Con la promesa de curar desde mal de
amor hasta el cáncer, 'El Maestro Gibbons' defraudó a sonorenses
El día que Andrés Contreras,
conocido como El Maestro Gibbons, huyó de Hermosillo, decenas de personas lo
esperaban fuera de su consultorio para que les regresara el dinero que le
habían pagado para resolver sus males: la cura contra el cáncer o cualquier
otra enfermedad, una adicción, la mala suerte en el trabajo, el amor y el
dinero. Gibbons los defraudó a todos con la promesa de sanarlos.
Muchos lo conocieron a través
de Un rayo de luz con Gibbons, el programa que se trasmitía todas las mañanas
de lunes a viernes en el canal 12 local de Televisa Hermosillo, así como en la
estación de radio La Invasora. Ahí se ostentaba como guía espiritual y médico
naturista. Mostraba testimonios de clientes satisfechos con su poder de
sanación.
“Dios me da la virtud a mí de
curar a los enfermos. Llevando consigo el té de las mil raíces, que ha
levantado a enfermos, hombres y mujeres, niños y niñas de mal de Parkinson,
asma, gastritis, hemorroides, tuberculosis, sinusitis, hepapatitis, cirrosis
hepática”, prometía Gibbons por radio y TV a quienes lo seguían.
Pedro, de 68 años de edad y
quien prefiere mantener su identidad anónima por temor a que El Maestro tome
represalias en su contra, escuchó en televisión que Gibbons era capaz de curar
la desgastada rodilla de su esposa. Desalentado por la falta de eficacia del
tratamiento que su mujer recibió en el Instituto Mexicano del Seguro Social,
Pedro decidió que los tés curativos que anunciaba podrían ser la solución a
esos problemas de salud.
Gibbons adjudicó los males de
la mujer a las malas vibras de los espíritus que habitaban su casa y que
resguardaban un tesoro, que haría millonaria a la familia. Para comprar las
hierbas con las que haría una pócima curativa especial para sacar a los
espíritus, Pedro entregó 30 mil pesos de los ahorros que logró juntar a lo
largo de su vida, en la que ha trabajado como músico ambulante. También vendió
un carro y estaba dispuesto a entregar más.
“Me pidieron algún dinero
para sacar un entierro que estaba en la casa. Picos, palas, geógrafos,
escaleras; me pidieron eso. No les conseguí todo, pero les di el dinero. Me
pidieron ocho veladoras. Costaba 8 mil pesos hacerle el trabajo a cada
veladora”, detalla el hombre que, a más de un mes de darse cuenta que había
sido defraudado, acudió a la Procuraduría General de Justicia en Sonora para
presentar una denuncia formal contra Andrés Contreras. Su mujer sigue sin
alivio, casi no sale de casa porque no puede caminar.
El subprocurador de
Averiguaciones Previas estatal, Carlos Castillo, dice que hasta el momento
tienen 18 denuncias formales en contra del maestro defraudador. Los montos que
los afectados declararon haber perdido van desde los mil hasta los 750 mil
pesos, además de carros, iPads, teléfonos, aparatos electrónicos y hasta
propiedades que vendieron para pagar los costos de las consultas.
A lo largo de los siete años
en que El Maestro ofreció sus servicios curativos en Hermosillo, las víctimas
de su fraude podrían llegar a números todavía no imaginados.
“Espero que se acerquen las
demás personas a las que también defraudó. Este delito se convirtió en un
delito grave no alcanza fianza precisamente por el número de víctimas del cual
ha sido objeto, y el mucho dinero involucrado”, explica el subprocurador.
Guadalupe López renta
propiedades desde hace 50 años. Desde hace cinco le rentaba una casa a Gibbons,
para que la utilizara como consultorio. Apenas en enero pasado habían renovado
el contrato que tenían. En él, Andrés Contreras se comprometía a pagar 7 mil
500 pesos de renta mensualmente, además de hacerle arreglos a la propiedad. El
Maestro presentó como identificación una copia de su residencia como ciudadano
estadounidense. Guadalupe dice que le pagaba la renta en pequeños abonos y ella
los aceptaba porque pensaba que el costo de sus consultas no superaba los 200
pesos.
“De lo que me enteré [fue]
que era médico naturista. No me compete a mí ver la cédula de medicina. Yo creo
que la Secretaría de Salubridad es la que tendría que haber visto esos
detalles. De hecho, los primeros meses vi en una o dos ocasiones el carro de
salubridad ahí con él”, dice Guadalupe.
“Venía mucha gente. Y yo veía
que la gente salía tranquila. No sé qué tipo de atención les daba, porque nadie
comentaba”, explica.
A Guadalupe, Gibbons le quedó
debiendo un mes renta. Le dejó un papel arrugado bajo la puerta, en donde con
mala ortografía le da las gracias y le regala las figuras e imágenes de los
santos, que adornan su consultorio. Guadalupe asegura que ni siquiera ella ha
entrado al domicilio, y que no permitirá que nadie entre hasta que el
ministerio público no lo revise.
A través de la venta de sus
servicios y tés milagrosos, Gibbons no sólo estafó a personas de escasos
recursos y sin estudios. La ministerio público Beatriz Alicia Martínez, quien
se encarga de la investigación, advierte que el perfil de las víctimas es
variado.
“Ningún caso es igual, ha
sido distinta la forma de cometer el hecho. En algunas personas, según la
necesidad que llevaban, era lo que les prometía o pedía que entregaran,” dice
Martínez.
La pena que podría alcanzar
Gibbons es de tres años de prisión por cada denuncia de fraude que se le
compruebe. El subprocurador afirma que se ha solicitado la colaboración a otras
procuradurías estatales, además de que no descarta pedir apoyo al gobierno de
Estados Unidos.
TRIUNFÓ GRACIAS A LA RADIO Y TELEVISIÓN
Cuando Armida Ruiz fue
diagnosticada con cáncer terminal de estómago, su papá José María le suplicó
que fueran a consultar con Gibbons porque él sí podría sanarla. Y,
efectivamente, Armida sanó.
Según recuerda la mujer, que
a sus 40 años es la gerente de una tienda departamental, cuando el doctor le
diagnosticó la enfermedad de Hodgkin, le dijo que se encargara de todos los
pendientes que tenía en su vida y se despidiera. Le dieron tres meses de vida.
“Soy neutral: no creo ni dejó
de creer. Por mi papá, porque lo vi. Vi la desesperación. Fui y le quería
cobrar a mi papá 20 mil pesos”, recuerda del día que tuvo su primera consulta.
El brujo le pidió el dinero a
la familia de Armida para conseguir las hierbas con las que supuestamente la
curaría. A pesar de que José María no pudo pagar la suma que le exigían para el
tratamiento completo, entregó mil pesos. Eso fue suficiente para que Armida
enfrentara al supuesto naturista.
“Le dije: ‘¿sabe qué?, no me
convence, yo no creo en esto, y ya no voy a regresar…’. Luego me dijo que con
los mil pesos, esos que le dio mi papá, iba a hacer todo lo posible e iba a
trabajar conmigo, que me iba ayudar a sanar”, afirma.
La suerte jugó a favor del
brujo para que la familia creyera en su eficiencia. “Como al mes, mes y medio,
me mandaron a hacer otra biopsia y me dijo el doctor que el tumor que yo tenía
se había vuelto benigno”, cuenta entusiasmada Armida, quien ha superado por
completo los residuos de su enfermedad.
Por eso, ahora José María
Ruiz camina incrédulo en los alrededores de lo que fue el consultorio del
Maestro Gibbons. Se resiste a creer que el hombre a quien agradece haber
salvado la vida a su hija haya sido capaz de engañarlos.
La primera vez que acudió con
el falso médico fue para buscar una solución al problema de drogadicción de uno
de sus hijos. Después regresó para curar a Armida, y esta última vez atendía a
su mujer de la diabetes y los malestares relacionados a esta enfermedad. Le
había entregado casi 2 mil pesos para el tratamiento. Planeaba entregar más,
para desenterrar un tesoro enterrado en su casa.
El encargado de Operación
Sanitaria de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios
(Cofepris), Álvaro Pérez Vega, explica que la estafa de Gibbons debe ser
sancionada no sólo en el ámbito penal.
Según la Ley General de Salud
en materia de publicidad, cuando a un producto se le atribuyen “cualidades
terapéuticas, rehabilitadoras o curativas, el medio de comunicación debe cerciorarse
de que existe un registro sanitario. Cuando no se tiene este registro sanitario
y se anuncian productos para tratar o curar enfermedades estamos frente a lo
que se denomina productos milagro”, explica el comisionado.
Aunque ni Televisa ni la
estación de radio La Invasora están sujetos a una investigación penal, por los
años que mantuvieron el programa Un rayo de luz con Gibbons al aire, su
responsabilidad podría culminar en una multa de hasta un millón 100 mil pesos,
por cada pauta transmitida con publicidad engañosa.
Desde que en 2012 se cambió
la ley de salud en materia de publicidad se han suspendido 5 mil 49 spots de
publicidad engañosa o productos milagros. También se han impuesto sanciones por
más de 50 millones de pesos a distintos medios de comunicación y empresas.
Mientras que en 2013 se suspendieron 2 mil 795 spots, para 2015 se retiraron
sólo 727. En lo que va de 2016 sólo se han suspendido 284 anuncios con
publicidad engañosa.
El comisionado Álvaro Pérez
asegura que esta disminución habla de la rapidez y eficacia con la que están
actuando contra estas estafas.
“Lo que corresponde a la
Secretaría de Salud del estado, en coordinación con la Secretaría de Salud
federal, es identificar este tipo de actividades engañosas y proceder a las
multas correspondientes, que es lo que estaremos haciendo”, dice Pérez Vega.
Según refieren los
defraudados, el programa de televisión fue un fuerte argumento para creer en El
Maestro Gibbons. “Gente que sanaba, ellos mismos decían: ‘yo sané con el doctor
y estoy muy bien’, dice el músico Pedro, quien aún tiene la esperanza de que no
todo sea mentira y que regrese el estafador, a quien confió los ahorros de toda
su vida.
(DOSSIER POLITICO/ Agencia El
Universal/2016-06-01)
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