Los
principales proveedores son de Comondú
Hay
irregularidades en la adjudicación de contratos millonarios por concepto de la
compra de pan, agua, tortillas y alimentos perecederos en las penitenciarías
del estado
La Paz, Baja
California Sur.- Comenzó la cuenta regresiva del cuatrienio del gobernador
Marcos Alberto Covarrubias Villaseñor, y empezaron a brotar excesos e
irregularidades en la adjudicación de contratos millonarios por concepto de la
compra de pan, agua, tortillas y alimentos perecederos en las penitenciarías de
Baja California Sur.
Los contratos que
van desde los 441 mil 668 pesos con 25 centavos hasta 10 millones 522 mil 050
pesos, prácticamente han favorecido a empresarios originarios del municipio de
Comondú, y donde dicho sea de paso, es la tierra del gobernante de Partido Acción
Nacional (PAN).
Según el resultado
de una investigación iniciada desde el 21 de agosto del 2013 por ZETA, a raíz
de algunas denuncias de presunta corrupción y favoritismo por parte del
coordinador de la Unidad de Apoyo Administrativo y Financiero de la Subsecretaría
Estatal de Seguridad Pública (SESP), Juan Pablo Ramírez Arzola, quedó
plenamente comprobado que la totalidad de los contratos fueron asignados de
manera directa, y sin previa licitación pública estatal o nacional, a pesar de
rebasar por mucho el tope tipificado de los 12 mil 821 veces el salario mínimo
vigente en el estado, según el Artículo 53 de la Ley de Adquisiciones,
Arrendamientos y Servicios del Estado.
La lista de los
empresarios que –según documentos en poder de este Semanario– acapararon los
jugosos contratos para surtir de alimentación a todos los reos de las cárceles
de San José del Cabo, La Paz, Ciudad Constitución, Loreto y Santa Rosalía, son
los siguientes.
1.-María Guadalupe Pérez Magaña, con domicilio
fiscal en Nicolás Bravo S/N en la colonia 4 de Marzo en Ciudad Constitución.
2.- Nora Alicia Collins Atondo, con domicilio fiscal
en Valentín Gómez Farías No. 269 esquina Ignacio Ramírez en la colonia Valle
Paraíso en Ciudad Constitución.
3.- Francisco Muñiz Rocha, con domicilio fiscal en
Nayarit No. 88 entre Belisario Domínguez en la colonia Pueblo Nuevo en La Paz.
4.- José Manuel Osuna Álvarez, con domicilio fiscal en
Istmo de Tehuantepec No. 142 en la colonia Santa Fe en La Paz.
5.- Alberto José Castro Mendoza, con domicilio fiscal
en calle Los Mares, manzana 198, lote 9, colonia Lienzo Charro en Los Cabos.
6.- Marcial Flores Castro, propietario de
Distribuidora de Productos y Servicios Servicabo, S.A de C.V, con domicilio
fiscal en calle Felipe Ángeles entre Cuauhtémoc y Calle Sin Nombre en la
colonia Centro en Ciudad Constitución y Distribuservis, S.A de C.V, con
domicilio fiscal en calle Lerdo de Tejada No. 183 esquina Galeana en la colonia
Centro, en Ciudad Constitución.
Las millonarias
operaciones de compraventa entre la Subsecretaría Estatal de Seguridad Pública
y este reducido grupo de empresarios comundeños –según un documento de análisis
de partidas de alimentación de personas y reos en los cuatro centros de
reinserción social— tuvo una derrama económica que se ejerció de la siguiente
manera.
1.- 44 millones 595 mil 021 pesos en el 2012.
2.- 16 millones 022 mil 525 pesos de enero a agosto
del 2013.
No obstante las
evidencias, el coordinador de la Unidad de Apoyo Administrativo y Finanzas de
la SESP, Juan Pablo Ramírez Arzola –y responsable de todas las compras de los
penales— no quiso siquiera dar la cara, cuando reporteros estuvieron el pasado
30 de abril en su oficina, por lo que el oficial mayor del gobierno estatal,
Rafael Gallo Rodríguez, tuvo que salir al paso y ofrecer una explicación en
torno a los hechos.
Durante una
entrevista con ZETA, Gallo, rechazó de entrada que la asignación discrecional
de contratos sea irregular, en virtud de que “la Ley de Adquisidores,
Arrendamientos y Servicios en el estado, permite la adjudicación de contratos
de manera directa, y sin obligación de licitarse, cuando se trata de
alimentación básica o semiprocesada”.
Y efectivamente, de
acuerdo a un abogado consultado por este semanario, el Artículo 52 de la citada
Ley, contraponiéndose al Artículo 53, establece a la letra lo siguiente: “Las
dependencias, entidades y órganos autónomos, bajo su responsabilidad podrán
contratar adquisiciones, arrendamientos y servicios, sin sujetarse al
procedimiento de licitación pública a través de los procedimientos de
invitación a cuando menos tres personas o de adjudicación directa, en el
siguiente caso”.
1.- Cuando se trata
de adquisidores de bienes perecederos, granos y productos alimenticios básicos
y semiprocesados.
Desde el punto de
vista del abogado, la adjudicación de contratos jurídicamente procede, a pesar
de que moralmente es irregular, porque –de acuerdo a su dicho—, el responsable
de haber asignado dichos contratos, benévolamente aprovechó las contradicciones
en la Ley y favoreció de manera directa a un grupo de empresarios con jugosos
contratos.
LOS CONTRATOS
En el análisis de la
información y pruebas documentales obtenidas por ZETA, durante poco más de 5
meses de investigación, se logró establecer que tan solo en el 2013, el
proveedor más favorecido fue la propietaria de la tortillería “Tzitzi”, María
Guadalupe Pérez Magaña, y quien se agenció 12 contratos de compraventa por el
orden de los 5 millones 210 mil 305 pesos con 15 centavos, y quien surte de pan,
tortillas y alimentos perecederos a los penales de Loreto y Santa Rosalía.
La empresaria nacida
el 26 de abril del 1967 en Puruandiro, Michoacán se encuentra registrada desde
el 11 de septiembre del 2009 en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público
(SHCP), bajo el Registro Federal de Contribuyente (RFC), PEMM670404Bl1 y
registrada en el padrón de proveedores a partir del 2012 con el número
BCS-OMDRM-P294-06-12.
Los otros
comerciantes, registrados en el padrón de proveedores en el 2012 y en el 2013,
son los siguientes:
1.- José Alberto Castro Mendoza, quien
fue favorecido con dos contratos que juntos suman un total de 6 millones 376
mil 860 pesos para entregar alimentos perecederos en las penitenciarias de La
Paz y San José del Cabo. El empresario originario de Hermosillo, Sonora,
actualmente está registrado en la SHCP, bajo el número de contribuyente
CAMA871005-7M9, el cual aparece identificado como el proveedor
BCS-0MDRM-P247-02-12.
2.- Nora Alicia Collins Atondo, quien sin
un local comercial –según una inspección en su domicilio fiscal—, trabaja desde
su domicilio particular, la cual entrega agua a los penales de La Paz y San
José del Cabo, cuyo contrato, es quizá el menor de todos pues apena alcanza los
441 mil 668 pesos con 25 centavos. La comerciante originaria de Ciudad
Constitución y nacida el 1 de julio de 1980, tiene el número de RFC:
COAN800211SK7, y quien tiene el registro de proveedor BCS-OMDRM-P288-06-12.
3.- José Manuel Osuna Álvarez, el cual
recibió dos contratos que amparan compras por un millón 47 mil 422 pesos con 50
centavos para surtir de tortillas al Centro de Reinserción Social de La Paz.
Nacido el 28 de febrero de 1977, es originario de Puerto Adolfo López Mateos,
quien tiene el registro OUAM770130-MH9 y es el proveedor BCS-OMDRM-P460-03-13.
4.- Francisco Muñiz Rocha, quien fue
favorecido con cinco contratos para distribuir pan y tortillas en las cárceles
de La Paz y San José del Cabo, el cual recibirá 4 millones 586 mil 736 pesos.
El empresario nació el 4 de marzo de 1969 y es originario de Torreón, Coahuila,
teniendo el número de contribuyente MURF690301-UC5, y está identificado como el
proveedor BCS-OMDRM-P452-02-13.
Un caso por demás
especial es el del conocido comerciante de frutas y verduras, Marcial Flores
Castro, identificado públicamente como “El Pitayo” y propietario de la cadena
de negocios “La Canasta del Valle”.
Con tres negocios en
Ciudad Constitución –según documentos en poder de ZETA– dos de ellos son
proveedores de los penales de La Paz y San José del Cabo hasta donde envía
alimentos perecederos, como si en las ciudades más grandes del estado no
hubiera negocios o comercios de este tipo.
El comerciante
–quien públicamente se sabe que respaldó la campaña del actual gobernador— es
el proveedor que más dinero obtuvo, bajo los siguientes contratos:
1.- 10 millones 522
mil 050 pesos para abastecer de alimentación al Cereso de La Paz, donde aparece con el nombre de proveedor
“Distribuservis, S.A de C.V”, representado por el propio comerciante.
2.- 8 millones 962
mil 800 pesos para suministrar de alimentos perecederos al Cereso de San José
del Cabo, bajo el nombre del proveedor “Distribuidora de Productos y Servicios
Servicabo, S.A de C.V”, representado por Omar Enrique Beltrán Llamas.
En suma, 19 millones 484 mil 850 pesos, cuyos contratos
no entraron a licitación pública estatal o nacional, a pesar de que las dos
compañías del comerciante comundeño, no reunían los requisitos establecidos por
el Artículo 34 de la Ley de Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del estado,
que a la letra establece:
“Que en los
procedimientos de contratación, las dependencias o entidades autorizadas,
deberán optar en igualdad de condiciones por la utilización de bienes y
servicios propios de la región que sean ofertados por proveedores locales, con
domicilio fiscal y residencia permanente de una antigüedad no menor a 12 meses
y que cuenta con licencia municipal”.
Y es que –de acuerdo
al acta constitutiva obtenida por este semanario— la compañía Distribuservis,
S.A. de C.V. fue jurídicamente constituida el 12 de marzo del 2013, según el
acta 2456 y protocolizada por el Notario Público No. 5, Félix Enrique Ortega
García, quedando inscrita en el Registro Público de la Propiedad y el Comercio
de Comondú, bajo el número 195, volumen IV-AC, sección C04, con fecha del 2 de
abril, es decir, justamente un día después de haberse firmado el primer
contrato de compraventa.
La segunda empresa
de nombre Distribuidora de Productos y Servicios Servicabos, S.A de C.V, fue
registrada un día después, es decir, el 13 de marzo del 2013, según el acta
2476, firmada y avalada por el mismo Notario Público No. 5, Félix Enrique
Ortega García, en cuya empresa aparece como su Representante Legal, Omar
Enrique Beltrán Llamas.
Avalando toda la
serie de irregularidades, y negocios bajo el amparo del poder, aparece
estampada la firma de los contratos la siguiente lista de funcionarios del
gobierno de Marcos Alberto Covarrubias Villaseñor.
1.- Adonaí Carreón Estrada, entonces encargado
del despacho de la Subsecretaría Estatal de Seguridad Pública, y hoy actual
titular de la Procuraduría General de Justicia del Estado (Pgje).
2.- Juan Pablo Ramírez Arzola, coordinador de la
Unidad de Apoyo Administrativo y Financiero de la Subsecretaría Estatal de
Seguridad Pública.
3.- Miguel Álvarez Rivas, director de Recursos
Materiales de Oficialía Mayor.
4.- Armando de la Toba Polanco, director general de Ejecución
de Prevención y Reinserción Social.
5.- Los directores y subdirectores administrativos de
los penales de San José del Cabo, Jesús Rahgner Torres Moreno y Bárbara
Elizabeth Moreno Salgado, respectivamente; Noé Real Lizardi y Raymundo Flores
Aguilar de La Paz; Rosalía Romero Aguilar y Jesús David Yee de Loreto; Enrique
Rigoberto Garaizar Asiain y Óscar Martínez Aguiar de Santa Rosalía.
EL MODUS OPERANDI
El negocio de las
compras de alimentación de los reos de los penales, no es solo lucrativo para
los proveedores, sino también para algunos funcionarios, como el coordinador de
la Unidad de Apoyo Administrativo y de Finanzas de la SESP, Juan Pablo Ramírez
Arzola, según expuso uno de los directores.
Durante esta
investigación, ZETA, habló con uno de los directivos penitenciarios, quien
pidió fuera omitido su nombre por posibles represalias, el cual terminó por
develar cómo y de qué manera es el modus operandi para sacar raja de los
recursos económicos presupuestados para el desayuno, comida y cena de los
internos.
De acuerdo al
director, la operación consiste en facturar el excedente de comida. Es decir,
en el caso del penal de La Paz, actualmente existe una población aproximada de
900 reos, de los cuales, entre 700 y 800, consumen diariamente tres comidas,
derivado de que el resto, prefiere la alimentación llevada por sus familiares.
Tomando como
referencia el presupuesto establecido en el contrato de compraventa de 54 pesos
con 6 centavos por desayuno, comida y cena de cada preso, según en análisis
financiero elaborado por el propio directivo penitenciario, la comida que se
cobra de más, sin ser servida, es de aproximadamente 10 mil 812 pesos por día,
cuya facturación hasta el fin de mes deja una ganancia de 324 mil 360 pesos
únicamente en el Cereso de La Paz.
La utilidad por año
es de 3 millones 892 mil 320 pesos, los proveedores se ven obligados a regresar
ese dinero para que el contrato esté vigente y todos ganen en el negocio de la
alimentación de los reos.
Lo anterior sin
tomar en cuenta la alimentación que también se factura y que supuestamente
consumen los custodios y a veces hasta el personal administrativo, cuando se
tienen que quedar a trabajar más de 12 horas.
El mismo modus
operandi aplica en las cárceles de San José del Cabo, Loreto, Ciudad
Constitución y Santa Rosalía, y cuyos proveedores, son los mismos que surten en
una penitenciaria y en otra.
ZETA solicitó una
entrevista con el coordinador de la Unidad Administrativa y Finanzas de la
SESP, Juan Pablo Ramírez Arzola, misma que no fue concedida. No obstante,
personal de la SESP, quedó de comunicarse para concertar la entrevista, lo cual
al cierre de esta edición, tampoco se dio.
Las explicaciones
Durante una
entrevista con el director general de Ejecución de Prevención y Reinserción
Social en el estado, Armando de la Toba Polanco, de entrada se lavo las manos y
dijo que “la institución a mi cargo solo entrega el pedido del alimento que se
requiere para el desayuno, comida y cena de los reos, y la Subsecretaría
Estatal de Seguridad Pública, se encarga de comprar y surtir a todos los
penales del estado”.
El funcionario fue
tajante: “Nosotros no manejamos dinero ni compramos la alimentación”, y agregó
que “mi responsabilidad es solo preparar y darle de comer a los internos y
mantener la tranquilidad y seguridad dentro de las cárceles”.
Sin embargo, el
oficial mayor del gobierno del estado, Rafael Gallo Rodríguez, dijo que “como
parte de sus facultades está la de conseguir proveedores, y en este caso,
nosotros solicitamos tal y como establece la Ley de Adquisidores,
Arrendamientos y Servicios, tres presupuestos por cada uno de los conceptos, es
decir, agua, tortillas, pan y alimentos perecederos, y adjudicamos a quienes
nos ofertaron el mejor precio”.
El funcionario
rechazó que sea “una causalidad” que los proveedores sean de origen comundeño,
porque al final de cuentas “son quienes nos dieron el precio que salió de un
estudio de mercado elaborado y el cual arrojó que el precio que debíamos de
cubrir por la alimentación de cada reo es de alrededor de los 54 o 55 pesos”.
— ¿No cree que hay
mucha más compañías, como para lanzar una licitación pública?
“La Ley establece
que podemos hacer adjudicación directa, porque se trata de alimentos
perecederos, y quiero comentarles que el gran problema aquí no es que no haya
compañías, sino que no cualquiera se anima a ser proveedor del gobierno, porque
tienen que hacer una serie de trámites que en ocasiones termina por
enfadarlos”.
Y efectivamente, uno
de los proveedores de la lista de los CERESOS expuso a ZETA que en ocasiones ha
tardado hasta en tres meses en recibir un pago, y el cual muchas veces
solamente da vueltas por el grave problema del
papeleo.
Sobre estos hechos,
el oficial mayor del gobierno estatal, Rafael Gallo Rodríguez, dijo que
“nosotros solo vimos lo de los contratos con los proveedores”, pero las
compras, facturación y todo lo concerniente a la operación de compraventa ya es
directamente entre el proveedor y la Unidad de Apoyo Administrativo y de
Finanzas de la SESP.
El funcionario
expuso que por el momento “no hemos recibido información de que alguien esté
haciendo negocio con la comida de los reos”, no obstante, reconoció que “no
estamos exentos de que pudiera suceder”, porque ni el gobernador Marcos
Covarrubias Villaseñor, mete las manos al fuego por nadie ni siquiera por mí”.
De tal manera que se
comprometió a investigar lo que está sucediendo en torno al caso, porque “no se
vale que alguien este haciendo negocio a costillas de la alimentación de los
reos”, incluso presumió que cuando se elaboraron los contratos metieron una
cláusula, como especie de candado de que por cada pedido entregado tenían que
firmar de recibido el cocinero, administrador y director de cada penal.
LA ALIMENTACIÓN DE LOS INTERNOS EN LOS PENALES
CERESO
|
Número de
Reos
|
3
Alimentos por Día
|
Costo de
Alimentación
|
|
San José del Cabo
|
550
|
1,650
|
$84,630.00
|
|
La Paz
|
900
|
2,700
|
$49,140.00
|
|
Ciudad Constitución
|
172
|
516
|
$9,391.00
|
|
Loreto
|
43
|
129
|
$2,347.00
|
|
Santa Rosalía
|
240
|
720
|
$13,104.00
|
|
Total
|
1,905
|
5,715
|
$158,612.00
|
|
|
|
|
|
|
Fuente: Dirección
General de Ejecución de Prevención y Reinserción Social
Los costos de la comida
Costo por
Reo
|
Costo por
Día
|
Costo por
Mes
|
Costo por
Año
|
$54.06
|
$158,612.00
|
$4,758.360.00
|
$57,100,320.00
|
Fuente: Dirección
General de Ejecución de Prevención y Reinserción Social
(SEMANARIO
ZETA BCS/ Gerardo Zúñiga Pacheco/ 06 de Mayo del 2014 a las 12:00:00)
No hay comentarios:
Publicar un comentario