia sexual, la violación sin
consentimiento, patrimonial; ella denuncia que le quitaba la cartera, que la
dejaba sola sin dinero para el camión, todo esto es como un violentómetro, es
un fenómeno social muy estudiado, que va a acabar en tragedia si no se hace
algo antes”, afirmó la especialista en
derechos de la mujer.
Esos casos, según Maltos,
terminan en un feminicidio o un homicidio, “no dudo que se trate de un tema de
defensa propia”.
Presente en la audiencia,
señaló que la mujer se encontraba inmersa en el ciclo de violencia y no es
fácil salir de ahí.
“El MP manifiesta un
desconocimiento del problema de violencia de género, la hace responsable a ella
de la violencia, por eso para él ella asesinó al hombre, le dijo que si en
cinco minutos después de una pelea se contentaba, no era para tanto, nomás la
agarró de los bracitos; imagínate, está justificando al agresor, no tiene la
menor idea de lo que es el problema y lo que es el delito de violencia de
género, que eso ya está tipificado”, argumentó.
Las mujeres que son víctimas
de violencia se encuentran en un estado similar al secuestro o al Síndrome de
Estocolmo, donde tienen mucho miedo al agresor, además del estigma social de
denunciar una violación o violencia.
Rebeca Maltos resumió que
estadísticas oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Geografía
(INEGI) realizadas en 2011 informan que de cada 10 mujeres de 15 años o más, 7
manifiestan un episodio de violencia extrema en su vida, por lo que consideró,
se trata de un delito de alto impacto.
LEGÍTIMA DEFENSA
Según el abogado penalista Pedro
Ariel Mendívil, la legítima defensa es una causa excluyente del delito que
implica que la transgresión existe, pero hay una justificación de una reacción
ante una acción por parte del atacante, en la que se está repeliendo la
agresión real, actual e inminente.
Expuso que la legítima
defensa debe de ser investigada de oficio por el Ministerio Público y no
únicamente procedente a petición de una las partes.
En el caso concreto afirmó
que el antecedente de violencia familiar llamó la atención de la Federación
Estatal de Colegio, Barras y Asociaciones de Abogados en Baja California en
todos sus aspectos, los cuales debieron analizarse, porque al existir permiten
dar credibilidad a la declaración de la imputada.
“En mi opinión consideró que
el MP podía haber hecho una investigación más a fondo, más objetiva, tratando
indudablemente de determinar si había o no legítima defensa, y creo que la
investigación fue enfocada a demostrar la responsabilidad en el hecho”,
consideró el abogado.
Agregó que existen varios elementos
como la complexión de los partícipes, la fuerza, las lesiones y la herida que causa la muerte, que es a
través de una sola acción, por lo que no se puede hablar de un dolo, debido a
que no hay saña y puede considerarse una reacción natural de alguien que se
está defendiendo.
“El MP debió investigar, es
una obligación, primero analizar si existió esta causa excluyente, una vez que
se hace está investigación, entonces determinar que procedía en este caso”.
Para la Federación que
preside, la mujer no tuvo una defensa adecuada porque las pruebas que ofreció
terminaron siendo contradictorias al interés propio de la defensa, y en su
opinión, se trata de técnica de litigación y lógica.
“Todas las pruebas que
ofreció el defensor, eran pruebas de cargo dentro de la carpeta que terminaron
reforzando la tesis de la fiscalía sobre el homicidio agravado por razón de
parentesco”.
El representante de la
Federación Estatal de Colegio, Barras y Asociaciones pidió al MP una
investigación objetiva y no dirigida a probar la responsabilidad, sino a
conocer si existió o no la legítima defensa.
Mendívil finalizó que la
comunidad jurídica está analizando la viabilidad de tomar la defensa a través
de los Colegios de manera pro-bono, ya que la sociedad tiene una clara percepción
de que se está cometiendo una injusticia.
(SEMANARIO ZETA/ REPORTAJEZ /CRISTIAN
TORRES LUNES, 19 SEPTIEMBRE, 2016 12:00 PM)
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