Mariana Labastida
Coyuca de Benítez.- En medio del dolor y la consternación fueron sepultados siete de los
ocho jóvenes ejecutados la tarde del jueves en una huerta cerca del
punto conocido como río Chiquito de esta población.
De acuerdo con los vecinos, en la huerta donde se encontraban los
jóvenes quedaron siete de ellos, uno más corrió hacía la carretera y fue
alcanzado en el camino de terracería cerca de donde inicia la colonia
10 de abril. En el lugar fallecieron seis de los ochos jóvenes y
adolescentes, uno más murió camino al hospital y el último en el
hospital; de los ocho seis eran menores de edad.
Niños, jóvenes, adultos y adultos mayores acompañaron a las familias
de los siete sepultados en el panteón de la colonia Tierra y Libertad
bajo la lluvia provocada por la tormenta tropical Erick que se apaciguó
cuando los féretros salieron de la cancha techada, frente a la iglesia
en donde se realizó la misa comunitaria; cada uno fue velado en
diferentes viviendas, a excepción de los dos hermanos.
Unos 200 familiares, amigos, vecinos y conocidos acompañaron a las 5
de la tarde a las familias de José Alberto y su hermano José Alexis, de
13 y 12 años, Jesús Ángel y Jorge Luis de 14 años, Christopher Jerry de
16, Osvaldo de 22 y Agustín de 24, quienes caminaron de la cancha
techada al panteón en medio de la lluvia y rodearon las tumbas con
sombrillas de alegres colores que contrastaban con el llanto de los
padres y familiares.
Entre las caras de consternación, dolor y murmullos fueron sepultados
los jóvenes, cuatro de ellos en fosas pegadas al fondo del panteón, uno
más unos metros más allá y los dos hermanos adolescentes en otro lado
del cementerio.
No importaron la lluvia, los charcos y el lodo del panteón para las
personas que los acompañaron y uno de los amigos de la familia Galeana
Mayo dijo que los muertos se iban unidos como hermanos de corazón.
El padre de uno de los jóvenes asesinados, Feliciano expresó que
“vivimos en un pueblo sin ley, es lo único que puedo decir”, a
familiares les decía que “¿quién me va a desvelar?¿quién me va hacer
preocupar?, él me decía que no me preocupara y yo le decía que él hacía
que me enfermara porque no llegaba temprano”.
Otro de los familiares se limitó a decir “lo hecho, hecho está” al
querer saber por qué los señalamientos de la Procuraduría, quien informó
que en el lugar donde fueron asesinados se encontraron “vestigios de
solventes”.
“Esto causó mucho dolor”, dijo uno de los vecinos de la colonia
Venustiano Carranza, en donde vivía la mayoría de los jóvenes
asesinados, algunos en la parte alta, incluso comentaron que una de las
familias rentó una casa en la parte baja del cerro para el funeral
debido a la lluvia.
Entre los murmullos y expresiones de incredulidad de los vecinos se
escuchaban los anuncios para los rezos en diferentes casas, sólo dos de
la familia Galeana Mayo y Ramírez Mora determinaron que se oraría por
ellos en el mismo lugar en donde se realizó la misa, en la cancha
techada, donde durante la ceremonia se había sugerido que se realizara
la novena de los ocho jóvenes asesinados.
Poco a poco los acompañantes y la familia fueron dejando el panteón,
entre los comentarios se escuchó que hoy será el sepelio del octavo
joven asesinado que murió en el hospital, a donde llegó aún con vida.
Por separado, el dirigente de la Organización Popular de Productores
de la Costa Grande, Luis Olivares Enríquez lamentó el asesinato de los
jóvenes que dijo es consecuencia de la falta de espacios y oportunidades
para los mismos.
Indicó que “la mayoría de los muchachos sólo llegan a primaria,
algunos terminan secundaria, los oficios son la pesca, alquilarse de
peón o de campesino, o migrar al norte, pero regresan con otras ideas al
involucrarse con otras gentes y como consecuencia se viene el crimen
organizado”.
Olivares Enríquez dijo que hechos como éste podrían remediarse si el
gobierno quisiera y pusiera atención, “cada día cuesta más estudiar, los
muchachos tienen que migrar a buscar trabajo porque los recursos no les
alcanzan, uno de los niños difuntos dejó la escuela por falta de
dinero” dijo el dirigente.
Los jóvenes asesinados viven en una zona donde se encuentran en
desarrollo cinco colonias: la 10 de abril, la Venustiano Carranza, la
Zumpango, la Cuauhtémoc y Tierra y Libertad, donde hay un contraste de
viviendas de cemento con las hechas de palos y palmas con techos de
láminas de cartón.
(EL SUR DE ACAPULCO/ Mariana Labastida/julio 6, 2013)
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