El testimonio de un elemento del cuerpo policial de
élite contra el crimen organizado en Jalisco, deja en claro una cosa: es un
grupo de choque al servicio de la delincuencia
"Soy de la ‘gente’ o soy de la
‘oficina’ (…) El comandante te ordena que le des la ‘atención’ (dejarlo ir).
Así se maneja en todo el estado"
Roberto
Policía de la Fuerza Única de Jalisco
1,800 policías componen este cuerpo de
élite
400 elementos fueron destinados a la
Fuerza Única Metropolitana
1,400 policías conforman la Fuerza Única
Regional
60 quejas contra elementos de la FUJ se
habían presentado hasta octubre de 2014 en la Comisión Estatal de Derechos
Humanos de Jalisco
15 policías de la FUJ murieron en abril
pasado, en una emboscada atribuida al CJNG
Roberto permanece inmóvil
afuera de un restaurante. Se para erguido. Solo mueve los ojos de un lado a
otro. Pareciera que cuidara un banco.
Es su día de descanso, pero,
aunque viste como cualquier otro hombre que camina por la calle, no se ha
quitado el uniforme: el de la Fuerza Única de Jalisco (FUJ).
Casi una hora después del
encuentro, Roberto –es un nombre ficticio– ha revelado algunos de los oscuros
pasajes que envuelven a la FUJ.
Es un cuerpo policial de
élite creado durante el actual sexenio del gobernador priista Aristóteles
Sandoval Díaz, con un solo fin, el de golpear al crimen organizado que en la
entidad responde al nombre de Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Según el policía, la orden es
clara, cada vez que él o alguno de sus colegas detiene a algún miembro de la
organización delictiva, es obligatorio hacer una llamada telefónica a su
superior.
Y su superior, debe llamar al
que está arriba de él. Y así hasta que el miembro de la FUJ recibe de nuevo
otro telefonazo con la orden de dejar ir al que tiene frente a él.
Concebida desde 2013, la FUJ
alberga a cerca de mil 800 efectivos. En abril pasado, el CJNG mostró la
debilidad de esa fuerza institucional: 15 policías fueron abatidos en una
emboscada, cerca de Puerto Vallarta. Ningún delincuente murió aquella vez.
En entrevista con Reporte
Indigo, Roberto detalla la vulnerabilidad en la que se encuentra la FUJ.
Roberto se mofa un poco de sí
mismo y de la corporación a la que pertenece. Hace una especie de campo
semántico con el nombre del grupo criminal. Él dice que pertenece a la Fuerza Única Primera Generación.
Cuando fue llamado a formar
parte de la FUJ, vivió los 15 días más prometedores de su carrera: técnicas de
tiro y de utilización de esposas, tácticas, ingresos a domicilio, y más.
Después de esa quincena, se
especializó, durante los tres meses siguientes, en cortar pasto.
“Después de esos 15 días
tuvimos un curso de cómo cortar el pasto, el césped, el zacate con machete, con
casanga, con podadora, era lo que hacíamos, puro cortar zacate”, dice.
El pasto de la Academia de
Policía, en el municipio de Tonalá, quedó impecable. En ese trimestre, Roberto
y sus compañeros no hicieron gran cosa.
“Era puro dormir. Llegábamos,
tomábamos lista y dormíamos, jugábamos baraja, futbol, nos robábamos Internet
para ver películas”.
LOS RELEVOS… DE ARMAS
Los mandos de la FUJ
preguntaban el número de tiros que tenía cada uniformado. Dependiendo de la
cantidad, se tenían que rolar entre ellos el número de balas. Algunos apenas se
iban con dos o tres tiros a cuidar una recaudadora.
“Los compañeros se tienen que
relevar las armas, no es cierto que cada uno tiene armas cortas y largas.
“Hay como 50 unidades nuevas,
guardadas, ¿por qué no las sacan? Las tienen en la academia del Estado,
guardadas, para que cuando les llegue la otra partida presupuestal, digan,
‘compramos estas unidades’”, expresa.
SELECCIÓN, A BOTE PRONTO
Roberto tiene casi tres
lustros de experiencia como elemento de seguridad. Antes de estar en la Fuerza
Única Jalisco (FUJ) perteneció a una corporación de seguridad pública municipal
metropolitana.
La mayoría de los policías en
la entidad que ha reprobado las pruebas de Control y Confianza tiene vínculos
con el crimen organizado.
Pero varios siguen activos,
solo les cambiaron el nombramiento, y les dieron una plaza administrativa en el
organigrama de la seguridad pública estatal, afirma Roberto.
¿Mandos? Él dice que esos no
reprobaron.
La jugada fue así: los que no
pasaron en un principio, acordaron con Municipios, para que los degradaran de
rango. De ser Comandantes, muchos pasaron a ser Mayores.
Sobre la emboscada de abril
pasado, en la que murieron varios de sus compañeros, Roberto supone que hubo un
desacuerdo entre el CJNG y las autoridades estatales, pues no se brindó la
protección suficiente a Abigael González Valencia, “El Cuini”, capturado por la
Marina en febrero pasado en Puerto Vallarta.
Y subraya un detalle: el
comandante que estaba a cargo del convoy ese día decidió quedarse en Puerto
Vallarta para hacer labores de papeleo.
A SUS ÓRDENES, JEFE
–¿Cómo actúa la Fuerza Única
cuando detiene a algún integrante del crimen organizado?
“Siempre que detienes a
alguien, lo mínimo armado, digamos una 9 mm en el vehículo, no estamos hablando
de granadas, cuernos, drogas, sólo lo más bajo, tienes que pedir órdenes por
teléfono.
“Sabe qué comandante, hay un
fulano que dice que es de la ‘gente’ o de la ‘oficina’, y te dicen, ‘permíteme’
y hablan por más arriba, por celular, y te llaman de nuevo y te dicen, ‘dales
la atención’, ¿qué es darle la atención? Dejarlo ir, que le vaya bien y hasta
pedirle una disculpa”, responde Roberto.
El policía asegura que ese es
el protocolo a seguir instaurado en caso de detener a un integrante del grupo
delictivo.
Todo debe hacerse por
teléfono celular, ya que por radio, las conversaciones quedan grabadas en la
base Palomar.
“Soy de la ‘gente’ o soy de
la ‘oficina’. A veces no te permiten ni que lo revises. Todavía no te terminan
de decir cuando te marcan ya a tu celular, el mismo mando, tienes un vehículo
así o así en tales cruces, te sacas de onda, pero sabemos quién les dice y el
comandante te ordena que le des la atención. Así se maneja en todo el estado”.
El efectivo de la FUJ asegura
que durante el fin de semana pasado, cuando el CJNG llevó a cabo 39 bloqueos
con vehículos incendiados en 25 municipios del Estado, aparecieron varias
mantas atribuidas al grupo delincuencial, de las que la prensa no tuvo
conocimiento, ya que la orden fue retirarlas inmediatamente.
“Dicen que el problema no es
con la sociedad ni con los empresarios, sino con el gobierno”.
(REPORTE INDIGO/INDIGO STAFF/ VIERNES 8
DE MAYO DE 2015)
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