Entrevista a Edgardo Buscaglia |
Investigador de la Universidad de Columbia
Desde 2009 y hasta 2012, la
revista Forbes colocaba a Joaquín Archivaldo Guzmán Loera como uno de los
hombres más ricos del mundo con una fortuna estimada en mil millones de
dólares. Dejó de estar en la lista a partir de ese año porque —según informó—
no sabía con certeza cómo gastaba su dinero el narcotraficante, originario de
la comunidad de la Tuna, en Badiraguato, Sinaloa.
Una investigación realizada
por la Oficina de Control de Bienes estadounidense OFAC, iniciada en 2007,
señala que Guzmán Loera —recientemente recapturado— tiene un emporio criminal
con 288 empresas radicadas en México, Colombia, Belice, Guatemala, Panamá,
Honduras y otros países latinoamericanos. A través de sus socios —repartidos
estratégicamente en el mundo— el Chapo se ha dedicado a lavar, diversificar y
aumentar su patrimonio.
Hoteles, inmobiliarias,
gasolineras, farmacéuticas, restaurantes, criaderos de caballos y avestruces,
constructoras y empresas turísticas son sólo algunos de los ramos a los que el
barón de la droga —que ha demostrado sus dotes como empresario— ha canalizado
sus bienes, producto de la violencia y de la muerte.
El diario canadiense Global
Post —que da seguimiento a las actividades del narcotráfico—, en un artículo
firmado por Jan-Albert Hootsen, señala que los operadores del Cártel Sinaloa
han sido detenidos desde Egipto hasta Argentina y desde Europa — donde se
habían incautado algunas propiedades atribuidas a Guzmán Loera— hasta Malasia.
En 2010, la BBC informó que el gobierno australiano ya en ese entonces
reconocía que ese cártel era el principal distribuidor de cocaína.
Luego de la recaptura del
narcotraficante, el secretario de Hacienda Luis Videgaray dijo que trabaja de
la mano con el gabinete de seguridad y bajo la coordinación de la PGR sobre la
incautación de los bienes de Guzmán Loera.
Siempre! entrevistó en
exclusiva al investigador de la Universidad de Columbia Edgardo Buscaglia,
presidente del Instituto de Acción Ciudadana y autor de numerosos textos, cuyo
último libro titulaLavado de dinero y corrupción política, el arte de la
delincuencia organizada, analiza la diversificación y el manejo de los bienes
del que fuera el hombre más buscado del mundo.
CLAROSCUROS DE LA EXTRADICIÓN
¿Su opinión sobre la
recaptura del Chapo y la posible extradición a Estados Unidos?
La extradición tiene sus
claros: por un lado, la extradición en un país con instituciones judiciales
fallidas como México es una válvula de escape institucional, porque de otra
manera gente como el ChapoGuzmán se escapa o sigue asesinando desde la cárcel,
ese es el lado positivo de la extradición en países débiles como México.
Por otro lado, la extradición
tiene sus oscuros: los norteamericanos normalmente no abren la causa penal al
escrutinio de la opinión pública, comienzan a cerrar la causa penal y a limitar
el acceso del periodismo bajo la excusa de seguridad nacional, como sucedió con
el hijo del Mayo Zambada, y eso también impide que las líneas de investigación
que puedan surgir del lado norteamericano —que es el único lugar de donde van a
surgir— lleguen a los políticos mexicanos.
En un país con instituciones
judiciales funcionales como Italia, con toda la mafia que tenían, por ejemplo,
cuando detienes a un Salvatore, Toto, Riina —considerado el último jefe de
jefes de la Cosa Nostra, detenido en 1993—, lo que surgió a partir del
procesamiento penal de ese megacapo fueron muchos pequeños casos penales contra
políticos y empresarios, así se arman los maxiprocesos.
Son muchas causas penales
vinculadas a la detención y procesamiento de Joaquín Guzmán que derivan de la
causa penal contra empresarios, sindicalistas, líderes religiosos, incluyendo
los que están vinculados patrimonialmente a la red criminal de Sinaloa y cada
una de esas causas penales forma un maxiproceso.
Es un pedacito del
rompecabezas para desarmar la organización criminal, y eso no va a salir de una
extradición a Estados Unidos, porque los norteamericanos nunca van a permitir
que se procesen causas penales a través de sus fiscales contra la mitad de la
clase política mexicana. Observan que si se deja hacer eso, el Departamento de
Estado consideraría que se desestabilizaría el sistema político mexicano, y
además hay muchos meganegocios empresariales de por medio con intereses
norteamericanos, y no se quiere hacer demasiado ruido en el ámbito político.
Por lo tanto, la causa penal
quedaría en el Chapo Guzmán, en sus socios operativos, que quizá también sean
detenidos; incautarían los dineros más próximos al narcotraficante, familiares
directos, pero no irían contra la clase política empresarial mexicana, que es
justamente la base, el corazón de la delincuencia organizada en Sinaloa.
Baso mis opiniones en todas
las experiencias internacionales de los últimos 50 años, cuando caen capos como
el Chapo Guzmán; siempre sin excepciones, la ley de gravedad de la delincuencia
organizada indica que, cuando caen megacapos como el Chapo Guzmán, caen también
cientos de políticos y empresarios en todos los casos, en Asia, Europa, África,
por lo tanto en una extradición no va a surgir un maxiproceso, eso surgiría si
a Guzmán Loera se le procesase dentro de un sistema judicial funcional, que
lamentablemente México todavía no tiene.
DINERO Y POLÍTICA, CORAZÓN DE LA DELINCUENCIA
No nos olvidemos que el
corazón de la delincuencia organizada es siempre la política y la economía,
nunca son las balas, ni las caricaturas que se hacen de el Chapo Guzmán, es una
fábula, hay que ir directamente al fundamento básico de su protección, que es
la lana que tienen en el sector legal de la economía mexicana y de otros 60
países y además el sistema político mexicano y el de otros países de la región,
que lo han venido protegiendo.
Este hombre opera con su
organización, a través del directorio de la red criminal de Sinaloa, en más de
59 países del mundo. Cada vez que se detiene a grandes capos de delincuencia
organizada, por ejemplo en Argentina en esta semana, los tres prófugos que se
detuvieron están vinculados a Sinaloa.
México lamentablemente tiene
una multinacional del crimen que no la va a destapar con una extradición por
más que los fiscales norteamericanos intenten armar un maxiproceso como el que
acabo de describir. El Departamento de Estado norteamericano a través de
criterios políticos va a impedir que causas penales lleguen a senadores,
diputados, a gobernadores que están en el poder.
Es fácil procesar a
exgobernadores como hacen en Estados Unidos; hasta ahora, a exgobernadores
mexicanos sí los procesan, les mandan ordenes de detención, pero a gobernadores
en ejercicio, no lo veo.
Tenemos que asegurarnos de
seguir las mejores prácticas internacionales, cuando caían los hermanos
Orejuela, en Colombia, o Toto Riina, en Italia, normalmente de esas detenciones
surgieron maxiprocesos, cientos de causas penales vinculadas que permitieron
desarmar las organizaciones criminales de a poco.
Es una de las preocupaciones
que me provoca la extradición, que normalmente se limita a los asociados
directos operativos, a los patrimonios directos, y no tocan a la clase
política. Los norteamericanos no quieren tomar los riesgos que deberían
permitir que sus fiscales federales comiencen a emitir órdenes de detención
contra políticos mexicanos, y hasta que no comencemos a limpiar mínimamente el
sistema político, esta pesadilla no se terminará.
No es una acusación contra el
PRI, contra el PAN o el PRD, es el sistema político mexicano que está
íntimamente ligado a la delincuencia organizada a través de los financiamientos
de campañas electorales, eso sucede en todo el mundo.
Le llamo la “ley de gravedad
de la delincuencia organizada”, que cuando cae un megacapo también caen los
megapolíticos, los megaempresarios; eso sucedió en Perú, en Colombia, el caso
Montesinos, el caso Pablo Escobar, en todos lados sucede los mismo, y acá
lamentablemente hasta que no veamos un maxiproceso de esa envergadura, no vamos
a darle una sacudida fuerte al fundamento de la delincuencia organizada y a la clase
empresarial ilegal.
REDES CRIMINALES A AMBOS LADOS DE LA FRONTERA
Si se levanta la cobija, ¿qué
se puede encontrar del lado norteamericano?
Se puede encontrar mucho del
lado de los norteamericanos, en el libro que acabo de publicar hace unos meses,
Lavado de dinero y corrupción política, el arte de la delincuencia organizada,
publicado por Random House, menciono varios casos, el caso de Los Zetas con el
contrabando de petróleo hacia Estados Unidos muy bien investigado por Ana Lilia
Pérez; se menciona el caso City Bank, HSBC, con lujo de detalles, en donde
claramente las redes criminales están de ambos lados de la frontera, las redes
criminales empresariales operan tanto del lado americano como del lado
mexicano, se necesitan dos para bailar tango.
Critico en mi libro los
grandes defectos, como los guantes de seda que utilizan con los bancos
norteamericanos cuando descubren que hay “errores” que permitieron el lavado de
dinero, pero también veo que empresarios y políticos norteamericanos van a la cárcel,
los procesan, veo más de lo que veo hoy en México.
Necesitamos que estos
maxiprocesos cubran a la clase política y a la clase empresarial de ambos
países, pero se tiene que comenzar en México porque si el sistema judicial
mexicano sigue tan disfuncional como hasta ahora, no puedes esperar un
maxiproceso que surja de la detención de elChapo.
El secretario Videgaray dice
que ya trabajan en los bienes del Chapo, ¿dónde está el dinero, dónde están sus
empresas?, en caso de que se diera una extradición ¿quién se queda con el
dinero?
En el semanario riodoce de México,
se mencionan con nombres y apellidos las empresas y empresarios que reciben
subsidios del gobierno federal y están vinculadas en principio al cártel
Sinaloa y siguen funcionando, no han sido auditadas. Pueden iniciar con lo más
básico.
Las declaraciones del
secretario Videgaray son fallidas; primero, la riqueza de Guzmán Loera está en
países más ricos y con más Estado de derecho. Su riqueza no está en México,
está escondida en fideicomisos en las islas Caimán, en corporaciones fantasma,
y hay que ir desarticulándolas mediante una colaboración internacional que el
señor Videgaray no conoce.
Segundo, el problema no es
financiero es patrimonial, esa riqueza de Guzmán Loera y sus asociados en el
directorio de la red criminal no está en el sistema financiero técnicamente
hablando, como bancos o casas de cambio, sino que está en la economía real, en
tierras, fábricas, máquinas, flotillas de transporte, empresas de construcción.
EL DINERO SE DISFRAZA EN LA ECONOMÍA LEGAL
Videgaray está equivocado,
hay que empezar primero a armar unidades de investigación patrimonial, no
financiera, en México, en cada uno de los estados, para que pueda operar
adecuadamente la identificación de estos activos patrimoniales no financieros;
y segundo, hay que cooperar con países de la Unión Europea mucho más
intensamente, con Alemania, Francia, España, donde gran parte de los activos de
esa organización está escondida en el sector legal de las economías, en la
construcción, turismo y sector inmobiliario.
En caso de que se extradite
al Chapo, ¿Estados Unidos ya sabe dónde están sus bienes?, ¿quién se queda con
lo incautado, México o EU?
Si el dinero es una propiedad
que Guzmán Loera adquirió en Estados Unidos a través de sus prestanombres,
registrada en un estado específico, sea Oregón o Nueva York, y esa propiedad
forme parte de una investigación iniciada en Estados Unidos, será incautada por
ellos y esos fondos se quedarán en Estados Unidos.
Es diferente cuando México
colabora, cuando las líneas de investigación surgen desde acá y se pide
colaboración a Estados Unidos para identificar el rastro de dinero o de los
flujos de inversión que pudieron haber pasado por Estados Unidos pero que hoy
pueden estar en Islas Caimán o en Alemania.
Ahí sí se puede repatriar el
dinero a través de una figura que se llama recuperación de activos; México
podría hacer uso de esa figura que está en la Convención de las Naciones Unidas
contra la Corrupción. Hay un artículo específico que permite solicitar la
recuperación de activos que pudieron haber sido incautados y decomisados en el
exterior, pero que se vinculan a delitos cometidos en México, pero para eso,
insisto, México tiene que organizar procesar maxiprocesos, con muchas causas
contra empresarios y políticos ligados al Chapo, para después poder solicitar
la recuperación de activos a través de autoridades del exterior. Si México se
queda cruzado de brazos, deteniendo a capos pero no tocando sus patrimonios,
esa recuperación de activos se quedará sólo en sueños.
Sí se le extradita a Estados
Unidos, el Chapo podría dar información fundamental en muchos sentidos.
Es posible, pero mucha de esa
información es compartida con los mexicanos y puede comenzar a alterar las
relaciones diplomáticas mexicanas y norteamericanas que intentan tener en
consideración otros criterios, no solamente el judicial, para poder impulsar
una causa penal contra políticos y empresarios.
OJALÁ QUE SURJAN INCAUTACIONES Y DECOMISOS
Siempre es bueno que México,
con un criterio de soberanía, inicie el procesamiento de una causa y la culmine
con una sentencia, y que de esa causa surjan incautaciones y decomisos por
iniciativa mexicana; si le das las llaves de la casa a un país vecino, éste
puede o no impulsar esa causa penal más allá de los intereses de México.
Hoy las expectativas son una
extradición como válvula de escape que se puede ver como un vaso medio lleno, y
si México a través de la sociedad civil comienza a generar mucha presión para
que a este hombre se le decomisen flotillas, casas, fábricas y todo el imperio
patrimonial, y se comienzan a recuperar esos activos y a utilizarlos con un
criterio social, puede ser el comienzo de un proceso benigno, donde veremos una
organización criminal parcial o totalmente desmantelada.
Si de esa extradición no
surgen vastos patrimonios políticos, empresarios y todo tipo de asociados,
detenidos y procesados, vamos a quedar en el mismo infierno. Falta mucho por
ver, hay que esperar cómo viene la reacción norteamericana, cuál va a ser la
acusación penal que llevarán.
(DOSSIER POLITICO/ Tomado de: Irma Ortiz
/ Siempre/ 2016-01-21)
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