Carlos Acosta Córdova / Juan Carlos Cruz Vargas
ACAPULCO, Gro.
(apro).- Al final, las aguas se tranquilizaron en la clausura de la 76
Convención Bancaria. Las autoridades hacendarias y los banqueros llegaron a
buen término sobre la necesidad de que los bancos presten más y a menor costo,
como eje principal de la reforma financiera.
Al clausurar los
trabajos de esta reunión, en la que tomó posesión Javier Arrigunaga como
presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM), el secretario de
Hacienda, Luis Videgaray, elogió la capitalización, la administración y la
labor de estas instituciones de crédito:
“Hoy vamos a una
reforma financiera porque tenemos una banca fuerte, una banca bien capitalizada
y, debo decirlo, muy bien administrada. No tenemos la menor duda de que la
banca mexicana va a estar a la altura del reto, el reto de ser cada vez más un
motor de crecimiento económico, que genere crédito, crédito accesible
particularmente para aquellos que más lo necesitan, para generar empleos y
generar riqueza”.
En el puerto de
Acapulco, el titular de la SHCP definió la función que deberá realizar la
autoridad ante el sector bancario, al señalar que “nos corresponde ser un
regulador justo, y sí, hay que decirlo, nos corresponde como autoridad ser un
regulador que dé un servicio eficaz y atento a las entidades reguladas de todos
tamaños”.
Luego precisó que
los reguladores deben ser atentos desde la búsqueda de una autorización hasta
una consulta, y que es obligación de un regulador dar una respuesta con
certidumbre y en un plazo razonable que permita a los mercados financieros y a
los intermediarios financiar.
Flanqueado por el
gobernador del Banco de México (Banxico), Agustín Carstens; del entrante
presidente de la ABM, Javier Arrigunaga; además de otros funcionarios y
directivos, Videgaray aseguró que la mesa está puesta para la reforma
financiera.
“Estos objetivos en
materia de competencia económica, y en general del ejercicio del estado de
derecho pleno, son una obligación insustituible para lograr que se dé una
expansión de crédito acelerado, pero de forma sostenida y sostenible”, precisó.
Enseguida aclaró que
se trata de una expansión del crédito que se base en los fundamentos de la
economía, y no en estímulos artificiales que pueden revertirse más adelante.
El titular de la
dependencia federal enumeró cinco responsabilidades que llevará el gobernó a
sus espaldas para garantizar al sistema bancario seguridad, a cambio del
incremento del crédito.
El primer tema que
ofrece el gobierno es la estabilidad macroeconómica, le sigue, el crecimiento
económico, la modernización de la banca de desarrollo, la actuación efectiva de
los reguladores y el estado de derecho.
Por su parte,
Arrigunaga, fijó su postura en tono conciliador:
“La banca está lista
para apoyar la transformación del país. Están todas las condiciones para
vislumbrar una de las mejores décadas de desempeño económico y financiero; en
la que crecimiento y crédito sean una mancuerna inseparable en los proyectos de
empresas y familias… En la banca acompañaremos con crédito, productos y
servicios la nueva etapa de México”.
De hecho, en su
primer discurso como líder del sector bancario, el también director general del
Grupo Financiero Banamex aseguró que la ABM suscribe los objetivos del Pacto
por México.
El banquero señaló
que “el Pacto por México recoge buena parte de estas preocupaciones y establece
claros compromisos para que la banca y el crédito sean una sólida palanca de
desarrollo de los hogares y las empresas de nuestro país”.
Javier Arrigunaga
reconoció que era insuficiente la penetración bancaria en el sector privado.
Y dio cifras: El
ahorro financiero, como porcentaje del PIB, supera 70%, y no desluce en un
comparativo internacional. El reto está en su canalización al sector privado,
donde la penetración es baja, de 26% del PIB.
El presidente de la
ABM asoció lo anterior al largo periodo que lleva la recapitalización de los
bancos y el restablecimiento del apetito de crédito, tanto de intermediarios
como de empresas y familias.
No sólo eso, otro
factor relevante es la dimensión de la llamada “economía informal” la cual, de
acuerdo con algunas mediciones, por ejemplo el acceso a la seguridad social,
puede ser incluso mayor a la “formal”.
De acuerdo con el
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en México 6 de cada 10
mexicanos laboran en la informalidad, es decir, que en total hay 29 millones de
personas en estas condiciones, contra apenas 16 millones que trabajan de manera
formal.
El directivo resumió
la situación de la siguiente manera:
“Un sistema
financiero refleja la economía que intermedia: el bajo crecimiento económico se
ha traducido en una baja demanda de crédito del sector privado y, por tanto, en
una mayor canalización del crédito al sector público. Además, la informalidad
aleja a muchos clientes potenciales”.
Ya al final, entre
aplausos, Arrigunaga concluyó al decir que “México puede conseguir una serie de
cambios estructurales que le den mayor apertura, atraigan más inversión,
incrementen la competencia y la competitividad y, con ello, el crecimiento y el
bienestar de la población. A ellos se sumará una reforma financiera integral”.
Así concluyó la 76
Convención Bancaria, con una reforma financiera pendiente y atorada por las
diferencias del Ejecutivo con PAN y PRD, debido al uso electoral de los
programas sociales por parte del gobierno de Veracruz y la Secretaría de
Desarrollo Social (Sedesol), y con un sector bancario que aún no conoce del
todo el contenido de la reforma. Pero eso sí, que ya dio el espaldarazo a
Enrique Peña Nieto.
(PROCESO/ Carlos Acosta Córdova y Juan Carlos Cruz Vargas/26 de abril de 2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario