Esta zona, donde murió un niño por una bala perdida, vive
marginada, sin servicios públicos ni centros sociales; los 500
policías que buscan a quien disparó “¡nomás se harán tontos!”, dicen los
vecinos.
• El Cinépolis Ermita, donde murió el menor
Hendrick Cuacuas a causa de una bala perdida, es el único centro de
diversión para los habitantes de las colonias y barrios de la Sierra de
Santa Catarina, al suroriente de la delegación Iztapalapa. La zona es
marginal, popular y, paradójicamente, no cuenta con cantinas. Sus pocas
opciones recreativas y de esparcimiento están repartidas por edades a lo
largo del Eje 6 Las Torres, desde Ermita hasta la carretera libre a
Puebla: juegos para niños, dos pistas para patinetas, aparatos
deportivos para adultos y un gimnasio de box.
Aquí los problemas están más cerca que esas balas al aire que suelen
dispararse en algunos carnavales y festividades locales; en realidad,
esa es apenas una justificación a las múltiples carencias que se palpan
en la zona todos los días, pues la Sierra se encuentra habitada desde su
falda hasta la cima, por grupos originarios de los estados de Oaxaca y
Puebla, entre otros, que se asentaron ahí en los años sesenta. Medio
siglo después es una gran mancha urbana dividida en alrededor de 20
colonias que pagan impuestos locales pese a carecer de servicios básicos
como agua, educación media, seguridad, transporte suficiente y mejores
oportunidades para el desarrollo de la comunidad. Sin embargo, hay
también asentamientos no regularizados.
LABERINTO DE CALLES
Desde hace 23 años Rafael Hernández maneja el camión de basura que
recorre la colonia Xalpa, a la que solo se ingresa por avenida Ermita,
para luego doblar a la derecha un semáforo antes del Cinépolis. ¿Cómo
hace para meter un camión tan pesado en esa zona estrecha de curvas,
ascensos, pendientes y desniveles? “Me tardé como un año en agarrarle el
modo porque además encuentras calles pequeñas donde solo sales en
reversa. Por eso aquí las patrullas no entran o aparecen de vez en
cuando por las avenidas principales. Es una colonia muy enredada y llena
de topes que casi son bardas. En esta zona las calles no están trazadas
simétricamente por eso es como entrar a un laberinto. Hasta las
ambulancias se pierden”, describe.
Don Rafael detiene el camión justo donde esa calle de doble sentido
se bifurca por un camellón de jacarandas y eucaliptos. Los
automovilistas que no conocen la zona se topan con que el carril derecho
se eleva al subir la falda de la Sierra, mientras tres metros abajo
corre el carril izquierdo. Esta no es ninguna sorpresa para los
xalpenses, quienes cuentan que cuando los primeros habitantes llegaron
les fueron asignados de manera desordenada sus terrenos para
construcción. Con el tiempo los caminos quedaron sin forma y tuvieron
que adaptarse a los espacios irregulares entre las viviendas. Por eso
las rutas de peseras Combis ya están adaptadas a esta peculiar
geografía.
El patrón se repite en las colonias aledañas como Ampliación Santiago
Acahualtepec, Miguel de la Madrid, Ixtlahuacan, Miravalle, Lomas de
Zaragoza, Palmitas o San Miguel Teotongo. En esta última, en el mercado
de Palmas, está el negocio de Nicolás Castillo, cuya vitrina exhibe las
partes de la vaca que esperan a ser rebanadas, molidas o destazadas. “El
problema es que no tenemos vigilancia de viernes a domingo y el resto
de la semana las patrullas solo hacen un recorrido rápido. Cuando hay
asaltos aquí en el mercado hemos pedido patrullas, pero nunca llegan o a
veces llegan al último, cuando ya no hay nada que hacer”, detalla.
En las calles de San Miguel Teotongo —como en las demás colonias— es
común encontrar tiendas, farmacias, papelerías, boneterías, negocios de
ropa, zapatos, juguetes, comida corrida, antojitos, películas y discos
piratas que cubren las necesidades básicas de una comunidad que evita
salir de la Sierra para ir a los únicos dos supermercados, un banco, dos
cajeros automáticos y un restaurante que hay sobre Ermita.
—Tengo 30 años aquí y procuro salir a la calle solo si hay una emergencia, dice don Nicolás.
—¿Por miedo?
—Pues mire, aquí los asaltos son muy comunes durante el día, que si
la bolsa, que si el coche… Pero además salimos porque no hay diversión
para la familia. Lo más común son bodas, 15 años, pero nada más. No hay
otra cosa. La gente bebe en sus casas o en la calle.
—¿Y de este lado también hay balazos?
—Ese deporte de tirar bala al aire es del lado de Santiago y Santa
María Aztahuacan. Acá solo hay disparos el 15 de septiembre y uno que
otro fin de semana.
La segunda Ampliación Santiago es, en teoría, una colonia afortunada,
pues en 2008 la autoridad delegacional construyó el Deportivo Rebeca en
uno de los espacios recuperados para la comunidad; y al lado de este,
hace un mes, inauguró un modulo de policía. No obstante la mayor parte
de los vecinos de esta zona están molestos por la decisión. En su puesto
del mercado Nextlali, don Gregorio Pérez deja de freír una “hoja” de
chicharrón para contar por qué: el deportivo es hoy punto de reunión de
jóvenes que ni estudian ni trabajan (los llamados ninis a quienes
califica de vagos), dice que ahí se juntan por las mañanas para ver los
partidos de futbol rápido y por las noches es común oírlos pelear junto
al módulo de policía, que está cerrado con un pequeño candado y
grafiteado. Una tienda cercana al deportivo aporta más datos: las
autoridades dicen no tener más policías que enviar.
Por eso, refiere Gregorio, si las familias desean divertirse
forzosamente deben salir de la Sierra. “Llevo a mis hijos a los juegos
del Eje 6, al parque Cuitláhuac, que está más retirado, o al Cinépolis.
Otra opción es ir hasta al Cinemex de Los Reyes, pero está más lejos.
¿Qué hacemos entonces? Nos quedamos en la casa a ver la tele o
películas”.
DE KÍNDER A SECUNDARIA
Los niños de la Sierra de Santa Catarina tienen asegurada la
educación preescolar y básica porque son las únicas escuelas que hay en
la zona. En la periferia solo está la Vocacional 7 del Politécnico y
apenas hace un año comenzó la construcción de una preparatoria del GDF
dentro de la colonia Miravalle. En una de las pistas de skate, Beto Punk
baja de su patineta y opina con la experiencia que le da su recién
cumplida mayoría de edad: “Apenas están construyendo la puta prepa ¡se
ve que va a estar tosca! A ver si no salen al último con sus mamadas
¡que metan buenos albañiles porque los parques los hicieron a lo
pendejo!”.
Pese a su lenguaje, dientes chuecos y su tono cantadito de chavo banda, Beto Punk
tiene ideas claras y confía en que a las autoridades se les “prenda el
foco” para ponerles otra pista de skate cerca de la nueva prepa porque,
aclara, no a todos los chavos de su edad les gusta hacer pesas en los
aparatos deportivos del Eje 6. “Esos son para los tepiteños”, dice con
franqueza. Respecto a la otra pista de skate (cercana a la carretera
libre a Puebla) afirma que no les gusta ir ahí porque siempre hay quien
“les baje el celular o la cartera”.
—¿Y avisaron a la policía?
—¡Si esos “cochinos” son los que nos roban! ¿Qué pinche seguridad nos
van a dar? Los rateros al menos tienen dignidad porque te dicen que te
van a robar; pero los “cochinos” no, porque te deben de cuidar y son los
que te roban. Ni al caso.
NÚMEROS DE ABANDONO
La nueva administración que encabeza Jesús Valencia en la delegación
Iztapalapa actualizó los contenidos de su página web. En la evaluación
del desarrollo social muestra un mapeo por grados de marginación
divididos en unidades territoriales. El resultado arroja que en Santa
Catarina (mil 728 hectáreas y 292 mil 330 habitantes) las colonias se
ubican entre dos rangos: alto y muy alto índice de marginación. Por otro
lado, el Consejo de Evaluación de Desarrollo Social del GDF publicó en
abril del 2011 los resultados de su evaluación, y determinó que en esta
zona las colonias oscilan entre los rangos bajo y muy bajo.
El plan de desarrollo urbano de la demarcación es más específico:
“Las mayores carencias se presentan en pavimentación y alumbrado público
donde no se han cubierto estos servicios; en cuanto al agua potable el
problema es el abastecimiento, las redes son suficientes no así el
líquido; con respecto al drenaje se sigue avanzando en la instalación de
redes y colectores”.
La Procuraduría de Justicia no tiene agencias de Ministerio Público
en la zona y la más cercana está fuera de su perímetro, junto al
reclusorio femenil de Santa Martha Acatitla. En cuanto a seguridad, la
Secretaría de Seguridad Pública indica en su página web que en la Sierra
cuenta con un módulo ubicado en la colonia Tenorios; pero el último
informe de gobierno de Marcelo Ebrard señala que son tres ¿a quién
creerle entonces? El mismo documento indica que en 2011 la prioridad del
gobierno delegacional para esta zona fue la rehabilitación de cuatro
espacios públicos, seis muros de contención para prevenir riesgos, y la
construcción de tres escalinatas. Por espacios recreativos solo destaca
la inauguración del parque Cuitláhuac, que está lejos, a media hora de
Santa Catarina. Para llegar a él hay que esperar sobre el Eje 6 los
camiones RTP de dos pesos o bien los particulares de cinco pesos.
FE QUE CUBRE CARENCIAS
El sacerdote colombiano Carlos Vargas Staper explica a detalle otros
factores no detectados por las autoridades y que agravan el nivel de
vida en Santa Catarina. Habla con la autoridad que le dan los 14 años
que lleva en esa zona, donde desde hace tres tiene a su cargo la iglesia
de Corpus Christi, ubicada en San Miguel Teotongo.
“Ciertamente la geografía no facilita mucho los espacios recreativos,
porque una bicicleta tendría más éxito en una calle plana. Aquí lo
grave es el hacinamiento pues las familias funcionan con un sentido
patriarcal ¿Qué significa? En un pequeño espacio viven muchas familias
que no se han sabido adaptar a los tiempos, viven tradiciones viejas en
lugares reducidos”. Además, agrega, las familias buscan resolver los
problemas de alcoholismo y drogadicción mediante la práctica religiosa.
Aunque en Santa Catarina hay decenas de iglesias católicas, Vargas
Staper precisa que desde 2007 el número de misas por bautizos, bodas o
15 años se redujo en 50 por ciento, lo que implica menos fiestas para
asistir con la familia. En ese mismo lapso llegaron diversos grupos de
evangelistas y cristianos a la Sierra. “La gente tiene gran sed de Dios y
si no encuentran paz en un lugar busca otro. Aquí somos dos sacerdotes
con ocho capillas para atender a 60 mil personas de la zona”.
Involucrado con la comunidad, el religioso enlista los servicios y
cursos que su iglesia ofrece a los fieles, porque en la Sierra no hay
centros culturales como los Faros ni sociales como en otras zonas más
desarrolladas de Iztapalapa. Quizás por ello la iglesia termina por
convertirse en un lugar de convivencia popular mediante sus talleres
espirituales, psicológicos, promoción humana, matrimonios, renovación
carismática o grupo juvenil, entre otros. Dice que ahí hay quienes
encuentran algunas soluciones, pero quienes requieren asesoría por
violencia intrafamiliar terminan por ser canalizados a otros lados.
DESCONFIANZA
Los vecinos de Santa Catarina entrevistados dudan que alguno de los
500 policías que enviaron las autoridades a la zona, encuentre al dueño
de la bala que mató a Hendrick Cuacuas. “¡Nomás se harán tontos!”,
afirma don Gregorio Pérez antes de regresar a atender su puesto de
chicharrón. Peor aún es el hecho de que tampoco confían en que el nuevo
jefe delegacional mejore el perfil de la zona. “Los delegados nada mas
vienen en tiempos electorales, suben a la Sierra por el voto y jamás
vuelven por aquí. Es la realidad de todos los políticos”, opina don
Rafael quien después sigue la ruta de su camión de basura.
Beto Punk quiere terminar la entrevista para poder seguir
con su patineta. “Pus estaría bien que junto a la prepa pusieran algo
para talleres de pintura o algo así, no sé… ¡Ah! Y que nos pusieran
otras pistas de skate porque estas tienen todo bien pinche amontonado…
Si la Santa Catarina no mejora pus ¡chingue su madre! Tendremos que buscar mejores cosas en otra delegación”.
Si la Santa Catarina no mejora pus ¡chingue su madre! Tendremos que buscar mejores cosas en otra delegación”.
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