No pudo ser más desafortunada la declaración del rector, Juan Eulogio
Guerra, en el sentido de que nombrará su gabinete hasta que pasen las
elecciones. Ya había trascendido, de los mismos aspirantes a ocupar
cargos en la nueva administración —que de nueva no tiene absolutamente
nada—, que el propio rector les ha pedido esperar, que pasando las
elecciones se harán los nombramientos.
Una de las lecturas que se hace es que el proceso electoral ha sido
tomado por el grupo que comanda Héctor Melesio Cuen Ojeda, como una
especie de laboratorio para probar lealtades. Hasta dónde un aspirante
ha contribuido al fortalecimiento del Partido Sinaloense (PAS), cuánto
aportó y qué merece por ello.
Otro razonamiento cuenista es que si los cargos se dan ahora muchos
descorazonados, que los habrá, abandonarán la campaña. Y el otro, nada
desdeñable, es que quienes dieron la cara como candidatos, aunque no
hayan hecho campaña, recibirán, como premio de consolación, un cargo
administrativo.
¿Se necesita mayor prueba de que la UAS está metida hasta el cogote
en el Partido Sinaloense? ¿Cuáles vínculos tiene la Universidad con el
proceso electoral, que impiden el nombramiento del nuevo gabinete? ¿Cómo
puede supeditarse el interés de la máxima casa de estudios de Sinaloa
—cómo se presume que sea la máxima— a un partido político? ¿Por qué se
rebaja a tal grado la calidad de una institución tan noble?
Mal ha hecho Juan Eulogio Guerra en aceptar mansamente esta primera
indicación de Melesio Cuen, porque marcará su cuatrienio, como a Víctor
Antonio Corrales marcó la felonía cometida en contra de Marco Antonio
Medrano y del Suntuas, en contubernio con el propio Cuen.
En una institución que debiera ser ejemplo —además de todo lo que
concierne a la academia y a la cultura— de transparencia, de madurez, de
tolerancia, se están cometiendo los peores atropellos, solo comparables
a los que se registraron en la negra época del armientismo, que, dicho
sea de paso, terminó trágicamente.
La Universidad no soporta en pie una auditoría al manejo de sus
recursos, empezando por las compras, porque en su inmensa mayoría los
precios de los productos y servicios que adquiere están inflados. Ni una
seria auditoría académica porque se encontrarían cientos de aviadores,
la asignación interesada de plazas, horas, años sabáticos… y mucha
simulación y engaños en aquello de las certificaciones de calidad.
El abusivo chantaje al que están sometiendo a los estudiantes de las
preparatorias para que hagan campaña por el PAS a cambio de
calificaciones debería avergonzar a la Universidad, a los estudiantes, a
los maestros y a la sociedad misma.
No hay, sin embargo, signos de que las cosas mejoren en la
Universidad y, lo más probable, es que la degradación de los valores que
la identificaron con la crítica, la democracia y la pluralidad, se
profundice.
Obra de Cuen, pero también de los propios universitarios que se
dejaron pisotear, en la UAS se apagaron las voces críticas, no hay una
corriente opositora al cuenismo y el único remanso de dignidad que se
observa hoy día en medio de aguas tan turbias, es el que descansa en la
corriente del Suntuas Administrativos, que encabeza Marco Antonio
Medrano.
Vergüenza debieran sentir muchos académicos que en vez de luchar por
recuperar el espíritu que edificó esta universidad durante décadas, han
preferido lamentarse de los despropósitos de Melesio Cuen en los bares y
en los cafés, a salvo ellos de la quema que consume a la Casa Rosalina.
Vergüenza por esa arenga solitaria del profesor Roberto Zepeda
Valdez, de la Facultad de Trabajo Social, el día de la elección del
rector, donde llama a protestar, a decir, a gritar, a dejar las voces
quedas y sacarlas a la luz para que retumben en las paredes. No todo
está perdido, como dijo el maestro. Y es verdad, no todo está perdido
porque no puede verse lo que ocurre como una fatalidad. Algo hay que
hacer, algo hay que empezar a hacer. No son imbatibles, ahí está el
Suntuas Administrativos como un digno ejemplo.
Bola y cadena
LA LECTURA ES ELEMENTAL: ganan los malos. “Haiga sido como haiga
sido”, la remoción de Jesús Carrasco de la Dirección de Seguridad
Pública Municipal de Ahome, en momentos en que la presión criminal
alcanzó niveles inéditos, tiene que verse a fuerzas como una derrota del
Estado. El anuncio se hizo al mismo tiempo que se comunicó la visita
del secretario de la Defensa a Los Mochis, y entonces es lógico pensar
que la decisión la impuso el Gobierno federal. Y que el gobernador Mario
López solo acató una orden, derechito y mano derecha en la frente, como
cuando saludó abyectamente a Antonio Toledo Corro. Las preguntas son:
¿Hubo un acuerdo de alto nivel con los criminales? ¿Con quiénes? ¿Cuáles
son los puntos?
Sentido contrario
OTRO TRIUNFO, PERO ESTE DEL otro bando, se había adjudicado el crimen
organizado con la renuncia de Carlos Ontiveros Salas a la Secretaría de
Seguridad Pública de Culiacán, después de que fue amenazado por
personeros del narcotráfico. ¿Dónde quedó el Estado?
Humo negro
ESTEBAN LÓPEZ BELTRÁN, candidato a la alcaldía de Sinaloa, dice una
verdad a medias. Duraron al menos diez días con la campaña suspendida,
porque células de gatilleros estuvieron intimidando a brigadistas de la
coalición Unidos Ganas Tú. Lo que llama la atención es que no
hacen lo mismo con los brigadistas de Saúl Rubio Valenzuela, que va por
la misma fórmula. Y esto significa que hay culebra en el agua.
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