Cada vez más acciones convocadas a nombre
de los estudiantes desaparecidos han concluido con caos y violencia. En nombre
de la tragedia hoy se cometen todo tipo de abusos y sabotajes
"Hemos advertido los movimientos de violencia que, al amparo y al
escudo de esta pena, pretenden hacer valer protestas. Protestas que a veces no
está claro su objetivo"
Enrique Peña
Nieto
Presidente de
México
El CETEG está
involucrado en el incendio del Congreso de Guerrero, junto con ultras del MPG
El ERPI
anunció la creación de una brigada de ajusticiamiento en contra de integrantes
del grupo criminal Guerreros Unidos
Como sus
colegas de Francia en 1968, los estudiantes mexicanos protagonizan hoy las manifestaciones
por Ayotzinapa
En nombre de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa han salido
quienes exigen justicia mediante protestas pacíficas y marchas multitudinarias,
pero también están quienes, aprovechando el momento, realizan actos violentos y
vandálicos que manchan la esencia de este movimiento.
Desde hace casi dos meses que ocurrió la tragedia de Iguala por todo el
país se han realizado múltiples manifestaciones para exigir la aparición con
vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Las marchas han convocado principalmente a miles de estudiantes de
universidades como la UNAM y el Politécnico Nacional que en un acto de
solidaridad han hecho suya la causa de los padres de los normalistas.
La mayoría de las protestas han transcurrido sin incidentes y con saldo
blanco.
Sin embargo, cada vez más acciones convocadas a nombre de los
estudiantes han concluido con actos que apuestan por el caos y la violencia. Al
amparo de la tragedia de Iguala se cometen todo tipo de abusos y de sabotaje.
En los estados de Guerrero y Oaxaca hay saqueos de tiendas de
autoservicios. Todos los días se reportan secuestros de autobuses y tomas de
casetas de cobro en carreteras.
“Por Ayotzinapa” se roban vehículos de mercancías. Se registran ataques
con bombas molotov contra sedes de gobierno como el Congreso de Guerrero, el
edificio del PRI y varias alcaldías de ambos estados.
Hace una semana se bloqueó el Aeropuerto Internacional de Acapulco.
En la Ciudad de México grupos anarquistas que se han sumado al
movimiento son señalados como responsables de haber incendiado una puerta de
Palacio Nacional hace dos semanas en una manifestación y atacado la estación de
Metrobús ubicada en Ciudad Universitaria.
Todo esto, en nombre de los estudiantes desaparecidos.
Las autoridades federales y estatales no han intervenido para detener
esta serie de actos promovidos por grupos y organizaciones sociales que
presuntamente están apoyando al movimiento nacional.
LA
REIVINDICACIÓN DE LA VIOLENCIA
Las protestas –violentas o no- han sido reivindicadas por organizaciones
como la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), la
Coordinadora Estatal de los Trabajadores
de la Educación de Guerrero (CETEG) y la Sección 22 del SNTE de Oaxaca.
Estos grupos –considerados radicales por sus maneras de manifestarse en
México- tienen sus propias demandas en proceso con las autoridades federales.
El CNTE tiene su propia lucha desde hace años: el rechazo a la reforma
educativa que impulsa el Gobierno Federal.
Sus integrantes más radicales son los presuntos autores del ataque con
bombas molotov ocurrido la semana pasada a la sede del PRI de Guerrero en la
ciudad de Chilpancingo.
También se le atribuye a esta organización de maestros disidentes la
toma de alcaldías tanto en Guerrero como en Michoacán.
El CETEG está involucrado en el incendio del Congreso de Guerrero, junto
con integrantes ultras del Movimiento Popular Guerrerense (MPG).
El martes fueron los maestros que pertenecen a esta organización los que
tomaron las instalaciones del Tribunal de Justicia de Guerrero para protestar
por supuestas órdenes de aprehensión giradas en su contra por jueces.
Su pliego petitorio incluye tanto el caso de los estudiantes de
Ayotzinapa como la liberación de compañeros de su organización que han sido
detenidos.
Los maestros de la sección 22 del SNTE de Oaxaca –que también están en
contra de la reforma educativa- se han sumado a las movilizaciones tomando
tiendas comerciales en ese estado.
Hoy 20 de noviembre, organizaciones como el CETEG y el CNTE participarán
en la jornada de movilizaciones que se realizará en la Ciudad de México con
tres marchas simultáneas que concluirán en el Zócalo capitalino.
Las autoridades federales y capitalinas están en alerta.
EL APOYO
GUERRILLERO
Hay otro tema que preocupa a las autoridades: el respaldo que el
movimiento por los normalistas de Ayotzinapa tiene de grupos guerrilleros que
operan en México.
El Ejército Popular Revolucionario, el Ejército Revolucionario del
Pueblo Insurgente y Milicias Populares ¡Basta YA!, han hecho público su apoyo a
la causa de los normalistas.
“Hoy más que nunca necesitamos responder con todas las formas de lucha,
violentas y pacíficas, legales o fuera de esta legalidad sin ética que intentan
imponernos los de arriba”, advirtió el mes pasado en un comunicado la
organización subversiva Milicias Populares ¡Basta Ya!
Hace una semana el EPR, que también ha salido a apoyar la causa de
Ayotzinapa, se atribuyó la explosión de una tienda Soriana en el municipio de
Ecatepec, en el Estado de México.
El ERPI, incluso, anunció la creación de una brigada de ajusticiamiento
en contra de integrantes del grupo criminal de Los Guerreros Unidos, que han
sido señalados como responsables de haber asesinado y calcinado a los
estudiantes.
Estos grupos parecen ser los destinatarios del mensaje del presidente
Enrique Peña Nieto, quien el martes advirtió de un intento para desestabilizar
su gobierno con actos violentos aprovechando la tragedia de Iguala.
“Hemos advertido los movimientos de violencia que, al amparo y al escudo
de esta pena, pretenden hacer valer protestas. Protestas que a veces no está
claro su objetivo. Pareciera que respondieran a un interés de generar
desestabilización, de generar desorden social y, sobre todo, de atentar contra
el proyecto de Nación que hemos venido impulsando”.
El ‘mayo francés’ mexicano
La ciudad es un hervidero.
Los aires
revolucionarios y de cambio se respiran por doquier. Miles de estudiantes
protestan en las calles con una efervescencia inaudita en contra del
autoritarismo del gobierno. Los jóvenes no están solos en su rebelión. Los
acompañan miles de obreros y trabajadores que han convocado a una huelga
general que paraliza el país.
Los enfrentamientos
entre los manifestantes y la policía es algo de todos los días. Hay lesionados
y daños por toda la ciudad.
Paris no es una
fiesta.
La capital de
Francia está convertida en una barricada donde reina el caos y la protesta. Es
1968.
Eran tiempos
agitados aquellos.
Además de la
revuelta juvenil en Francia, las protestas contra la guerra en Vietnam se
multiplicaban en EU.
En Praga, jóvenes se
levantaron contra el régimen soviético.
En la Ciudad de
México, una protesta estudiantil en contra del presidente Gustavo Díaz Ordaz
termina con la tragedia del 2 de octubre en Tlatelolco.
Las protestas del
mayo francés no solo desestabilizaron el gobierno que encabezaba en ese
entonces Charles de Gaulle.
La revuelta juvenil
logró sembrar entre los jóvenes de todo el Mundo la semilla de la inconformidad
y de la protesta.
Hace 46 años, las
manifestaciones de los estudiantes franceses amalgamaron –como ocurre hoy con el movimiento
estudiantil por los desaparecidos de Ayotzinapa- diferentes luchas, reclamos y
apoyos de diferentes sectores.
JÓVENES, EL CAMBIO DE LA SOCIEDAD
En 1968 en las
calles de Paris no solo había jóvenes inconformes, sino también obreros que
reclamaban aumentos salariales y mejoría en sus condiciones laborales.
Como sus colegas de
Francia en 1968, los estudiantes mexicanos que protagonizan hoy las
manifestaciones por Ayotzinapa se asumen como un objeto de cambio en la
sociedad.
Hoy, como en 1968,
los jóvenes están de vuelta a las calles para manifestarse por la tragedia de
Iguala, uno de los capítulos más negros de la historia mexicana.
“La espantosa
masacre de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa ha provocado una
indignación social sin precedentes desde 1968”, escribió hace una semana el
historiador Enrique Krauze en el diario El Pais.
Los jóvenes
mexicanos convocan a huelgas y marchas. La UNAM, el Politécnico Nacional, y
decenas de universidades mexicanas –públicas y privadas- participan en las
movilizaciones.
No están solos.
Hay cientos de
organizaciones sociales y de maestros como el CNTE, la CETEG, que han
reinvindicado sus reclamos.
Los acompaña en sus
protestas el mayo francés, pero también los mueve la Primavera Árabe, las
múltiples manifestaciones que en el 2011 obligaron la renuncia del presidente
de Egipto, Hosni Mubarak, y de Túnez, Ben Alí.
Hoy los estudiantes
en México tienen en la mira al presidente mexicano Enrique Peña Nieto, a quien
responsabilizan de la tragedia de Iguala.
Es la esperanza que
los mueve y que los motiva.
Como sus colegas
franceses en 1968, los jóvenes mexicanos están desencantados con el sistema que
los gobernaba.
La chispa que detonó
el polvorín fue la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa
ocurrida el 26 de septiembre en el municipio de Iguala, en el estado de
Guerrero.
(REPORTE INDIGO/ CÉSAR CEPEDA/Jueves 20 de
noviembre de 2014)
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