El
presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, Gustavo Madero, visitó Baja
California Sur en medio de una crisis de seguridad que afecta a precandidatos a
alcaldes y gobernador, y de una pugna entre viejos panistas y neopanistas
La
Paz, Baja California Sur. La gira del
presidente del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Acción Nacional (PAN),
Gustavo Madero Muñoz, no pudo haber llegado en peor momento.
La
crisis de seguridad que actualmente se vive en el Estado de Baja California Sur
no solo opacó lo que pretendía ser un magno evento panista: prácticamente lo
desapareció de los titulares de los medios que prefirieron ofrecer detalles y
datos sobres la ola de crímenes en los últimos 35 días.
Inclusive
en la propia “fiesta panista” y previo a la llegada del líder nacional, el tema
de la inseguridad fue la conversación de militantes, sobre todo de servidores
públicos marquistas presentes en un salón del hotel Grand Plaza, al norte de La
Paz.
Los
panistas no hablaban de otra cosa que de las ejecuciones y la afectación
política que los hechos están causando a los aspirantes a diputados, alcaldes y
el único pretenso a gobernador. “Sí no paran eso, nos va a pegar muy duro en
las elecciones, porque la gente está muy asustada”, expresó uno de los
militantes cuando, a partir de las cuatro de la tarde del viernes 29 de agosto
de 2014, más de 200 miembros del PAN llegaban en bola al salón del hotel,
vestidos con camisas y gorras con los logotipos del partido y del aspirante a
gobernador, Carlos Mendoza Davis, y el precandidato a alcalde de La Paz,
Armando Martínez Vega.
Sudorosos
y acalorados por el fuerte calor de ese día, los militantes de Acción Nacional
ingresaron y empezaron a esparcirse por todo el salón para ganar silla,
sentarse y tomar un poco de aire acondicionado, lo que contrastaba con los más
de 100 funcionarios del Gobierno del Estado, regidores y diputados, quienes vestidos con ropa fina, calzado de
marca y fragancias caras, saludaban a todo aquel que estiraba la mano, como si
anduvieran en campaña.
La
visita del líder del PAN reunió a viejos panistas y neopanistas, quienes
momentáneamente se olvidaron de la pugna que sostienen desde hace algunos meses
por la forma avasallante en que el grupo del gobernador Marcos Alberto
Covarrubias Villaseñor repartió precandidaturas por dedazo, dejando marginados
a los fundadores del partido en el estado, a pesar de que fueron los únicos en
respaldar la campaña de Gustavo Madero Muñoz.
Un
día antes -28 de agosto-, los llamados viejos panistas, encabezados por la
consejera nacional del PAN, Alicia Uribe Figueroa, Luis de la Torre, Sonia
Murillo, Rigoberto Romero Arce y Claudia Murillo estuvieron con Madero para
solicitar su intervención por la falta de equidad dentro del blanquiazul, lo
cual se viene observando en los últimos procesos electorales, donde -según los
quejosos- “los principios constitucionales se han visto disminuidos y no solo
se han vulnerado los derechos de los fundadores panistas, sino se ha cambiado
el principio humanista por el menosprecio, el sobajamiento y el avasalle”.
En
su intervención, Alicia Uribe Figueroa, la representante del grupo y consejera,
expuso que “debe haber un equilibrio político y sumar esfuerzos para volver a
la vida democrática del panismo, en virtud de que el proceso electoral de 2015
está en puerta, y las minorías no son tomadas en cuenta”.
Político
como es, Madero Muñoz se comprometió a buscar su inclusión y mayor equidad en
el reparto de candidaturas, pero apenas vio al gobernador de Baja California
Sur, envió un mensaje: “No traten de amarrar navajas, el CEN está unido con el
partido, con el Estado y con su gobernador, con sus senadores, con sus
diputados locales, diputados federales y todos sus militantes. Aquí hay
trabajo, hay liderazgo y hay voluntad del gobernador. Muchas gracias por la
oportunidad de decirlo frente a todos ustedes, porque así son las cosas”.
Después
todo fue miel sobre hojuelas, cuando Madero habló del gobernador, del senador
Carlos Mendoza Davis y de los diputados federales, Arturo de la Rosa Escalante,
Alfredo Zamora y Francisco Pelayo Covarrubias.
Lo
cierto es que, en una entrevista posterior, el líder nacional del PAN dejó
entrever una posible alianza con el PRD: “No está cerrada la posibilidad de que
el PAN está convencido de que se deben sumar todas las fuerzas para construir
un proyecto democrático, de prosperidad y de inclusión. Los propios panistas
sudcalifornianos definirán directamente si el blanquiazul conforma una alianza
electoral con el Partido de la Revolución Democrática para contender en los
próximos comicios”.
Los
primeros en salir a descartar esa alianza de facto, fueron la líder estatal del
PRD, Rosa Delia Cota Montaño, y el comisionado del Partido del Trabajo, Alfredo
Porras Domínguez, quienes en conferencia de prensa, advirtieron que “jamás”
harían una alianza “con los traidores de la izquierda”.
La
dirigente del Sol Azteca reveló que según el consejo político estatal, “no hay
alianza con el PAN y no habrá alianza con el PRI. Tal vez el Comité Ejecutivo
Nacional quiera hacer alianza con el PAN, pero no en Baja California Sur,
porque hemos sido muy claros y no vamos aliados con nadie”.
Reacciones
obviamente naturales, cuando el PAN se convirtió en verdugo de ex funcionarios
corruptos del sexenio pasado, como el ex gobernador Narciso Agúndez Montaño y
sus secuaces: Alfredo Porras Domínguez, Luis Armando Díaz, Guillermo Jáuregui
Moreno y el ex alcalde de Loreto, Yuan Yee Cunningham.
(SEMANARIO
ZETA/ Gerardo Zúñiga Pacheco/ 09 de Septiembre del 2014 a las 12:00:00)
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