Saltillo, Coah.- El presbítero Humberto Álvarez, párroco de la iglesia del Ojo de Agua, fue señalado como “papista” y “hereje” por arzobispos ortodoxos, quienes enviaron una carta dirigida al papa Francisco, a quien acusaron de una crisis en la Iglesia católica.
Según el diario mexicano “El Universal”, los arzobispos Andrés de
Dryinoupolis, Pogoniani y Konitsa, y Serafín del Pireo y de Faliro
incluyeron el caso de Álvarez, a quien catalogan de “papista”.
“Usando una capa como Supermán o Batman, y blandiendo una pistola de agua, el sacerdote Humberto se prepara para la misa en la parroquia del Ojo de Agua en Coahuila, México”, indicaron en el documento.
La carta señala que la “imaginativa” idea del sacerdote mexicano “no es sólo divertida”, sino también eficaz ya que él usa ese método para acercarse a los niños y a los jóvenes feligreses. “Su revolucionaria aparición al menos interesa, y por consiguiente cada vez más personas asisten a sus misas. El renacimiento litúrgico papal sigue con cerveza y canciones”.
Desde hace años, el padre Humberto utilizó a partir de 2012 una pistola que le fue regalada por uno de los niños que asiste a la misa dominical que oficia en la parroquia del Ojo de Agua, para lanzar el agua bendita a los fieles. Zócalo Saltillo publicó un reportaje en el que se describe también el uso de una casulla adornada con superhéroes como Superman y Batman, y la simpatía que ha generado entre los fieles, luego de sus estrategias evangélicas.
“A razón de las primeras balaceras, me tocó ver el miedo, y partiendo de ahí lancé en la siguiente misa el disparo con esta pistola, utilizando la frase ‘te quiero disparar, pero con bendiciones, recibe este signo del agua bendita’” declaró.
Álvarez fue ordenado sacerdote en 1999 y 13 años después formó parte del movimiento #YoSoy132, que hizo evidente el rechazo a la supuesta imposición de Peña Nieto como candidato en las elecciones presidenciales de 2012 en México.
Aquí te presentamos el reportaje que causó polémica a los oídos de la Iglesia católica.
Los otros siervos de Dios
La punta de la pistola lleva enredada un rosario de cuentas de madera café. Si se presiona el gatillo no dispara balas, sino agua bendita. La misma que baña domingo a domingo los cuerpos de decenas de fieles que van a la misa en el templo del Ojo de Agua.
Mantener la atención de los creyentes durante una hora requiere más que una pistola, demanda el creer. La idea no era sembrar pánico, sino un mensaje de paz. Humberto Álvarez la porta con orgullo. Es el párroco y el sacerdote que también se atrevió a modificar el sagrado signo de la casulla con Superman y Batman.
Dispersos entre el blanco de la túnica, los superhéroes lo acompañan dentro y fuera de la misa. La primera vez que la usó fue durante una eucaristía en la Catedral de Santiago, le fue mal y bien, la decisión la había meditado y sabía que no todos lo verían con buenos ojos. Del Obispo de Saltillo, Raúl Vera López, no recibió regaños.
Humberto Álvarez viste una playera, jeans y tenis. Nació el 25 de marzo de 1972. Se sienta delante del altar y habla sobre las críticas de los fieles cuando lo vieron romper con esquemas tradicionales de la misa católica. “Pierdes una cosa pero le ganas por otro lado”.
No tiene duda de que sus destrezas han servido para atraer a niños y adultos a la misa dominical. Después de escuchar el evangelio, los fieles le piden una foto, lo buscan para que les dé la bendición.
“Hubo un grupo que a mí me apoyaba y dejó de hacerlo por esa casulla, dijeron ‘padre, no estamos de acuerdo, no nos gusta que deje ver una caricatura en algo tan sagrado y se fueron’”, cuenta sorprendido.
Es domingo al mediodía y ahora está llevando la liturgia con su polémica casulla. Los niños le rodean, la gente reza, canta, pero no deja de observar al presbítero. Al final se abre paso entre los fieles, toma la pistola verde y roja con las dos manos y dispara agua bendita. Todos ríen, pero ahí están ya en paz, tranquilos por haber recibido la bendición de Dios.
“A razón de las primeras balaceras que hubo aquí en Saltillo, me tocó ver el esquema del miedo, y partiendo de ahí lancé en la siguiente misa el disparo con esta pistola, utilizando la frase ‘te quiero disparar, pero con bendiciones, recibe este signo del agua bendita’”.
El arma de plástico se la regaló un niño. Le recuerda su infancia porque jugó a los policías y ladrones, simulando pistolas con el dedo índice y el pulgar. Está convencido de que la Iglesia debe adecuarse a la realidad y que un símbolo le es útil para acercarse a los hombres, a las mujeres, a niños y adultos que necesitan de Dios, que tienen sed de creer.
A Batman y Superman los eligió no por meros superhéroes, sino por las historias de quienes están detrás. “Nos hablan de actitudes de lucha y esfuerzo, de lograr vencer temores, encontrar la paz y el perdón”, dice Humberto Álvarez con una voz entonada.
Fue ordenado sacerdote en mayo de 1999 y 13 años después forma parte del movimiento ciudadano #YoSoy132, ya que no le gusta quedarse callado. “El que yo me sume significa alzar la voz junto con este movimiento que dice no estoy a favor de esto, de la corrupción de la política en el país”, comenta.
No porque sea sacerdote debe guardarse su opinión. Se define como un padre diferente que crea ideas para atraer a su grey. “Jesús fue diferente y buscó la justicia siempre, debemos seguir su ejemplo”.
LA MISA DE LAS BOTARGAS
Blanca Nieves sonríe dulcemente a las niñas y los niños que están en los escalones; la Bella Durmiente toca con suavidad las cabezas de los pequeños, el Capitán América saluda a las manitas que lo quieren tocar y Lola, de “Plaza Sésamo”, mueve su gran cabeza al ritmo de la batería y la guitarra.
En medio de los personajes, el padre Jesús Pedro Oyervides, más conocido como Chuy Pedro, el vicecanciller y rector del templo. Su tez blanca, ojos verdes y barba amielada contrasta con la casulla verde militar que lleva sobre su torso.
No todas las misas son así. Uno ve que las botargas bailan y pareciera una fiesta infantil, pero luego aparecen de fondo las imágenes de las vírgenes y el crucifijo y recuerdan que es una celebración eucarística.
RELIGIÓN POR INTERNET
Al padre Nacho es alto le gusta transitar por la carretera del Internet, aunque su oficina es modesta, no tiene un sofisticado centro de cómputo, pero sí las más buenas intenciones de difundir la palabra de Dios en la web.
Es el párroco del templo Señor de la Misericordia e impulsor de la página electrónica Cristo en línea en Saltillo. También es miembro de la Red Informática de la Iglesia en América Latina (RIIAL).
No le teme al escándalo, “la época actual lo amerita, la Iglesia no se puede quedar atrás”. El proyecto inició en 2008 y ahora está cimentado con un chat de 24 horas, ahí los fieles vierten sus oraciones y pesares, se dan palabras de aliento.
Las cadenas de oración no sólo funcionan en el templo, también puede ser efectivas por Twitter o por Facebook, la Iglesia no se puede quedar atrás. El sitio Cristo en línea recibe cerca de 20 mil visitas al mes, y se ha puesto como meta alcanzar las 50 mil.
ROCK, PROTESTAS Y RELIGIÓN
Lleva el cabello por debajo del hombro, pintado de rojo. Sale a la calle a gritar consignas, alzando la voz contra las injusticias sociales. Es diferente, Adolfo Huerta Alemán, “El Padre Gofo”, no teme a la crítica.
Es sacerdote en la parroquia de Nuestra Señora de Atocha, que tiene domicilio en la colonia Lomas de Lourdes, en Saltillo, ahí llegó después de haber predicado en la iglesia de San Patricio, en el sector Fundadores.
Viste con playeras negras, cinturones con hebillas en forma de calavera. A veces, se pinta el rostro para las manifestaciones sociales, escucha rock y tiene pasión por la lectura. Se especializó en estudios de Filosofía en la Universidad Pontificia de México, en el Distrito Federal.
Anda en motocicleta. Tiene 35 años. Irreverente para muchos, sensato para otros, el “Padre Gofo” ha sido criticado por sumarse al movimiento saltillense Los Indignados y al #YoSoy132. Ha recibido ataques de decenas de feligreses, pero también ha provocado aplausos y reconocimientos de jóvenes, que no ven mal su activismo político.
“Yo cumplo como sacerdote y también como ciudadano, no me gustan las injusticias, yo no hago campaña a favor de ningún partido político, sino contra la apatía, la falta de conciencia social”, dijo a Zócalo.
EL DEFENSOR DE LOS MIGRANTES
Luego de 10 años, y con apoyo de la comunidad Jesuita, Pantoja llegó a Saltillo para trabajar en el albergue Belén Casa del Migrante, había una situación grave: los centroamericanos llegaban lastimados, robados y habían sido víctimas de secuestro por el crimen organizado, los despojaban de su dinero, violaban a las mujeres.
El padre Pedro Pantoja ha escuchado los relatos más aterradores por voces de los migrantes: sabes de secuestros, de dolores del alma y del cuerpo, de las necesidades y pensamientos que llevan a los hombres a recorrer encima de los trenes una travesía que se ha convertido en un infierno.
“No podemos dejarlos solos, la casa está sobresaturada y hace falta comida, espacio, pero no los dejamos solos, aquí se ha conformado un gran equipo que da vida y fe a los migrantes que llegan destrozados”.
“Usando una capa como Supermán o Batman, y blandiendo una pistola de agua, el sacerdote Humberto se prepara para la misa en la parroquia del Ojo de Agua en Coahuila, México”, indicaron en el documento.
La carta señala que la “imaginativa” idea del sacerdote mexicano “no es sólo divertida”, sino también eficaz ya que él usa ese método para acercarse a los niños y a los jóvenes feligreses. “Su revolucionaria aparición al menos interesa, y por consiguiente cada vez más personas asisten a sus misas. El renacimiento litúrgico papal sigue con cerveza y canciones”.
Desde hace años, el padre Humberto utilizó a partir de 2012 una pistola que le fue regalada por uno de los niños que asiste a la misa dominical que oficia en la parroquia del Ojo de Agua, para lanzar el agua bendita a los fieles. Zócalo Saltillo publicó un reportaje en el que se describe también el uso de una casulla adornada con superhéroes como Superman y Batman, y la simpatía que ha generado entre los fieles, luego de sus estrategias evangélicas.
“A razón de las primeras balaceras, me tocó ver el miedo, y partiendo de ahí lancé en la siguiente misa el disparo con esta pistola, utilizando la frase ‘te quiero disparar, pero con bendiciones, recibe este signo del agua bendita’” declaró.
Álvarez fue ordenado sacerdote en 1999 y 13 años después formó parte del movimiento #YoSoy132, que hizo evidente el rechazo a la supuesta imposición de Peña Nieto como candidato en las elecciones presidenciales de 2012 en México.
Aquí te presentamos el reportaje que causó polémica a los oídos de la Iglesia católica.
Los otros siervos de Dios
La punta de la pistola lleva enredada un rosario de cuentas de madera café. Si se presiona el gatillo no dispara balas, sino agua bendita. La misma que baña domingo a domingo los cuerpos de decenas de fieles que van a la misa en el templo del Ojo de Agua.
Mantener la atención de los creyentes durante una hora requiere más que una pistola, demanda el creer. La idea no era sembrar pánico, sino un mensaje de paz. Humberto Álvarez la porta con orgullo. Es el párroco y el sacerdote que también se atrevió a modificar el sagrado signo de la casulla con Superman y Batman.
Dispersos entre el blanco de la túnica, los superhéroes lo acompañan dentro y fuera de la misa. La primera vez que la usó fue durante una eucaristía en la Catedral de Santiago, le fue mal y bien, la decisión la había meditado y sabía que no todos lo verían con buenos ojos. Del Obispo de Saltillo, Raúl Vera López, no recibió regaños.
Humberto Álvarez viste una playera, jeans y tenis. Nació el 25 de marzo de 1972. Se sienta delante del altar y habla sobre las críticas de los fieles cuando lo vieron romper con esquemas tradicionales de la misa católica. “Pierdes una cosa pero le ganas por otro lado”.
No tiene duda de que sus destrezas han servido para atraer a niños y adultos a la misa dominical. Después de escuchar el evangelio, los fieles le piden una foto, lo buscan para que les dé la bendición.
“Hubo un grupo que a mí me apoyaba y dejó de hacerlo por esa casulla, dijeron ‘padre, no estamos de acuerdo, no nos gusta que deje ver una caricatura en algo tan sagrado y se fueron’”, cuenta sorprendido.
Es domingo al mediodía y ahora está llevando la liturgia con su polémica casulla. Los niños le rodean, la gente reza, canta, pero no deja de observar al presbítero. Al final se abre paso entre los fieles, toma la pistola verde y roja con las dos manos y dispara agua bendita. Todos ríen, pero ahí están ya en paz, tranquilos por haber recibido la bendición de Dios.
“A razón de las primeras balaceras que hubo aquí en Saltillo, me tocó ver el esquema del miedo, y partiendo de ahí lancé en la siguiente misa el disparo con esta pistola, utilizando la frase ‘te quiero disparar, pero con bendiciones, recibe este signo del agua bendita’”.
El arma de plástico se la regaló un niño. Le recuerda su infancia porque jugó a los policías y ladrones, simulando pistolas con el dedo índice y el pulgar. Está convencido de que la Iglesia debe adecuarse a la realidad y que un símbolo le es útil para acercarse a los hombres, a las mujeres, a niños y adultos que necesitan de Dios, que tienen sed de creer.
A Batman y Superman los eligió no por meros superhéroes, sino por las historias de quienes están detrás. “Nos hablan de actitudes de lucha y esfuerzo, de lograr vencer temores, encontrar la paz y el perdón”, dice Humberto Álvarez con una voz entonada.
Fue ordenado sacerdote en mayo de 1999 y 13 años después forma parte del movimiento ciudadano #YoSoy132, ya que no le gusta quedarse callado. “El que yo me sume significa alzar la voz junto con este movimiento que dice no estoy a favor de esto, de la corrupción de la política en el país”, comenta.
No porque sea sacerdote debe guardarse su opinión. Se define como un padre diferente que crea ideas para atraer a su grey. “Jesús fue diferente y buscó la justicia siempre, debemos seguir su ejemplo”.
LA MISA DE LAS BOTARGAS
Blanca Nieves sonríe dulcemente a las niñas y los niños que están en los escalones; la Bella Durmiente toca con suavidad las cabezas de los pequeños, el Capitán América saluda a las manitas que lo quieren tocar y Lola, de “Plaza Sésamo”, mueve su gran cabeza al ritmo de la batería y la guitarra.
En medio de los personajes, el padre Jesús Pedro Oyervides, más conocido como Chuy Pedro, el vicecanciller y rector del templo. Su tez blanca, ojos verdes y barba amielada contrasta con la casulla verde militar que lleva sobre su torso.
No todas las misas son así. Uno ve que las botargas bailan y pareciera una fiesta infantil, pero luego aparecen de fondo las imágenes de las vírgenes y el crucifijo y recuerdan que es una celebración eucarística.
RELIGIÓN POR INTERNET
Al padre Nacho es alto le gusta transitar por la carretera del Internet, aunque su oficina es modesta, no tiene un sofisticado centro de cómputo, pero sí las más buenas intenciones de difundir la palabra de Dios en la web.
Es el párroco del templo Señor de la Misericordia e impulsor de la página electrónica Cristo en línea en Saltillo. También es miembro de la Red Informática de la Iglesia en América Latina (RIIAL).
No le teme al escándalo, “la época actual lo amerita, la Iglesia no se puede quedar atrás”. El proyecto inició en 2008 y ahora está cimentado con un chat de 24 horas, ahí los fieles vierten sus oraciones y pesares, se dan palabras de aliento.
Las cadenas de oración no sólo funcionan en el templo, también puede ser efectivas por Twitter o por Facebook, la Iglesia no se puede quedar atrás. El sitio Cristo en línea recibe cerca de 20 mil visitas al mes, y se ha puesto como meta alcanzar las 50 mil.
ROCK, PROTESTAS Y RELIGIÓN
Lleva el cabello por debajo del hombro, pintado de rojo. Sale a la calle a gritar consignas, alzando la voz contra las injusticias sociales. Es diferente, Adolfo Huerta Alemán, “El Padre Gofo”, no teme a la crítica.
Es sacerdote en la parroquia de Nuestra Señora de Atocha, que tiene domicilio en la colonia Lomas de Lourdes, en Saltillo, ahí llegó después de haber predicado en la iglesia de San Patricio, en el sector Fundadores.
Viste con playeras negras, cinturones con hebillas en forma de calavera. A veces, se pinta el rostro para las manifestaciones sociales, escucha rock y tiene pasión por la lectura. Se especializó en estudios de Filosofía en la Universidad Pontificia de México, en el Distrito Federal.
Anda en motocicleta. Tiene 35 años. Irreverente para muchos, sensato para otros, el “Padre Gofo” ha sido criticado por sumarse al movimiento saltillense Los Indignados y al #YoSoy132. Ha recibido ataques de decenas de feligreses, pero también ha provocado aplausos y reconocimientos de jóvenes, que no ven mal su activismo político.
“Yo cumplo como sacerdote y también como ciudadano, no me gustan las injusticias, yo no hago campaña a favor de ningún partido político, sino contra la apatía, la falta de conciencia social”, dijo a Zócalo.
EL DEFENSOR DE LOS MIGRANTES
Luego de 10 años, y con apoyo de la comunidad Jesuita, Pantoja llegó a Saltillo para trabajar en el albergue Belén Casa del Migrante, había una situación grave: los centroamericanos llegaban lastimados, robados y habían sido víctimas de secuestro por el crimen organizado, los despojaban de su dinero, violaban a las mujeres.
El padre Pedro Pantoja ha escuchado los relatos más aterradores por voces de los migrantes: sabes de secuestros, de dolores del alma y del cuerpo, de las necesidades y pensamientos que llevan a los hombres a recorrer encima de los trenes una travesía que se ha convertido en un infierno.
“No podemos dejarlos solos, la casa está sobresaturada y hace falta comida, espacio, pero no los dejamos solos, aquí se ha conformado un gran equipo que da vida y fe a los migrantes que llegan destrozados”.
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