El secretario de la Defensa,
general Salvador Cienfuegos, pronunció el martes un discurso inusual en tono y
forma para un militar. Duro, aunque sin mencionar por nombre al Cártel Jalisco
Nueva Generación, los llamó “apátridas”, “personas desadaptadas y sin
escrúpulos”. El general estaba enojado con razón. El viernes 1 de mayo, una
unidad de élite del Cuerpo de Fuerzas Especiales del Alto Mando del Ejército, fue
derrotado por comandos del narcotráfico. No pudieron atrapar al líder del CJNG,
Nemesio Oseguera, El Mencho, y en el intento perdieron la vida siete militares
y una policía federal –hasta ahora–, cuando alcanzaron su helicóptero, que
recogía inteligencia para la Operación Jalisco, con un cohete.
La realidad, según la
reconstrucción del fallido operativo, es que el fracaso se concretó una semana
antes incluso, que iniciara, cuando se desplazó desde la ciudad de México el
cuerpo de élite del Ejército junto con agentes de inteligencia de la Policía
Federal. El objetivo era la captura de El Mencho, a quien tenían ubicado en
Villa Purificación, a 253 kilómetros al suroeste de Guadalajara, contiguo a
Ayutla, el santuario del jefe del cártel. Se planeó como una operación
quirúrgica, por lo cual se envió una brigada -40 hombres-, una fuerza
totalmente asimétrica con la guardia pretoriana de El Mencho, que apostaba al
factor sorpresa. Esto nunca sucedió.
Desde que llegó la unidad a
Jalisco, el CJNG detectó movimientos atípicos y pidió a sus infiltrados que los
frenara. Según dos fuentes, una estatal y una federal, un policía federal a su
servicio –esta dato no ha sido validado por los altos mandos de la dependencia-,
informó que el operativo lo encabezaban militares y no podía hacer nada. Sin
detalles de la infiltración, todo sigue confuso. Los comandantes de la Policía
Federal que podían tener acceso a los detalles del operativo, requieren de una
doble verificación del control de confianza de México y Estados Unidos; los
policías operativos desconocen a dónde se dirigen hasta que van en ruta, y se
les quitan los equipos de comunicación personales.
En cualquier caso, la
sorpresa quedó anulada por esa filtración, que conocieron a posteriori las
autoridades federales por grabaciones telefónicas donde dan cuenta de ella.
Esto revela que tampoco hubo trabajo de contrainteligencia, que habría
permitido saber que la operación estaba comprometida y, por tanto, abortarla.
Igualmente, se menospreció la capacidad táctica y militar del CJNG.
Por declaraciones de miembros
del cártel detenidos y documentación obtenida en San Sebastián del Oeste, el
municipio donde se dio la emboscada a un convoy de la Fuerza Única Jalisco
donde murieron 15 policías –resultado también de una filtración de un policía
estatal- en abril, las autoridades sabían que El Mencho tenía un cuerpo de
élite en su primer círculo de protección, integrado por excomandos de las
Fuerzas Especiales del Ejército mexicano, y de mexicano-norteamericanos que
pertenecieron al Cuerpo de Infantería de la Marina de Estados Unidos, que son
fuerzas terrestres entrenadas para destruir al enemigo o para repeler un
asalto.
Las autoridades presumen que
uno de ellos fue quien disparó el lanza proyectiles RPG-27 que pegó en el rotor
del helicóptero de la Fuerza Aérea Mexicana, que provocó su desplome en llamas.
La suerte de que pegara el cohete en el rotor y no en la nave, evitó que
hubieran más muertos. No están claros los detalles del ataque. Por ejemplo,
varios de los miembros de las fuerzas especiales estaban bajando a rapel, lo
que sugiere que el helicóptero estaba suspendido en la misma posición, lo cual
hace más fácil el disparo, y reduce el número de víctimas. Tampoco se sabe con
certeza a qué distancia iban los otros helicópteros que transportaban al resto
de las fuerzas especiales. El operativo, en todo caso, no podía haber sido
ejecutado por tierra.
Villa Purificación es un
municipio al que sólo se entra por una carretera que baja por las laderas de la
sierra. El operativo se dio en un día de cielo abierto, con lo cual también
soslayaron sus planificadores que un convoy de helicópteros sería fácilmente
avistado por el primer perímetro de seguridad de El Mencho, los halcones, que
son quienes vigilan y alertan. Al caer el helicóptero, de acuerdo con la
versión oficial, otras naves militares llegaron a proteger a sus compañeros
abatidos y a disparar a los narcotraficantes. No está claro tampoco que eso sucedió,
ni tampoco que las unidades comenzaran una persecución inmediata.
Esta versión oficial choca
con la forma como se maneja la seguridad de El Mencho, que cuenta con un grupo
de alrededor de 120 personas que operan en la retaguardia en un segundo
perímetro, para realizar emboscadas. De haber sido cierta esa versión, se
tendrían más bajas porque habrían caído en una trampa. No hay evidencia de que
hubo enfrentamientos en tierra, según las fotografías de las camionetas que
utilizó la guardia pretoriana del líder del cártel, donde no se aprecia
impactos de bala. La Policía Federal no pudo seguir todo ese episodio a
distancia, porque el salón de máxima seguridad en la Comisión Nacional de
Seguridad, donde se tenía el equipo para hacer el seguimiento y modificar en
tiempo real la estrategia, fue convertido hace tiempo en salas de juntas.
El Mencho salía de Villa
Purificación cuando descubrieron el helicóptero y lo bajaron. A las fuerzas
especiales se les escapó y no saben dónde está. Quizás celebrando su éxito
militar y preparando la venganza.
(EJE CENTRAL/ COLUMNA ESTRICTAMENTE PERSONAL DE RAYMUNDO RIVA
PALACIO/08 DE MAYO 2015)
rrivapalacio@ejecentral.com.mx<
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