El programa federal para limitar la
pesca y proteger la vaquita marina y la totoaba ha resultado un fracaso. Las
inconformidades surgen por todos lados y los únicos ganones han sido los
permisionarios y pescadores piratas. Los más afectados -para variar-, los
trabajadores de la cadena productiva, quienes denuncian acoso y hostigamiento
patronal bajo la amenaza de eliminarlos del listado de apoyo. Mientras,
vaquitas y totoabas siguen desapareciendo
Golfo de Santa Clara.- El
fantasma de la veda total para la pesca en el Alto Golfo de California se
cierne sobre miles de pescadores y sus familias que durante años han
sobrevivido de esta actividad, desde el puerto de San Felipe hasta El Golfo.
La veda podría darse debido a
que el programa federal encaminado a proteger especies en peligro de extinción
-como la vaquita marina y la totoaba- no ha funcionado como se esperaba.
El 16 de abril de 2015, el
Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, encabezó en el puerto de San
Felipe un acto para anunciar un ambicioso programa gubernamental encaminado a
proteger a la vaquita marina, una especie que sólo habita en la parte alta del
Golfo de California y de las cuales quedaban alrededor de 100 ejemplares.
El programa incluyó la
ampliación de la zona protegida -de 126 mil hectáreas pasó a un millón 300 mil-
y la compensación económica a los pescadores que paralizarían su actividad, así
como a integrantes de la llamada cadena productiva.
Esto a la par de implementar
una severa estrategia de vigilancia y la posibilidad -después de dos años- de
retornar a la pesca con otro tipo de “artes de pesca” de redes.
Pero los resultados hasta el
momento no han sido los esperados: La pesca furtiva de totoaba se ha
incrementado -por la corrupción y la impunidad- y existen reiteradas quejas que
los programas de vigilancia han funcionado a medias.
El programa de compensación
económica ha generado críticas por la integración en el padrón de beneficiarios
de familiares y cercanos a los titulares de los permisos de pesca; entre los
integrantes de la cadena productiva critican a los dueños de empacadoras que
los intimidan y explotan, amenazándolos de “quitarles los apoyos”.
Y la promesa de impulsar el
uso de nuevas redes, o artes de pesca, no se ha llevado a cabo.
Todo mientras se denuncia la
vertiginosa desaparición de la vaquita marina.
Hace una semana, Omar Vidal,
director general de World Wildlife Foundation en México, publicó un artículo en
el portal CNN, donde cita al Comité Internacional para la Recuperación de la
Vaquita (CIRVA), y estiman que los últimos censos de septiembre y diciembre
muestran que sólo quedan alrededor de 60 ejemplares.
“Las vaquitas mueren en las
redes de enmalle, un tipo generalizado de arte de pesca no selectivo que ha
reducido seriamente a varias especies”, sostuvo el especialista y advirtió:
“Seamos claros.
Como está la situación la
vaquita, sólo puede salvarse si el gobierno mexicano prohíbe de inmediato e
indefinidamente todo tipo de pesca en el hábitat de la vaquita, todo lo demás
es sólo ilusión”.
ACIERTOS Y DESACIERTOS
Con la concurrencia de cerca
de 200 personas -pescadores, familiares, líderes- y con una treintena de
ponentes entre especialistas, académicos, representantes de organizaciones,
diputados federales y locales, funcionarios federales y municipales, el 20 de
mayo se efectuó un foro para evaluar los resultados del programa federal de
veda parcial, implementado hace 12 meses.
“El primer acierto que hay en
este programa fue la compensación sustentable para el sector pesquero y que
cuenta con sus permisos en regla”, sostuvo el sanfelipense Ramón Franco,
presidente de la Federación de Cooperativas de Pescadores Ribereños “Andrés
Rubio”.
Entre los desaciertos
considera que no se ha dado continuidad a los proyectos para utilizar otras
artes de pesca (redes) y poder tener claridad y certidumbre de lo que espera a
los pescadores en un futuro inmediato.
“Estamos en una incertidumbre
de no saber qué va a pasar después de abril de 2017”.
Foro en el Golfo de Santa
Clara
Al mencionarle lo errático de un programa que ha propiciado la pesca
furtiva de totoaba y la continua localización de vaquitas muertas, Franco
considera que falla la vigilancia.
Que con la veda y la salida
del mar de cerca de 800 pangas que pescaban legalmente, el gobierno debió tomar
medidas para frenar la pesca ilegal, pero no lo ha hecho.
“Ahí fallaron y hay que
solucionarlo para que el año que nos queda, podamos lograr algo positivo”.
Carlos Alberto Tirado,
dirigente de la Federación de Pescadores de la Reserva de la Biosfera, menciona
como acierto que el sector pesquero de la región haya cedido a dejar la pesca
comercial por dos años.
En los desaciertos incluye al
CIRVA, que ha mencionado el escaso número de vaquitas que quedan en el Alto
Golfo.
“Ese es un desacierto porque
siempre se había culpado al sector pesquero organizado del problema de la
vaquita y que ahora están parados.
Quiere decir que la pesca
ilegal se está haciendo no por nuestros pescadores, ese es un desacierto porque
hay una autoridad competente, la SEMAR (Secretaría de Marina), que debería de
ver ese tema”.
Sunshine Rodríguez, de la
Federación de Cooperativas Ribereñas del Puerto de San Felipe, considera que no
se han concretado la mayoría de las promesas ofrecidas desde el Gobierno de la
República.
Muestra un documento emitido
por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos
Naturales (SEMARNAT) recién
recibido y que viene en sentido negativo.
Se trata de un Manifiesto de
Impacto Ambiental relacionado con las redes utilizadas para la pesca de curvina
-permitida sólo seis semanas, en temporada de mareas- y que desde la
dependencia, afirman que afecta no sólo a la vaquita; también a la totoaba.
“Ya nos estamos dando cuenta
que, por donde le demos, el sector ambientalista no va a aceptar que nosotros
regresemos al mar. Nos vamos a tener que poner de nuevo la camisa de la
manifestación”, advierte el líder pesquero.
Explica que hace dos meses
entregaron un escrito al Gobierno de la República, ofreciéndole 50
embarcaciones en San Felipe para rastrear y estar levantando todas las redes
-utilizadas por los pescadores furtivos-, con lo que garantizaban acabar con la
pesca ilegal.
Pescadores en el foro
“Nosotros como pescadores sabemos dónde están, por dónde pueden estar
pescando”, indica Rodríguez, y agrega que a la fecha no les han contestado.
El líder pesquero opina que
sí hay un peligro real de que se pueda declarar la veda total en toda la zona
del Alto Golfo.
“Es una amenaza latente y
esperemos que no llegue a eso, porque el pueblo se va a tener que levantar; en
automático San Felipe y El Golfo”, asevera.
Sunshine expone que las
organizaciones ambientalistas no sólo están protegiendo a las especies marinas,
sino a las minas y “todo lo demás que no quieren ver”.
Insiste en que han entregado
estudios al Gobierno de la República y pone el ejemplo de los realizados a los
cuerpos de varias vaquitas marinas encontradas muertas, los cuales determinan
que se habían ahogado, y tiene lógica -justifica-, ya que de haber comido
pescados intoxicados con saxitoxina –por las mareas rojas-, los cuerpos se
paralizaron y se ahogaron.
Además, enfatiza que no
tenían marcas de redes agalleras. Además, comparte que ha trascendido que en la
mina de oro -ubicada a dos kilómetros del mar- ha habido dos o tres derrames de
cianuro, lo que ha seguido contaminando, de ahí la necesidad de regular su
funcionamiento.
“Es lo único que estamos
pidiendo, que hagan las cosas conforme a derecho”, sostiene el representante de
la Federación de Cooperativas Ribereñas del Puerto de San Felipe.
HOSTIGADAS
“El problema aquí es que las
personas que trabajamos más en el año son a los que nos han llegado menos
recursos, y los que no trabajan les están dando más”, argumenta Aidé Armenta
Domínguez, residente de este poblado y empacadora de una planta procesadora de
mariscos denominada Real del Mar, donde laboran cerca de 63 personas.
Asegura que trabaja el
control de calidad en productos de exportación, que le generaba un ingreso de 2
mil 500 a 3 mil pesos semanales, 10 a 12 mil pesos por mes.
Dice que cuando llegaron los
recursos del programa de compensación, los “planteros” venían en una tabla de 4
mil, 6 mil y 8 mil pesos.
Que estuvo en pláticas con
Ariel Arias Toledo, encargado de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL),
para elaborar las listas, pero a las empacadoras les asignaron un monto de 4
mil pesos mensuales, a su parecer, injusto.
Omar Vidal de WWF y Peña
Nieto, en San Felipe el año pasado
Y en el caso de las llamadas “changueras”
-reciben las pangas con producto en la playa y les dan la primera limpieza- les
están dando 7 mil pesos por mes, “El señor Ariel incluyó en ese paquete de ‘changueras’
a personas que, la mayoría, no lo son”, señala la mujer, y menciona a Carlos
Tirado -líder de los cooperativistas-, quien organizó otra de las listas con
inclusiones similares.
Aidé calcula que tan sólo en
el padrón de El Golfo podría haber cerca de 300 “changueras”, en su mayoría
familiares de permisionarios de pesca.
Denuncia además que algunos
patrones -empacadores-, con la justificación de que ellos no están en el padrón
de apoyo, se aprovechan de la situación y les presionan para que acudan a
trabajar con menos salario.
“Ha habido amenazas, que si
no te presentas y no trabajas, ‘te voy a dar de baja, te voy a reportar’, te
van a quitar el trabajo y te van a quitar la tarjeta”, les han insistido.
Y como las trabajadoras no
accedieron a un pago menor al que recibían, hace un mes el patrón cerró la
planta.
De igual manera, Aidé detalla
que en diciembre el mismo patrón trató de dividir a las trabajadoras, ofreció a
un grupo que se fueran a San Felipe, donde les prometió mejor sueldo, estancia
y alimentos, pero nunca les cumplió.
Del foro de evaluación, se
queja que no se haya llegado a soluciones concretas:
“Nosotros lo miramos como una
pantomima del gobierno”.
Otra trabajadora -que por
temor a represalias pide el anonimato- declaró: “Nosotros estamos peor que
todos”, en referencia a su situación laboral en otra de las empacadoras, Las
Brisas, de Osvaldo Meraz.
Según la entrevistada, son
hostigadas por el patrón, igual con la advertencia que les podría quitar la
tarjeta del apoyo gubernamental:
“Él dice que el apoyo es para él, que no le
corresponde a nadie, que a él no le llego ningún beneficio y que tiene que
sacar provecho, que la tarjeta es de él”.
LA ZONA DE ALTO GOLFO, RESTRINGIDA: SAGARPA
También, que las hace
trabajar en la empacadora pero no les paga, sino que cuenta como su pago el
dinero gubernamental que les entregan en la tarjeta.
De negarse, presiona para
darles de baja del padrón de apoyo, de hecho hay al menos cinco empleadas que
han sido eliminadas del listado oficial.
Aparte, no cuentan con Seguro
Social y en caso de cualquier enfermedad, deben tratarse en el Centro de Salud.
Hilda Somoza es “changuera”,
además, apoyaba en el descabece y a tirar la basura de la panga.
Se le pagaba en especie, con
producto que luego ella vendía.
Trabajaban a destajo, sin un
compromiso laboral específico, es decir, como agentes libres con los pangueros
que aceptaran sus servicios.
“Lo que hicieron fue meter en
la lista a los parientes de los mismos de las cooperativas”, afirma la
trabajadora, para después acusar que los presionan para que apoyen en campañas
de limpieza de las cooperativas, lo cual resulta irregular, pues esa parte no
está contemplada en los lineamientos del programa federal. Somoza pone otro muy
cercano ejemplo, el de su esposo:
“Él trabajaba de velador; con el que le firmó
(para entrar al apoyo), le pagaba 70 pesos el día. Iba y le limpiaba en la
mañana su casa, le regaba, limpiaba el galerón, alimentaba a la perrita,
recogía las heces, limpiaba su patio, le rastrillaba el frente, le lavaba las
banquetas y por las noches le hacía de velador. Le daba 70 pesos diarios,
dizque porque él le había dado el beneficio…”.
(SEMANARIO ZETA/ FOTOS: SERGIO HARO
/SERGIO HARO CORDERO /LUNES, 30 MAYO, 2016 12:00 PM)
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