Los mexicanos que el domingo pasado
salieron a votar, particularmente los que lo hicieron en estados con altos
niveles de violencia, como son los casos de Chihuahua, Tamaulipas y Veracruz,
merecen “un tributo”, afirma Edgardo Buscaglia. En entrevista con SinEmbargo,
el especialista comentó que ahora el reto es que la sociedad civil vigile a sus
nuevos gobiernos y forme parte de una auditoría ciudadana. La izquierda y la derecha
de este país, afirma, le tienen miedo a los ciudadanos y a la democracia, “y
esta es la gran tragedia de este país, porque si no le tuvieran miedo, estarían
ya mismo ayudando para que se aprueben leyes de auditorías en serio”.
VERACRUZ, VERACRUZ, 05JUNIO2016.-
Ciudadanos de la zona conurbada de Veracruz-Boca del Río acuden a las distintas
casillas del Distrito 14 y 15 para participar en el ejercicio democrático. En
esta Jornada Electoral se elegirá al futuro gobernador y diputados locales; la
afluencia es regular hasta el momento.
FOTO: ILSE
HUESCA /CUARTOSCURO.COM
El domingo pasado, ciudadanos
de Veracruz, un estado acosado por la violencia, salieron a votar con
entusiasmo.
Esto, de acuerdo con Edgardo Buscaglia,
merece un enorme reconocimiento. Foto: Ilse Huesca, Cuartoscuro
Ciudad de México, 8 de junio
(SinEmbargo).– La población de regiones de México como Veracruz o Tamaulipas
vive en condiciones de conflicto armado y sujeta a la violencia de grupos
estatales y no estatales, dice el investigador Edgardo Buscaglia, por lo que la
participación en procesos como la jornada electoral del domingo pasado merece
un “tributo”.
La democracia, sin embargo,
es mucho más que asistencia a las urnas y requiere del involucramiento de la
sociedad en labores permanentes de auditoría sobre todas las acciones de
Gobierno, como la asignación y ejecución de presupuestos, de contratos y, sobre
todo, de vigilancia sobre la forma en la que se financian las campañas
políticas, considera.
Por tanto, dice en entrevista
luego de haber llegado a México como observador de la elección, una medida que
podrían adoptar los nuevos Gobernadores de entidades azotadas por la violencia,
como Veracruz, Chihuahua o Tamaulipas, es la promoción de legislaciones para
generar este tipo de revisiones de parte de la ciudadanía.
“El nuevo Gobernador tiene
que abrir el juego, solicitar ayuda internacional y llamar a la sociedad civil
y convocarla masivamente a que formen parte de una auditoría ciudadana que
revolucione la forma de hacer Gobierno”, dice el autor de títulos relacionados
con las vacíos institucionales que permiten la actuación del crimen organizado
trasnacional.
“Establecer mecanismos de
auditoría social para todas las áreas ligadas a corrupción, licitaciones
públicas, inversiones públicas, elecciones, presupuestos en general, empezar a
avanzar en ese sentido, incorporar a la ciudadanía al Gobierno, sin partidos,
incorporarla y ponerla a chambear”, agrega.
***
–En este camino de México en
búsqueda de justicia, ¿qué tanto abonan los procesos políticos como los que
vimos el domingo? ¿Hay motivos para pensar que hubo un castigo?
–Hay metodologías científicas
donde estiman estadísticamente los niveles de fraude electoral en un país,
estimando cuáles serían los votos legítimos y cuáles serían en fraude, con
margen de error. En México es de más del 20 por ciento; por tanto, para que haya
perdido el PRI tienes que entender que el voto popular debió haber estado por
encima de esa proporción de fraude. Entonces, el voto popular cuenta, pero
carga encima una enorme piedra que, para que pueda perder un Gobernador del PRI
o del PAN, dado el fraude que existe en todos los partidos, el voto popular
debe más que compensar. Por tanto, la mayoría de las elecciones donde un
Gobernador debería perder, muchas veces no pierden porque el voto popular no
supera ese margen de fraude, de manipulación, y eso es la gran tragedia por la
que la democracia mexicana todavía no ha nacido.
–Justamente, considerando que
en estados como Chihuahua, Tamaulipas, Veracruz, la gente haya salido a votar,
¿son buenos síntomas?
–El hecho que la gente salga
a votar ilusionada como lo vi ayer, cuando estaba invitado por el Gobierno
federal para observar estas elecciones, te emociona, se te eriza la piel
positivamente al ver a la gente votando, pero la democracia es más que eso. El
hecho de que los ciudadanos tengan la valentía de salir a votar en Veracruz, en
lugares como Tamaulipas, vaya un tributo a los ciudadanos y ciudadanas
mexicanos. Pero la democracias son más que eso. La democracia significa que las
instituciones no deben promover el fraude electoral, para que el ciudadano
tenga que aportar un 40 por ciento más de votos para vencer el 20 por ciento de
margen de fraude. No puede ser que una democracia funcione así. Por tanto,
México aún no es una democracia funcional; en las democracias modernas auditan
elecciones, ciudadanos de a pie auditan presupuestos a niveles municipal,
estatal y federal, auditan la aprobación y ejecución, en ciudades de Brasil, en
Europa; esto se hace en las democracias funcionales. México todavía no llegó a
eso. Entonces, no tenemos una democracia funcional en México y hay que avanzar
a eso con propuestas. Yo estoy acá invitado por la Fepade [Fiscalía
Especializada para la Atención de Delitos Electorales] para entrenar a las
redes de sociedad civil abiertamente invitadas para entrenarlas en auditar
elecciones, y no sólo la jornada electoral, que ya auditan, sino todo el
proceso de financiamiento de pre campañas desde el 1 de octubre de 2015 hasta
diciembre de 2016, para que sea un proceso de auditoría continua a los partidos
y a los candidatos. Esto es un proceso democrático. En Brasil no es casual que
un fiscal lleve a los políticos mas poderosos, y nunca la Presidenta Dilma
Russef obstruyó la justicia para que sus propios ministros no sean procesados.
Esos impulsos de causas penales se llevan adelante con mucha colaboración de
auditorías ciudadanas, electorales, de presupuesto. En el caso Petrobras, por
ejemplo, están los auditores ciudadanos continuamente metidos. Desde 1989, la
auditoría social, electoral, de presupuesto, está legalizada en Brasil. Hoy en
México cuando propones eso a los supuestamente progresistas de Morena, del PRD,
miran para otro lado, te felicitan pero nada más, más allá de eso no lo toman
en cuenta porque le tienen miedo a la democracia. La izquierda y la derecha de
este país le tienen miedo a sus ciudadanos, a la democracia, y esta es la gran
tragedia de este país, porque si no le tuvieran miedo, estarían ahora mismo
ayudando para que se aprueben leyes de auditorías ciudadanas en serio.
–¿Qué les toca hacer a
Gobernadores como quienes llegan a Chihuahua, a Javier Corral, a Tamaulipas?
¿Qué toca hacer en estos estados donde el crimen organizado está adentro de las
procuradurías?
–Activar estos elementos. Se
lo dije una vez a [César] Duarte en Chihuahua hace muchos años; él tuvo la
oportunidad histórica de llevar estas reformas. Lo primero que yo haría sería
una ley de auditoría social ciudadana, en donde se legislen todos los
mecanismos de auditoría social ciudadana, regulados, donde haber requisitos
para quienes quieran ser auditores, que sean asambleas ciudadanas las que
eligen a los servidores, que no sean los gobiernos como hacer ahora el Gobierno
del Distrito Federal, donde ellos eligen a los auditores. El auditor social
tiene que ser elegido abiertamente por voto a mano alzada en las asambleas,
esto tiene que estar todo legislado. Una unidad de investigación no financiera
autónoma, que solamente le responde a un órgano técnico de la PGR y bajo
control de comisiones legislativas para determinar la efectividad de sus investigaciones,
que el control no venga del ejecutivo, que en este país tiene una tradición
virreinal. Tiene que estar fuera del organigrama del ejecutivo. Tiene que tener
control social y control legislativo, para que esa unidad de investigación
patrimonial, con apoyo técnico de la PGR, pueda llegar a todos los registros de
la propiedad no financiera donde están los nombres de los familiares y de los
socios y de empresas fantasmas que están apoyando a la delincuencia organizada
y al fraude electoral, por ejemplo. Eso lo podría hacer Corral, y yo, como
estoy haciendo con Fepade, me ofrezco gratis a ir a decirle cómo se hace y
después dejo todo en manos de mexicanas y mexicanos para que lo hagan. Pero
esto no es física cuántica. Se ha hecho en otros países. Yo trabajé en
Colombia, estoy trabajando con los brasileños, con los argentinos que me han
invitado justamente a una unidad antilavado. O sea, que esto se puede hacer si
existe esa valentía política en donde el señor Corral ponga toda la carne en el
asador, coloque su capital político en juego por el bien de este país y no por
el bien de su campaña. Digo Corral porque me pusiste el ejemplo.
–¿Cómo enfrenta un Gobernador
nuevo, que llega, todas estas estructuras, como en el caso de Tamaulipas, que
vienen de muchos años?
–El cacicazgo y el sistema
feudal todavía prevalece en estos estados como prevalecía en la época de Miguel
Alemán; no ha cambiado mucho en ese sentido la cultura política mexicana. Son
grandes caciques. El nuevo Gobernador tiene que abrir el juego, solicitar ayuda
internacional y llamar a la sociedad civil y convocarla masivamente a que
formen parte de una auditoría ciudadana que revolucione la forma de hacer
Gobierno, lo puede hacer desde la gobernación sin sacarle atribuciones a la
autoridad federal. Nadie pide que establezca una unidad de inteligencia
financiera, como quiso hacer [Marcelo] Ebrard en su momento, que sí le quita
atribuciones al Gobierno federal. No: auditorías ciudadanas, que es competencia
del Gobierno estatal. Establecer mecanismos de auditoría social para todas las
áreas ligadas a corrupción, licitaciones públicas, inversiones públicas,
elecciones, presupuestos en general; empezar a avanzar en ese sentido,
incorporar a la ciudadanía al Gobierno, sin partidos, incorporarla y ponerla a
chambear, porque a la sociedad civil mexicana también le gusta la grilla, se la
pasan en foros, charlas, diciendo que realizan encuestas, pero tienen que
ponerse a trabajar como auditores. Cualquier persona de condición humilde puede
transformarse en un auditor si tiene ayuda técnica, no necesitas ser un
contador público para auditar. Eso es lo que quieren pensar los autoritarios. A
mí me gustaría que vieran en Google los videos de los brasileños, cómo auditan,
campesinos auditan sus presupuestos, siempre hay un catalizador de algún
ciudadano que sabe de contabilidad, pero eso se puede a nivel ciudadano, que
eleve al pueblo a la condición de auditores técnicamente capacitados, y para
eso el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial pueden colaborar
muchísimo para capacitar auditores, para eso están estos inservibles en Washington,
para venir acá, eso lo pueden hacer. Lo hicimos en Paraguay, con el Banco
Mundial, íbamos a Paraguay y capacitábamos a la sociedad civil uruguaya para
que audite presupuestos, gente humilde, en Asunción (…) Esto se ha hecho en
otros países con muchos menos recursos humanos y financieros. Entonces, eso es
algo que el Gobernador puede hacer ya: impulsar legislación abierta después
implementarla con grupos de sociedad civil y mucha gente. Hay recursos humanos,
financieros. Falta esa vocación política de dejar al lado el putinismo ruso, el
autoritarismo de Miguel Alemán.
–¿Cómo visualiza a un
ciudadano mexicano de auditor?
–En una asamblea ciudadana no
todos tienen que auditar. La asamblea ciudadana elige a cuatro o cinco miembros
que por su condición, porque conocen algo de contabilidad y después otras
personas que pueden ser operativas, ir a pedir datos al Gobierno municipal,
donde pueda exigir esos datos, esas personas van a las asambleas ciudadanas,
presentan los presupuestos del ejercicio previo, cómo lo modificarían, van
rubro por rubro de inversión, se los presenta la asamblea ciudadana a la
municipal, se genera la discusión, y una vez que llegan a un acuerdo, se comienza
a ejecutar y ese mismo órgano de auditoría va monitoreando la ejecución del
presupuesto.
–¿Todos son ciudadanos; no es
una función?
Es la asamblea. Esos
ciudadanos que serían los auditores tienen que dedicarle más tiempo, no todo el
día, porque la gente trabaja. La república como división de poderes y las
democracias como mecanismo de traducción de preferencias en acciones de Estado
requieren que el ciudadano le invierta tiempo al sistema; el ciudadano no puede
ser un ente pasivo que solamente aplauda o condena: el ciudadano debe ser parte
del proceso público de ejecutar acciones públicas, el ciudadano tiene que
invertirle tiempo, gratis, a México. Tiene que haber una inversión de su
tiempo, no dejando de lado su trabajo y sus hijas y sus hijos. No requiere que
le invierta todo el día todos los días; una o dos horas, tres veces a la
semana, y el monitoreo de ejecuciones es muy importante, por todo lo que se
refiere a licitaciones y desvíos de fondos públicos que alimentan los fraudes
electorales, pasan también por ahí, a nivel municipal y estatal.
(SINEMBARGO.MX/ Sandra Rodríguez Nieto
/junio 8, 2016 - 12:05 am)
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