domingo, 10 de marzo de 2013

GOBIERNAN BAJO LA METRALLA TRES ALCALDESAS DE DURANGO



Rosa Gaucín/El Universal
Durango— El estado se ha convertido en la entidad donde las mujeres gobiernan alcaldías bajo la metralla del crimen organizado. No se arredran. Se mantienen firmes, a pesar de que en muchos casos han sido víctimas de atentados.

Virginia de la Torre asumió la responsabilidad de encabezar el municipio de Indé, uno de los lugares más apartados de la entidad y en donde difícilmente se puede observar la visita de algún funcionario estatal.

La profesora de la escuela de la comunidad Torreón de San Isidro, a dos horas de la cabecera municipal, sufrió un cambio radical en su vida a partir de que le fue conferido el cargo por el Cabildo. “He tenido que dividir mi tiempo como docente, servidora pública, ama de casa y madre de familia”, admite.

Gobernar Indé no ha sido sencillo, sobre todo después de que su antecesor, Ernesto Núñez Rodríguez, tuviera que salir del lugar tras sufrir un ataque, el 18 de noviembre de 2012, a manos de hombres armados, policías estatales y municipales. En el incidente murieron ocho personas.

Dice que cuando visita las comunidades de esta alejada demarcación de unos 6 mil habitantes, algunas personas la felicitan. Otras de plano “le dan el pésame” por el problema de inseguridad en la zona.

En entrevista con El Universal, Virginia revela que es la primera vez que Indé es gobernado por una mujer, lo que representa un reto muy importante. Debe trabajar para combatir la pobreza, las necesidades de vivienda y mejorar los caminos, la mayoría de terracería.

“Sinceramente, aquí el interés lo pone el presidente municipal, porque si bien uno asiste a Durango a conocer los programas, aquí sólo llegan los oficios de la capital y es con lo que se está pendiente de lo que ocurre. En lo que tengo como alcaldesa no me ha tocado ver algún funcionario estatal por aquí”, asevera.

En Indé, los ciudadanos se dedican al campo, son jornaleros, o bien trabajan en una mina, cuya operación beneficia a alrededor de 100 familias, por lo que las necesidades que tiene la población son de distinta índole, van desde las económicas, hasta llegar a las de caminos, que están muy descuidados y por lo mismo es difícil transitar por ellos.

La mayor parte del tiempo lo destina a la gestión y también a conocer programas sociales para llevarlos al municipio. Su labor a veces se complica porque tiene que cumplir con distintos roles: maestra, ama de casa y madre de familia.

“Es mucha la responsabilidad con los hijos y no se diga como edil, es aún mayor. Este municipio tiene una geografía muy complicada; recorrerlo es difícil y significa descuidar a la familia”, subraya.

Si bien al principio el tema de la inseguridad complicó tomar la decisión de encabezar la administración de Indé, ahora sabe que no es lo mismo convivir con 200 personas que gobernar para 6 mil.

Considera que en la actualidad se ha vuelto primordial la participación de la mujer en la política y en distintos ámbitos de la sociedad. “A pesar de que haya machismo es muy importante la participación de la mujer para que una comunidad se pueda desarrollar”, sostiene.

La violencia la hizo edil

La vida de María Concepción Uribe Salgado tuvo un cambio radical a partir de la muerte de su esposo: dejó las aulas para encabezar el municipio de San Bernardo.

Jaime Lozoya Ávila, su marido, quien había sido electo presidente municipal, fue asesinado a golpes por hombres armados y esbozados a finales de 2010.

La alcaldesa de San Bernardo se vio obligada a abandonar la docencia para dirigir el ayuntamiento. Tomar la decisión representó un gran reto, porque desconocía el manejo de la administración pública; nunca había participado en la política.

“Fue un reto. Pensé: ¿podré o no podré? Pero gracias a Dios ya voy saliendo; bien o mal, ahí la llevo. Existe la creencia de que como mujer no hay capacidad y demostrar que sí he podido es motivo de gran satisfacción”, asegura.

Reconoce tuvo mucho apoyo desde el principio. “Por el hecho de ser mujer pensé que no se me iba aceptar. Sin embargo, me he sentido aceptada, tanto por hombres como por mujeres, y hay mucho apoyo de toda la ciudadanía”, explica.

En San Bernardo, los problemas son muchos, hay muchas carencias. Este lugar es de alta marginalidad. Hay comunidades que no cuentan con drenaje, ni agua y algunas no tienen luz. Pero hay avances: se logró llevar energía eléctrica por medio de celdas solares a una población.

Las principales actividades son la agricultura y la ganadería. La sequía del año pasado dejó una gran afectación en este municipio que tiene alrededor de 3 mil 500 habitantes, distribuidos en 45 comunidades.

El problema principal está en las carreteras: son de terracería y en temporada de lluvias se deterioran bastante. Hay comunidades que incluso se quedan incomunicadas. “Esta es una de mis preocupaciones: mantener los caminos en buen estado con el apoyo del gobernador. Las autoridades estatales y federales siempre me han apoyado”, detalla.

María Concepción asumió la presidencia municipal 22 días después de la muerte de su marido, el 28 de noviembre del año 2010. “Soy profesora. Mi vida era mi escuela y mi familia, y la muerte de mi esposo me cambió la vida totalmente. Una de las principales dificultades que he tenido es que tengo que dejar a mis hijos solos. Eso es lo más complicado, porque estamos muy alejados de la capital y para lograr un apoyo tengo que estar allá”, señala.

Para llegar a la capital tiene que viajar alrededor de cinco horas por carretera, de San Bernardo al entronque de Villa Hidalgo, que está en pésimas condiciones. Por lo general, asiste a la ciudad de Durango una o dos veces a la semana.

Al referirse a la inseguridad, afirma que, “gracias a Dios, el municipio se encuentra tranquilo y en aparente calma”. En su opinión, ha bajado la incidencia delictiva.

Asegura que las mujeres deben luchar por sus ideales. “El hecho de ser mujer no debilita. Podemos ocupar el puesto y el cargo que se quiera, porque tenemos la capacidad”.

Acosada por el crimen

Aunque huela a pólvora y se respire temor en Gómez Palacio, Rocío Rebollo sostiene que continuará al frente del ayuntamiento hasta el último día de su mandato, el 31 de agosto de este año, aunque con seguridad especial personal y el Ejército en su presidencia municipal.

Suma ya tres atentados en su contra, uno de ellos cometido directamente en su domicilio. Ese día, el pasado 5 de febrero, poco después de las ocho de la noche se preparaba para descansar de una jornada de trabajo. Empezaba a quitarse los zapatos cuando se escucharon las detonaciones que daban forma al mensaje, a la advertencia, que un grupo de hombres armados dejaba en las puertas de su casa.

Administrar uno de los municipios que integran la Comarca Lagunera no ha sido fácil. Al asumir el cargo de alcaldesa dejó atrás los días cuando caminaba tranquila por las calles, como secretaría de Desarrollo Social del estado, en 2010.

La presencia de grupos criminales en La Laguna se hizo patente el año pasado. Rocío Rebollo se negó entonces a hablar de la inseguridad en su municipio; mostraba cierta molestia y pedía que no se le preguntará sobre el tema.

La fase crítica comenzó en diciembre pasado. La disputa entre el grupo delictivo de Los Zetas y el cártel que encabeza Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera llevó a la desaparición del Centro de Reinserción Social número 2, luego de un intento de fuga que dejó la muerte de 24 personas, 15 reos y nueve custodios. El penal era la caja de resonancia del enfrentamiento entre bandas.

Ahí se vinieron en cascada los problemas. Al empezar 2013, autoridades estatales y federales desarmaron a todos los elementos de la Dirección de Seguridad Pública. El 18 de enero trasladarían a 160 trabajadores municipales de Gómez Palacio y Lerdo, para ser investigados por presuntos nexos con el crimen organizado.

La alcaldesa no abandonó su cargo a pesar de quedarse sin seguridad pública en el municipio. Los ataques directos hacia ella y su familia no tardaron en llegar.

Al atentado en su casa siguió un incendio provocado en cuatro negocios familiares en Torreón, Coahuila, y en Gómez Palacio. En paralelo, cinco policías de Vialidad fueron asesinados en plena calle.

Rocío Rebollo gobierna bajo fuego uno de los municipios considerado de entre los más prósperos de Durango y “foco rojo” en materia de inseguridad del país, y sin pensar siquiera en abandonar el cargo. No antes del último día de su mandato.

 (EL DIARIO DE JUAREZ/Rosa Gaucín| 2013-03-09 | 22:43)

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