miércoles, 16 de abril de 2014

MORELOS: POLARIZACIÓN SOCIAL

manifestación contra Graco Ramírez. Foto: Especial

El martes 1, Cuernavaca fue escenario de una marcha ciudadana que exigía la renuncia del gobernador Graco Ramírez. Éste la descalificó, se refirió a ella como un acto de “revanchismo” político. Voces de la oposición, sin embargo, señalan que la dimisión del perredista sería contraproducente pues sumiría a Morelos aún más en la ingobernabilidad; en cambio, piden castigo efectivo contra tres de los anteriores mandatarios: el priista Jorge Carrillo Olea y los panistas Sergio Estrada Cajigal y Marco Antonio Adame.

CUERNAVACA, MOR. (Proceso).- La marcha ciudadana contra la inseguridad, en la cual se exigió la renuncia del gobernador de Morelos, Graco Ramírez, revivió el recuerdo de exmandatarios morelenses que dejaron cuentas pendientes: Jorge Carrillo Olea, acusado de proteger a Amado Carrillo, así como Sergio Estrada Cajigal y Marco Antonio Adame, ambos presuntamente ligados con los hermanos Beltrán Leyva.

Pero Edmundo Javier Bolaños Aguilar, coordinador del grupo parlamentario del PAN; el perredista Juan Ángel Flores Bustamante, presidente del Congreso local; Tania Valentina Rodríguez Ruiz, comisionada política del Partido del Trabajo, y Javier Sicilia, dirigente del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, coinciden en que la renuncia del gobernador sería un error que debilitaría más al estado frente a la delincuencia organizada.

Excepto Flores Bustamante, todos opinan que Ramírez Garrido se equivocó al asegurar que en 18 meses limpiaría de narcotraficantes al estado y ahora incurrió en otro error al decir que la marcha ciudadana del martes 1 fue motivada por “adversarios” personales y “revanchismos” políticos.

Gerardo Becerra Chávez, dirigente de la Coordinadora Morelense de Movimientos Ciudadanos, cabeza de la marcha que el martes 1 reunió a por lo menos cuatro mil ciudadanos, explica:

 “En 2013 hicimos la primera manifestación motivados por la inseguridad. En ella le pedimos al gobernador que no estableciera un término de 18 meses y cambiara la estrategia de seguridad. Nos respondió mandando a Antorcha Campesina a tomar la Plaza de Armas. Tuvimos que ir al Palacio de Cortés sin sonido, sin nada. En septiembre de ese año fue la segunda, y la tercera, ésta del 1 de abril”.

–Se habla de que en las manifestaciones despiertan los resentimientos, pero éstos ya existían entre usted y el gobernador –se le comenta a Becerra.

–No puede hablarse de resentimientos o venganza política cuando somos el primer lugar en secuestros a nivel nacional, cuando hay más de 500 homicidios en lo que va de su sexenio o cuando tenemos el primer lugar en extorsión y robo a casa habitación.

“Rompimos nuestra relación amistosa en mayo de 1998, cuando logramos que cayera el general Jorge Carrillo Olea como gobernador de Morelos; acordamos que lo sustituiría un empresario con un perfil más ciudadano que político, pero Graco se fue por la libre y negoció con Francisco Labastida Ochoa, entonces secretario de Gobernación, para que fuera Juan Salgado Brito. Finalmente se quedó de interino Jorge Morales.”

Becerra insiste en que en las manifestaciones no hay intereses de partido o revanchismo: “Hace tres meses hicimos una rueda de prensa conjunta con representantes del MC, Panal, PRI y PAN, y se desligaron de nosotros”.

Le da risa, dice, que se piense que detrás de él está Carrillo Olea, porque es un hombre no querido en Morelos. “No tiene nada que ver con nosotros como tampoco Marco Adame ni Sergio Estrada”.

–Aunque sí son piezas interesadas en pegarle a Graco Ramírez.

–No lo sé. En su momento los exgobernadores fueron piezas clave de la situación en que vive hoy Morelos. Por acción u omisión, mucho de lo que tenemos actualmente es parte de lo que ellos dejaron de hacer o hicieron; eso me queda claro. Tampoco le echo la culpa a Graco de lo que está sucediendo ahora, pero él sabía muy bien cómo estaba el estado y aun así se comprometió. No ha tenido una estrategia adecuada. Queremos que se vaya y llegue otra persona.

Estrategia apropiada

Jesús Capella Ibarra, comisionado estatal de Seguridad, rechaza que no haya una estrategia adecuada: “Ha sido tanto el éxito de las organizaciones criminales que forzosamente han vivido al amparo de funcionarios, políticos y empresarios. Lo que hacemos es desmenuzar ese esquema de complicidades. Empezamos por los señalamientos graves de este representante popular del sur del estado (el diputado petista Alfonso Miranda), quien ha aceptado su relación familiar con uno de los delincuentes más perseguidos en la entidad”.

Asegura que la Fiscalía General de Morelos y autoridades federales investigan a Miranda: “Las imputaciones que se han hecho no pueden quedar en el aire. Y si en determinado momento el sujeto es inocente, que lo determinen las autoridades judiciales; si no, que pague lo que se le imputa”.

–Algunos ganaderos se quejan de que hay alcaldes financiados por los narcos –se le comenta.

–No lo sé. Como mando único ya tenemos el control real y absoluto en Cuernavaca, Jiutepec, Yautepec, Cuautla, Temixco, Emiliano Zapata, Jojutla, Amacuzac, Zacatepec, Tlalquitenango, Tlaltizapán, Axochiapan, y pronto en Yecapixtla, Tetela del Volcán, Xochitepec, Coatlán del Río y Huit­zilac. Somos la primera entidad que aplica el mando único de manera absoluta. Aquí ya controlamos a las policías municipales. En marzo tuvimos siete secuestros, frente a 22 en febrero.

“Es difícil retar al enemigo cuando lo tienes en casa, detrás de ti, vestido igual que tú y conociendo todas las estrategias y operaciones. Por eso lo primero es generar una batalla dentro de las corporaciones para eliminar a los traidores, mandarlos al frente y combatirlos como parte de la delincuencia”, señala.

Quien no está convencido de que el Mando Único dé resultados es el legislador Bolaños: “Eso es lo que se nos vende como una idea o logro, cuando fue una iniciativa que se presentó en la administración anterior y fue bloqueada por los perredistas que hoy son gobierno. Nos preocupa mucho que un día salga el gobernador a decir que vamos bien, que los índices de delincuencia van a la baja y al día siguiente el Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública del gobierno federal dé cifras diferentes. No es con discursos ni maquillando la realidad como se encontrarán soluciones”.

Considera negativo pedir la renuncia del gobernador: “Eso no abona en nada, como tampoco abona la estrategia que sigue el Ejecutivo de insistir en echarle la culpa al pasado para justificar la falta de resultados en el presente. Hoy como nunca el Poder Ejecutivo tiene condiciones para sacar adelante sus estrategias.

“No le apostamos a que en materia de seguridad le vaya mal al gobernador. Lo que buscamos es que las cosas se hagan bien. Como diputado –y así lo manejé en ocasión de la marcha ciudadana– considero que en nada beneficia que se vaya el gobernador. Al contrario, nos vamos a meter en un clima de inestabilidad política que va a generar condiciones más propicias para que la delincuencia se siga adueñando de nuestras calles y de nuestra seguridad”, considera el panista.

–En la legislatura tienen al diputado Alfonso Miranda, señalado por sus presuntos nexos con la delincuencia organizada.

–Sí. Y tenemos otro compañero, exalcalde de Cuernavaca, señalado en algunas carpetas por desvío de recursos. No se puede decir en el discurso que vamos con todo, contra todo, sea quien sea, si en los hechos no se ven resultados. Estos temas están en la Fiscalía que depende del Ejecutivo, y las carpetas no avanzan –coincide, en entrevista por separado, Flores Bustamante.

–Si se actuara conforme a derecho, también tendrían que voltear la cara hacia Carrillo Olea, Estrada Cajigal y Adame… –se le comenta a Bolaños.

–No soy el adecuado para hablar sobre esta situación –responde.

Flores sí aborda el tema: “Las exigencias de los manifestantes alcanzan a los tres exgobernadores. La policía de Carrillo Olea estuvo implicada de manera directa. Estrada Cajigal estuvo a punto de que se le sometiera a juicio político. Y con Marco Adame más que complicidad fue una omisión, incluso la policía no actuaba mientras no llegaran el Ejército o la Policía Federal; Luis Ángel Cabeza de Vaca, secretario de Seguridad Pública de Adame, está preso por su relación con los Beltrán Leyva.

“Hace dos o tres semanas se dio el mando único y, a diferencia de otros meses, esta responsabilidad es asumida completamente por la Secretaría de Seguridad. Esto implica que ya no sucede lo que antes, que las policías municipales no atendían ningún evento.”

–¿Estaban infiltradas las policías municipales?

–Había infiltración pero también miedo. Un municipal no se sentía resguardado por policías de otras corporaciones. Hoy es diferente porque al haber un solo mando ya no hay pretextos para no acudir a un llamado de auxilio. Además recibieron un aumento considerable. Antes estaban en 6 mil pesos; ahora ganan alrededor de 11 mil.

El presidente del Congreso local reconoce la demanda ciudadana por seguridad: “Decir que no hay inseguridad en Morelos sería falso. Lo cierto es que hay actores políticos que son enemigos del gobernador o del partido en el poder y han utilizado esa situación para usar políticamente la insatisfacción”.

Se refiere a Gerardo Becerra, a quien acusa de convencer a Raúl Iragorri, quien era coordinador de la campaña de Andrés Manuel López Obrador, para que se sumara a la del priista Amado Orihuela. Está también el priista Carrillo Olea y “hay que preguntarse –agrega– de dónde vino el dinero para mover a la gente que asistió a la marcha, porque los camiones en que transportaron a la gente eran muchos”.

Los exmandatarios

Tania Rodríguez Ruiz recuerda la violencia en Morelos en los gobiernos de Carrillo Olea y de los panistas Estrada y Adame:

“A Carrillo Olea lo conocíamos como protector de Amado Carrillo, del Cártel de Juárez. En 2006 llega Estrada Cajigal y no hubo ningún cambio; la policía estaba infiltrada por los Beltrán Leyva y por Juan José Esparragoza, El Azul.

“Se vivió su rompimiento con los viejos panistas del estado. Se vivió un año y medio de luna de miel en el gobierno. Fue evidente que hubo cierto entendimiento con los cárteles. De la omisión pasó a la prepotencia. Además de Cabeza de Vaca, en 2004 también fue apresado Agustín Montiel López, su coordinador general de la Policía Ministerial, por brindar protección al Azul.”

Después llega el sexenio de Adame, a quien al principio se le vio omiso en cuanto al combate al narcotráfico: “Agachó la cabeza. No pasaba nada. Hasta cínico, porque en el estado crecía la inseguridad. Aparecieron los primeros colgados y descuartizados, el secuestro aumentaba. Morelos estaba paralizado. Cuernavaca estaba vacía, sin desarrollo turístico ni económico”, afirma la líder del PT local.

“Era del dominio público que uno de los escoltas de Adame pertenecía a los Beltrán Leyva; incluso en 2009, cuando asesinan a Arturo Beltrán Leyva, en su departamento la policía encontró listas de los alcaldes y funcionarios de gobierno de Adame que recibían dinero del cártel”, recuerda la regidora.

A Graco, dice, le tocó lo peor porque, a la muerte de Arturo Beltrán, Morelos quedó “huérfano” de cártel. Actualmente hay muchas células y es más difícil controlarlas, pero al menos no se ve que sea un gobernador omiso ni partícipe de las bandas delictivas, señala la petista.

También para Javier Sicilia pedir la salida de Graco es absurdo: “Vimos pasar a los priistas cuando empezó la descomposición con Carrillo Olea y se continúa con los gobiernos panistas de Estrada Cajigal y Marco Antonio Adame. Salen y la corrupción continúa. Es la historia de descomposición de todos los partidos y de la clase política. El problema es la descomposición de la clase política, que no sabemos a dónde va. Por eso la salida de Graco no es alternativa”.

Considera que las manifestaciones deben tener una propuesta con contenidos políticos, y entonces sí, “si no vas a cumplir te vas”.
–Se ha señalado insistentemente al dipu­tado Miranda ¿Por qué no se ha actuado contra él?

–No sé. En el sexto punto de nuestras demandas pedimos una limpieza total de los partidos porque hay gente que los usa para colaborar con el crimen organizado. Tenemos un alto porcentaje de impunidad, señal de que allí están cobijados por la clase política, y mientras no se ataque hacia allá, mientras no tengamos castigos ejemplares hacia el interior del Estado y de los partidos, todo se queda en discurso, se queda en creer, como el expresidente Felipe Calderón, que los malos están afuera del Estado y de la clase política.

“Eso pasa en Morelos: no se ha llamado a cuentas a nadie, empezando por Carrillo Olea. Hay cosas pendientes. Él heredó este problema y no lo han llamado. Allí está Marco Antonio Adame. Por eso la marcha de esta coordinadora es extraña; parece que es sólo un golpeteo y venganza política usando el dolor de la gente”, señala el poeta.

Javier Sicilia se confiesa ya sin fuerza ni ánimo para continuar y pide: “Que hagan un frente común las partes honestas de los partidos y del Estado y lleven a rendir cuentas a los delincuentes y a la gente que tiene omisiones graves de lo que le pasa al Estado. ¡Nadie ha sido llamado a cuentas y ahora resulta que todos se dan baños de pureza. Y en medio de ellos una ciudadanía que sólo quiere paz, justicia!”


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