Érika Montoya
Pacquiao espera derrotar a Juan Manuel Márquez la próxima semana
para dejar en segundo plano las polémicas de las peleas anteriores en
las que venció al peleador mexicano.
Las Vegas • La única explicación que encuentra
el filipino Manny Pacquiao a que el mexicano Juan Manuel Márquez hable
solo de él, tenga un libro en el que explica lo que pasó en las tres
peleas que han sostenido (‘Yo sí le gané a Pacquiao’), un documental que
gire alrededor de la trilogía y se ignore casi por completo al resto de
los rivales que ha enfrentado es muy sencilla:
“Tal vez le gusto”, dijo entre carcajadas a La Afición el filipino
durante el entrenamiento de medios que sostuvo ayer en Hollywood,
California.
Poseedor de un récord con más de 12 victorias sobre peleadores
mexicanos, Manny Pacquiao dice estar contento con la oportunidad de
revivir una rivalidad así, ante un peleador complicado como es Dinamita
Márquez.
En un encuentro en el que ambos están dispuestos a dar todo y tendrán
como recompensa la oportunidad de calzarse un reconocimiento especial:
la corona de ‘Peleador de la Década’, cinturón reconocido por la
Organización Mundial de Boxeo.
“Es un buen peleador, sé que será una muy buena pelea… Es necesario
tener esta cuarta pelea. Así se acabarán las dudas, tanto de él como de
sus fanáticos. Voy a dar lo mejor arriba del ring y para eso estoy
entrenando muy fuerte”, declaró el oriental, quien por la mañana corrió
hora y media en Griffith Park y después se dedicó a una larga sesión de
abdominales, mientras un nutrido grupo de fanáticos y miembros del Team
Pacquiao lo siguieron sin perder detalle a pesar del frío que se sentía.
Manny -quien durante la carrera matutina aprovechó para convivir con
sus fanáticos y terminó cantando una canción de cuna a una bebé de
brazos que estaba entre los observadores y jugando con su perro Pacman–
muestra un físico bien trabajado, velocidad de manos y piernas, además
de una buena condición física a una semana de que suba al ring del MGM
Grand de Las Vegas, Nevada.
Después de 36 rounds, 108 minutos de pelea pura, el pupilo de
Freddie Roach confesó que aún espera que la pelea sea emocionante, un
combate en donde el boxeo fino sea el principal componente.
“Espero que esta pelea tenga mucho boxeo. Estoy más enfocado en hacer
movimientos más precisos esta vez. Hemos planeado mucho nuestra
estrategia, nuestros movimientos… pero si tengo la oportunidad de
noquearlo, la tomaré ¿Por qué desperdiciar esa oportunidad? Lo haré lo
mejor que pueda”, explicó el oriental, quien subrayó que una victoria
clara lo haría olvidar su última salida a los encordados, donde fue
vencido por el estadunidense Timothy Bradley por decisión dividida, con
un fallo controvertido.
Uno de los temas más socorridos durante el entrenamiento público fue
el aumento de la masa corporal de Márquez, quien muestra gran trabajo en
hombros y pectorales. Pero más allá de las especulaciones, Pacquiao fue
tajante:
“No me importa si se pone más grande. Siento que es mayor ventaja
para mi si se pone más grande o tiene más peso, eso lo hace más lento”,
declaró minutos antes de dar por concluido un entrenamiento público en
el que solo se vendó las manos y luego bajó del ring para dar por
concluido el día, dejando a los medios con ganas de ver algunos de sus
movimientos.
Pacquiao no se detiene
A diferencia de su día de prensa el miércoles, un día antes, el
peleador filipino entrenó sin descanso durante 3 horas y 40 minutos en
el gimnasio.
Nueve rounds de sparring, costales, pera, sombra, manoplas, y mil
abdominales forman parte de la rutina diaria del boxeador considerado
dentro del top dos de los peleadores libra por libra.
Desde la una de la tarde hasta casi las cinco, Pacquiao entrena. Sin
música y jugando a molestar a los miembros de su equipo, el filipino
empieza su sesión diaria con una oración, hincado en una esquina neutral
del ring y acompañado por los miembros más cercanos a su equipo.
Tras unos estiramientos que hace con ayuda de su preparador físico,
el colombiano Alex Ariza, el multicampeón da por iniciada su actividad
en el gimnasio y tras terminar la rutina se pone de inmediato los
guantes.
Tres sparrings diferentes –enfocados en velocidad, fortaleza y
contragolpe, respectivamente– buscaron a base de juventud presionar al
experimentado filipino de 33 años de edad, y con más de 17 años de
profesional, y a pesar de recibir en varias ocasiones potentes uppers a
la mandíbula, Manny logró cobrar las afrentas al derribar a uno de sus
compañeros y vapulear con base en la velocidad a los otros dos, no sin
antes pedirles a sus compañeros que tiraran más y más rápido.
Con los guantes aún puestos y bañado en sudor, Manny vio como su
amigo de la infancia, Buboy Fernández, se calzaba las manoplas y tras un
minuto de descanso comenzaron a practicar combinaciones de más de siete
golpes a distintas velocidades.
“Vamos, vamos, vamos”, decía Manny mientras veía cómo Buboy perdía la
respiración por el esfuerzo de seguirle el paso. Tras cuatro intensos
rounds, de cuatro minutos, PacMan dejó descansar a Fernández para
comenzar con el trabajo de aparatos.
Dos playeras empapadas de sudor y tres horas después, el filipino se
tendió sobre el ring para iniciar su rutina de abdominales, que hace
mientras platica y ríe con su gente.
Para cerrar, Pacquiao abandona el gimnasio de Freddie Roach por una
puerta alterna para comer en un pequeño restaurante de comida tailandesa
abajo del gimnasio mientras ve la NBA.
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