domingo, 16 de febrero de 2014

"EL FANTASMA" GONZÁLEZ: UNA MUERTE CON MUCHOS CULPABLES

La última pelea de Óscar "El Fantasma" González. Foto: Tomada de YouTube
Más que los golpes de Jesús Galicia fue la irresponsabilidad la que mató al boxeador Óscar El Fantasma González: la de las comisiones de boxeo, que le dieron la autorización médica sin hacerle los suficientes estudios; la de los manejadores, que lo obligaron a bajar cuatro kilos en unas cuantas horas; la de las autoridades boxísticas, que lo permitieron todo; la de los gobernantes, que nomás no ponen orden; la de la insaciable televisora y sus patrocinadores…

MÉXICO, D.F. (Proceso).- La agonía del boxeador Óscar El Fantasma González Arriaga fue trasmitida en directo por Televisa el sábado 1, y su muerte destapó la ristra de irregularidades que campea en el boxeo nacional.

La fatal velada en la que se disputó el Título Latino de peso pluma del CMB fue parte de la función denominada Estruendo en la Capital, que organizó Canelo Promotions, propiedad del boxeador Saúl El Canelo Álvarez, en el Foro Polanco, administrado por Ocesa. Televisa la trasmitió como parte de su programa Sábados de Box.

Es la segunda vez en cuatro meses que un canal de televisión abierta difunde los últimos momentos de vida de un boxeador noqueado. El 22 de octubre pasado, TV Azteca –que se disputa con Televisa el rating de las funciones sabatinas de boxeo– trasmitió los momentos en que el pugilista tijuanense Francisco Frankie Leal se debatía entre la vida y la muerte después de ser vapuleado por su oponente, Raúl Hirales, en una función realizada en Cabo San Lucas.




Óscar González es la segunda víctima mortal del boxeo en la Ciudad de México en menos de cinco años, y la tercera en 55 años.
En su muerte afloran las anomalías: llegó con un sobrepeso de 4.5 kilos respecto del límite establecido para la división pluma, en cuestión de horas fue obligado a bajar de talla y así se le autorizó subir al ring; presentó su salida médica (autorización) apenas horas antes de subir al cuadrilátero y, pese a ello, obtuvo el permiso de la Comisión de Box del Distrito Federal (CBDF). Para ello entregó una licencia de boxeador de Guasave, Sinaloa. Dijo que de esa misma ciudad vendría su salida médica, como marcan las normas, pero al final llegó con membrete de la Comisión de Box y Lucha de Tijuana. Era originario de Veracruz y vivía en Tepic.

La salida médica es el principal requisito para que un boxeador profesional reciba el permiso de pelear. No obstante, la CBDF le elaboró un historial clínico fast track. Para dar una idea de las malas condiciones en que llegaba baste decir que disputó el título como décimo clasificado del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), y su adversario, Jesús Galicia, ocupaba el sitio 36 entre los 40 pugilistas clasificados por esa asociación.

En medio de esa maraña, el jefe de gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, es señalado por el Grupo Prodefensa del Boxeo como responsable de la muerte del pugilista, ya que el reglamento interno del CBDF –vigente desde el 4 de noviembre de 1994– establece que el presidente de esta comisión será propuesto por “la Dirección General de Promoción Deportiva”, la cual ya no existe, y será nombrado “por el jefe del Departamento del DF”.

La tragedia

Esteban Martos, auxiliar de los servicios médicos de la CBDF, recibió al agonizante González en la enfermería del Foro Polanco después de que el joven fuera noqueado en el décimo asalto.

“El pronóstico era totalmente sombrío. No vislumbré una escapatoria. El muchacho venía en deplorables condiciones físicas y mentales. No respondió a nada, ni verbal ni visualmente. Tenía todos los reflejos abolidos. Le aplicamos la Escala de Glasgow, que sirve para medir la conciencia de la persona. De una escala del 3 al 15 le di la más baja”, revela.

González sufrió una hemorragia en el tallo cerebral. “La ambulancia estaba lista y los paramédicos no tardaron más de cinco minutos. Ordené que le pusieran una inyección, que le pasaran tantos litros de oxígeno y directo al hospital”. Por la cercanía y por contar con neurocirujanos las 24 horas del día, Martos ordenó su traslado a la Cruz Roja de Polanco.

Empero, el equipo de Canelo Promotions dio la contraorden, asevera. De tal manera que la ambulancia se dirigió al Hospital Español, en Polanco. “Todo lo que ordenan los médicos de la CBDF les importa un cacahuate”, denuncia Martos. “¿Quién dio la contraorden? Ahora se echan la bolita. El Hospital Español es de primera categoría, pero en la Cruz Roja hay especialistas para atender este tipo de lesiones a cualquier hora del día. Y el ejemplo reciente es el peleador Leonardo Corona, a quien en mayo pasado le salvaron la vida tras ser sometido a una operación de cráneo.

“Óscar González iba muy dañado, con una severa afectación cerebral. Mi pronóstico fue sombrío, como sucedió. Con Daniel Aguillón dije que iba a morir en cinco días y exactamente falleció al quinto día”, refiere a Proceso el asistente de los servicios médicos de la CBDF.

Después de permanecer 36 horas en terapia intensiva en el Hospital Español, donde le indujeron el coma, González fue declarado muerto el lunes 3 a las 13:50 horas. El parte médico oficial, publicado por Canelo Promotions en su página de internet, indica que el fallecimiento del pugilista originario de Tlapacoyan, Veracruz, fue derivado de “traumatismo craneoencefálico severo, hematoma subdural agudo frontoparietal, lesión isquémica hemisférica izquierda y daño axonal del tallo cerebral”.

Martos acusa que el sobrepeso que presentó González el 31 de enero, en vísperas de la pelea, se lo bajaron en unas horas “con todas las argucias, con diuréticos y hasta laxantes. Después del pesaje lo hicieron bajar cuatro kilos, lo trajeron corriendo, lo deshidrataron criminalmente y tuvo más de 30 horas para beber líquidos, pero esos cuatro kilos se transforman en nueve kilos al momento de subir al ring. Se vio lento, adormilado y con gran vulnerabilidad, porque no fue tan golpeado. Lo agotó el rigor de la pelea.

“Con tal de que no se les caiga la pelea y ganar unos cuantos pesos, los managers y promotores hacen lo que quieren con el muchacho, lejos de cuidarlo, porque son una fuente importante para generar ganancias. Literalmente los destruyen como carne de cañón. Me aseguran que un round antes González ya no quería seguir y que el manager le arengó y lo echaron a pelear.”

El doctor, quien también integra el Grupo Prodefensa del Boxeo, exige que se investiguen las salidas médicas. Según Martos, a tal grado llegó la corrupción en el boxeo del Distrito Federal que hay managers que ofrecen salidas médicas de cualquier comisión de box. “Aquí mismo hacen las salidas y falsifican las firmas de los doctores; todo mundo lo sabe. Ahora han escogido un pueblo llamado Pungarabato, y a cada rato vienen peleadores de allá. 

¿Cuándo habíamos visto peleadores de allá? Resulta que ahora Pungarabato es la meca del boxeo mexicano. Mientras, en el CBDF no hay semana que no sean autorizadas peleas irregulares”.

Ya en otras ocasiones El Fantasma González había batallado con la báscula. Le ocurrió en julio de 2013 en su pleito contra Adrián Young, cuando se excedió 800 gramos en la categoría pluma. Pese a todo, los promotores pactaron el combate. Además, el boxeador fue inusualmente activo: En 2012 disputó cinco peleas, una de ellas con apenas un mes y cinco días de diferencia. En 2013 se fajó tres veces, con apenas tres meses de distancia entre cada compromiso.
El otrora púgil Érik Morales, quien durante seis años fue el promotor de González –hasta que éste firmó con El Canelo Álvarez–, reconoció durante su visita al hospital, el lunes 3, que El Fantasma fue un peleador al que “le encantaba batallar bastante con el peso. No se cuidó mucho en el tema del peso, hasta el final, y eso repercute. No sé qué hizo ni cómo le hizo. Lo que sé es que ni siquiera marcó el peso y en sus últimos días de preparación batalló bastante. Tengo entendido que ni siquiera lo lastimaron de la cabeza, sino en el cuello, y de ahí rebotó en la cabeza, en el tallo cerebral”.

Durante el programa Pasión de TDN, el especialista en boxeo Eduardo Camarena realizó el martes 4 un enlace telefónico con el reportero de Televisa Joaquín Torres, presente en la ceremonia de pesaje, quien desde hace año y medio cubre el box para el consorcio televisivo. “Siempre los pesajes son muy raros, pero en éste en particular se presentaron varias características anormales”.

Torres relató que cuando El Fantasma subió a la báscula “se bajó luego luego, algo que se estila para que nadie se dé cuenta que no dio el peso. Lo volvieron a subir y lo que hizo fue poner la mitad o tres cuartas partes del pie y recargó gran parte de su cuerpo hacia atrás para no pesar lo suficiente. Aun así autorizaron la pelea”.

Recordó una experiencia similar. “Me tocó cubrir su pelea contra Giovani Caro en Nayarit. Ahí definitivamente hubo un arreglo entre los promotores porque no dio el peso contra El Ruso Caro. Así lo subieron para que pudiera pelear en aquella ocasión”. 

Contó que para reponerse González tuvo que comer y tomar mucho líquido las horas previas. “Se le veía muy mal, muy estresado. Lo vi más flaco de lo normal y me comentó que le costaba muchísimo dar el peso, que prefería pelear en otra categoría, pero que a él se lo imponían para poder pelear”.

La transmisión del pleito fue acompañada con imágenes de la ceremonia de pesaje. En una de las tomas el comentarista detalla que Luis Medina, del CMB, hace gráficamente la señal de que el peleador no dio el peso. De acuerdo con Torres, fueron dos veces las que pidieron al fajador permanecer en la báscula “y de repente dijeron: ‘Ya eres peso… ¡Bájenlo y a la foto oficial!’”.

Eduardo Camarena recordó que el jefe de Gobierno del DF es el responsable de instalar la CBDF, y clamó: “Señor Mancera, si le gusta el box, ayúdelo. No nada más es irse a tomar la foto con los peleadores”.

Limbo legal

En entrevista con Proceso, el presidente de la Comisión de Box y Lucha de Tijuana, Juan Carlos Pelayo Sánchez, asegura que para deslindar responsabilidades sobre la salud y las condiciones de los peleadores que salen a alguna función “los canalizo al área médica para la autorización, y si el médico dice ‘sí’, adelante. De otra forma no se firma la salida médica”.

“Culpables somos todos”, sentencia Pelayo Sánchez, porque en la actualidad hay una laguna legal: El boxeo profesional no está reglamentado en la Ley Federal del Deporte, sino en la Ley Federal del Trabajo.

No existen protocolos para el desempeño de boxeadores, manejadores ni empresas, expresa. Tampoco hay un padrón único de boxeadores ni intercambio de información entre comisiones, por lo que pide una ley reglamentaria que brinde protección al boxeador. “Todo es de facto, de acuerdo con la práctica, con la relación contractual entre boxeador y empresas”.

El comisionado dice que Óscar González era su amigo y lo describe como un atleta íntegro, sano y lúcido que ambicionaba ser campeón del mundo. Cuenta que en 2013 sostuvo tres peleas que le consiguió Érik Morales; una de ellas en octubre en Estados Unidos, donde le aplicaron diversos exámenes médicos y el púgil se dijo contento de haber tenido buenos resultados.

El doctor Ernesto Franco fue quien a fines de enero le practicó a González sus últimos exámenes médicos y firmó su salida médica:

 “Su condición era buena, fuerte, saludable, al corriente, sin ninguna alteración o situación que nos hiciera pensar que tenía problemas. También se le aplicaron análisis de sangre, orina, VIH, hepatitis, etcétera, y el examen neurológico para detectar la existencia de alguna lesión. Salió bien en todo, en buen estado de salud”.

–¿Por qué traía una salida médica de Tijuana y una licencia de boxeador de Guasave? –se le cuestiona.

–Lo desconozco. Nos limitamos a verificar el estado de salud de los muchachos que salen a boxear a diferentes partes, aunque ninguna comisión les puede otorgar una salida que no pertenezca a la ciudad de su licencia.

Por separado, el presidente de la Comisión de Box y Lucha de Tijuana declara que el boxeador residía en Tijuana y sí tenía licencia de esta frontera. Dice desconocer por qué presentó una licencia de Sinaloa.

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