A unos días de convertirse en reina, la latina está
por convertir un cuento de hadas moderno.
En su boda usó un Valentino, pero para su asunción
como Reina consorte no se sabe quién diseñará el atuendo de Máxima.
Redacción/ Tabasco Hoy
Máxima Zorreguieta
conquistó a Holanda y tiene al país de los canales acuáticos y los tulipanes a
sus pies.
En un par de días,
la Princesa de Orange y esposa del Príncipe Guillermo Alejandro se convertirá
en la Reina de los holandeses, ante la abdicación de la Reina Beatriz. Lo que
suena como a la culminación de un cuento de hadas moderno, no siempre fue así.
El camino al trono
de esta argentina ha sido un tanto espinoso.
Máxima, una plebeya
que nació en Buenos Aires el 17 de mayo de 1971, supo convertir la antipatía de
los holandeses en cariño y admiración con su personalidad auténtica y alegre y,
por supuesto, gracias a su inteligencia.
La economista
argentina no era bien vista cuando se anunció su compromiso con el heredero al
trono y tuvo que lidiar primero con el hecho de ser una plebeya extranjera,
además de ser católica y, sobre todo, hija de Jorge Zorreguieta, quien fue
funcionario de la última dictadura militar argentina (1976-1983), por lo que
casi la crucifican.
"La Familia
Real debe encarnar el símbolo de nuestra nación. ¿Cómo Máxima, cuyo padre está
implicado en la desaparición de 30 mil personas, puede hacerse nuestra Reina?
No podemos aceptarlo sabiendo que su padre no expresó el menor
remordimiento", argumentó en su momento el diputado Jan Van Walsen.
Pero Guillermo
Alejandro se aferró al amor de Máxima y hasta planteó renunciar a sus derechos
al trono, lo que no fue necesario porque luego de presentarla con su familia,
todos quedaron convencidos de que era una chica por la que valía la pena
luchar.
EL CUENTO DE HADAS INICIA
Máxima Zorreguieta
Cerruti, hija de Jorge Zorreguieta y María del Carmen Cerruti, estudió
secundaria y preparatoria en el colegio bilingüe Northlands, en Buenos Aires, y
se graduó de la carrera de Economía en la Universidad Católica Argentina en
1995.
De ahí se marchó a
Nueva York, donde repartió alrededor de 60 currículums hasta que le surgió la
oportunidad de trabajar para HSBC James Capel Inc., donde llegó a convertirse
en vicepresidenta de ventas institucionales para América Latina. Después de un
tiempo se cambió al Deutsche Bank.
En abril de 1999,
invitada por una amiga que tenía relaciones con gente poderosa, asistió a la
Feria de Sevilla y ahí conoció al Príncipe Guillermo Alejandro, quien en el
pasado tenía fama de casanova.
Quienes los vieron
esa noche dicen que la rubia argentina lo tenía muy divertido y que él no se
fijó en ninguna otra mujer. A partir de ahí ya no se separaron.
En los días
siguientes él la bombardeó con llamadas y voló a Nueva York lo más pronto que
pudo para verla de nuevo y en el verano la presentó a sus padres. Máxima pasó
unos días de vacaciones en la Toscana, a bordo del yate real, donde la Reina
Beatriz la examinó a profundidad. Ahí, la plebeya se ganó de inmediato a su
familia política.
Un año después del
flechazo Máxima pidió su cambio al Deutsche Bank de Bruselas para estar más
cerca de su novio y para tomar un curso de inmersión total en el idioma y
tradiciones holandesas. La relación iba muy en serio, así que la Reina decidió
preparar a Máxima para su incursión en la realeza.
A la par, toda la
vida de la plebeya era investigada a fondo sin que ella lo supiera.
El historiador
Michiel Baud se encargó, a petición del gobierno holandés, de buscar datos que
inculparan a Zorreguieta -quien fuera Secretario de Agricultura durante la
dictadura de Jorge Rafael Videla -, por la desaparición y tortura de miles de
personas.
Sin embargo, en sus
investigaciones concluyó que él no estuvo personalmente involucrado, aunque
seguramente sí se enteró de las violaciones cometidas.
El 30 de marzo del
2001 se conocieron los resultados de la investigación y ese mismo día la Reina
Beatriz anunció el compromiso de la pareja, pero fue hasta el 4 de julio cuando
el Parlamento votó a favor del matrimonio con la consigna de que el padre de Máxima
no podría asistir a ningún acto de Estado, entre ellos la boda de su hija. Sólo
puede estar presente en celebraciones privadas.
UN TANGO FAMILIAR
El 2 de febrero del
2002, Máxima, ya convertida en ciudadana holandesa y conservando su religión
católica, contrajo matrimonio con el Príncipe de Orange en la Iglesia Nueva de
Amsterdam. Entre gritos de júbilo de sus súbditos y con la presencia de
miembros de la realeza del mundo entero, Máxima se convirtió en la esposa de
Guillermo Alejandro y en la Princesa Máxima de los Países Bajos.
Todo era felicidad,
pero al escucharse los acordes de "Adiós Nonino", el tango favorito
de su padre, la Princesa se quebró y no pudo evitar derramar lágrimas por la
ausencia de sus padres, quienes actualmente llevan una vida muy normal en
Buenos Aires.
A su padre, de 85
años, se le suele ver viajando en transporte público, mientras que su madre es
una ama de casa como cualquier otra. María del Carmen y "Coqui", como
le llaman a su padre, han intentado permanecer en muy bajo perfil para no
perjudicar la vida pública de su primogénita.
Eso no quiere decir
que no disfruten de su hija, pues ella viaja frecuentemente con su familia,
incluida la Reina Beatriz, al país sudamericano para visitarlos y convivir
también con sus hermanos Martín, Juan e Inés.
Los padres de Máxima
no estarán presentes en la ceremonia de investidura que se celebrará este 30 de
abril, en la que su hija se convertirá en la Reina consorte.
"En el 2002
(año en que se casó) se cerraron acuerdos y éste es un evento constitucional
donde mi marido se convertirá en Rey y mi padre no tiene que estar", dijo
Máxima, resignada, hace poco más de una semana en una entrevista que concedió
al canal público NOS de Holanda, en donde añadió que tampoco asistirá ningún
otro miembro de su familia.
PRINCESA Y MADRE PERFECTA
Además de conquistar
a sus súbditos con su gran carisma, la ex plebeya argentina se ha ganado la
admiración por ser una madre muy dedicada y trabajadora. Es el miembro de la
realeza holandesa más popular, por encima de la actual Reina Beatriz y de su
esposo, el Príncipe de Orange.
Máxima es madre de
tres alegres niñas: Catalina Amalia, de 9 años y a partir del martes nueva
heredera de la corona holandesa; Alexia, de 7, y Ariana, de 5.
Las niñas hablan
español a la perfección y su madre se ha encargado de educarlas de la mejor
manera. Sin embargo, nunca ha descuidado sus tareas como princesa, entre ellas
apoyar iniciativas de microcrédito en países en desarrollo y la emancipación de
las mujeres inmigrantes.
También se destaca
como embajadora de Buena Voluntad de la ONU y acompaña a la Reina en sus viajes
de Estado, entre muchas otras labores.
Ahora que será
Reina, Máxima ya tiene elaborada su nueva agenda de trabajo. Debutará como
monarca en la inauguración del hospital Alexander Monro, dedicado a atender a
pacientes con cáncer de mama. Y del 3 al 6 de junio visitará Alemania junto a
su marido.
¿QUE VESTIRÁ?
En su boda usó un
Valentino, pero para su asunción como Reina consorte no se sabe quién diseñará
el atuendo de Máxima.
Lo cierto es que la
más natural de las princesas europeas siempre le imprime su sello a todo lo que
se pone.
A la Princesa de
Orange le gustan los colores fuertes y los accesorios vistosos. Checa su
estilo.
(TABASCO HOY/
Redacción/ 28 de Abril 2013)
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