Chihuahua– “Si no me
echo un clavado entre la gente, quizás hubiera perdido la vida”, recuerda el
señor Octavio Díaz Romero, de 50 años, cuando dos llantas de la troca monstruo
“Big Show” le pasaron por encima de su espalda durante la tragedia del 5 de octubre
de 2013 del Aero Show, donde murieron nueve personas y que dejó más de 90
heridos.
Tras haber estado al
borde de la muerte en varias ocasiones mientras recibía atención médica en el
hospital CIMA debido a las lesiones que sufrió, señala que su vida ha cambiado.
Comenta que tras el
accidente resultó con 11 costillas rotas, se le perforó el hígado y sufrió el
estallamiento de un pulmón, entre otras lesiones graves. El señor Díaz Romero
trabaja para una empresa italiana que vende sistemas de almacenamiento y
actualmente tiene una incapacidad a raíz del suceso.
Al ser entrevistado
ayer dentro de las instalaciones de la Fiscalía Zona Centro, donde acudió junto
con un grupo de personas, también víctimas, a ser notificado por actuarios
federales del Juzgado Tercero de Distrito, Octavio Díaz recuerda aquellos duros
momentos en que su familia se salvó de milagro, porque segundos antes del
atropello, le avisaron que iban al sanitario su esposa e hijas, por lo que no
estuvieron atrás de la zona de vallas donde se registraron los hechos.
Próximo a recibir
otra cirugía en sus piernas, refiere que tiene interés de que las autoridades
les adelanten un poco de indemnización, por todo lo que han perdido.
“Fue algo muy duro
para mi familia, ellos no sabían cómo tratarme cuando me veían hospitalizado,
las circunstancias fueron durísimas porque como unas cuatro o cinco veces
estuve al borde de la muerte y después de salir del hospital, mi familia era
quien padecía porque yo estaba sedado, yo realmente me sentía tranquilo,
realmente no sufrí de dolores, nunca me desmayé, como que no me pegó el dolor
ahí, no sé por qué no me dolía, pero pues resultó que me estalló el pulmón, se
me quebraron 11 costillas, el esternón se me fracturó, el hígado se perforó, el
hueso humero se quebró y el fémur también, entonces eran muchas problemas los
que tenía”.
Apoyándose de un
andador para poder trasladarse, continuó su relato. “Gracias a Dios que cuando
yo vi la troca venir, yo me aventé; me eché un clavado entre la gente y al
echarme el clavado haz de cuenta que la troca pasó por mi espalda y las dos
llantas por mi pierna, eso fue lo que pasó y ya la recuperación ha sido muy
lenta porque los huesos no están queriendo soldar, no sabemos por qué; el lunes
me dicen si me vuelven a operar en el CIMA”.
“Antes del accidente
me dedicaba a trabajar, yo trabajo para una compañía italiana; vendo sistemas
de almacenamiento modernos, si no me hubiera aventado, no sé qué hubiera
pasado, porque también muchos de los que atropelló la troca, si están vivos es
gracias a Dios. Ese día iban conmigo mi esposa y mis hijas y gracias a Dios me
pidieron chanza de ir al baño, y en ese momento se suscitó el accidente, se
salvaron gracias a Dios”, finalizó.
(HERIBERTO BARRIENTOS MÁRQUEZ/ EL DIARIO | 2014-02-15
| 22:09)
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