El proceso
Distrito Federal-
Cuando Ernesto Zedillo asumió el poder, uno de sus planes era deshacerse
políticamente de la maestra Elba Esther Gordillo, quien desde el Sindicato
Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) le había hecho la vida de
cuadritos mientras él era el titular de la Secretaría de Educación Pública.
Durante sus primeros
años como lideresa del SNTE, Gordillo siempre había maniobrado con éxito
gracias al apoyo del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, quien le
proporcionó la estructura y recursos financieros para afianzarse en el sindicato
de maestros.
Conforme avanzaba el
sexenio de su protector y tras el asesinato de Luis Donaldo Colosio, el 23 de
marzo de 1994, cuando Zedillo fue elegido como candidato sustituto, Elba Esther
creyó en la mala fortuna.
Cuando Zedillo
resultó electo presidente, la maestra supo que era el momento de hacer algo
para contrarrestar los malos designios. Y no era para menos, desde el primer
minuto de su gobierno, Zedillo mandó un mensaje claro a la lideresa: “Es mejor
que se vaya del país”.
Elba Esther sabía
que el Gobierno federal planeaba realizar auditorías a su persona, a la
dirigencia del gremio magisterial y a sus allegados más cercanos, pues los
recursos que obtenían del erario federal, gracias al fideicomiso Vivienda
Magisterial (VIMA), eran multimillonarios. Además, también estaba el ingreso
mensual de las cuotas de maestros y trabajadores de la educación, que sumaban
millones.
Con todo ese dinero,
el poder de Elba Esther se había extendido sobre gobernadores, legisladores,
intelectuales, periodistas y, más tarde, llegaría incluso a cubrir la
presidencia de la República, como ocurrió con Vicente Fox y con Felipe
Calderón.
Fuera de sí
Cuando la maestra
supo que el gobierno de Zedillo indagaba en sus cuentas y en las de sus socios
principales, comprendió que estaba en peligro su poder y su libertad. De manera
urgente y absolutamente fuera de sí, como mandan sus costumbres, citó a los
miembros de su equipo más cercano y se los llevó fuera del país, como ha
reconocido uno de sus ex colaboradores.
En el cónclave
improvisado, Elba Esther y sus asesores intentaron encontrar una salida ante
las amenazas y la cooptación de Zedillo de muchos de los dirigentes nacionales
que la maestra había nombrado, quienes estaban cansados de su forma de dirigir
el sindicato más grande de América Latina.
Al no encontrar un
escape político, la maestra Gordillo preparó con urgencia el que sería uno de
los viajes más importantes de su vida: se llevó a sus colaboradores más
cercanos a África, donde buscarían una solución. Tratarían, aseguró, de
ahuyentar las amenazas presidenciales.
Diversos
colaboradores de la maestra que han presenciado de cerca su vida pública,
privada y familiar, quienes conocen sus “vicios privados y sus virtudes
públicas”, accedieron a contar el episodio africano, un episodio que desnuda la
afición de Elba Esther a la brujería.
La única condición
que pusieron quienes me dieron sus testimonios fue la del anonimato.
Afición al culto negro
Ellos aseguran que,
desde joven, Elba Esther Gordillo ha tenido una predilección por el culto
negro, predilección que, cuando llegó a la dirigencia nacional del SNTE, la
llevó a relacionarse con un grupo de santeros cubanos, quienes la introdujeron
a las prácticas religiosas que combinan a los santos cristianos con las
deidades africanas.
Durante varios años
la maestra practicó la santería; sin embargo, tuvo que dejarla porque llegó a
un nivel que la obligaba a portar ciertos collares, vestirse de blanco, raparse
y ponerse un turbante.
Elba Esther decidió
tomar un nuevo camino y optó por el vudú y comenzó a venerar a ciertas figuras
y no tenía que cambiar de vestimenta, pero estaba obligada a manejar un símbolo
lo más vistoso posible. En una desfachatez escogió el símbolo del SNTE, lo
mandó modificar y, en lugar de la imagen de un libro, puso las cartas del Tarot
Reader, que es el más fuerte, el más viejo, donde se lee la vida.
El viaje a África
llegó cuando Elba Esther se sentía acorralada, cuando las amenazas del poder
presidencial eran terribles. La maestra no podía más que jugarse su última
carta, como cuenta uno de los entrevistados:
El problema es que
no se trataba de hacer un hechizo normal sino se trataba de controlar al
presidente. Los hechizos funcionan por dos cosas: por quien lo cree, en ese
caso ella, y por el tipo exacto de hechicería que le queda tanto a quien lo
paga, como a quien le está dedicado el trabajo. Puede ser un brujo mediocre o
un intermediario entre lo espiritual y lo físico, pero lo importante es escoger
exactamente la receta que se necesita.
Bajo hechizo
En el caso de
Zedillo, para saber exactamente lo que se necesitaba y calmar sus ánimos, había
que diagnosticarle su aura, sus fijaciones, todo lo que le gustaba y
disgustaba. Para eso se tomaron fotos, se hizo su carta astral, y esto lo
estudiaron videntes y médiums para ver sus demonios, vicios y debilidades.
Durante un año se
contrató y consultó a una serie de médiums y cartomancistas, de gente que lee
la mano y el aura, para que estudiaran fotos tomadas especialmente, bajo una
cantidad de luz que permite que se vea el aura. Además se investigaron hasta
las cosas más íntimas del presidente Zedillo y se diagnosticó que tenía ciertos
temores y debilidades, que dormía poco y que tenía miedo al fracaso;
encontraron que el espíritu de un león podía apoderarse de su pensamiento y
conciencia.
Esto podría parecer
una estupidez o una historia increíble, pero éste es el procedimiento más
eficaz para poder tener resultados ciertos en los cultos de brujería y
hechicería.
Elba Esther tenía el
diagnóstico y lo único que le faltaba era saber dónde debía llevar a cabo el
ritual: Marruecos. La acompañaron un par de sus principales colaboradores.
Según el testimonio
de uno sus principales allegados de entonces, quien supo de esta historia de
propia voz de uno de los actores de la misma, en Marruecos los increpó una
persona que, con un pésimo español, les dijo: “Tú estás buscando evitar que tu
emperador te mate. Conmigo está la respuesta”. Y los llevó con alguien que
sabía leer los caracoles.
Eran unos 18 o 19
caracolitos blancos, que cuando los aventaban se formaban figuras.
Quien leía los
caracoles, con la ayuda de un traductor, le dijo a la maestra “que era una
persona terriblemente mala y que su vida era de venganzas y persecuciones, y
que por eso había llegado hasta ahí”.
Durante la segunda
lectura, le dijo su alma iba a quedar comprometida. Completamente asombrado, le
aseguró que veía que a ella no le importaba lo que se le estaba diciendo. La
segunda figura que los caracoles formaron fue la melena de un león, ante la
que, según nuestro testigo, el lector dijo:
Se trata del trabajo
más peligroso del vudú, el sacrificio de un león vivo. Dijo que eso no era el
problema sino lo que vendría después: que viviría sujeta a la vida de un
animal, que no tendría una vida de raciocinio sino de instintos y que cada día
que pasara eso iba a ser más fuerte. Y aventaba los caracoles y se formaba la
figura de una persona rara, con una especie de penacho. Era el brujo.
En otra ocasión se
formó una especie de montaña y en la última tirada se reflejaba un mandril. Fue
cuando dijo que sabía dónde era: Badashat, el santuario de los brujos del vudú,
los más poderosos y apegados a lo oscuro, los únicos que podían hacer el
trabajo con un león. Entonces repitió que se trataba de algo muy peligroso. Al
terminar la última lectura, asombrado, quiso tocar a la maestra, explicando en
un español muy malo y en un inglés pésimo, que quería tocarla porque en los
caracoles no se veía reflejada su alma. Su cuerpo estaba vacío, aseguró el
lector de caracoles.
Escala en Nigeria
Después de recibir
esta información el grupo contrató un guía y se trasladó a Nigeria. Llegaron al
lugar indicado al amanecer, mientras tenía lugar un ritual. Era un conjunto de
bohíos sobre un terreno lleno de barrancas, donde vivían unas 100 personas en
absoluta pobreza.
Cuando llegamos, el
intérprete que venía con nosotros se comunicó con un ayudante del brujo, un
negro pequeño, desdentado, flaco y viejo con una especie de penacho en la
cabeza.
Lo primero que nos
preguntó fue si el trabajo que queríamos hacer era para el jefe de nuestra
tribu. Y pues sí, era para que el presidente de la República no le hiciera daño
a la maestra.
El trabajo costó
alrededor de 45 mil dólares, asegura el ex colaborador de Elba Esther y del
SNTE.
El brujo preguntó
simplemente si el color de los ojos del jefe de nuestra tribu era café. Eso fue
todo. Cuando la maestra le contestó, el brujo dijo —a través del intérprete—
que iba a tardar un día en cazar ese tipo de león, que debería ser un macho, activo
en la procreación y que hubiera pasado ya un 70 por ciento de la vida, debería,
dijo también, tener la dentadura completa. Explicó que el animal iba a ser
torturado y degollado, para que no muriera rápido, y que en el momento de ser
desollado trataría de transportar todo su coraje, toda su energía hacia Elba
Esther Gordillo.
El brujo le dio a la
comitiva algunas indicaciones y los citó al siguiente día, cuando el sol se
estuviera ocultando.
Al día siguiente nos
presentamos siguiendo las instrucciones que nos había dado: que Elba Esther no
se bañara, que no dejara caer un solo cabello y que trajera un cambio de ropa.
Le dijo que si estaba reglando trajera con ella la toalla porque la iba a
necesitar.
“Cuando llegamos
había como diez personas sacrificando al león y vimos cómo el brujo clavó un
cuchillo en el ojo del enorme animal. En ese momento comenzaron a quitarle la
piel entre todos, de una manera sorprendente, la pusieron sobre una piel de
vaca y recolectaron la sangre.
Inmediatamente
después, metieron a la maestra en una choza de paja y barro. Sin quitarle ni la
blusa ni los shorts, le empezaron a untar los testículos del animal, las
vísceras y la sangre, le amarraron la piel de la fiera y con las pezuñas le
dibujaron diversos signos, todo esto en medio de muchos cánticos. Afuera se
escuchaban los gritos de diversos animales, que nos dijeron eran mandriles. Una
hora después, el brujo se caía de cansancio, parecía como si se le hubieran ido
las fuerzas; se tenía que ayudar de un bastón para pegarle a la piel del león.
El ritual consistía en transmitirle la fuerza del león a Elba Esther, tal vez
no lo quieran creer, pero lo que se veía ahí era una transformación asombrosa.
No se veía a una mujer desvalida, como llegó, sino a una mujer más fuerte.
El desmayo
Esta parte del
ritual duró cerca de una hora, después la colocaron junto a la pared y la
levantaron, poniéndola en una especie de pedestal donde no tocaba el piso.
Debajo de sus pies pusieron diversas figuras de barro negro y hierbas. Le
pidieron que agarrara fuerte una de las fotos del presidente Zedillo, que la
abrazara y que dijera siete veces lo que deseaba.
El brujo estaba muy
excitado, no dejaba de bailar, daba pasos cortos para atrás, para adelante y
hacia los lados mientras cantaba.
Ella se desmayó y
así estuvo como una hora, sostenida de los brazos, con la piel del león
amarrada al cuerpo. La sangre y las vísceras que caían al suelo se las volvían
a embarrar.
Cuando despertó,
Elba Esther intentó rezar, pero el brujo la abofeteó. Ella se enojó y comenzó a
gritarle, tratando de quitarse todo de encima. El brujo le agitó un manojo de
yerbas en la cara y ella se volvió a desvanecer. Minutos después la maestra
reaccionó y, en el momento en que la bajaban y le quitaban la piel de león,
trató de limpiarse pero no pudo y comenzó a preocuparse.
Todo duró como unas
cuatro horas. Cuando terminó el ritual el olor era nauseabundo, insoportable.
El brujo tomó una actitud de burla, se reía de nosotros. A través del
intérprete le dijo a ella que no tenía idea de lo que le iba a costar esto, que
no se trataba de dinero, sino que iba a pagar con lo que más le iba a doler,
con lo más querido.
La instrucción del
brujo —continúa el ex colaborador del magisterio— era que tenía que dejarse un
día completo las vísceras que le habían embarrado y atado en los dedos, las
manos y las orejas. Le dijo que no se preocupara porque después de un día se le
iban a borrar solos. Y así ocurrió, al día siguiente ya no tenía nada.
Lo que asombró más a
los acompañantes de la maestra Gordillo fue que, varias horas después del
ritual, recibieron una llamada en el teléfono satelital que habían rentado
previamente. “Era de la secretaría particular de la presidencia, quien dijo que
el presidente Zedillo quería hablar con la maestra. Según lo que ella misma nos
contó después, el presidente le dijo: ‘¡Güerita hermosa! Necesito hablar
contigo’. El hechizo de transmisión de poder del león empezaba a funcionar.”
Poder transexenal
El allegado a la
maestra comenta que si es difícil creer que existan este tipo de hechos y
prácticas entre la clase política, es aún más increíble lo que sucedió a
continuación. Cuando Elba Esther Gordillo pagó por el hechizo la cuantiosa suma
de 45 mil dólares, la mofa del brujo no se hizo esperar, éste le dijo que el
verdadero costo del trabajo sería uno de sus familiares. Poco tiempo después
del viaje, uno de los hijos de su hija Maricruz Montelongo, Francisco Fujiwara
Montelongo, falleció de manera trágica: mientras jugaba con otros niños en el
elevador del departamento en el que vivía, se desnucó al ser aprisionado por
las puertas eléctricas. Desde que ocurrió esta tragedia familiar, a los nietos
se les alejó de Elba Esther. Francisco era el nieto más querido de Elba Esther
Gordillo, su preferido.
Más allá de lo
increíble que pueda parecer esta historia, lo cierto es que el poder de la
maestra Gordillo no se terminó con el sexenio de Zedillo. A partir de entonces
éste aumentó hasta alcanzar niveles cada vez más y más altos, primero con
Vicente Fox, cuando hizo amistad con Marta Sahagún y operó desde la Cámara de
Diputados las propuestas de reformas constitucionales, y luego con Felipe
Calderón, a quien, incluso antes que su partido, el PAN, le levantó la mano
como ganador de la campaña presidencial de julio de 2006.
Mantienen vínculos
Sus allegados
aseguran que sigue manteniendo vínculos estrechos con el brujo que conoció en
Nigeria, aunque también practica ritos de magia negra, como el de los tambores,
en el que invita a participar a sus principales colaboradores, así como a
algunos aliados políticos. Sus prácticas de hechicería, magia negra y vudú son
permanentes, aunque las lleve a cabo con mayor frecuencia en tiempos de crisis
o cuando piensa que es momento de cubrir sus debilidades y sus vicios, sus
acendrados miedos, sus temores y sus fobias.
Elba Esther “Quiere
que todo funcione tan bien como con el presidente Zedillo”, remata su ex
colaborador. Por eso se ha hecho de un grupo de asesores que le leen las
veladoras negras y las cartas, que le dicen quiénes son sus enemigos y contra
quiénes debe revertir un mal o un hechizo. “Yo estuve presente cuando ella hizo
embrujos dirigidos contra sus enemigos del sindicato, la vi hacerse experta en
lectura de cartas y café.”
En su casa, la
maestra tiene algunas estatuillas de seres muy extraños y manzanas esparcidas
por todos lados, las cuales rocía con un líquido especial que sirve para
ahuyentar las malas vibras, asegura su ex colaborador.
Además, su cama tiene
acondicionado un sistema de canaletas por donde fluyen constante y
permanentemente aguas aderezadas con ajo, que sirven para alejar a los
espíritus que le quieran hacer daño. Antes ella pensaba que a través de los
sueños la atacaban los demonios y que por eso tenía pesadillas tan terribles.
Nuestro testigo
asegura que durante un tiempo todo esto le funcionó a la maestra, hasta que sus
enemigos, entre ellos algunos brujos a los que había maltratado y no les había
pagado por sus trabajos, se dieron cuenta y le echaron maldiciones más fuertes.
Le echaban en la
entrada de su casa líquidos que al tocarlos con los zapatos los metía a su
casa. Entonces ella empezó a sufrir una infección muy fea en los pies,
sangraba, y ante esto se especializó en reforzar sus protecciones y se acercó a
la Santa Muerte. Le ofreció a la Santa Muerte poner altares en toda la ciudad
de México a cambio de su protección.
Todas estas
prácticas de magia negra, que Elba Esther Gordillo lleva a cabo en la
intimidad, han trascendido a la vida política. En el año 2000, asegura el ex
subalterno de la maestra, durante la disputa por la silla presidencial, se
suponía que el SNTE apoyaba al candidato del PRI, Francisco Labastida, pero
estaba dando su apoyo a Fox. Fue entonces cuando la maestra hizo un hechizo
junto con todos los dirigentes del magisterio.
Hizo que
consiguieran las fotos de todos ellos, las echó en una bacinica y las orinó.
Después siguió el conjuro que le dijo una de sus yerberas. A cada uno de ellos
les gritaba siete veces: “¡Te someto a mi orden!” Cuando terminó, fueron a
vaciar todo en la calle para que todos los días pasaran por las fotos los autos
y, de esa manera, los demás líderes estuvieran sometidos a su voluntad. Al
parecer, todo funcionó de maravilla y Fox ganó.
(DIARIO DE JUAREZ/ Proceso/ 2013-02-28 | 00:36)
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