GUADALAJARA, Jal. (apro).-
Por fuera parece un inmueble cualquiera, un club sin mayores pretensiones, una
casa de descanso de no más de dos hectáreas que se ubica en la esquina suroeste
de una interminable manzana, en la colonia San Pedrito, municipio de
Tlaquepaque.
Es la Casa Alberione, una de
las residencias que la Iglesia católica utilizó para dar refugio a sacerdotes
acusados de pederastia, según acaba de revelar el cardenal emérito Juan
Sandoval Iñíguez.
En declaraciones a la agencia
EFE, el polémico sacerdote confesó que la casa sirvió como refugio de los
prelados pederastas hasta el año de 2001, cuando el entonces jerarca de la
Iglesia católica, Juan Pablo II, envió una carta dirigida a los obispos del
mundo para pedirles que no encubrieran ese delito porque era pecado.
Dicha disposición fue la
respuesta al escándalo desatado por el encubrimiento de sacerdotes pederastas
en la Arquidiócesis de Boston, en los Estados Unidos.
“Desde que estaba yo en el
cargo, antes sí, pero cuando en el 2001 el Papa Juan Pablo II dijo que los
pederastas tenían que salir del ministerio, entonces di la disposición a la
Casa Alberione que no admitieran ningún sacerdote pederasta”, dijo Sandoval
Iñíguez a la agencia española.
Fundada hace 27 años, la casa
Alberione se construyó con un propósito bien definido: dar cobijo a sacerdotes
y religiosos católicos presas del cansancio y del estrés, entre otros
padecimientos.
La residencia ubicada en el
número 3987 de la calle de Pemex consta de dos plantas y tiene una veintena de
habitaciones con vista a un jardín y a una capilla redonda de estilo
modernista.
Cuenta además con canchas de
futbol y basquetbol y grandes espacios abiertos.
Proceso documentó en abril
del 2000 (edición 1222) que la edificación de dicho centro de relajamiento
formaba parte del proyecto denominado “Genésis”, ideado por el entonces
cardenal Juan Jesús Posada Ocampo, con el fin de alojar a prelados y religiosos
con fatiga mental y problemas psicológicos.
Uno de sus huéspedes confesó
al reportero Felipe Cobián en aquella época esto último. “En una época me sentí
muy presionado, andaba con mucho estrés y decidí ingresar ahí para recuperarme
y salí muy bien. Se me terminó el problema y regresé a mis actividades
normales”, relató.
En la Casa Alberione –su
nombre se debe a que es atendida por monjas del orden “Pías Discípulas del
Divino Maestro”, fundada por el padre italiano Santiago Alberione–, trabajan especialistas,
sacerdotes y laicos especialistas en relaciones humanas, dirección espiritual,
psiquiatría, psicología, nutrición, educación física, neurología y terapias
grupales.
El entrevistado aportó más
datos: que la residencia llegaban también clérigos que habían tenido cometido
algún desliz, como involucrarse sentimentalmente con mujeres, procrear hijos,
alcoholismo y homosexualismo.
Lo que nunca dijo fue que
sirvió también de refugio de curas pederastas, como acaba de admitir
abiertamente Sandoval Iñiguez.
(PROCESO / REPORTAJE ESPECIAL /GLORIA
REZA M. / 9 JUNIO, 2016)
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