MÉXICO,
D.F. (apro).- El pasado 5 de mayo la casa de la perredista Thalía
Vázquez Alatorre, al sur de la ciudad de México, fue el lugar a donde
concurrieron una serie de personajes vinculados con movimientos sociales
que de alguna manera han reaccionado a la espiral de violencia que vive
el país. Ahí surgió la idea de crear un Frente Nacional de Autodefensas
Ciudadanas que pudiera aglutinar las distintas manifestaciones que han
surgido en el país como una forma legítima de enfrentar a las bandas del
crimen organizado.
Aunque en esta reunión hubo entusiasmo de una
parte, otra planteó la necesidad de aclarar la propuesta, porque la sola
idea de crear autodefensas en todo el país remitía a la figura de
reproducir la respuesta armada de las autodefensas de Michoacán,
encabezadas en un principio por el médico José Manuel Mireles y que por
un año inspiraron a grupos sociales de otras entidades para liberarse
del hostigamiento y sojuzgamiento de las bandas del crimen organizado.
“Las
palabras no son inocentes, hay que precisar bien cuál es la idea porque
si de aquí sale una propuesta de que la gente se arme para defenderse
puede ser un llamado a la insurrección. Seamos responsables de lo que se
va a proponer”, argumentó entonces Javier Sicilia al manifestar su
rechazo en participar en una convocatoria de esta naturaleza y aclarar
que él forma parte de un movimiento de resistencia civil pacífica, no de
violencia armada.
Al poeta lo secundaron los articulistas John
Ackerman y Denisse Dresser, así como el documentalista Roberto Hernández
creador de “Presunto Culpable”, quienes manifestaron la necesidad de
aclarar si el término autodefensa estaba asociado al uso de las armas.
Aclararon que tampoco estaban de acuerdo con autodefensas armadas para
todo el país.
Este fue la primera diferencia de quienes asistieron
a esta reunión organizada por Thalía Vázquez Alatorre a la que llegaron
el exgobernador Ernesto Ruffo, el padre Alejandro Solalinde, el general
retirado Francisco Gallardo, el exalcalde Jaime Rodríguez, Isabel
Miranda de Wallace, José Manuel Mireles, la diputada michoacana Selene
Vázquez Alatorre, y Marta Sánchez defensora de migrantes, entre otros.
Aunque
hubo algunos de los asistentes como el general Gallardo, Jaime
Rodríguez y Thalía Vázquez que apoyaron el uso legítimo de las armas
para la defensa propia y de las familias, ante la incapacidad del Estado
de hacerlo, otros como Sicilia se rehusaron a apoyar la iniciativa de
convocar a un Frente Nacional de Autodefensas.
Mireles guardó
silencio la mayor parte de la reunión y hasta el final tuvo una
participación larga en la que describió una vez más las circunstancias
que obligaron a la gente a tomar las armas y formar autodefensas en
Michoacán. Pidió el apoyo para el movimiento, pero nunca los convocó a
tomar las armas.
Esta diferencia de posiciones evidenció la
dificultad de que prospere a nivel nacional una propuesta de integrar un
Frente de Autodefensas a pesar de que hay regiones donde la gente está
en los límites de la tolerancia frente al dominio casi absoluto del
crimen organizado que la extorsiona, secuestra y ejecuta.
A pesar
de que se convocó a la formación de este Frente de Autodefensas pero no
armados, el foro que realizaron días después en el Polyforum Cultural
Siqueiros no tuvo el eco ni la convocatoria que se esperaba.
Las
condiciones históricas, sociales, políticas de Michoacán, la presencia
ominosa de Los Caballeros Templarios que llegaron a controlar la vida de
poblaciones completas hasta ejercer el derecho de poseer a las mujeres
de Tierra Caliente, no se repite en otros lugares como Tamaulipas,
Veracruz, Estado de México y otras entidades con fuerte presencia del
crimen organizado.
Es poco probable que se repliquen las
autodefensas armadas en otras regiones del país como se gestaron en
Michoacán, no porque no haya una situación de inseguridad y violencia,
sino porque no existen los apoyos financieros para comprar armas y
dárselas a la gente para que se defienda. Tampoco existe la urgencia
suficiente en las ciudades y pueblos embestidos por el crimen organizado
como para tomar una decisión de enfrentarlos y perder la vida en esta
acción.
Al gobierno federal es al que menos le conviene dejar que
se repliquen este fenómeno de las autodefensas armadas en todo el país y
harán hasta lo imposible para bloquear cualquier intento que se geste,
no obstante que ya hay algunas señales de que esto ya está ocurriendo en
lugares del Estado de México donde la violencia del crimen organizado
está rebasando los límites de la tolerancia social.
Twitter: @GilOlmos
/ 11 de junio de 2014)
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