El menor de 13 años es una de las cinco personas asesinadas en una barricada instalada cerca de Lázaro Cárdenas.
Michoacán.- Eran las 4 de la tarde del domingo 27 de abril cuando de una
camioneta roja bajaron hombres armados y dispararon contra los
autodefensas que se encontraban en las barricadas de Chuquiapan, a unos
40 minutos de Lázaro Cárdenas. Cinco personas murieron, entre ellas, un
pequeño de 13 años a quienes todos llamaban El Niño.
Las
víctimas aseguran que fue una masacre porque la gente de la barricada no
estaba armada, ni palos tenían. Los responsables: el grupo de
autodefensa de Caleta de Campos, comandado por El Plátano,
quien de inmediato fue desconocido como parte del Consejo General de
Autodefensas de Michoacán. Esa es una de las evidencias más claras de
las diferencias que hay entre los civiles armados.
Estanislao Beltrán fue señalado por El Plátano de tener acuerdos con Los templarios,
por eso, los pueblos de La Mira y Chuquiapan no tienen relación con los
de Caleta de Campos. "Me acusan a mí, amenazan a gente para que diga
que yo tengo relación con Los templarios, son grupos que apenas se suman
a la lucha, pero que lo que quieren es controlar el puerto (Lázaro
Cárdenas) y por eso matan gente inocente".
Alfredo Castillo,
comisionado para la seguridad y el desarrollo en Michoacán, aseguró tras
el incidente que lo ocurrido en Chuquiapan no fue un enfrentamiento
entre cárteles, sino "circunstancias diferentes".
El Niño, como lo conocían en la barricada llegaba a bañarse a casa de doña Chuy
en La Mira. Ella le dio de comer, y aunque nunca supo su nombre y
apenas sabía que vivía en La Villera, se encariñó. Recuerda que el
pequeño se le sentaba en sus piernas o le pedía que lo abrazara. En la
barricada duró solamente dos días antes de la balacera que acabó con su
vida. Esa tarde de domingo se bañó. Todavía mojado subió a la barricada
de Chuquiapan. Pasadas las 4 de la tarde, cuando se dio la balacera,
cayó al suelo ensangrentado. Pidió ayuda a Eleazar, hijo de doña Chuy
que también era autodefensa, pero no pudo hacer mucho por él. Cuando
llegaron a auxiliarlos, el pequeño tenía una pistola en la mano derecha
que, aseguran, le pusieron para hacer parecer que los autodefensas de
esa barricada estaban armadas.
Mejor suerte corrieron un par de
jóvenes, entre ellos José Luis, a quien corretearon hasta la playa cerca
de la barricada. Lo secuestraron casi una semana. Lo amarraron de las
manos y aún con cicatrices en las muñecas asegura que lo amenazaron, le
dijeron que gente de Estanislao Beltrán, estaba vinculada con Los templarios
y si salían, la gente de Caleta de Campos, los iba a matar. El miedo
los hizo refugiarse casi una semana hasta que salieron y fueron hasta la
barricada a pedir apoyo y resguardo.
El Plátano, líder
del grupo de autodefensa de Caleta fue desconocido tras el asesinato de
los cinco que fueron rafageados mientras cuidaban la barricada.
Es
el saldo fatal de las diferencias entre autodefensas que desacreditan a
los formalmente constituidos. Por esa razón es que no han podido llegar
hasta el centro de uno de los municipios más importantes de la costa
michoacana desde donde Los templarios controlaban el negocio millonario que representaban la minería y los precursores químicos.
(MILENIO/ Liliana Padilla/
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