Foto: Enrique Botello
Datos socioeconómicos sobre la pobreza
que enfrentan los habitantes de los poblados, son parte de los resultados del
estudio presentado por IMIP en la actualización del Programa Sectorial de los
Valles Vitivinícolas. Arrojan cifras como la duplicación de habitantes en la
próxima década, y la carencia de equipamiento y vivienda de interés medio para
trabajadores de la zona, pese a que se trata de evitar que el lugar tome un
carácter suburbano
El lujo que enmarcan las
propiedades de un valor por encima de los 2.5 millones de dólares, villas de
350 mil dólares o alquiler de cabañas hasta mil dólares por noche en la región
vinícola del Valle de Guadalupe, esconde la otra cara de la misma moneda: la
pobreza.
Cada año, el Instituto
Nacional del Emprendedor (Inadem), Secretaría de Turismo y otras dependencias
federales, entregan millones de pesos a fondo perdido a empresarios de la Ruta
del Vino para incentivar la industria turística y el campo.
Pero el escenario de las
comunidades es precario, los tres poblados que componen la Ruta -San Antonio de
las Minas, Francisco Zarco y El Porvenir-, presentan altos índices de
marginación.
Los habitantes reciben agua
poco apta para consumo humano, no tienen drenaje ni viviendas dignas, faltan
escuelas y espacios de recreación, es el resultado que arrojó el estudio hecho
por el Instituto Municipal de Investigación y Planeación (IMIP).
El desarrollo inmobiliario
del empresario Carlos Lagos en el rancho Olivares Mexicanos, que en 2010 detonó
la polémica porque los productores de vino aseguraban que era un plan ambicioso
que contravenía a la vocación del Valle, sigue vivo.
Familiares del ex presidente
panista Vicente Fox Quesada, el empresario Carlos Slim, el actor Eduardo
Verástegui, han visitado la zona con el fin de establecer megaproyectos
hoteleros.
AMENAZAN CON DERRUMBAR OBRAS ILEGALES EN EL VALLE
En febrero de 2018 inició la
cuenta regresiva. En unos meses el Cabildo tendrá que aprobar la actualización del Programa Sectorial y
Turístico de los Valles Vitivinícolas del Norte del Municipio de Ensenada.
El proyecto final dará paso a
un reglamento que ordene y castigue a quienes infrinjan la Ley, indicó el
regidor David Alfredo del Moral Silva, quien calculó que el 99 por ciento de
las edificaciones son irregulares.
“Hay una propuesta de hace
varios años de adecuar las sanciones, con el reglamento en la mano, en el que
se incluye la demolición de las construcciones ilegales”, advirtió.
El programa sectorial ha sido
consensuado con todos los actores del Valle de Guadalupe y está muy permeado a
implicar a todos los personajes. “Sin duda la cancha está pareja”, aseguró Del
Moral Silva.
El edil tiene sobre el
escritorio denuncias ciudadanas en contra de desarrollos, uno de estos, el de
la vinícola y hotel Bruma, con inversión
de 65 millones de dólares y Hotel Campera, ya que iniciaron obras sin
considerar usos de suelo sin dar aviso a la autoridad.
CRECERÁ MÁS DE TRES VECES SU CAPACIDAD
El Valle de Guadalupe tendrá
un crecimiento acelerado de 2.5 veces hasta el año 2030, y el abatimiento total
de los acuíferos se prevé en 2032.
La superficie de área
estudiada que controlará el programa es de 45 mil hectáreas, el resto son zonas
de reserva normadas con el Programa de Ordenamiento Ecológico que existe desde
2006.
El documento propone una
vivienda unifamiliar cada cuatro hectáreas. Sin embargo, cuando se trate de un
clúster, hospedaje, vinícola, restaurante y cava, podrán edificar una casa por
cada dos hectáreas de la superficie del proyecto. La condición es que el 50%
del terreno tiene que reservarse únicamente a cultivos tradicionales.
Si son 100 hectáreas puedes
hacer una vivienda por cada dos hectáreas, esto es, 50 espacios.
El número de visitantes de
todo el mundo a las vinícolas tiene un comportamiento estacional en temporadas
altas, con una tendencia a la alza desde 2016, concluyó el director del IMIP,
Javier Sandoval Félix.
Para 2030, el deseo de
visitar el destino se va a multiplicar por 2.5 veces, “solo en cuanto al deseo,
quiero ser claro en ese punto”, reiteró el investigador.
La zona agrícola mide 6 mil
157 hectáreas y calculó se pierden a un ritmo de 3.6% anual, lo que representa
680 hectáreas menos de zona agrícola cada año.
La siembra de uva representa
97.2% de la demanda del agua del Valle de Guadalupe, sin embargo, la base
económica de esta actividad es el paisaje, que masivamente consume más agua.
Hay invasión de actividades
urbanas en las zonas agrícolas y naturales, el 26.6% del total de la población
y 72.7% de la actividad de hospedaje están fuera de los tres centros de
población, por ello las delegaciones no han crecido.
La tendencia de corredor
entre localidades, falta de renta a precios accesibles de viviendas para los
trabajadores del campo, meseros, guías, cocineros, mayordomos, entre otros
oficios especializados, cuyos salarios son bajos.
EL TRABAJO QUE FALTA POR HACER
Un tema que viene con énfasis
en el estudio del IMIP es el agua, con indicios de que en 2032 estarán agotados
los acuíferos, indicó Javier Sandoval Félix.
La Secretaría de Protección
al Ambiente (SPA) respaldó el aspecto
socioeconómico, donde la zona de El Porvenir mantiene índices de abandono
notable.
Se prevé mantener el abasto,
pero con una calidad menor, muy pobre, donde habrá introducción de
fertilizantes, sal que lejos de mantener el nivel de vida de la zona, lo
deteriorará, “con el estudio que proporcionó SPA, sabemos que hoy el agua tiene
mala calidad en El Porvenir, que la situación de marginación es crítica, lo que
no estaba incluido en el anterior estudio”, subrayó el consultado.
Uno de los problemas
ambientales y de imagen, es la urbanización de la zona Ejidal, ya que se han
gestionado recursos económicos para pavimentar calles, lo que el nuevo
reglamento restringirá.
A la larga, según un estudio,
estas obras pueden provocar que después se instalen postes de energía
eléctrica, cuando lo ideal sería pavimento con tratamiento diferente como
adoquín o empedrado que permita la infiltración del agua al suelo.
Para solucionar este
problema, el IMIP propone hacer una estructura de movilidad para que los nuevos
proyectos no tengan el carácter urbano.
Si no se le pone atención a
este problema, de manera natural la zona tomará un carácter suburbano, dejando
ir “la gallina de los huevos de oro”, resaltó Javier Félix.
En 2018, en el Valle operan
62 restaurantes, 30 hoteles y más de 157 espacios en el servicio de
arrendamiento temporal en línea Airbnb; para 2030, los restaurantes se
triplicarán, mientras que los hoteles se duplicarán.
En el año se organizan entre
60 y 80 eventos masivos con falta de control por parte de la autoridad, los
meses de mayor afluencia son de mayo a julio, y se estima que en 2017, 308 mil
800 personas visitaron la Ruta del Vino.
IMIP CONCRETA PROGRAMA SECTORIAL
El anterior programa, vigente
desde 2010, fue licitado por el Fondo Nacional para el Turismo (Fonatur) y lo
ganó la empresa Felipe Ochoa y Asociados, con sede en Ciudad de México.
El IMIP encontró una serie de
inconsistencias porque en el mapa no se refleja la ocupación del Valle, y
aunque menciona a la comunidad indígenas de nativos en San Antonio Nécua, los
excluyen de la imagen, al igual que otros ejidos.
Originalmente giraba en tres
ejes: agua, actividad agrícola y paisaje, con la actualización hay más
información con la comunidad como caracterizaciones, marginación y fenómeno
socioeconómico.
“Viendo como imagen de
satélite no responde a situaciones reales, pero así se publicó”, recordó Javier
Félix.
Otro ejemplo es el de
residencial Las Lomas, a cuatro kilómetros de San Antonio de las Minas, un área
con el mayor número de construcciones habitacionales, pero aparece como un área
de conservación y agrícola.
El IMIP trabajó dos años con
máxima capacidad de cinco personas en campo, usando el presupuesto anual de la
paramunicipal de apenas 4 millones de pesos.
ACUERDAN TENER AGUA DE LA MORITA EN VINÍCOLAS
Álvaro Ptacnik Novoa,
representante de la Asociación Provino, quien fue uno de los que se manifestó
fervientemente en 2010 en contra la aprobación del programa, está
despreocupado, asegurando que ha hecho aportaciones en la actualización.
Si bien está preocupado por
el problema del agua, adelantó que están de acuerdo que se instale
infraestructura para atraer agua de reúso de la presa La Morita en Tijuana
hacía los valles, pero únicamente si el servicio es para todos.
“No estamos del todo de
acuerdo, pero lo hacen, exigimos que sea abasto para los participantes en el
Valle de Guadalupe y no solo para unos cuantos”, aseveró.
En un principio estuvieron en
desacuerdo porque el tratamiento que se da al agua de la presa puede alterar la
calidad de los vinos bajacalifornianos, sin embargo, otro grupo de productores
se posicionó a favor de la distribución.
(SEMANARIO ZETA/ EDICIÓN IMPRESA / LORENA LAMAS
/SÁBADO, 31 MARZO, 2018 12:00 PM)
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