Reforma
México, DF.- Poner a
México en paz fue el compromiso con el cual el presidente Enrique Peña Nieto
buscó diferenciarse de Felipe Calderón. Fue el primero de los cinco puntos
estratégicos presentados el 1 de diciembre; sin embargo, en el arranque de su
gobierno, los grupos delictivos han continuado con su actividad.
Tres escoltas del
procurador de justicia de Morelos asesinados, una alcaldesa amenazada en
Durango, ejecuciones en grupo –como la de los 12 integrantes de Kombo Kolombia,
en Nuevo León, y seis personas más–, el ataque con granadas al Palacio de
Gobierno de Tamaulipas y los amagos contra el diario “El Siglo de Torreón” son
algunas acciones de la delincuencia en los primeros 100 días.
En paralelo, se
multiplicaron los grupos de autodefensa en ocho entidades, como una respuesta
de la sociedad civil a la incapacidad de las autoridades para controlar a los
delincuentes.
Las ejecuciones se
multiplicaron en entidades como Chihuahua, Coahuila, Colima, Durango, Guerrero,
Jalisco, Michoacán, Morelos, Nayarit, Quintana Roo, Sinaloa, Sonora,
Tamaulipas, Veracruz y Zacatecas, pero también en los municipios del Estado de
México conurbados al Distrito Federal.
Cadáveres
desmembrados, colgados, entambados o decapitados han aparecido en Coahuila,
Estado de México, Guerrero y Morelos.
El 8 de febrero,
Segob entregó el primer reporte sobre la violencia: en diciembre se registraron
mil 139 crímenes vinculados a la delincuencia organizada y en enero mil 104,
cifras similares al promedio mensual en el último año de Felipe Calderón.
Aunado a esto, en
las últimas semanas han arreciado los ataques a medios de comunicación locales:
entre el 25 y el 27 de febrero fueron atacadas las instalaciones del diario “El
Siglo de Torreón”, en medio de un recrudecimiento de la violencia en la Comarca
Lagunera. El 3 de marzo fue asesinado de 18 balazos el director del diario
digital Ojinaga Noticias, en Chihuahua. Y el 6 de marzo fueron baleadas las
instalaciones del “Diario de Juárez” y del Canal 44 de la misma ciudad
fronteriza, sin que se reportaran lesionados.
Frente a esta
realidad, el discurso oficial del nuevo gobierno ha variado, desde apenas
mencionar el problema hasta el reconocimiento de que no será en el corto plazo
cuando la nueva estrategia de combate al crimen dé resultados.
Durante un desayuno
con el Ejército, la Fuerza Aérea y la Armada, el 4 de diciembre, Peña Nieto
reconoció que las Fuerzas Armadas seguirán en labores de seguridad hasta
implementar la estrategia en la materia.
El 17 de diciembre
encabezó la sesión del Consejo Nacional de Seguridad, donde propuso dividir al
país en cinco regiones operativas, ordenó crear la Gendarmería Nacional y
presentó seis líneas de acción en la estrategia de seguridad.
El 12 de febrero, en
Aguascalientes, Peña lanzó el Programa Nacional de Prevención del Delito y
anunció que la lucha contra el crimen adquiriría un nuevo enfoque.
Roberto Campa,
subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana de la Secretaría de
Gobernación, reconoció que no se logrará la meta de reducir en 50% la violencia
en el primer año de gobierno.
‘Vamos bien’
Recién avalado por
el Senado como comisionado nacional de seguridad, Manuel Mondragón y Kalb
asegura que la incidencia delictiva durante la presente administración va a la
baja.
Aunque no revela
cifras, el funcionario afirma que entre diciembre y febrero se cometieron menos
homicidios y secuestros que en el mismo periodo comprendido entre 2011 y 2012.
“No me gusta hablar
de números”, advierte, “pero vamos a la baja contra el mismo periodo de tiempo
del año pasado y vamos al alza en decomisos”.
Mondragón explica
que su objetivo es obtener resultados cuantitativos y mejores indicadores, pero
también mejorar la percepción ciudadana sobre la seguridad.
Anotaciones a favor
Un pacto inédito con
la oposición para sacar adelante una agenda de reformas, el anuncio de una
nueva estrategia de seguridad que hasta el momento no ha logrado reducir la
violencia, la reforma educativa, la aprehensión de Elba Esther Gordillo y la
muerte de 37 personas en una explosión en la Torre de Pemex marcan los primeros
100 días del gobierno de Enrique Peña Nieto.
Bajo el lema “mover
a México”, el priista inició su administración anunciando una agenda de 13
acciones específicas, de las cuales 9 han comenzado a materializarse.
Destacan, entre lo
que ya se ha puesto en marcha, la reforma educativa, la Cruzada Nacional Contra
el Hambre, el Programa Nacional de Prevención del Delito que busca cambiar el
enfoque de guerra frontal al crimen organizado, la publicación de la Ley de
Víctimas y un programa de austeridad en el gobierno federal.
Tiene pendientes
tres iniciativas que aún no envía al Congreso: reforma en telecomunicaciones,
Código Penal Único y Ley de Responsabilidad Hacendaria. Tampoco ha puesto en
marcha el anunciado programa de infraestructura carretera.
En política, Peña
Nieto se ha anotado varios tantos a favor: la firma del Pacto por México, que
comprometió al PAN y el PRD con una agenda de 95 puntos; la aprobación de la
reforma educativa en menos de dos meses y, al interior del PRI, la eliminación
de los candados en materia fiscal y energética durante la pasada Asamblea
Nacional partidista.
En contraparte, la
nueva administración no sólo tuvo que encarar la explosión en las instalaciones
de Pemex, sino la aparición de grupos de autodefensa en varias entidades más,
la reactivación del EZLN a finales del año y los actos vandálicos que se
generaron el día de la toma de posesión en el primer cuadro de la capital.
Con un cambio de
discurso, Peña Nieto ha conseguido que la violencia y el combate al crimen
organizado no sean los temas prioritarios de la agenda nacional.
Sin embargo, su
nueva estrategia no ha conseguido reducir la violencia y, según cifras de la
Secretaría de Gobernación, se siguen registrando más de mil ejecuciones cada
mes.
En materia social,
la Cruzada Nacional Contra el Hambre fue recibida con escepticismo por
especialistas y opositores, quienes señalan que es un programa con tintes
electorales.
Peña Nieto ha
revivido viejos protocolos del presidencialismo, como el saludo de la escolta
militar en el hangar presidencial cada vez que regresa de una gira nacional o
internacional.
Despacha más en
Palacio Nacional que en Los Pinos. Pronuncia discursos cortos y evita dar más
de dos mensajes en un solo día. El Presidente se ha parado dos veces en el
Senado y ha visitado la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Se reúne con
gobernadores y líderes de la oposición. Ha acudido a los eventos protocolarios
de las Fuerzas Armadas, pero ha evitado usar ropa militar como lo hacía su
antecesor.
(ZOCALO/ Reforma/10/03/2013 - 04:03
AM)
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