miércoles, 16 de abril de 2014

UN MES VIVIENDO EN EL TERROR: UN HIJO SECUESTRADO Y OTRO ASESINADO

Gerson Quevedo Orozco, quien cumple un mes de secuestrado. Foto: Especial
XALAPA, Ver. (apro).- El gobernador Javier Duarte no escatima en gastos para pagar gacetillas en los principales diarios de circulación nacional en las que exalta el liderazgo que tiene su entidad en la aprehensión de secuestradores.

Sin embargo, familiares de Gerson y Alan Quevedo Orozco desdicen al mandatario porque en su caso no han encontrado respuesta a un mes de su tragedia personal.

En marzo pasado, en efecto, Gerson, de 19 años de edad y estudiante de segundo semestre de Arquitectura, fue secuestrado por un grupo de plagiarios.

Su hermano Alan, arquero del equipo sub 17 de los Tiburones Rojos entabló contacto con los secuestradores y negoció su rescate, pero al intentar hacer el intercambio fue asesinado, junto con su cuñado, Miguel Eliacim Caldelas, en el fraccionamiento Arboledas San Ramón, municipio de Medellín de Bravo, conurbado con el puerto de Veracruz.

“Son dos asesinatos y un secuestro, lo que está familia ha vivido en un mes. Y en ese tiempo la Procuraduría de Justicia nos dice que sólo ha logrado avanzar con una orden de presentación de un presunto indiciado. Eso es una burla”, dice, indignada, Maricela González, madre de Gerson y Alan.

Desde entonces, la familia Quevedo González vive con miedo. Han tenido que mudarse de vivienda en dos ocasiones por temor a represalias del comando que secuestró y asesinó a sus hijos.

Lo más desesperante, cuenta, es que el caso no avanza.“Una semana después de la ejecución y secuestro de mi hijo, nos llamaron a declarar, hasta el sábado 23. ¿Sabe usted la incertidumbre que es vivir con eso? Sólo quiero que encuentren a mi hijo vivo. Me duele muchísimo, ya perdí a mi hijo Alan y a mi yerno”, expone Maricela González.

Gerson Quevedo Camarilla, padre de los jóvenes deportistas, aún luce contrariado y desconoce los motivos por los que su hijo pudo haber sido secuestrado.

“No sé si por envidia o reclutamiento. Mis hijos eran buenos estudiantes, no le hacían daño a nadie. Hace tres años vivíamos en Orizaba, nos mudamos a Veracruz, para apoyar la carrera deportiva de Gerson y Alan. Cuando lo secuestraron (a Gerson), seguimos al pie de la letra lo que nos pidieron (los delincuentes), pagamos el rescate de los 50 mil pesos”, cuenta.

Los padres de los hermanos Quevedo González aún reprochan que cuando recurrieron al número de emergencias 066 de la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz para reportar el secuestro de su hijo, el interlocutor del C-4 (Centro de Comunicaciones, Computo, Control y Comando) contestó: “Seguramente se trata de un secuestro virtual, mándenle un mensaje al celular de su hijo, díganle que ustedes están bien y que regrese a casa”; esa respuesta oficial quedó asentada en el folio número 56699 de la SSP.

El homicidio de Alan Quevedo ocurrió la madrugada del domingo 16 de abril, cuando los presuntos plagiarios negociaban la liberación del hermano menor del arquero del cuadro juvenil del Veracruz.

Dos días después, la PGJE emitió un comunicado en el que informó que los familiares de las víctimas relataron a policías ministeriales que uno de sus hijos había sido secuestrado la mañana del sábado 15 de abril y que los plagiarios solicitaron un rescate vía telefónica, el cual fue pagado.

“Sin embargo la víctima no fue liberada, por lo que familiares decidieron, sin dar cuenta a las autoridades, realizar su propia búsqueda para localizarlo, llegando hasta una casa donde fueron recibidos a balazos, lo que dio paso a una persecución”, según el documento.

Posteriormente, elementos de la Secretaría de Seguridad Pública hallaron a dos personas sin vida dentro del vehículo Mazda color rojo con placas YJX5999 de Veracruz. Eran Alan Quevedo y Miguel Eleacim Caldelas.

En la misma camioneta fueron encontrados documentos de Alan: una credencial de estudiante, una papeleta de empeño y otros documentos personales. “La clave está ahí, ¿de quién es la camioneta?”, pregunta el padre.

Apenas ayer, el secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, minimizó el asunto de las “desapariciones forzadas” y los secuestros, pues aseguró que la mayoría tienen que ver con delincuentes.

“Son delincuentes ajustando a otros delincuentes. Lo que quiero decir es que no tenemos ningún problema grave, la sociedad puede seguir caminando por las calles”, dijo.

El gobernador Javier Duarte aseguró hoy que no avala las declaraciones de su titular de Seguridad Pública y dijo que él ya se comprometió con el Colectivo por la Paz Xalapa a analizar “caso por caso”, cada uno de las “665 desapariciones forzadas” que han ocurrido en la entidad desde que arrancó su sexenio.

“Las leí en Proceso (las declaraciones). No las avalo, por supuesto que no. Lo que estamos optando, es por localizar a las personas desaparecidas, el analizar cada caso en particular. Me voy a seguir reuniendo con ellos (Colectivo por la Paz), estamos abriendo las investigaciones y va caminando la fiscalía especializada para localizar a personas desaparecidas”, dijo en el Congreso Local, a donde acudió a una ceremonia por la gesta heroica de los defensores del 14 de abril por la ocupación Yanqui de 1914.

Cuestionado por las balaceras y hechos de violencia que han retornado a la zona conurbada Veracruz-Boca del Río y a la capital del Estado, Duarte reparó en que son operativos tácticos de fuerzas federales y estatales, a diferencia de Tamaulipas, donde hay “reacomodos” de dos cárteles del narcotráfico.

“Son operativos hechos por el orden público. Desarticulamos una célula delincuencial, al momento de ser inspeccionados, los señores agredieron. Lamentablemente fueron abatidos, digo lamentablemente, porque queríamos detenerlos. Hoy es una célula delincuencial que ocasionaba problemas, daños, que quería agredir a la sociedad”, aseguró.

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