Raymundo Riva Palacio
Sin saberse aún qué es lo que
pasará con OHL en el primer trimestre del 2016, cuando la Comisión Nacional
Bancaria y de Valores concluya su investigación sobre sus irregularidades
contables, el plan de desinversión que llevó a cabo hace unos 45 días el
presidente de la compañía, el durísimo exministro de Hacienda convertido en
empresario Juan Miguel Villar Mir, está naufragando. El escándalo en el que se
encuentra su filial mexicana, hasta hace meses la joya de su corona, que
representaba el 15% de sus ingresos y el 75% de su Ebdita –que son las
ganancias antes de pagar impuestos que miden el flujo en las empresas–, la está
hundiendo. El valor de su acción sigue en picada.
Hace unos días en El Español,
el periódico que fundó el polémico Pedro J. Ramírez, publicó que ni un mes y
medio tardó OHL en perder todo el colchón que logró con una ampliación de
capital de mil millones de euros, por la crisis de confianza y las
investigaciones en su filial mexicana, en donde un alto número de sus
inversiones estaban a crédito y usaban garantías cruzadas. Entre octubre y la
primera quincena de diciembre, su valor en bolsa cayó de 2 mil 700 millones a
mil 600 millones. La razón de ello son la combinación de la investigación de la
CNBV con las grabaciones ilegales de sus ejecutivos, que construyen la
narrativa de la caída.
La historia se asemeja al
colapso de ENRON, la empresa de energía texana que creció exponencialmente
durante el Gobierno de George W. Bush, hasta que las versiones de tráfico de
influencias y pagos de sobornos para obtener contratos, junto con un fraude en
sus técnicas contables avaladas por la muy prestigiosa firma Arthur Andersen,
provocaron su caída al descubrirse un fraude monumental. La analogía con OHL no
es por tamaño, sino por las similitudes en sus oscuras formas y métodos.
En todo esto hay un capítulo
muy poco explorado y que ha pasado bastante desapercibido. Se trata del papel
que jugó Arturo Enríquez García, encargado del Sistema de Autopistas,
Aeropuertos, Servicios Conexos y Auxiliares del Estado de México (SAASCAEM),
quien firmó la quinta modificación al Título de Concesión del Circuito Exterior
Mexiquense para la implementación del SIVA, el sistema de monitoreo de aforo
vehicular que nunca se instaló, porque el contrato otorgado a Infraiber se
canceló. El litigio público de Infraiber contra OHL metió a funcionarios y
exfuncionarios mexiquenses al escándalo.
Enríquez García es un eslabón
importante, aunque el caso comienza con su antecesor Manuel Ortiz, quien el 20
de diciembre de 2010 recibió del Consejo Directivo del SAASCAEM orden de
suscribir el Convenio Marco para la instrumentación del SIVA, y le autorizaba
aumentar en 25 centavos el peaje. En la reunión de Consejo del 1 de septiembre
de 2011, Ortiz informó lo que había reiterado en tres anteriores: seguían en
proceso de análisis del mecanismo del sistema y se estaban preparando sus
instrumentos jurídicos. Ortiz fue promovido por el nuevo gobierno de Eruviel
Ávila, como secretario de Agua y Obra Pública, pero su cargo quedó acéfalo
durante casi un año.
Ávila dejó a varios
encargados de despacho. En mayo 2012 designó a Arturo Enríquez García como
suplente de Ortiz, y en el Consejo del 16 de diciembre de 2012, informó que se
había firmado el Convenio Marco. Dos cosas llaman la atención. No informó con
quién –fue Infraiber–, ni hay registro en las actas previas del Consejo que se
hubiera informado que estaba listo el documento y sus bases jurídicas. Es
decir, se informó un hecho consumado, que no fue puesto a consulta de los
consejeros.
Enríquez García volvió a
presentarse ocho veces ante el Consejo sin informarles que se preparaba una
modificación al Título de Concesión, pero en el noveno, el 5 de julio de 2013,
informó que ya se había modificado. Una vez más, nunca se presentó a consulta
lo que se venía realizando para su aprobación. En ese Consejo se informó que se
elevaría de 25 a 50 centavos el peaje, y que el SIVA sería operado por
Infraiber. Sin embargo, por una inconformidad de OHL el 25 de abril, la
autoridad estatal había suspendido la instalación del sistema por parte de
Infraiber.
La línea de tiempo entre lo
que se informó al Consejo Directivo y lo que no se aconsejó, así como también
los procesos judiciales que fueron acompañando los cambios en el Título de
Concesión que benefició a OHL, alimentaron las sospechas de corrupción y
tráfico de influencias. No ha ayudado la actitud medrosa del gobierno de Ávila
que parecería tratar de cortar los cabos sueltos que lo pudieran afectar.
twitter: @rivapa, rrivapalacio@ejecentral.com.mx
(ZOCALO/ COLUMNA “ESTRICTAMENTE PERSONAL”
DE RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 16 DE DICIEMBRE 2015)
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