Distrito Federal—
Ángel o demonio, la figura de Rosa Verduzco conocida como “Mamá Rosa”, detenida
por los supuestos abusos cometidos en su internado, divide a México.
Para sorpresa de la
Procuraduría General, que desmanteló el centro de Zamora y sacó a la luz
relatos terribles sobre la vida cotidiana en el albergue, el arresto ha
desatado una ola de adhesión.
Destacados
políticos, intelectuales y religiosos sostienen que el Gobierno actuó con
desmesura al capturar con bombo y platillo a la educadora de 84 años, que, a su
juicio, libró del infierno a miles de niños desamparados y les dio una
educación.
Los investigadores,
ante esta ola de críticas, respondieron con nuevos detalles del horror, entre
ellos, la declaración de una interna violada por un administrador del centro y
a la que obligaron a abortar a golpes.
La Procuraduría
imputa a Rosa Verduzco, según fuentes cercanas al caso, los delitos de crimen
organizado, secuestro, trata de personas, abuso de menores, y explotación
sexual y psicológica.
Algunos conocedores
de la casa barruntan que ambas versiones pueden ser compatibles y que Verduzco,
ya mayor y ahora mismo hospitalizada por un problema isquémico, podría haber
perdido hace tiempo el control del funesto internado, también llamado ‘La Gran
Familia’.
El resultado habría
sido la tremebunda situación hallada por la Fiscalía, con menores obligados a
mendigar, malnutridos y en condiciones infrahumanas.
Así, las autoridades
muestran un retrato inquietante, desgarrador y aterrador de lo que ocurría
dentro del albergue “La Gran Familia” gracias a los testimonios de personas que
por décadas vivieron una violencia física, sexual y emocional que llegaron a
considerar “normal”.
Testimonios de
personas entrevistadas por la organización no gubernamental “Y Quién Habla por
Mí” –única que estuvo presente durante el cateo realizado por fuerzas
federales–, señalan que dentro del albergue había familias completas que se
formaron en el hogar, de las cuales algunos padres se fueron y otros se
quedaron.
Las personas
internadas miraban como normal el tener relaciones o formar parejas, ya que se
consideraban unidos por una hermandad por ser hijos de Rosa Verduzco.
Un ejemplo es el de
una joven de 34 años que tuvo dos hijos de padres distintos, quienes sí
pudieron salir del lugar, mientras que ella fue obligada a quedarse trabajando
en el comedor, dijo en entrevista Andrés Allan Sánchez Osorio, coordinador de
Juventud por Infancia de “Y Quién Habla por Mí”.
A raíz de eso
surgieron conflictos entre padres o madres que pudieron salir y las autoridades
del centro que no les permitieron seguir viendo a sus hijos. Mamá Rosa, según
las autoridades federales, solía registrar a los niños que nacían dentro del
lugar como sus hijos por lo que tenía su patria potestad.
¿INHUMACIONES CLANDESTINAS?
Las personas
rescatadas también ofrecieron inquietantes testimonios que indican que es
probable que dentro del albergue se hayan realizado inhumaciones clandestinas.
La ONG obtuvo
declaraciones de varios habitantes que afirmaron que niños o bebés que murieron
por enfermedad o por abortos pudieron haber sido “sepultados en el patio
trasero” del lugar. Hasta ahora las autoridades federales no han confirmado el
hallazgo de restos.
Existen al menos
tres casos, el de una joven, un bebé que murió durante el parto y un niño que
murió por una enfermedad, según los testimonios de personas entrevistadas por
la ONG.
LOS CASTIGOS
Los niños y jóvenes
internos de “La Gran Familia” recibían todo tipo de castigos, que incluía estar
encerrados en lugares pequeños sin agua ni comida.
Una bofetada por
levantarse tarde, sostener una banca por cierto periodo de tiempo por portarse
mal, tres días sin comer si a alguien se le perdían sus zapatos nuevos o hasta
una semana encerrados sin probar alimentos si intentaban escapar, relatan
exinternos en entrevistas con medios locales e internacionales.
De alguna forma los
niños se las ideaban para llevar comida a los que estaban encerrados, para que
no pasaran hambre mientras concluía el castigo.
Dentro de la escuela
funcionaban primaria, secundaria y preparatoria a la cual los niños iban con su
uniforme. Sin embargo, si no lo llevaban completo no tenían derecho a la
comida.
“Muchos niños se
prestaban la ropa entre ellos para poder comer”, dice Sánchez Osorio.
Muchos de los
cuidadores eran jóvenes que crecieron dentro el lugar y gozaban de más
libertad, como la de poder salir del centro, de golpear a otros menores o de
permitir que los jóvenes de preparatoria golpearan a los más pequeños.
“Había mucha
violencia entre ellos mismos”, dice el integrante de la ONG, que tuvo contacto
directo con los niños.
CONTRATO CON CONDICIONES
Rosa del Carmen
Verduzco hacía firmar un convenio a los familiares que internaban a niños en el
albergue, donde se estipulaba cuándo y por qué tanto tiempo podría verse a los
menores.
Cuando las familias
no cumplían con los pagos acordados por el mantenimiento, automáticamente
perdían todo tipo de derechos sobre sus niños, quienes se veían obligados a
trabajar dentro para poder mantenerse a sí mismos.
El pago no era en
efectivo ni en especie, era mediante vales que se cambiaban dentro del mismo
centro por comida o ropa, toda esta donada por instituciones y los tres niveles
de gobierno.
Por ejemplo, quienes
trabajaban en el comedor recibían un vale equivalente a 400 pesos, mismos que
debían administrar para que les alcanzara para subsistir: tres tortillas en el
albergue modelo costaba un peso, y un vaso de atole costaba 50 centavos.
Otros debían
sujetarse al menú tradicional del centro: Su desayuno y comida era un plato con
verduras, un atole o agua y en la noche un pedacito de frutas y cena.
Quienes se hacían
cargo del centro “preferían que se echaran a perder las cosas en vez de
dárselas a los niños”, afirma Sánchez Osorio, ya que “las cosas buenas se
vendían”.
Esto explica las
enormes cantidades de comida enlatada, con fecha de caducidad inclusive de 2012,
que fue encontrada en el lugar.
“Había alimentos
enlatados, carne podrida, jugos echados a perder, pero también cobijas, ropa y
colchonetas nuevas” que nunca se daban a los niños, los cuales “vivían entre el
excremento” en condiciones infrahumanas, sostuvo.
SÓLO MAESTROS Y CUIDADORES PODÍAN SALIR
En “La Gran Familia”
todos los niños se encontraban estudiando, por lo que al lugar llegaban
diariamente profesores, las únicas personas que, junto con los cuidadores y los
directivos podían entrar y salir del lugar.
De esa forma fue que
algunos pasaron entre 20 y 30 años sin conocer el mundo exterior. Aunque los
menores sabían que un poder notarial firmado por sus padres donde cedían la
patria potestad de sus hijos vencía cuando cumplían 18 años, en muchos casos
los ahora adultos no les fue permitida su salida.
DEFENSORES
Sin embargo, entre
los defensores acérrimos de la detenida figura el ex presidente Vicente Fox.
“Mamá Rosa, soy solidario contigo. Sé todo el bien que has hecho a miles de
niños y jóvenes, ánimo, te mando un fuerte abrazo”, expresó el exmandatario en
un mensaje de Twitter.
Más beligerante fue
su esposa, Marta Sahagún, cuyas visitas al centro eran frecuentes hace una
década y quien calificó el arresto de “injusticia brutal contra una mujer
buena, generosa y conocidísima”.
“Por qué no muestran
los conciertos que daban los niños, o la hora en que toman las clases, o a la
hora de comer”, cuestionó la ex primera dama.
También el capitán
de la selección mexicana de fútbol, Rafael Márquez salió en apoyo de la
detenida En su cuenta de Twitter se declaró “consternado” y le deseó “coraje y
suerte”.
Su opinión su sumó a
la de otros allegados. El sacerdote Alfonso Verduzco, primo de Mamá Rosa, le
siguió los pasos desde los albores. “Es inocente y lo ocurrido es una
vergüenza. Puede que se haya cometido algún abuso en un centro con quinientos
internos, puede que haya habido personal que se haya propasado, pero ella no
era consciente ni lo ha promovido ni querido. Eso es una falsedad”, afirmó.
“Suciedad, abusos.
Eso ¿merecía un operativo militar? Recogiendo huérfanos por 66 años Rosa ocupó
el lugar social que dejó vacante el Estado”, señaló a su vez el historiador
Enrique Krauze a través de su cuenta de Twitter (@EnriqueKrauze). “Inadmisible
el acoso del gobierno a Rosa Verduzco en Michoacán... vendrá una protesta
internacional” por el caso”, advirtió Krauze.
Indica también que a
La Gran Familia llegan “no solo bebés que tienen por cuna una caja de cartón,
sino vagabundos, drogadictos, rateros de toda la República, los condenados de
esta tierra”.
Asegura por último
que ahí las personas desarrollan sus habilidades y aprenden a leer y a hacer
cuentas, y a los niños se les adiestra en oficios prácticos, productivos y en
actividades artísticas.
“Mamá Rosa tiene el
apoyo de todo el Valle de Zamora y los productores le entregan, todos los días,
cantidades tan grandes de comida que no sabe qué hacer con ella”, dijo el
politólofo Lorenzo Meyer, quien también defendió la integridad de la mujer.
En tanto, sesde la
plaza de Zamora, Michoacán, algunas organizaciones marcharon ayer en apoyo ala
encargada del albergue “La Gran Familia”.
En la marcha
participaron alrededor de 250 personas portando playeras blancas, con la
leyenda ”Yo también soy hijo de Rosa”.
TESTIMONIOS DEL HORROR
Frente a estas
protestas, secundadas por intelectuales como Enrique Krauze y Jean Meyer, el
procurador general de México, Jesús Murillo Karam, insistió en su versión del
hacinamiento y la semiesclavitud.
Para apuntalar su
acusación, los investigadores hicieron públicos los abusos, muchos de índole
sexual, descritos por seis víctimas. Entre estas declaraciones destaca una
mujer que narró que había sido retenida en el albergue en contra de su voluntad
desde los 18 años y que, tras quedar embarazada por la violación de “uno de los
administradores”, fue golpeada brutalmente para provocarle un aborto. Afirmó
que en el albergue los adultos golpean y abusan sexualmente de los más
pequeños.
Otra víctima reveló
la existencia de un cubículo denominado El Pinocho, de apenas tres metros
cúbicos, donde se encerraba a los castigados durante largos periodos sin agua
ni comida. La Procuraduría también detalló con fotografías que aparte de “fauna
nociva”, se hallaron 20 toneladas de basura en los espacios comunes.
(EL DIARIO,
EDICION JUAREZ/ Agencias/Con información de El País/Excélsior/El Universal/ 18
DE JULIO 2014)
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