También les sembraron armas: Men’s Journal
Los acusados de asesinar a los turistas
confesaron bajo golpes y amenazas, como consta en una queja levantada por sus
familiares en la Comisión Estatal de Derechos Humanos
La camioneta fue hallada el 21 de
noviembre de 2015, en un camino de terracería de Navolato.
MÉXICO (Sinembargo.MX)._ La
desaparición de dos australianos en Sinaloa y el posterior hallazgo de una
camioneta calcinada con sus cuerpos al interior, el año pasado, pone en
evidencia la impartición de justicia en la entidad gobernada por Mario López
Valdez.
Los acusados de asesinar a
los turistas confesaron bajo golpes y amenazas, como consta en una queja
levantada por sus familiares en la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
Las autoridades sinaloenses
culparon del doble crimen a los primos Julio César González Muñiz y Martín
Ponce Rogelio Muñiz, así como a Sergio Simón Benítez.
Martín Ponce dijo que
policías vestidos de civil llegaron por primera vez por él a la casa de su
hermana en Culiacán, donde se alojaba.
“Yo estaba dormido. Ellos
estaban haciendo daño a mi hermana, empezaron a lastimarme para que les dijera
donde vivía Julio”, relató al sitio web Men’s Journal. “No estábamos
involucrados, nos sembraron uniformes, armas, todo”.
El abogado defensor de los primos,
Francisco Fierro Verdugo, afirmó que la coerción no es sorprendente en el
estado gobernado por Mario López Valdez, conocido también como “Malova”.
Los australianos Dean Lucas y
Adam Russell Coleman realizaban un viaje por toda la costa del Pacífico, desde
la ciudad de Edmonton, Canadá, y su destino final era Guadalajara, en Jalisco,
pero el 20 de noviembre del año pasado desaparecieron en Sinaloa. Ese día los
jóvenes tomaron un ferry para cruzar el Mar de Cortés desde La Paz, Baja
California Sur, hacia Topolobampo.
Tras el cruce, condujeron
toda la tarde y hasta la medianoche del 20 al 21 de noviembre, momento en el
que fueron vistos por última vez en una tienda de conveniencia, donde un
empleado les indicó la ruta hacia Mazatlán. Al no saberse nada de ellos, sus
novias, familiares y amigos se dieron a la tarea de solicitar ayuda para
ubicarlos.
Los cuerpos de los surfistas
fueron localizados quemados en el interior de una camioneta Chevy Van, a las
10:30 horas del sábado 21 de noviembre, en unas tierras de cultivo ubicadas
entre los poblados Juan Aldama “El Tigre” y San Blas, en Navolato, Sinaloa.
A partir de entonces inició
la presión mediática, ante lo cual, según la narración de Men’s Journal, “de
repente, los homicidios pasaron de ser más que otra tragedia local, un
incidente internacional que estaba en los titulares de todo el mundo,
principalmente en Australia y Reino Unido.
LA RESPUESTA DEL GOBIERNO DE MALOVA
El sitio refiere que ante la
presión mediática, la primera respuesta de la Procuraduría de Justicia de
Sinaloa fue organizar una conferencia de prensa para dar a conocer la captura
de tres sospechosos, así como órdenes de arresto en contra de otros dos.
Lo que sorprendió, de acuerdo
con el reportaje es que los supuestos responsables fueron detenidos por un
grupo de élite en un operativo en un camino de terracería en posesión de armas,
que en posteriores declaraciones se diría que fueron sembradas en los
domicilios de los acusados.
Desde 2006, agrega, más de 80
mil mexicanos han muerto en la llamada guerra de drogas, otros 27 mil han
desaparecido, lo que ha dado pie a que países como Estados Unidos emitan
continuamente alertas de viaje a distintas ciudades mexicanas. “En Sinaloa, hay
advertencias contra todos los viajes innecesarios por carretera”.
“El robo de automóviles,
secuestro, delitos que antes eran tabú – hoy en día son lugar común”, dice a la
publicación Tomás Guevara, psicólogo social y autor de dos estudios sobre la
violencia en Sinaloa.
“El reciente aumento de la criminalidad
es un resultado, paradójicamente, de las autoridades mexicanas, con el apoyo de
las fuerzas antidrogas de Estados Unidos, finalmente. Docenas de capos han sido
detenidos o asesinados recientemente. Pero con los líderes han ido, las alas
militarizadas de sus organizaciones criminales se han dejado de luchar entre sí
por el botín o para trabajar por cuenta propia. Muchas de esas bandas huérfanos
han recurrido a delitos como la extorsión o el robo de la carretera para
extraer la vida”, reseña.
Las víctimas de estas “bandas
huérfanas”, detalla, son generalmente automovilistas que transitan por las
carreteras en los noches. El secuestro o robo en su contra se realiza en poco
más de 10 minutos. Trabajan generalmente en la llamada “Carretera de la Muerte”,
que se encuentra a pocas horas de la ciudad costera de Mazatlán.
“Por lo general es un asunto
sencillo: los automovilistas quedan despojados de sus objetos de valor, y el
crimen no se denuncia bajo la amenaza de represalias”, por lo que no descarta que
los surfistas hayan sido víctimas de una de estas bandas.
Cita casos similares: en
2011, un profesor de filosofía en una universidad de Sinaloa conducía solo por
la noche cuando su auto fue robado y él asesinado. Su cuerpo fue encontrado a
80 millas del poblado de Topolobampo. En 2013, en incidentes separados, un
periodista deportivo de Sonora y un gerente de un hotel de Los Ángeles fueron
encontrados con el tiro de gracia en esta misma carretera.
EL CORRESPONSAL
El reportaje en el sitio
Men’s Journal fue realizado por Jason McGahan
Jason McGahan es corresponsal
en América Latina para el portal estadounidense The Daily Beast . Su trabajo
también ha aparecido en VICE, Texas Observer, Chicago Reader, Chicago Magazine,
Los Angeles Times, The Guardian, TIME y en español, en Proceso y Emeequis. Fue
galardonado con el Premio Peter Lisagor, de la Sociedad de Periodistas
Profesionales de Chicago, en 2014.
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