Redacción
MÉXICO, D.F.
(apro).- Elba Esther Gordillo Morales no es la única dirigente sindical que se
ha enriquecido al amparo del poder. En la larga lista de líderes que se han
eternizado en sus cargos con la bendición de los gobiernos priistas y panistas
hay uno que particularmente llama la atención: el senador Carlos Romero
Deschamps, mandamás del poderoso sindicato petrolero.
Tras la caída de la
Elba Esther, quien desde ayer en la noche dejó de ostentar el cargo de
presidenta del SNTE –lo sustituyó su delfín Juan Díaz–, el nombre de Romero
Deschamps brotó en la mente de políticos y analistas, como la siguiente víctima
del gobierno de Enrique Peña Nieto.
El líder del PRD, Jesús
Zambrano, fue por demás claro: “lo que deberíamos exigir después de esto es que
también se dé cuenta de quienes constituyen uno de los pilares principales de
los poderes fácticos en nuestro país en el terreno de la corrupción sindical,
que han utilizado los recursos públicos para el enriquecimiento personal, como
es el caso de Carlos Romero Deschamps”.
La dirigencia del
PAN no fue tan directa, pero pidió rasero parejo: En un comunicado difundido
luego del arresto de la profesora, pidió que se investiguen a fondo los casos
pendientes de varios dirigentes priistas, entre ellos el sindicalista
petrolero.
Romero Deschamps, de
69 años, empezó a escalar posiciones en el sindicato petrolero en el sexenio de
Carlos Salinas, pero fue hasta 1996, en el sexenio de Ernesto Zedillo, que
asumió la dirigencia nacional de ese gremio, en sustitución de Sebastián Guzmán
Cabrera, el dirigente que apoyó Salinas luego del golpe a Joaquín Hernández
Galicia, alias La Quina.
El pasado 20 de
octubre, ya confirmado el triunfo de Enrique Peña Nieto, Romero Deschamps fue
reelecto para el periodo 2012-2018.
He aquí algunas
pinceladas de los excesos del líder petrolero impunes hasta hoy:
En el 2000, su
nombre salió a relucir en el escándalo del Pemexgate, luego de que el Instituto
Federal Electoral documentó que el sindicato petrolero desvió 500 millones de
pesos de los fondos sindicales para apoyar la campaña presidencial del entonces
candidato priista Francisco Labastida Ochoa.
El septiembre de
2012, el nombre del dirigente petrolero volvió a sonar después de que su hija,
Paulina, subió a su cuenta de Facebook fotos de sus viajes en donde aparece a
bordo de yates y aviones privados, en compañía de sus mascotas.
Y apenas el pasado
23 de febrero, el semanario Proceso dio a conocer en su portal electrónico que
Romero Deschamps regaló a su hijo José Carlos un Ferrari de edición limitada,
valorado en dos millones de dólares.
“Para adquirirlo, es
necesario contar por lo menos con dos vehículos Ferrari, demostrar solvencia
económica, que el país donde vaya a circular el auto cuente con una agencia
automotriz de esa marca, someterse a una sofisticada prueba de manejo y, por
supuesto, pagar la unidad”, consignó la nota.
En el portal
electrónico Aristegui Noticias, también se difundió la noticia de que Romero
Deschamps posee un apartamento de lujo en Cancún, Quintana Roo, así como un
yate.
Aparte de su sueldo
como trabajador petrolero, cuyo monto se desconoce, Romero Deschamps ha
devengado sueldo como legislador en cuatro trienios, tres como diputado y uno
como senador, el que ostenta actualmente.
En algunas columnas
políticas, se ha filtrado la noticia de que el gobierno de Peña Nieto no ve con
buenos ojos a Romero Deschamps; incluso, han mencionado que en cualquier
momento dejará el liderazgo del sindicato petrolero.
(PROCESO/ Redacción/ 28 de febrero de 2013)
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