Veracruz cerró el año pasado
con una deuda de 45 mil 880 millones de pesos, que representan el 221 por
ciento de sus participaciones federales, de acuerdo la SHCP. ¿A dónde se fue el
dinero, si Coneval reporta que los ciudadanos en situación de pobreza suman ya
4 millones 634 mil 200, un 58 por ciento del total? Seis de cada 10 veracruzanos
apenas sobreviven en el estado de Javier Duarte de Ochoa, quien entrega este
año el poder después de un periodo de oscuridad, endeudamiento… y muerte:
también la violencia se disparó.
José Palemón ha desayunado
caldo de frijoles, soya en la tarde y nada en la noche. Su mamá se la vive
junto al fogón, echando tortillas y tosiendo flemas con sangre. El padre,
cortando quelites y leña. El niño que se convirtió en el jefe de familia. Aquí,
en Xala, Mixtla de Altamirano, doce personas “viven” con 3 pesos al día. Esta
es su historia…
PRIMERA PARTE DE UNA SERIE
Los 12 integrantes de la
familia Xochiquisqui Tehuactlecomunidad viven en la comunidad de Xala, en
Veracruz, y son parte del 80.7 por ciento de la población en pobreza extrema,
pues sus ingresos son de tres pesos diarios. Foto: BlogExpediente.
Miguel Ángel León
Mixtla de Altamirano/Ciudad
de México, 17 de mayo (SinEmbargo/BlogExpediente).- José Palemón es uno de los
diez hijos en la familia Xochiquisqui Tehuactle; un niño lánguido, su rostro
está tapizado de jiotes; manchas que produce la anemia. Dice estar harto del
menú que le sirve la miseria a diario: caldo de frijoles en la mañana, soya en
la tarde y nada en la noche, rutina que ha soportado durante 5 mil días de
existencia.
Sus padres no tienen
ingresos; mamá se la vive junto al fogón; echando los tres kilos de tortillas
de siempre; tosiendo flemas con sangre, consecuencia del benceno que se libera
en el interior del cuartucho de madera, químico que para la Organización
Mundial de la Salud (OMS), es letal. El papá ya sólo trabaja para la casa;
cortando quelites y leña. Hace tiempo que no gana monedas. En resumen, se trata
de una familia criada por el programa de asistencia social, Prospera.
Según los estándares de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU), vivir con menos de un dólar al día,
(18 pesos), significa estar debajo de la línea mínima de bienestar. Pues bien,
la familia Xochiquisqui Tehuactle y sus doce integrantes, se arrastran en la
supervivencia con tres pesos cada 24 horas.
Otra de las historias que
radican en la comunidad de Xala, perteneciente a Mixtla de Altamirano, el
cuarto municipio más pobre en todo México. Según el Consejo Nacional de
Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), el 97 por ciento de
sus habitantes encarna la pobreza, mientras que el 80.7 por ciento está ubicado
en la pobreza extrema, en ese oscuro rincón donde se anida José Palemón y las
11 personas con las que convive en su hogar.
En un refugio de maderas
negruzcas, de 18 metros cuadrados; apretujado de infantes, ensordecido por
lloriqueos del recién nacido que pide el seno de su madre de 19 años, se
comienza a deshilachar la vida familiar. El relator es José Palemón, una de las
tres personas que mastican el español; los otros son el padre, quien está
ahogado de aguardiente en el monte y la otra es Lidia, la que amamanta al más
pequeño de la casa, también es la más vergonzosa y se esconde detrás del puñado
de chamacos.
JOSÉ PALEMÓN, “EL PEQUEÑO
VARÓN DE LA CASA”
Sus ocho años de estudio lo
convierten en una de las personas más letradas en la comunidad de Xala, donde
sólo se oferta hasta la primaria; la utopía de terminar la secundaria y el
bachillerato quedan a unos 20 kilómetros de distancia, a dos horas y media a
paso de indígena. Palemón decidió apagar sus ilusiones y adentrarse en los
cerros; a cortar leña junto a su padre y a suplirlo cuando la bebida de caña lo
congestiona.
No mide más de un metro con
50 centímetros, su dentadura es blanca y contrasta con su cuero renegrido; de
brazos y piernas enteleridas, lo único ancho de su cuerpo son sus dedos y sus
uñas; adiestrados a caminar largas distancias, él se encarga también de
abastecer de agua a su familia, anda media hora cada tercer día hasta el
manantial de Xala y se regresa con 20 litros sobre su espalda.
Un niño que pide de comer a
su madre, simulando el estilo golpeado de su padre, pero que a la vez columpia
sus pies y ríe de cualquier chiste de sus hermanos. Sus obligaciones lo llevan
a sentirse y vestirse como todo un hombre, pero su voz, y su cuerpo y su
inocencia lo delatan.
Un niño visionario y luchón;
si alguien lleva dinero a la casa, de vez en cuando, es él y su hermano José
Nicolás Xochiquisqui Tehuactle, de 18 años, quien hace seis meses emigró a la
ciudad de México; no dice cuál es su oficio, solo en ocasiones vuelve a Xala y
entrega 500 pesos a doña María Tehuactle; la última vez que lo hizo fue hace
dos meses.
En lo que respecta a Palemón,
un día se cansó de ver a su mamá llorar por los golpes que la ebriedad de su
progenitor le propician; agarró dos mudas y caminó hasta Mixtla, luego tomó un
taxi colectivo, de aventón, hasta Zongolica y fue a dar hasta Orizaba,
Veracruz, donde sus amigos le decían que ahí si había lanita.
Y así fue, hace dos meses una
señora le tendió la mano, y cada que visita la ciudad, posesionada por el
CONEVAL como el asentamiento con menores índices de pobreza en Veracruz, le da
trabajo; vendiendo gelatinas, dulces y pambazos en el centro histórico. Con los
50 pesos que gana de manera diaria, regresa a su casa y reparte todo entre sus
hermanos.
La mamá de José realiza las
labores del hogar tosiendo flemas con sangre, consecuencia del benceno que se
libera en el interior del cuartucho de madera, químico considerado por la OMS
como letal. Foto: BlogExpediente.
Se le pide al niño que
presente a los integrantes de su familia y acepta sonriente: la mayor de sus
hermanas es Roberta, tiene 22 años y hace poco que se casó y huyo de su casa. A
veces los visita, muchas otras no. Lidia es quien permanece escondida, le tiene
miedo a la cámara fotográfica. A sus 17 años se casó con un campesino y de su
choque sexual nació Estrella Panzo, quien en ocho meses le ha exprimido la
leche por completo a la joven madre, por ello enseña a la pequeña a comer
tortilla humedecida con frijoles, a lo que deberá enseñarse el resto de su
vida.
En el orden que fueron
paridos presenta a José Nicolás, el que trabaja en la Ciudad de México y sabrá
Dios cuál sea su oficio. Luego está Aristeo de 18 años, él también terminó la
primaria, pero no habla con los forasteros. Después está Aurelio, de 12 años,
con problemas acabó cuarto de primaria, luego advirtió que no pensaba seguir
estudiando porque no le gustan las clases.
Finalmente están Minerva y
Prudencia, de 10 y 8 años, respectivamente. Ellas se aferran a terminar la
primaria o se irán los 250 pesos que les corresponden como estudiantes en el
apoyo económico federal. Carlitos es el menor de los Xochiquisqui Tehuactle,
tiene 4 años y todavía no habla ni ha entrado a la escuela, tampoco le han
comprado huaraches, será hasta que ingrese al jardín de niños.
De su madre se expresa con
orgullo, nunca asistió a la escuela, nunca ha trabajado fuera de su comunidad,
no obstante, pasa lista puntual en las juntas de Prospera con tal de conseguir
la ayuda económica. Si algo admira de la mujer que le sirve su plato con
frijoles y quelites es que ha soportado las agresiones físicas de su padre, un
policía municipal retirado, donde sólo aprendió a ejercer la violencia con
saña.
“La última vez mi mamá fue a
una junta en la escuela de la Prudencia, mi papá llegó bien borracho y como no
había quién le sirviera de comer fue por ella y nomás de un madrazo con la
moruna la regresó. Le quedó bien morada la pierna, me acuerdo que no dejaba de
chillar, comparte el niño mientras se quita los restos de comida con los dedos.
De su padre lo único que
tiene en común es el nombre. En una foto que cuelga de un clavo se ve a don
Palemón con un uniforme de la policía de Mixtla. Hace tiempo que perdió el
porte y los modales, ahora su fuerza de campesino la desquita con los suyos. “A
cada rato nos madrea”.
“POR ESTOS RUMBOS NI PARIR SE
PUEDE”
Y es que la familia
Xochiquisqui Tehuactle no sólo debe padecer hambre, sed y hasta violencia
intrafamiliar para ser considerados pobres y de los peores, se requiere reunir
tres o más parámetros de miseria, según el CONEVAL. Pues bien, ninguno de los
12 indígenas tiene seguro médico; nadie atiende sus caries ni la tuberculosis
de doña María. La tos y la gripe se la curan con el tiempo o haciéndose
pendejos, dice el pequeño Palemón.
Su hermana Lidia quiso ser la
primera en dar a luz en un hospital y no ver caer a su primogénito sobre la
tierra. Para ello, tuvo que andar cinco horas durante la madrugada hasta el
pueblo más cercano y de ahí tomar un transporte que la llevara hasta el
hospital de Zongolica, otros 20 kilómetros sobre la batea de una camioneta. El
pequeño José también colaboró en aquella odisea y lo cuenta como su máxima
hazaña.
Eran las 4:00 de la mañana,
todos dormían amontonados sobre los tres catres que hay en la vivienda. En los
estrechos camastros, caben de a tres, los que faltan se turnan el piso. Fue
cuando los quejidos de Lidia comenzaron. Palemón corrió hasta la casa de la
subagente, pidió que solicitara vía radio transmisor una camioneta para su
hermana, pero las unidades estaban atascadas atendiendo moribundos.
De acuerdo con la Alcaldesa,
María Angélica Méndez Margarito, el municipio de 14 mil 200 habitantes, cuenta
sólo con dos ambulancias y seis vehículos para transportar heridos al hospital
más cercano en Zongolica. Su excusa, la lanza y sin tapujos: “Fueron 84 años de
gobierno priista, nunca gestionaron un hospital para el pueblo. Yo digo, si
fueron capaces de robarle al municipio más pobre de Veracruz, qué no hará esa
gente”.
Asegura que en su periodo
municipal se tiene la gestión de un Centro de Salud con Servicios Ampliados,
proyecto que beneficiaría a siete de las 25 comunidades de Mixtla de
Altamirano: Zacaloma, Tecolotla, Mangohtitla, Cuahutlajapa, Zacatilica,
Matlatecoya y Xochitla. De la suerte de Xala y los Xochiquisqui, dice, que
deberán esperar, “vamos poco a poco”.
Por su parte, los militantes
del Partido Revolucionario Institucional (PRI) aseguran que“la señora sólo
busca beneficios para los suyos, hay comunidades más jodidas. Si va a poner una
clínica allí es porque todo su familia vive en Zacaloma”.
Así pintó la pútrida suerte
para Lidia Xochiquisqui, José Palemón regresó con la noticia y dictó la decisión
que tomaría cualquier campesino: caminar. Lo hicieron, duplicando el tiempo de
recorrido. Cada contracción era una pausa; cada quejido, cada gotera de sangre.
La hazaña para el menor fue
llevar a salvo a la embarazada hasta Mixtla, conseguir aventón en un taxi
comunitario y ver salir a su hermana cargando a su sobrino. A sus 13 años el
pequeño varón consolidó su compromiso con la familia. No importa si ayudó a
traer a Veracruz un pobre más, no importa si comerá frijoles toda su vida, si
se bañará en el manantial como las aves o si dormirá en el suelo cuando pierda
los volados. La idea de un campesino de Xala, como José Palemón Xochiquisqui
Tehuactle es simple: sobrevivir.
(SIN EMBARGO.MX/ Miguel Ángel
León/ Redacción / mayo 17, 2016 - 10:23 am)
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