En la balacera del viernes 13 en La Paz
hubo tres tiroteos entre sicarios del Cártel de Sinaloa y agentes de la Policía
Estatal Preventiva, después del atentado contra el comandante Luis Alejandro
Osorio Álvarez y la muerte de un civil
Investigaciones ZETA
La Paz, Baja California Sur.-
Cuando un comando armado trató de asesinar al comandante general de la Policía
Estatal Preventiva, Luis Alejandro Osorio Álvarez, a las 10:58 am del 13 de
mayo, fue atacado desde dos flancos: en el cruce de las calles Himno Nacional y
Unión en la populosa colonia Diana Laura, al sur de la ciudad capital.
Por el lado del piloto, los
tripulantes de un automóvil Volkswagen Jetta blanco, y por el lado del
copiloto, los de un vehículo Nissan Tiida color gris.
Según testigos presenciales,
los sicarios ya lo estaban esperando.
El primer vehículo, con dos
personas a bordo, estaba estacionado sobre la calle Unión, y el segundo, con
tres hombres más, sobre la calle Justicia.
La segunda unidad, Nissan
Tiida gris, se encontraba estacionada a un costado de un puesto de tortas y
café sobre la calle Justicia, con la parte trasera hacia el frente del gimnasio
Monster; el piloto y copiloto observaban la entrada del negocio a través del
vidrio retrovisor.
Cuando el jefe policiaco
salió acompañado del agente del Grupo Especial Operativo de la Policía Estatal
Preventiva, Juan Carlos Casanova Posada, y subió a su camioneta Dodge Ram color
blanco, uno de los matones levantó un teléfono celular e hizo una llamada, y el
automóvil comenzó a rodar sobre la calle Justicia para después doblar sobre
Avenida Educación Laica; enseguida viró hacia el lado izquierdo sobre la calle
Unión y aceleró rápidamente hasta llegar al cruce con Himno Nacional.
Paralelamente, de manera
sincronizada, los tripulantes del vehículo blanco Jetta sólo avanzaron escasos
cinco metros, pues estaban estacionados casi en la esquina de la calle Himno
Nacional.
Cuando los dos vehículos
atacantes tuvieron casi de frente al jefe policiaco y su acompañante, de
acuerdo a testigos, comenzó a disparar en contra de la camioneta pick-up, con
rifles de asalto AK-47.
El copiloto del Jetta bajó
del automóvil, y caminando disparaba en contra de los oficiales, quienes se
agacharon rápidamente.
En un video obtenido por
ZETA, grabado a una cuadra de distancia por un video aficionado en el momento
de la agresión, y según un especialista en armas consultado por este Semanario,
el choque entre sicarios y policías puede describirse de la siguiente manera:
En el video, que dura un
minuto y 21 segundos, se escucha el final de la primera descarga de ráfaga de
los dos rifles de asalto de los asesinos, gritos de mujeres y un solo disparo
de una pistola de los policías.
Asimismo, se observa a gente
correr, y a una pareja esconderse detrás de una camioneta con un niño en los
brazos.
Enseguida, viene un silencio
de 12 segundos, y por segunda ocasión, tres disparos de arma larga de los
pistoleros.
Nuevamente un silencio, ahora
de 10 segundos, y en una cuarta ocasión, ocho disparos de arma larga de los
sicarios, luego dos disparos de pistola de los policías. Después se escuchan
gritos inaudibles, y viene un disparo de arma larga, y tres segundos después,
un quinto intercambio de tiros:
ocho disparos de arma larga
de los matones por tres disparos de arma corta de los policías, volviendo los gritos
de mujeres asustadas.
Posteriormente, se escucha
una ráfaga de los rifles de asalto de los sicarios, y enseguida, los agresores
del automóvil Nissan Tiida huyen, baja
el copiloto de la patrulla, abriendo la puerta, y posteriormente, el Jetta
emprende la huida.
El video aficionado que graba
lo confirma:
“¡Se les pelaron ya!”.
En la refriega -y según las
primeras investigaciones de la Procuraduría General de Justicia del Estado- el
comandante Luis Alejandro Osorio Álvarez y el agente Juan Carlos Casanova
Posada, se habrían agachado para sacar sus pistolas de las cangureras que
traían en la cintura.
Como pudieron, comenzaron a
disparar en contra de los agresores, haciendo blanco en dos de los pistoleros
del Jetta.
Herido, el agresor que estaba
parado afuera retrocedió y subió rápidamente al carro, y sincronizando su
huida, el auto blanco giró hacia el lado izquierdo, y el gris, hacia el
derecho, y huyeron del lugar rápidamente en la misma dirección, uno detrás del
otro sobre la calle Unión.
En tanto, Osorio y Casanova
solicitaron auxilio a todas las unidades, en virtud de que habían sido atacados
a tiros por un comando armado.
Por la frecuencia del radio,
el comandante y el agente de la Policía Estatal Preventiva dijeron estar
heridos y reportaron las características de los automóviles de los agresores,
principalmente el del Jetta.
En ese momento pasaba una
patrulla de la PEP y otra más de la Policía Ministerial del Estado. La patrulla
de la Estatal Preventiva levantó a los heridos y los trasladó a la clínica del
ISSSTE.
En tanto, la unidad de la
Policía Ministerial del Estado comenzó la persecución.
Sin embargo, en el cruce de
la calle Unión y Derecho a Huelga, una camioneta Jeep Grand Cherokee de color
negro cerró el paso a la patrulla de la Policía Ministerial del Estado.
Los tripulantes,
específicamente cuatro, armados con rifles de asalto AK-47, les gritaron:
“¡Ábranse o van a valer
verga!”.
Con los rifles apuntándoles y
sin chalecos antibalas, cascos de balística, una sola pistola 9 milímetros y un
solo cargador de 13 tiros, los agentes se echaron de reversa.
Cuando emprendían el retiro
escucharon otro grito más:
“¡Puro Dámaso, culeros!”.
En tanto eso pasaba, en otro
punto, los tripulantes de los dos vehículos agresores, después de terminar de
recorrer la calle Unión y doblar por Oro -según su ruta de escape- alcanzaron a
llegar a la Carretera Transpeninsular.
En el inter de la calle Unión
y Carretera Transpeninsular, el auto Tiida se detuvo a la altura de la colonia
Terranova, donde dos sicarios bajaron corriendo y se internaron en el monte.
Mientras, el automóvil retomó
el camino hasta llegar y estacionarse en uno de los cajones de la tienda de
convivencia Oxxo.
El conductor bajó corriendo, con chaleco antibala todavía
puesto y un rifle de asalto, cruzó la calle y llegó al semáforo del cruce de la
Carretera Transpeninsular y Oro, a la entrada de la colonia El Progreso.
El matón apuntó a la
conductora de un automóvil Nissan Tsuru rojo, propiedad de la compañía
Netglobal, la bajó violentamente y huyó en el vehículo con dirección al centro
de la ciudad, doblando por el Libramiento Daniel Roldán Zimbrón para después
dejar abandonada la unidad en la plaza comercial Paseos La Paz.
En tanto, los tripulantes del
automóvil Jetta doblaron hacia el lado derecho por la Carretera
Transpeninsular, y cuando se sintieron rodeados, dieron vuelta nuevamente a la
derecha por un callejón sin salida que conduce a la zona de tolerancia, donde se encuentran los bares Mi Ranchito y
Valle Verde, pero chocaron con la barda de la gasera de Caligas.
LA PERSECUCIÓN
Después del choque y según
testigos presenciales, la única persona que bajó de la unidad fue el conductor.
El copiloto yacía muerto en
el asiento, y el piloto, no tuvo más remedio que huir por el monte, dejando
abandonados dos rifles de asalto AK-47 dentro del vehículo.
Para su suerte, el sitio al
cual ingresó era la zona de baños y una pequeña bodega de Caligas, la cual está
completamente bardeada con un cerco de malla ciclónica, por lo que quedó
atrapado.
Previamente y de acuerdo a
trabajadores de la propia gasera entrevistados por ZETA, escucharon disparos de
arma de fuego, por lo que todos corrieron.
La mayoría lo hizo hacia
dentro de la oficina de la empresa, y dos, ingresaron hacia la bodega de la
parte trasera del establecimiento.
En medio de la incertidumbre
por lo que sucedía, observaron un automóvil color blanco venir a gran
velocidad, estrellándose contra una barda, luego salió el chofer corriendo y se
metió a la bodega, al tiempo que agentes de la PEP lo seguían y le disparaban.
Entre ellos mismos -según uno
de los agentes que participó en el operativo- confirmaban:
“¡Es uno!, ¡es uno!”.
Los policías se colocaron
detrás de la barda perimetral de la gasera Caligas, y sin respetar el protocolo
nacional de actuación del primer respondiente, tal y como lo establece el Nuevo
Sistema de Justicia Penal, comenzaron a disparar en contra del sicario.
El objetivo -según el agente
consultado por este Semanario– “era abatirlo”, en venganza por el ataque armado
en contra del comandante general de la Policía Estatal Preventiva, Luis
Alejandro Osorio Álvarez.
Lo que ocurrió después de que
el sicario ingresó al terreno del área de bodegas de Caligas, fue video-grabado
por policías, testigos y curiosos.
LA BALACERA
Los videos fueron analizados
por este Semanario y un experto en armas, un militar del Ejército Mexicano y un
efectivo de la Secretaría de la Marina.
En el primer video -cuando
comienza la balacera- se observan dos patrullas de la Policía Estatal
Preventiva estacionadas justo a un costado del automóvil Jetta blanco, sobre el
camino de terracería, y en la grabación, se cruza una tercera unidad que se
para sobre la Carretera Transpeninsular.
Asimismo, se escuchan
detonaciones, mientras un policía platica con un elemento arriba de la
patrulla, y se ve la llegada de más agentes de la Policía Estatal Preventiva.
Los agentes atrás de la
barda, sin chalecos antibalas ni cascos de balística, completamente
desorganizados y sin un protocolo, corren despavoridos de un lado a otro.
En la grabación, algunos de
los oficiales van y paran el tráfico y comienzan a evacuar las unidades
automotrices que estaban circulando sobre la Carretera Transpeninsular, bajando
a choferes y acompañantes, y sacándolos del área.
Incluso, algunos carros
quedan con las puertas abiertas, cuyos dueños son llevados hacia el patio del
Hotel Dorado o al interior de la tienda Ley Express.
Las detonaciones de pistola y
rifles de asalto siguen, entonces se observa la llegada de la primera patrulla
de la Policía Municipal de La Paz, la cual queda estacionada y con la puerta
del chofer completamente abierta.
Los policías municipales no
entran a la zona frontal del terreno, sino que corren y se acomodan en posición
de combate en la parte lateral y trasera del terreno, con armas largas.
El segundo video, clave e importante, fue grabado atrás de la
bodega, donde el testigo presencial que graba exclama:
“¡Ya los atoraron!”.
En la videograbación se ve a
tres agentes de la PEP.
Uno agachado fuera de la
propiedad, otro parado atrás de un camper de color anaranjado, y otro más
completamente descubierto, dentro de la finca.
El agente de afuera
únicamente resguarda el perímetro, y los dos de adentro, parados y sin
protegerse de nada, disparan una pistola y un rifle de asalto.
De repente, el oficial de la
PEP que está parado de frente, da la espalda y comienza a caminar hacia afuera.
El curioso que graba el video, el cual platica con otra persona, todavía
pregunta:
“¿Se le acabó?” (refiriéndose
al parque o las balas), y se observa cómo el agente camina siete pasos hacia
adelante, dando la espalda al sicario.
Entonces, la grabación gira
hacia otro lado y regresa, cuando comienzan de nuevo las detonaciones. Un poco
más lejos, el policía aparece disparando con las piernas semi-flexionadas con
una pistola, y detrás del camper anaranjado, sale otro agente disparando su
rifle R-15.
Mientras los dos policías,
completamente de frente y desprotegidos, disparaban, aparecen corriendo en la
escena dos agentes más, quienes se paran justamente a un costado del camper,
sin ocultarse o protegerse, como sabiendo que el agresor estaba desarmado.
Entonces, por un costado
llega otro elemento con un rifle de asalto.
Repentinamente, arriban más
agentes y se meten al terreno.
El testigo que graba, quien
aparentemente conversa vía telefónica con su esposa, le dice:
“¡Los policías están
disparando en contra de una casita!”, e incluso exclama:
“¡Ya lo quieren mover! ¡Lo
van a matar!”.
La nube de policías se
apodera del terreno. Unos corren de frente, otros se desplazan por el lado
derecho, y otros más por el izquierdo, y se escucha un grito:
“¡Andamos varios de civil,
pareja!”, seguido de otros gritos, en tanto el testigo confirma:
“¡Se entregó uno, ¿no?”. Como
sabiendo que era una sola persona, los testigos exclaman en la grabación:
“¡Ya lo agarraron a la
verga!”, otro más comenta:
“Hicieron una cagazón, pero
sí lo agarraron”, y un tercero vocifera:
“¡Lo van a quebrar!”.
Cuando los agentes
aparentemente habían controlado la situación y detenían a una persona, en la grabación
se escuchan seis o siete detonaciones más, y una de las personas que está con
el testigo que graba, clama:
“¡Ya mataron a la verga
adentro!, ¿oíste? Se metieron adentro y lo mataron”, y enseguida, se escucha
una detonación más, la cual vuelve a generar comentarios:
“Eso es adentro de la casa”,
y otras dos nuevas detonaciones se escuchan, y un grito de un policía que
ordena “¡Mátalos!”.
Un testigo cuestiona
“¿Escuchaste?”, y otro responde:
“¡Mátalos! ¡Mátalos!
¡Mátalos!”.
Desde el aire fue captada la escena del crimen en la gasera
automotriz de Caligas y donde policías atacaron a un sicario, dos civiles que estaban escondidos en la bodega de la compañía
Contrariados, los testigos
hablan: “¡Siguen tirando!” y “¡Están
adentro del cantón y los están rafagueando a la verga!”, enseguida se escuchan
tres detonaciones más, lo que genera el comentario de otro testigo: “¿Por qué
están tirando, güey?”.
En el final de la grabación
se escucha un nuevo disparo, y gritos de policías: “¡Fuera! ¡Sácalo! ¡Mátalo a
la verga! ¡Mátalo!”.
Cuando el detenido es sacado
y casi estando a punto de subirlo a una patrulla estacionada sobre la Carretera
Transpeninsular, el video aficionado todavía confirma, “Ahí va, ¡‘íralo!”,
nuevamente se vuelven a escuchar descargas de rifles de asalto dentro de una
habitación, y los testigos presenciales especulan:
“A lo mejor uno se entregó y
otro no”, “Eran como tres o cuatro y entraron corriendo a madre”.
Un tercer y último video, grabado de frente a la
bodega de la gasera automotriz, capta el momento cuando la nube de policías
entra a la finca apuntando hacia la bodega, y se ve cómo un agente, sobre una
plancha de concreto, apunta a una persona de sexo masculino, tirado sobre el
piso y entre varios lo agarran y lo levantan.
Estando presentes el
comisario de la Policía Estatal Preventiva, Francisco Javier Moreno Montaño, su
chofer y secretario, Luis Manuel Arellano Colomo y el comandante de la Policía
Ministerial del Estado, Faustino Guerra, el detenido es pateado en la cara y
cabeza por agentes ministeriales y estatales.
Las detonaciones de armas de
fuego no cesan, a pesar de estar presente el comisario de la PEP, quien según
la grabación, al llegar carga algo en las manos, se le cae y se agacha a
recogerlo, y después de subir a la plancha de concreto, lo entrega a Arellano
Colomo.
Tras seguir escuchando
detonaciones de arma de fuego, el mando policiaco no hace absolutamente nada,
sólo inclina la cabeza hacia el lado izquierdo y trata de asomarse, para ver
qué estaba sucediendo dentro de la bodega.
Con la pistola todavía fajada
en la cintura, Montaño camina hacia el detenido, quien permanece boca arriba,
completamente ensangrentado y esposado de las manos; después se ve cuando gira
y queda boca abajo.
EL HALLAZGO
Luego de concluida la balacera,
peritos de la Dirección de Servicios Periciales de la Procuraduría General de
Justicia del Estado (PGJE) encontraron dentro de la bodega a un civil muerto,
quien respondía al nombre de Víctor Manuel Morales Zúñiga, de 31 años y
originario de Mazatlán, Sinaloa.
Afuera de la bodega, a un
costado de la plancha de concreto, pero dentro de la finca, la Policía Estatal
Preventiva detuvo al compañero del occiso quien junto a éste, calibraba las
bombas de Caligas cuando sobrevino la balacera, por lo que corrieron a
esconderse y se metieron a las bodegas de la compañía.
En el operativo también fue
detenido el sicario Carlos Ramón Torres Sáinz “El Moncho”, de 36 años,
originario de Culiacán, Sinaloa, quien recibió siete impactos de bala: tres en
el tórax, uno en el mentón, uno en la cadera izquierda, uno en la rodilla
izquierda y uno en el tobillo izquierdo.
La balacera en los límites de
las colonias Diana Laura y El Progreso, generó un verdadero caos vial la mañana
del viernes 13.
A escasos metros de la
bodega, pero dentro del vehículo, el cual chocó con la barda de Caligas, quedó
el cuerpo sin vida del sicario Manuel Morones Arreola “El Gato”, originario de
La Cruz, Sinaloa, y que de acuerdo con
las primeras investigaciones oficiales, pertenecía al brazo armado de Arturo
Félix “El Bravo”, del Cártel de Sinaloa.
En la primera escena del
crimen, es decir, en las calles Himno Nacional y Unión en la colonia Diana
Laura, peritos de la PGJE, encontraron lo siguiente:
* 35 cartuchos percutidos calibre 7.62 x 39 milímetros
de rifle AK-47.
* Dos cartuchos calibre 7.62 x 51 milímetros de rifle
AK-47.
* 20 cartuchos 9 milímetros.
En la segunda escena del
crimen, por la estación de gas automotriz y todavía parte de la colonia Diana
Laura, se hallaron:
* 800 cartuchos percutidos calibre .223
* 60 cartuchos Luger percutidos calibre 9 milímetros.
De acuerdo con peritos
consultados por ZETA en esa escena del crimen no fueron encontrados cartuchos
percutidos calibre 7.62 x 39 milímetros o
7.62 x 51, inclusive ninguno de calibre 40 o 3.80 milímetros.
Asimismo, peritos de la PGJE
encontraron en un barda aledaña a la colonia Terranova, un chaleco táctico
antibala de la marca Blackhawk, con un
valor aproximado a mil 300 dólares en el mercado negro.
Las anteriores evidencias
significan que “no hubo fuego cruzado entre sicarios y policías en el caso
específico de la balacera de la gasera de Caligas”, inclusive en una inspección
en la zona no fueron encontrados disparos visibles en la pared trasera de la
compañía, lo que revela que los disparos únicamente provinieron de agentes de
la PEP.
Las propias videograbaciones
exponen a policías disparando abiertamente sin ocultarse o resguardarse.
LA VERSIÓN OFICIAL
Sobres estos hechos, el
secretario general de Gobierno de Baja California Sur, Álvaro de la Peña
Angulo, hizo una narrativa cronológicamente de cómo se habrían dado los hechos.
Durante una conferencia de
prensa, el funcionario únicamente habló de un automóvil Jetta blanco desde el
cual se había atacado a los agentes de la Policía Estatal Preventiva, cuando
circulaban sobre la calle Himno Nacional y Avenida Unión en la colonia Diana
Laura.
De la Peña no dio
explicaciones, limitándose a decir que “los agentes Luis Alejandro Osorio
Álvarez y Juan Carlos Casanova Posada, alcanzaron a repeler el ataque, y dando
aviso vía radio y alertando a todas las corporaciones policiacas de los tres
niveles de gobierno.
“En el vehículo Jetta de
color blanco que desde su interior disparaban contra la Policía, se registró un
segundo enfrentamiento que a consecuencia de los hechos, un elemento de la
Policía Municipal de La Paz que está comisionado en el Mando Único de la
Policía Estatal Preventiva, de nombre José Carlos Reynosa Sánchez, fue herido
en un brazo, y en este momento se encuentra fuera de peligro”, informó.
Acompañado del procurador
general de Justicia del Estado, Palemón Villeda Alamilla; del comisario de la
Policía Estatal Preventiva, Francisco Javier Moreno Montaño; y del
subprocurador de Investigaciones Especiales, Ulises Contreras, el titular de la
Secretaría General de Gobierno indicó que cuando “el sicario corre, se despoja
de un chaleco táctico en el que llevaba
varios cargadores de armas largas”, entonces, “los elementos al percatarse y
acercarse al vehículo Jetta, advirtieron que al interior yacía el cuerpo sin
vida del copiloto”, donde se encontraron dos fusiles de asalto AK-47, conocidos
comúnmente como ‘cuernos de chivo’, y un arma calibre 9 milímetros.
El servidor público comentó
que “el sicario saltó la barda perimetral y se refugió en las instalaciones
traseras de dicha propiedad de la empresa (Caligas)”, y en ese momento “se
registra un nuevo tiroteo en el cual se logra someter al agresor que resultó
herido gravemente, estando hoy hospitalizado, pero estable”.
El secretario general de Gobierno
de Baja California Sur lamentó la muerte del civil Víctor Manuel Morales
Zúñiga, empleado externo de la compañía gasera, el cual “estaba refugiado junto
con otro compañero trabajador, en el mismo cuarto en el que el piloto del Jetta
blanco se escondió a pertrecharse”.
En la conferencia, el
procurador general de Justicia del Estado, Palemón Villeda Alamilla, dio a
conocer que la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delitos de
Alto Impacto abrió una carpeta de investigación ministerial, policial y
pericial, para obtener un resultado final. Agregó que las armas aseguradas,
dentro de los vehículos, fueron las siguientes:
* Un fusil de asalto calibre 7.62 x 39 milímetros,
abastecido con cartuchos útiles.
* Un arma de fuego corta calibre 9 milímetros.
Asimismo, en el área de
terreno de la gasera automotriz y en la zona contigua del terreno, donde estuvo
pertrechado el sicario, presuntamente encontraron una pistola calibre 3.80 y un
arma de fuego calibre 40 milímetros.
El procurador informó que,
según el Sistema Integrado de Huella Balística, las armas incautadas están
relacionadas con los siguientes crímenes:
* Un fusil de asalto calibre 7.62 x 39 está vinculado
al ataque armado registrado el 5 de abril de 2016 en un homicidio en el poblado
de Chametla, donde fallecieron Jesús
Arturo Higuera Camargo y Lucina Ávila González, y resultaron heridos Angelina
Camargo Navarrete y Rosa María Duarte Villalobos, esta última, madre de la
principal célula del Cártel de los Arellano Félix en el Estado, Julio Cordero
Duarte “El Julión”.
* La pistola calibre 9 milímetros se utilizó en un
crimen sucedido el 9 de septiembre de 2015 en San José del Cabo.
* La pistola calibre 40 tiene relación en el crimen
del narcomenudista Rodolfo Viosca Álvarez “El Rorro”, ocurrido el 25 de enero
de 2015, y otro perpetrado el 17 de agosto del mismo año en el Libramiento
Oceguera en La Paz, cuya persona está en calidad de desconocida.
El titular de la PGJE destacó
que actualmente elaboran un estudio, analizan los cartuchos percutidos de las
armas y practican dictámenes en materia forense, genética, dactiloscopia,
balística, dactilares y huellas en los vehículos bajo investigación.
El automóvil gris Tida
Nissan, abandonado en un cajon de estacionamiento del Oxxo. Anunció que desde el
15 de mayo solicitaron orden de aprehensión en contra del único sicario
detenido, el cual “se pertrechó y generó todos los hechos registrados en la
gasera”, la cual una vez que sea dado de alta del hospital, será ingresado al
Centro de Readaptación Social (CERESO) de La Paz.
Después del trágico suceso,
amigos y familiares de la víctima enviaron una carta al gobernador de Baja
California Sur, Carlos Mendoza Davis:
“El pasado fin de semana en la ciudad y puerto
de La Paz fue asesinado el joven ingeniero Víctor Manuel Morales Zúñiga,
originario de la ciudad y puerto de Mazatlán, y se había desplazado a La Paz,
con el propósito laboral (…) Hay evidencias y testimonios de que directamente
intervinieron agentes de la policía, quienes a mansalva y sin que mediara
agresión, asesinaron sin piedad a Víctor (…) Los amigos de la familia Morales
Zúñiga estamos consternados, es un hecho que nos llena de tristeza y profundo
dolor (…) A ese muchacho lo vimos crecer al lado de nuestros hijos y fue desde
siempre una buena persona (…) Su muerte en La Paz, en el estado que usted
gobierna, es una mancha que no podrá borrar a menos que Usted, y los órganos de
justicia de aquella entidad, se aboquen al esclarecimiento de los hechos y de
un castigo ejemplar a los culpables (…) Nada nos reintegra a Víctor, pero Usted
puede ayudarnos a mantener la cordura y fe en la justicia, si la ejerce de
manera vertical (…) Señor Carlos Mendoza Davis, usted tiene la palabra…”.
LA INVESTIGACIÓN
Durante la conferencia del
secretario de Gobierno de Baja California Sur, Álvaro de la Peña Angulo, dijo
que “el video es muy confuso”, y una vez analizada la prueba visual,
determinaron que el individuo que fue pateado en la cara por policías
ministeriales y estatales, no es el que falleció, sino “otra persona, en ese
momento no se sabía que era un trabajador (de (Caligas) y era un testigo que
estaba ahí atrincherado, protegiéndose de que no fueran a darle y sobrevivió”.
El funcionario agregó que “la
persona sometida por los policías” era el compañero del civil que falleció en
la balacera, y él mismo testificó que no se movió nunca y salió ileso del
evento armado.
Según De la Peña,
investigarán para deslindar responsabilidades en contra de los responsables de
la muerte del civil, aunque aclaró que “es un proceso lento”, por lo que es muy
temprano para resolver una indagatoria de esa magnitud, sobre todo porque “no
habíamos tenido ningún civil (muerto), tomamos con seriedad y profesionalismo
esto para tener claridad y deslindar conforme a derecho”.
El secretario no dio detalles
sobre los posibles móviles del ataque en contra del comandante general de la
Policía Estatal Preventiva, Luis Alejandro Osorio Álvarez, sólo comentó que
posiblemente era porque estaban atacando el narcomenudeo, y garantizó que no
bajarán la guardia.
Sin embargo, un integrante
del Grupo de Coordinación de Seguridad Pública del Estado, adelantó que el
origen del ataque armado podría ser un evidente rompimiento entre mandos de la
Policía Estatal Preventiva y células criminales del Cártel de Sinaloa,
particularmente con “Los Dámaso”, después de tener vínculos criminales, a raíz
de la ejecución del ex jefe de la plaza del narcomenudeo en La Paz, Luis
Antonio Montoya Beltrán “El Artista” o “Don Carlos”, registrado la mañana del 5
de mayo en la colonia Arboledas en La Paz.
Casualmente, el día del
crimen de “El Artista”, agentes de la PEP batieron las colonias Diana Laura,
Agua Escondida y Misiones en la zona sur de la ciudad de La Paz, buscando a los
presuntos responsables del asesinato.
En virtud de que la mayoría
no dio respuesta -de acuerdo al integrante del grupo-, “varios fueron
envoletados”, es decir, cargados de drogas y armas y consignados como una
medida de presión al grupo criminal de “Los Dámaso”.
La primera a escasas cuadras
del punto del primer ataque armado en contra del comandante, es decir, en la
calle Bandera Nacional y Oro en la colonia Diana Laura, donde fueron detenidos
dos narcomenudistas en presunta posesión de mil dosis de cristal y marihuana,
así como un arma de fuego y 43 cartuchos útiles. Según datos recabados por
ZETA, los detenidos circulaban a bordo
de un automóvil Cadillac DeVille Concours modelo 1997.
En el segundo operativo,
dentro de un domicilio de las calles M. de la Purísima y M. de Comondú en la
colonia Misiones, fueron capturados dos narcomenudistas, uno de 44 y otro de 63
años, originarios de Culiacán, Sinaloa, los cuales tenían en su poder mil 358
envoltorios de cristal y dos bolsitas de la misma droga a granel, así como una
pistola Luger calibre 9 milímetros, abastecida con 18 cartuchos útiles.
El tercer y último, por parte
del Grupo Especial Operativo, terminó en la colonia Agua Escondida, cuando se
logró la captura de un narcomenudista de 26 años, quien supuestamente traía 46
envoltorios de marihuana y dos bolsas grandes con el mismo enervante en greña.
El sujeto fue detenido en
Callejón 10, entre Calle 9 y Lateral Los Planes, donde también fue asegurado un
vehículo Honda Accord negro, modelo 1996.
De acuerdo con el miembro del
Grupo de Coordinación de Seguridad Pública, las detenciones de los vendedores
de droga de “Los Dámaso”, terminaron por detonar el ataque en contra del comandante general de
la Policía Estatal Preventiva, quien presuntamente cobraba los día martes 100
pesos como cuota de protección por parte de ese grupo criminal, a nombre del
comisario Francisco Javier Moreno Montaño.
(SEMANARIO ZETA /Destacadas BCS /
Investigaciones ZETA/ Martes, 24 mayo, 2016 01:00 PM)
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