Martha Elba Figueroa
Distrito Federal—
Para el investigador Fernando González González, quien ha dado seguimiento a
los sucesos de pederastia dentro de la Iglesia Católica durante el papado de
Juan Pablo II y Benedicto XVI, la decisión del Sumo Pontífice de dimitir a su
cargo, no sólo responde a cuestiones de salud sino a los múltiples problemas
que ha enfrentado durante su Pontificado, especialmente, los de índole sexual y
financiero, en el caso del Banco del Vaticano.
En entrevista para
El Diario, el académico integrante del Instituto de Investigaciones Sociales de
la UNAM, aseguró que “probablemente Benedicto XVI quedó agotado por este
Pontificado, tan sujeto a tantas presiones y contradicciones”.
A él le tocó, recordó,
hacerse cargo de lo que durante tanto tiempo fue un perfecto cómplice, pues
jugó a favor de la razón de Iglesia, a favor de la razón institucional por
encima de las personas en el caso de la vida sexual del clero.
“Él guardó
silencios, él fue en eso un fiel reflejo del comportamiento estructural de la
Iglesia. Fue rápido y certero con los teólogos que consideraba decían cosas no
ortodoxas, fue implacable para cortar cabezas y fue totalmente deferente con
los pederastas de cabecera de las congregaciones religiosas y con los
pederastas de las Diócesis, con los obispos que guardaban silencio, con la vida
sexual de los curas más allá de la pederastia, en eso fue un cómplice hasta que
en 2004, ya muy enfermo Juan Pablo II, habría que hacer algo en uno de los
casos más sonados por la larga duración y por lo que había documentos que
habían comenzado a salir, como el caso Maciel”, señaló el investigador.
En 2010, precisó
Fernando González, se abrieron más las cartas y fue en la parte de la política
de la pederastia que Benedicto XVI se dedicó a hacer un trabajo que quería
parecer implacable, pero en realidad fue una política muy ambivalente que quedó
en una especie de “interruptus”, porque con algunos arzobispos, cardenales,
obispos irlandeses, australianos, americanos, alemanes llegó a pedir la
dimisión de los implicados, sea por complicidad, sea por actos efectivamente
hechos, pero al mismo tiempo en otros lugares protegió a las personas.
“El caso de México
es un caso muy serio, porque acabando de haber un Congreso en febrero de 2012,
en donde dicta la tolerancia cero hacia la pederastia, hace un viaje a México,
en donde no dijo ni una palabra sobre Marcial Maciel, ni se recibe a las
víctimas de los sacerdotes; es decir, el papa vino y protegió a la Iglesia, no
tocó ni con el pétalo de una rosa al (Cardenal) Norberto Rivera”, recordó
González González.
Lo mismo en el Banco
del Vaticano, aseguró, “otro punto fundamental que es lo que en parte revienta
los famosos Vatileaks, que fue tremendo para él porque desde dentro de su
propia casa, desde dentro de su propia oficina, el mayordomo del Papa saca los
documentos y se los da a este periodista italiano, quien saca en un libro”.
De esta manera,
subrayó el académico e investigador, “con estos casos se da cuenta que él no
tiene un poder tan fuerte como esperaba y que está minado desde dentro de la
propia curia, con resistencia del cardenal (Tarcisio) Bertone y otros y cuando
él nombra a su amigo Ettore Gotti Tedeschi, del Opus Dei, como director del
Banco del Vaticano, Bertone lo revientan, lo corren y entonces Benedicto XVI no
lo defiende, a su amigo, que había puesto precisamente para limpiar el banco
del Vaticano y para que pudiera entrar en la lista de los bancos
internacionales como un banco que tiene probidad”, destacó.
González González
consideró que la presión que ejercieron grupos más conservadores que él en
relación con el Banco del Vaticano, de su política cero contra la pederastia
que, insistió, es ambivalente y en parte frustrada, para algunos fue demasiado
fuerte para dentro del Vaticano porque tocaba un funcionamiento estructural de
la institución.
“Entonces es un
Pontificado complicado, tiene problemas con unos grupos islámicos por su
discurso porque matan católicos en diferentes partes del oriente próximo. Es un
Papa que tiene demasiadas luces y demasiados contrastes”, advirtió Fernando
González.
El investigaodr
insistió en que las especulaciones pueden tener toda clase de cabida porque él
dijo que no podía seguir ejerciendo el puesto porque ya no se sentía con la
energía suficiente y con los reflejos para seguir la rapidez de los sucesos,
sin embargo (…) “tan no es un problema de salud que dice que se va a dedicar a
la oración y a seguir escribiendo como intelectual que es”.
Finalmente, el
investigador consideró que “se avizora que pueda entrar un Papa más conservador
todavía, o que entre algún Papa del sur, africano o latinoamericano y que abra
ciertas perspectivas, pero hasta ahí; o sea no veo muy claro que estén
dispuestos a hacer un cambio radical, pero en esta institución puede haber
pequeñas o grandes sorpresas”.
(El Diario/ Martha Elba Figueroa | 2013-02-13 | 01:12)
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