El municipio de Acapulco,
Guerrero, encabezó una lista de 62 municipios en “situación de emergencia” por
sus índices de asesinatos, que fueron tomados en cuenta por el informe ‘Mapas
de la violencia en México: muertes por homicidio en 2011 y 2015’, elaborado por
el director del Colegio de la Frontera Norte, Tonatiuh Guillén López.
Por su parte, Tijuana, Baja
California, que en años previos había registrado una mejora, en 2015 apareció
como el segundo más violento con 612 asesinatos, duplicando incluso el doble de
homicidios que Ciudad Juárez, Chihuahua.
En 2011 era el séptimo con
418 homicidios registrados ese año. Otro caso es el de La Paz, en Baja
California Sur, que en 2011 no figuraba en estas estadísticas, mientras que, en
2015, con 112 asesinatos, se ubicó en una “zona de alta tensión”, en la
posición 22 de los más violentos de todo el país.
Por otra parte, la capital guerrerense,
Chilpancingo, quedó con 212 asesinatos, en sexto lugar del listado 2015.
Sin embargo, es Acapulco el
que se sitúa a la cabeza con 902 asesinatos en 2015, cuando en el 2011 se
encontraba en el segundo lugar, por debajo de Ciudad Juárez.
Sin embargo, en ese año, en
el puerto se registraron 1008 homicidios, 106 más que los contabilizados de
manera oficial el año pasado.
En el año 2011 aparecían 69
municipios, de casi todos los estados del país, identificados en los Mapas de
la violencia, pues contaban con más de 50 homicidios registrados.
En 2015 fueron 62, y figuran
también casi todos los estados del país, incluyendo cinco delegaciones de la
Ciudad de México y 13 municipios del Estado de México.
Ecatepec fue el año pasado el
cuarto municipio más violento del país, con 355 asesinatos contabilizados.
Mientras la delegación Iztapalapa se posicionó en el octavo lugar a nivel
nacional con 181 homicidios.
En el décimo lugar se
encuentra Nezahualcóyotl con 172 asesinatos, mientras la delegación Gustavo A.
Madero es el número 13, con 146.
El mapeo de la violencia en
México identifica a los municipios guerrerenses, incluyendo a Iguala, como la
“región punta de las cifras del horror” en todo el país, “por lo que el crimen
contra los estudiantes de Ayotzinapa puede interpretarse como cruel continuidad
de la extrema barbarie que ya padecía la región”, dice el documento, que
también alerta de “la estrecha relación existente entre los homicidios dolosos
y las zonas de producción o tráfico de drogas prohibidas”.
“La violencia es uno de los
mayores desafíos sociales del México contemporáneo y su expresión más cruda es
el homicidio doloso. Particularmente desde el año 2007, sus estadísticas
dibujan una tragedia nacional de enormes dimensiones que no cede a pesar de
determinadas mejoras. Al cierre del año 2015, las cifras persisten en describir
una situación de emergencia, especialmente en algunas regiones del país”, se
detalla el documento.
En los mapas, elaborados con
datos del Secretario Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública
(SESNSP) de la Secretaría de Gobernación (Segob), se ubican a los municipios
con el mayor número de homicidios en esos años, con más de 50 contabilizados de
manera oficial en 2011 y 2015.
El informe tiene el objetivo
de “destacar a las situaciones más críticas” en el país.
Sin embargo, destaca que “no
hay duda de que en los últimos cinco años pueden observarse cambios en
diferentes direcciones”, como es el caso de Ciudad Juárez, municipio que en
2011 se ubicaba como el más violento del país, con mil 460 homicidios; mientras
que en 2015 se convirtió en el quinto, con 269 asesinatos.
Aunque esta ciudad fronteriza
ha reducido sensiblemente el número de homicidios dolosos, su escenario sigue
ubicado en la línea de lo grave”, precisa el documento.
Lo anterior, considera,
“obliga a repensar la posición del Estado ante las drogas y los escenarios de
violencia. Hasta ahora, no hay evidencia de que el combate frontal, físico,
haya reducido la producción o el tráfico de drogas, como tampoco ha impedido
los altos niveles de violencia y los homicidios. La experiencia transcurrida
desde el año 2007 es más que suficiente demostración”.
“Ante este panorama de
violencia continua, las recientes propuestas gubernamentales que revaloran las
estrategias preventivas y la iniciativa legislativa sobre la mariguana
medicinal y su consumo personal, pueden ser primeros pasos para disociar la
problemática de las drogas de las impresionantes cifras de muerte por homicidio
de los últimos años.
Una vez más, la conclusión es
que resulta imprescindible y urgente avanzar por caminos alternativos”,
finaliza el Informe.
(SEMANARIO ZETA7 REDACCION/ Martes, 31
mayo, 2016 03:05 PM)
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