La
más reciente conflagración en Tamaulipas –causante de varios muertos,
entre civiles y militares– estuvo caracterizada por la aplicación de la
estrategia de narcobloqueos que organizaron los criminales. Pero más
graves aún son los altos índices de extorsiones y secuestros en la
entidad, fenómenos que se han disparado porque, de acuerdo con expertos,
autoridades tamaulipecas negocian con los plagiarios los montos que se
pedirán a las familias y se quedan con una parte de los rescates.
REYNOSA,
TAMPS. (Proceso).- Ahora que Tamaulipas se ha vuelto a incendiar, la
gran cantidad de extorsiones, secuestros y crímenes contra la población
empujan al estado a una nueva etapa de caos e inseguridad.
La
reciente ola de violencia comenzó el 31 de marzo. Ese día, antes de las
14:00 horas, se suscitó un inusitado movimiento en un acto que
presidían Leticia Salazar, alcaldesa de Matamoros, y su secretario de
Desarrollo Social, Luis Alfredo Biasi. Nerviosos, varios colaboradores
subían al estrado para hablarles al oído.
La alcaldesa concluyó
intempestivamente la reunión y, sin despedirse, ambos funcionarios
abandonaron el local. Antes de salir, la escolta de marinos que tienen a
su disposición les colocaron chalecos antibalas. Abordaron camionetas
blindadas y se alejaron del lugar a toda velocidad.
Posteriormente Lety Salazar escribía en su página de Facebook:
“Me
informan que en estos momentos existe situación de riesgo en algunos
puntos de Matamoros, incluyendo algunas calles bloqueadas; les exhorto a
tomar las debidas precauciones para evitar cualquier contratiempo que
afecte a sus familias.”
El consulado de Estados Unidos en la
ciudad fronteriza también informó en su cuenta de Twitter acerca de
varios enfrentamientos y de carreteras bloqueadas.
La “situación
de riesgo” había comenzado minutos antes de las 13:30 horas. Efectivos
del Ejército se toparon con un convoy de camionetas blindadas que
trasladaban a un capo del Cártel del Golfo (CDG). Cuando los militares
les marcaron el alto, los sicarios dispararon contra los soldados. El
contraataque de éstos fue neutralizado por el blindaje de los vehículos,
que emprendieron la huida.
En ese momento, los mandos del
CDG ordenaron aplicar la estrategia que tuvo gran éxito en Monterrey
para contener el despliegue de las Fuerzas Armadas: decenas de jóvenes
salieron a las calles para robar vehículos del transporte urbano,
camiones pesados y autos con el fin de bloquear importantes avenidas y
permitir la fuga de las camionetas perseguidas por los militares.
Asimismo arrojaron, en algunas calles seleccionadas previamente,
“estrellas” formadas por clavos para destruir las llantas de los
automotores que circularan por ellas…
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 1953 de la revista Proceso, actualmente en circulación.
Un
comunicado oficial emitido por el Grupo de Coordinación Tamaulipas
(GCT), integrado con fuerzas de seguridad estatales y federales, ofreció
el siguiente parte: “Elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional
fueron agredidos en la ciudad de Matamoros por civiles armados que se
desplazaban en vehículos blindados, perdiendo la vida un soldado y
resultando heridos por lo menos cinco agresores”.
Durante casi dos
horas se dieron narcobloqueos y enfrentamientos en diversas áreas de la
ciudad. Cerca de las 14:00 horas, en las calles de Valle Real y Valle
Mónica, del fraccionamiento Valle, los militares cayeron en una trampa y
les mataron a un oficial.
Los criminales usaron como señuelo una
camioneta blanca blindada, a la cual los integrantes de las fuerzas le
ordenaron detenerse. El conductor emprendió la fuga y comenzó la
persecución.
“Al ingresar a calles del fraccionamiento Valle Real,
los militares fueron emboscados por civiles armados, perdiendo la vida
uno de los elementos militares”, precisó el texto oficial.
“En
otros sectores de la ciudad, los soldados del Ejército mexicano fueron
agredidos por civiles armados que se desplazaban en otras camionetas
blindadas, logrando lesionar a por lo menos a cinco de los agresores”,
concluyó el comunicado.
Narcobloqueos generalizados
Un
día después, hechos similares se produjeron en Reynosa. La mañana del
martes arribó un avión Hércules con fuerzas federales que realizaron un
operativo para capturar a Jesús Alejandro Leal Flores, alias El
Simple, capo de la facción de Los Metros del CDG.
Una
fuente militar que solicitó el anonimato aseguró que Leal Flores no es
jefe de plaza en Reynosa: “Es un criminal que tiene su trayectoria y que
tiene familiares que también son criminales de alto rango dentro del
CDG”.
Tras la captura se repitió la estrategia para enfrentar y
estrangular el convoy que había detenido al mafioso. Los narcobloqueos
incluyeron carreteras, autopistas y las principales vías rápidas de la
localidad. Los intercambios de fuego se presentaron en diversas zonas y
duraron varias horas. Extraoficialmente se reportaron seis
civiles muertos.
Ese mismo día, en Ciudad Victoria, fue ejecutado
el agente ministerial Gregorio Serna en el interior de la Facultad de
Comercio de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT). El agente,
quien también se desempeñaba como intendente en esa institución, recibió
un tiro en la cabeza debido a que se negó a involucrarse con Los Zetas,
que controlan varias facultades en el campus Ciudad Victoria de la UAT.
Por
otra parte, entre el lunes 31 de marzo y el martes 1 de abril el
Ejército liberó a 101 centroamericanos y mexicanos que estaban cautivos
en casas de seguridad del municipio de Miguel Alemán y en Ciudad
Victoria.
El Grupo de Coordinación Tamaulipas informó que el día
31 se liberó a 75 personas en un domicilio localizado en la colonia Del
Norte de Miguel Alemán. “El grupo se integraba con 23 ciudadanos de El
Salvador, 19 de Guatemala, 14 de Honduras, dos de Nicaragua y 17
ciudadanos mexicanos”.
A su vez, efectivos de la Armada rescataron
en Ciudad Victoria a 26 centroamericanos que estaban secuestrados en
una casa de seguridad ubicada en el centro de la localidad. Las personas
liberadas eran originarias de Honduras y Guatemala: 21 hombres, cuatro
mujeres y un menor de edad.
El secuestro, los levantones y la
desaparición de personas son el principal problema de Tamaulipas. Cifras
oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad
Pública (SESNSP) arrojan que Tamaulipas encabeza la lista de los estados
con más secuestros.
En los dos últimos años las cifras negras dan
cuenta de más de mil secuestros denunciados ante las autoridades, pero
los “levantones” no entran en las estadísticas oficiales porque en esos
casos no se solicita rescate.
El administrador de la página Valor
por Tamaulipas –los delincuentes ofrecen una recompensa a quien lo
elimine– aseveró que las autoridades de la entidad están involucradas en
el negocio del secuestro.
“Se está haciendo un negocio redondo
entre las autoridades –que deberían estar buscando a los secuestrados– y
las bandas criminales”, dijo.
“En la mayor parte del estado las
negociaciones entre el crimen organizado y las autoridades se lleva en
dos líneas, la pública ante la familia y la línea privada directa entre
autoridades y secuestradores, en donde acuerdan montos de rescate de
secuestros”, agregó.
Además, expuso: “Hasta los mismos
delincuentes secuestradores se quejan de que los negociadores de
organismos de procuración de justicia local y federal se quedan con un
porcentaje alto del monto que acuerdan solicitar a los familiares de las
víctimas”.
Las autoridades de Tamaulipas esconden los secuestros
debido a que no quieren que se conozca a las personas que están en esa
situación, ya que la difusión de sus nombres arruinaría los acuerdos
privados que las mismas autoridades tengan con grupos específicos o de
secuestros cuya negociación ellas mismas estén desarrollando, concluyó
el administrador.
Para Ioan Grillo, autor del libro El Narco, la
crisis de seguridad se agudizó cuando los grupos que controlan el
estado, Los Zetas y el Cártel del Golfo, peleaban por el control de las
principales ciudades.
A partir de 2010 y hasta 2012 hubo en
Tamaulipas un conflicto armado. En las frecuentes confrontaciones se
utilizaban inclusive armamento de grueso calibre, granadas y coches
bomba, precisó.
La disputa concluyó en los últimos meses del gobierno de Calderón, y los cárteles se dedicaron a consolidar sus plazas.
Al
finalizar los enfrentamientos, los cárteles se concentraron en hacer
negocios. “Incluso el CDG se ha convertido en un grupo criminal que pega
fuerte a la población, con secuestros y extorsiones”, señaló Grillo.
Para
rematar: “Si el gobierno federal no es capaz de reducir esos delitos,
es predecible que las autodefensas continúen creciendo en el estado”.
/ 9 de abril de 2014)
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