MÉXICO,
D.F., (proceso.com.mx).- Oswaldo Joaquín Correa Romero, de 11 años de
edad, fue asesinado el 27 de agosto de 2012 por sus compañeros de la
escuela primera “Licenciado Isidro Fabela”, en Jilotepec, Estado de
México.
Los maestros y la directora encubrieron el hecho. Las
autoridades ministeriales y de Educación en la entidad han negado el
homicidio. Sólo ahora, a raíz del caso de bullying de Ciudad Victoria
que alcanzó visibilidad nacional, los padres han decidido denunciar
públicamente.
Oswaldo era “el nuevo” en el plantel. Uno o varios
de sus compañeros lo asfixiaron en un baño esa mañana de agosto de 27 de
agosto. El menor, delgado, frágil, gritó pidiendo auxilio. “Nadie”
escuchó. Nadie intervino. Sólo una niña que estaba en el baño de al lado
oyó que varios infantes le hacían bullying a Correa Romero.
El
crimen ocurrió en plena clase de Educación Física. Cuando vieron el
cuerpo inerte de Oswaldo, los maestros lo llevaron a una farmacia al
lado del plantel. La doctora lo revisó. Ya no tenía pulso.
En una
camioneta color rojo lo llevaron a una clínica del ISSEMYM, en
Jilotepec. Los médicos lo recibieron y confirmaron que había fallecido
por asfixia.
Ante la contundencia del hecho, la directora del
plantel, Angélica Teresa Barrales Polo, decidió encubrir a los
profesores responsables y a los menores que participaron en este ritual
de bullying que antes se conocía como “novatada” o “bienvenida”.
Barrales
Polo, según el testimonio de los padres de Oswaldo, pidió a los
maestros y empleados “hagamos una tanda” para entregársela a los
policías judiciales de Jilotepec para que ellos “arreglaran” la
situación y no inculparan a los responsables de la escuela primaria.
El
Ministerio Público alteró pruebas periciales e incorporó versiones
contradictorias. Por ejemplo, el promotor de Educación Física, Habacuc
Trejo Maldonado, argumentó que Oswaldo pidió permiso para ir al baño en
medio de la clase y que “un niño gordito”, sin identificar, le avisó que
el menor estaba “desmayado”.
La maestra del grupo, Norma Montiel, dijo
que acompañó a Oswaldo y que lo esperó “10 minutos en la puerta”, pero
no escuchó cómo lo maltrataban los otros compañeros.
Los padres
acudieron a la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México. El
visitador que los recibió les dijo que apenas dos meses antes habían ido
los padres de una niña de sexto año en una escuela primaria de San
Mateo Atenco. Una de sus compañeras le clavó un lápiz en la yugular. El
caso quedó “enterrado” por la PJEM.
Como estos dos casos, decenas
de otros han sido “enterrados” o “arreglados” en la entidad gobernada
por Eruviel Avila para que ninguno de los profesores responsables de la
seguridad de los menores sean llamados a declarar.
En su edición
del 29 de mayo, el periódico La Jornada citó cifras de un consejo
ciudadano indicando que en 4 años ocurrieron 3 mil 623 casos de bullying
en el Distrito Federal y en el Estado de México.
El tema fue discutido
en la Comisión Permanente. Los legisladores pidieron una “campaña
nacional” urgente para frenar esta oleada.
A la defensiva, el
titular de la SEP, Emilio Chuayfett, reviró lavándose las manos. El
también exgobernador del Estado de México sentenció que “la violencia
está en los hogares, en los medios” y no en las escuelas bajo su
responsabilidad.
“Es un fenómeno mucho más complejo, cuya
respuesta no corresponde sólo a la SEP. Debemos velar porque la escuela
no sea espacio de violencia y cuando esto ocurra, que sea adecuadamente
castigada”, afirmó Chuayfett, sin comprometerse a investigar casos
denunciados en su propia entidad.
La denuncia en redes sociales
La
diferencia en el caso de Oswaldo es que sus padres han decidido
denunciar públicamente a través de una página de Facebook titulada
“¿Dónde Estaba Dios cuando Asesinaron a Nuestro Pequeño Oswaldo?”. La
página tiene apenas 800 seguidores, pero ha incrementado a raíz del caso
de Ciudad Victoria, Tamaulipas que desató una ola de indignación, a
partir de la amplia cobertura mediática en televisión abierta, en redes
sociales y en medios impresos.
Los padres de Oswaldo han subido a
la misma página de Facebook fotos de su hijo y documentos para acreditar
que falleció como consecuencia de un homicidio y no de un infarto, como
han tratado de encubrir las autoridades ministeriales y escolares.
“La
necropsia de la Doctora Santoyo reafirma el infarto del menor y por lo
que hace al Dr. Sergio Guzmán concluye que fue una presión toraxo
abdominal, es decir, lo convierte en homicidio”, señala un párrafo
firmado por el maestro Pedro Gutiérrez.
El mismo documento indica
que Gutiérrez habló con el fiscal de Homicidios reiterándole el caso
como homicidio. El fiscal le comentó “que lo iba a exponer con el fiscal
Mario Salas y que estuviéramos al pendiente para cualquier comentario”.
Los
padres no dudan en responsabilizar a la directora de la escuela, al
secretario de Educación Raymundo Martínez Carbajal y al gobernador
Eruviel Avila de encubrir éste y otros casos.
“Apostaron a ocultar a que nadie diga que en el Estado de México ocurren muertes de niños por bullying”, sentenciaron.
Los
padres aclaran que, a raíz del caso de Ciudad Victoria, decidieron
circular su testimonio en Facebook. En Youtube hay un video de fotos con
el título “Oswaldo Joaquín Correa Romero”.
/ 30 de mayo de 2014)
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