Saltillo, Coah.- Cuando participaban en la persecución de un
vehículo sospechoso, agentes ministeriales vieron frustrada su misión al
ser detenidos por elementos del Ejército Mexicano que los aplacaron
tras confundirlos con ladrones, dejándolos ir minutos después aunque
para entonces la maldad estaba hecha.
Fue alrededor de las 14:00 horas cuando un grupo de elementos de la PGJE se encontraban en plena acción sobre la avenida Emilio Carranza, reportando la cacería de una camioneta de reciente modelo en actividades que se prolongaron durante varias calles.
Aunque parecía que la persecución tendría éxito, la mala suerte se les atravesó cerca del cruce de Ramos y Carranza, cuando al pasar cerca de una base del Ejército despertaron la sospecha de éstos, que les marcaron el alto para de esa forma acabar con sus intenciones de finiquitar la tarea.
Mientras los verdaderos sospechosos se daban a la fuga, los policías se sometían a la “báscula” de los militares, comenzando el intercambio de preguntas y respuestas que dio como consecuencia la inmediata libertad de los hombres que se acreditaron como representantes de la ley.
Instantes después, los agentes reiniciaron la búsqueda que fue apoyada por oficiales municipales y estatales, colocando retenes a lo largo de varias cuadras para auxiliar en las actividades de la Procuraduría, revisado una cantidad importante de trocas como la reportada pero sin lograr resultados.
Finalmente, los “confundidos” concluyeron las pesquisas retornando a su base con las manos vacías, pero con una anécdota que contar a sus compañeros, quienes ya los esperaban… para burlarse de ellos.
Fue alrededor de las 14:00 horas cuando un grupo de elementos de la PGJE se encontraban en plena acción sobre la avenida Emilio Carranza, reportando la cacería de una camioneta de reciente modelo en actividades que se prolongaron durante varias calles.
Aunque parecía que la persecución tendría éxito, la mala suerte se les atravesó cerca del cruce de Ramos y Carranza, cuando al pasar cerca de una base del Ejército despertaron la sospecha de éstos, que les marcaron el alto para de esa forma acabar con sus intenciones de finiquitar la tarea.
Mientras los verdaderos sospechosos se daban a la fuga, los policías se sometían a la “báscula” de los militares, comenzando el intercambio de preguntas y respuestas que dio como consecuencia la inmediata libertad de los hombres que se acreditaron como representantes de la ley.
Instantes después, los agentes reiniciaron la búsqueda que fue apoyada por oficiales municipales y estatales, colocando retenes a lo largo de varias cuadras para auxiliar en las actividades de la Procuraduría, revisado una cantidad importante de trocas como la reportada pero sin lograr resultados.
Finalmente, los “confundidos” concluyeron las pesquisas retornando a su base con las manos vacías, pero con una anécdota que contar a sus compañeros, quienes ya los esperaban… para burlarse de ellos.
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