Alfredo Castillo es una persona non grata en el estado; solo tres
de 35 comunidades han aceptado ceder el armamento, explica.
Apatzingán.- Todo diálogo, negociación e interlocución "ha quedado rota" con el
comisionado por la Paz y el Desarrollo Integral para Michoacán, Alfredo
Castillo, advirtió ayer José Manuel Mireles, vocero de las autodefensas.
Desafiante, reiteró: las armas no se entregan ni a los federales ni,
mucho menos, a las autoridades estatales.
"Tengan las armas a la
mano y ocultas", ordenó a un millar de sus seguidores, a los que convocó
a un mitin en el tianguis limonero de Apatzingán, durante el que les
pidió mantenerse alertas para movilizarse en masa ante cualquier intento
por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional y, en particular, la
Marina Armada, por quitarles sus rifles de asalto y pistolas.
El
vocero sentenció que "(Castillo) es una persona non grata en Michoacán" e
insistió en que solo tres de 35 comunidades del consejo de autodefensas
han aceptado entregar sus armas, por lo que cualquier anuncio del
gobierno federal en el sentido de que se ha alcanzado un acuerdo para la
desmovilización "es falso".
Con los aires de ruptura entre
autodefensas y fuerzas federales tomando cada vez más forma, esta ciudad
cerró el martes en medio de un tenso estado de alerta, aislada en
cierta medida del estado, al menos en lo que se refiere para las
autoridades y algunas empresas que han decidido suspender sus corridas
de servicios a la zona, en especial las de paquetería y refresqueras.
Al
cierre de la edición, una serie de retenes comandados por integrantes
de las autodefensas se mantenían en su periferia para evitar el paso de
camiones del Ejército y la Marina, con el pretexto de evitar una
incursión que fuerce el desarme. Fue posible ver camionetas de la Armada
detenidas en los límites con Pátzcuaro, mientras que policías federales
que buscaban dirigirse a Nueva Italia no pudieron cruzar y debieron
regresar a su base en Apatzingán.
Quienes sí se movilizaron fueron
las autodefensas, que se trasladaron en caravana motorizada —y
artillada, podría decirse— desde Apatzingán a Nueva Italia y a
Apatzingán de nuevo con rifles de asalto y pistolas a la vista, a manera
de reto al esfuerzo federal por desmovilizar al que hasta hace poco era
su grupo aliado en la pacificación del estado.
La incursión de
las autodefensas en Nueva Italia y Apatzingán fue estruendosa, duró
aproximadamente tres horas y cruzó por un retén federal sin que los
agentes pudieran o se atrevieran a hacer gran cosa. Quizá unos 500
vehículos con personas fuertemente armadas tomaron las principales
calles de ambas ciudades, a manera de demostración de músculo.
La
caravana sirvió también de escaparate a las frustraciones acumuladas
entre los grupos de autodefensa tras la decisión federal de dar por
terminada la alianza que sostuvieron ambas partes durante los momentos
más críticos de la campaña antitemplaria. En distintos vehículos se
colgaron pancartas con leyendas cortas como "Fuera Marina", "Fuera
Castillo" y "¡No al Desarme!". Una de las más largas exigía el respeto
al artículo 10 Constitucional, en el que se consagra el derecho a la
portación de armas para ciudadanos, (aunque selectivamente sin mencionar
que también prohíbe a civiles el uso de armamento reservado para el
Ejército y la Armada).
Hacia las 16:00 horas, la caravana cerró en
un mitin en el que Mireles pidió paciencia y unidad ante la posibilidad
de que el gobierno federal insista en un desarme generalizado. Se
adelantó que la estrategia inicial de resistencia contempla dos jornadas
más de protestas, con movilizaciones hacia distintas poblaciones de
Tierra Caliente que culminarán el 10 de abril, primer aniversario de la
matanza de productores de limón que, a la postre, potenció la exigencia
de seguridad de las autodefensas.
Ante unas mil personas, Mireles
subió a una maceta y desde ahí, en medio de aplausos, recordó a muchos
de sus seguidores de los riesgos que penden sobre el estado y que
—consideró— solo una autodefensa armada puede evitar.
"Hay mucha
gente que quiere adueñarse de Michoacán. Algunos (de ustedes) ya han
estado en un cártel y saben de lo que se trata", advirtió. "Esta lucha
apenas empieza".
(MILENIO/ Víctor Hugo Michel/
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