Se le ha denominado “La pelea
del siglo”, no sólo por los dos grandes personajes que la protagonizan: el
filipino Manny Pacquiao y el estadounidense Floyd Mayweather Jr., que esta
noche se enfrentarán puño a puño, sino por todo el boom mediático que rodea el
combate, las grandes sumas de dinero comprometidas, las apuestas y, sin ser
cosa menor, el futuro del boxeo que también se pone en juego.
Los especialistas dicen que
ambos pugilistas ya no están en su mejor momento; atrás ha quedado el
intercambio de golpes medidos y estratégicos, y ha pasado por delante el
espectáculo, el montaje. Los espectadores, tal vez, encontrarán hoy algunas
respuestas.
PELEA
El filipino y el estadounidense
ya no están en el mejor momento de sus carreras, dicen comentaristas
especializados. Foto: Especial
Ciudad de México, 2 de mayo
(SinEmbargo).- El día más esperado para los amantes del boxeo ha llegado. Entre
ellos sin duda el cantautor Bob Dylan, un apasionado furibundo del deporte de
los puños, al que le ha dedicado canciones como la impresionante “The
Hurricane”, donde narró la historia de Rubin Carter, el púgil que pasó 20 años
en la cárcel, condenado por un crimen que no había cometido.
El tema que sirvió de banda
de sonido para la película sobre la biografía de Carter que protagonizó de
forma magistral Denzel Washington es un reflejo del eterno romance que vive con
el box el célebre cantautor estadounidense, quien en una de sus visitas a Buenos
Aires, Argentina, pidió que lo llevaran a un club de box y fue allí como recayó
en el Almagro Boxing Club, donde hizo maniobras frente al espejo y saltó a la
cuerda ante la mirada atónita de los parroquianos.
El viejo Bob más sabe por
diablo que por maduro y es así como frente a la que es denominada la pelea del
siglo entre el filipino Manny Pacquiao y el estadounidense Floyd Mayweather,
Jr., se ha decidido a apoyar al primero, su púgil favorito y al que visitó
durante el año pasado durante el entrenamiento en el gimnasio Wild Card de
Hollywood, previo al combate con Timothy Bradley, el preferido de actores como
Will Ferrell y Kevin Spacey.
Pacquiao, dicen los
entendidos, es tan bueno como el fanfarrón Mayweather, un peleador al que
muchos consideran acabado, sin que ello implique desconocer que Manny tampoco
canta bien las rancheras en tal sentido.
Es decir, ambos están en el
fin de sus respectivas carreras, lo que no ha impedido que su encuentro de este
sábado en el casino MGM de Las Vegas tenga a los aficionados al boxeo en vilo y
a muchas celebridades al pie del ring o manifestando sus ansiedades en las
redes sociales.
No sólo Bob Dylan, también
Sylvester Stallone apoya al filipino, al que ha ido a visitar en varios
entrenamientos.
El jovenzuelo problemático
Justin Bieber, en cambio, se inclina por Floyd Mayweather y así lo se lo ha
hecho saber en consuetudinarias visitas durante su preparación, al igual que el
recordado protagonista de Baywatch, David Hasselhoff.
Mark Wahlberg va por
Pacquiao, también conocido como “Pacman”.
50 Cent 7 es de Floyd (está
tan convencido de que ganará Floyd que ha apostado $1.6 millones de dólares por
su triunfo); Keanu Reeves, de Manny.
Mariah Carey agradece con su
apoyo la presencia de Mayweather en sus conciertos y el comediante Mario López
se ha sacado una selfie con el filipino, demostrándole su amistad.
¿CUÁNTO DE BOXEO, CUÁNTO DE ESPECTÁCULO?
Pero no sólo las celebridades
de Hollywood, ni la bolsa de mil millones de dólares en juego, los
multimillonarios derechos televisivos y el gigantesco boom mediático a su
alrededor definen la esencia de “La pelea del siglo”.
Algo que se llama boxeo y que
podría hoy ser considerado un deporte en crisis, que vive más de las glorias
pasadas que de un horizonte luminoso que asegure su supervivencia, está en
juego en los puños llenos de dinero de Mayweather y Pacquiao.
“Al principio el boxeo era un
deporte romántico, fiero, sangriento, porque a la gente no le interesaba la
salud del pugilista sino el espectáculo, la sangre, el drama. El boxeador
ganaba poco dinero, apenas para subsistir. Pero la televisión llegó y dominó el
boxeo. Con ella empezó el primer paso para la destrucción del pugilato, porque
el día en que a la televisión se le ocurra abandonar al boxeo, ¿qué pasará? Por
causa de la televisión el boxeo actual es un deporte metalizado que se orienta
hacia el color del dólar”, dijo el fallecido José Sulaimán (1931-2014), el
hombre fuerte del deporte que dirigió durante 38 años el Consejo Mundial del
Boxeo (CMB).
Sus palabras cobran un
significado especial a horas de que inicie el combate, sobre todo porque ha
sido la televisión el gran juez y la gran parte en este circo que se ha
generado alrededor de los púgiles más famosos del momento.
Detrás de cada gota de sudor
que aflora en sus entrenamientos, vibra un billete destinado a terciar en la
mesa de negociaciones por los derechos televisivos.
El 25 de marzo pasado se supo
que la cadena Sky había ganado la contienda para transmitir la pelea en el
Reino Unido, Alemania, Italia, Irlanda y Austria, por el sistema pay per view.
Televisa y Azteca en nuestro
país emitirán conjuntamente la lucha. En los Estados Unidos, Showtime (que
transmite las peleas de Floyd Mayweather) y HBO (que hace lo propio con los
combates de Pacquiao), llegaron a un acuerdo sobre el que se basó la
realización de la pelea, para cuya concreción hoy se llevaron a cabo siete años
de negociaciones entre las partes involucradas.
Sin televisión, no había
Pacquiao-Mayweather. Algo muy lejos de entender por un niño que hoy entrara a
un humilde ring de provincias para ejercitar algunos golpes destinados a
conformarlo como un potencial boxeador profesional.
¿Dónde está el boxeo? ¿En la
danza de los millones y en los gestos casi payasescos de “Pacman” y “Money”,
los nuevos animadores de la Corte Mediática? ¿O está en cada uno de esos niños
pobres que ponen sus ilusiones de ascenso social en el gastado ring del pueblo?
“El boxeo es la historia de
cómo un muchacho de poca educación, que viene de la nada, sube, encuentra la
gloria y luego no sabe qué hacer con ella”, había dicho José Sulaimán.
Su hijo mayor, Mauricio
Sulaimán, el heredero, es responsable ahora de los destinos de un deporte que
ha dejado de tener interés para las nuevas generaciones.
Su primer gran golpe ha
consistido en lograr la unión entre el Consejo Mundial de Boxeo, que dirige, la
Federación Internacional de Boxeo (FIB) y la Asociación Mundial de Boxeo (AMB),
para iniciar gestiones destinadas a lograr que sólo haya un título mundial para
los combatientes.
Optimista y eufórico,
Mauricio auguró “una nueva era para el boxeo”.
Desde el Más Allá, su padre
seguramente le habrá levantado los pulgares.
“Los que dicen que el boxeo
va a morir son los que comen bistec con manteca y no entienden qué es el
hambre. Mientras haya hambre, habrá boxeo. El que está satisfecho no arriesga
su vida por dinero”, decía Don José.
LA PELEA, DE VERDAD EXCITANTE
“Se habla con mucho
escepticismo de esta pelea. Que agarra a ambos peleadores en el declive de su
carrera, se dice. Que Mayweather no ha tenido contendientes de un nivel
realmente alto: es una figura inflada. Que todo es mercadotecnia, publicidad,
puesta en escena. Que Pacquiao va a perseguir inútilmente a su rival, y que
éste, otra vez, nos va a matar de aburrimiento mientras corre por el ring”,
dice el periodista y escritor Julio Patán, un gran conocedor del boxeo, deporte
que también practica en forma contumaz.
“No estoy seguro. El filipino
ha tenido una carrera en verdad dura, a
lo largo de la cual ha enfrentado a boxeadores buenos y muy buenos: Juan Manuel
Márquez, Terrible Morales, Marco Barrera, Cotto, Margarito… Una y otra vez, ha
demostrado ser un prodigio del boxeo ofensivo, frontal: pocos meten las manos
con esa velocidad, esa precisión: ese veneno”, agrega.
“Puede ser en verdad
excitante ver el choque de ese estilo con el virtuosismo defensivo de
Mayweather: al boxeo los contrastes le sientan bien. Los que sin duda quedarán
decepcionados son aquellos que entienden este deporte como un intercambio
furioso de golpes, porque la historia tendrá muchos recovecos. Sospecho que
ganará Matweather por decisión”, concluye.
LA PELEA, DE VERDAD DE GRAN RIESGO
Para la periodista
especializada en boxeo Érika Montoya (colabora con Milenio, ESPN y Huffpost),
“este fin de semana se pondrá sobre la línea mucho más que los legados de los
dos mejores boxeadores del momento o un invicto y los campeonatos. Este sábado se
jugará el futuro del boxeo como lo conocemos”, afirma.
“Mayweather y Pacquiao
lograrán este fin de semana lo que muchos boxeadores han intentado desde el
retiro de Muhammad Ali: concentrar los ojos del mundo en un ring y el resultado
puede ser una navaja de doble filo”, explica en exclusiva para SinEmbargo.
“Si el duelo –que ha logrado
generar gran expectativa gracias a las cifras estratosféricas de dinero que se
están generando, pues un boleto para la pelea en ringside supera el costo de
una casa– resulta no ser lo esperado o los jueces deciden hacer de las suyas al
momento de entregar las tarjetas, el deporte de los puños estará perdido.
“Pero si resulta una pelea
que provea emoción y dramatismo, el boxeo podría tener un resurgimiento que
hasta ahora se califica de necesario”, concluye.
¿QUIÉN GANA, PACQUIAO O MAYWEATHER?
A pocas horas de que inicie
La pelea del siglo, son algunos los que ponen en duda el triunfo de Floy
Mayweather. La opinión está asentada, según el experto Daniel Guiñazú “en
razones tanto boxísticas (su habilidad, su talento, su velocidad) como
extraboxísticas (es uno de los dueños del meganegocio y tomará todas las
precauciones para no perder).”
Sin embargo, para el
periodista argentino del periódico Página 12, “Pacquiao es un supercrack, ganó
títulos mundiales en siete categorías diferentes y no se lo puede descartar tan
alegremente de antemano. Mayweather es el candidato, pero Pacquiao tiene
recursos de sobra como para complicarlo y hasta para dar el batacazo”, afirma.
La gran zanahoria en esta
historia de pugilato y fama la constituye la bolsa astronómica en juego.
Mayweather se llevará 180 millones de dólares y Pacquiao, 120, sólo por pararse
en el ring.
“A esto hay que sumarle, los
monumentales ingresos por el pay-per view en los Estados Unidos, que se estiman
en 300 millones de dólares, los derechos internacionales de televisión, la
publicidad, la venta de entradas (40 millones más), el merchandising y otros
colaterales. Se estima que en las cuentas finales, uno y otro podrían duplicar
sus bolsas”, explica Guiñazú.
“Mayweather arriesgará la
corona welter de la Asociación y el Consejo. Pacquiao, la welter de la
Organización. El Consejo, además, pondrá en disputa un cinturón especial de
superlujo con 3000 diamantes y un kilo de oro puro”, agrega.
PACQUIAO, EL HÉROE DE FILIPINAS
Emmanuel Dapidran Pacquiao
nació en Kibawe, Filipinas, el 17 de diciembre de 1978. Comenzó a boxear en un
pequeño poblado portuario de su país, motivado por la necesidad de llevar
dinero a su casa.
A los 36 años, puede presumir
de ser considerado uno de los mejores atletas del mundo y uno de los boxeadores
mejor pagados del planeta.
Algún día, dicen, será
presidente de su país. Le apasiona la política, ha hecho de actor, de músico,
profesa la religión cristiana y juega al basquetbol en forma profesional.
“En Filipinas, el deportista
con el sobrenombre “Pacman” es tan querido y popular que durante sus peleas,
los índices de criminalidad se reducen a cero, ya que todo el mundo sigue con
expectación las incidencias del combate ante el televisor”, cuenta la periodista
Girlie Linao en un reportaje especial desde Manila para la agencia dpa.
“En Estados Unidos también es
más que un boxeador. Pacquiao causó gran revuelo en su primera visita a la Casa
Blanca en 2011: cuando atravesaba una calle, varios conductores intentaron
hacerle una foto con sus celulares. El resultado, choques múltiples y un
tráfico caótico. La reunión con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama,
la calificó el gran púgil filipino como un “momento inolvidable” en su vida”,
agrega.
Manny Pacquiao es el único
púgil que ha llegado a ser campeón del mundo en ocho categorías distintas. Sus
ganancias en 2014 se estiman en 38,4 millones de euros.
FLOYD MAYWEATHER
Considerado por muchos el
mejor boxeador de la historia (una calificación dudosa si se piensa en Muhammad
Alí o Mike Tyson, sólo por citar dos nombres célebres del pugilato), Floyd
Mayweather Jr., nació el 24 de febrero 1977 en Grand Rapids, Michigan,
Ha ganado seis campeonatos
mundiales de boxeo en cinco categorías y su rostro sin marcas le valió el
apelativo de Pretty boy (chico bonito). Actualmente, con 38 años de vida, se
medirá ante el filipino Manny Pacquiao, teniendo el retiro como horizonte
inmediato, dado que ya dijo que dejará de pelear en septiembre.
“Tras estar en el deporte
durante 19 años lo principal es que voy a poder dejarlo y tener todavía una
mente ágil. No he tenido grandes batallas, que es algo que afecta a tu cuerpo”,
dijo esta semana en Las Vegas.
“Si vence el sábado, se
retiraría invicto con un 49-0 y emularía así Rocky Marciano, que nunca conoció
la derrota”, explica el periodista Daniel García Marco, de dpa.
“La fórmula del éxito de
Mayweather es el trabajo duro y el personaje creado fuera del ring que interesa
incluso al público poco cercano al boxeo.”Me ames o me odies pagas por verme”,
aseguraba ya cuando empezaba a polarizar a los aficionados”, cuenta García
Marco.
Tuvo una infancia difícil, al
igual que su rival este sábado. Es arrogante, tanto sus admiradores como sus
detractores lo llaman “Money” y aseguran que sólo le interesa el dinero.
El día llegó. Hay mucho por
qué pelear. O no.
(SIN EMBARGO,MX/ Mónica Maristain/ mayo 2, 2015 - 00:00h)
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