Fotos: Agustín Reyes
La montaña de 10 millones de
toneladas de basura que compone el antiguo relleno sanitario de “El Jibarito”,
se encuentra en fase de clausura por parte de la empresa EcoWaste, pero en
papel la autorización es para ECONORBAC, la misma empresa clausurada hace tres
años por no cumplir con normas ambientales. El relleno, rodeado de casas,
escuelas y hasta un centro comercial, vuelve a provocar preocupación entre los
vecinos
Residentes de las colonias
aledañas al relleno sanitario de “El Jibarito” se encuentran preocupadas por la
operación de la empresa EcoWaste en el sitio. En el pasado, han atribuido los
gases emanados de la basura como causantes de enfermedades respiratorias y
otros desechos les han provocado problemas en la piel y hasta malformaciones
genéticas en los recién nacidos, mientras que residuos eran arrastrados por la
lluvia hasta sus hogares.
Aunque en la actualidad, la
compañía solo utiliza una sección de celdas autorizadas por la Secretaría de
Protección al Ambiente (SPA) del Estado para la recepción de desechos
industriales mientras controla la emisión de biogás del relleno, la
desconfianza de los vecinos proviene de que la empresa es manejada por los
mismos responsables de ECONORBAC, la cual fue clausurada en octubre de 2014 por
la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
En aquel entonces, ECONORBAC
no presentó las autorizaciones de cambio de uso de suelo e impacto ambiental
que expiden la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y,
durante una inspección, la autoridad federal detectó anomalías que llevaron a
la clausura.
De acuerdo con la SPA,
ECONORBAC también fue clausurada por esta dependencia estatal, pero por medio
de un amparo siguieron operando hasta la clausura definitiva, tras la cual
presentaron un plan de abandono del relleno.
Sin embargo, documentos en
poder de ZETA demuestran que las similitudes entre ambas empresas van más allá
del giro comercial.
MISMA EMPRESA, DIFERENTE NOMBRE
El 27 de mayo de 2013, en
Tijuana, se constituyó la empresa ECONORBAC, dedicada a “la recolección,
traslado, manejo, tratamiento, control, reciclado y disposición final de toda
clase de residuos sólidos y desechos no peligrosos de procedencia doméstica,
industrial y comercial”, entre otros servicios.
Como socios igualitarios se
registró a Ilse Estefanía Campos García, de entonces 20 años de edad y a
Francisco Márquez Alanís, de entonces 48 años. A la joven se le designó como
administradora única de la empresa, según consta en documentos de la Secretaría
de Economía.
Niños juegan a las orillas del relleno
No obstante, para septiembre
de 2014, cuando iniciaron las quejas de los vecinos por la afectación en la
salud que ocasionaba la operación del sitio, Juvenal Calderón Castaños ya
operaba como administrador del relleno.
También en 2013, pero el 22
de noviembre, se conformó la empresa Recolectora EcoWaste en Tijuana. Los
servicios que prestarían, según indica el acta constitutiva ante la Secretaría
de Economía, son los mismos que en el caso de ECONORBAC.
Alberto Rosas Romero, de 39
años de edad, y José Antonio Domínguez Corona, de 24, fueron registrados como
socios igualitarios. El primero, como administrador único de la empresa.
Cuatro años después, el 24 de
agosto de 2017, se nombró a Juvenal Calderón Castaños como administrador único
por medio de una asamblea. Se trata del mismo administrador de ECONORBAC.
En ambas compañías, Rodolfo
Rodríguez Miranda, dueño del predio del relleno desde 1991, cuando recibió el
terreno de 50 hectáreas, según documentos del Registro Público de la Propiedad
y el Comercio (RPPC), ha fungido como el director general y públicamente como
el propietario de ambas empresas.
PERMISOS ACTUALES A NOMBRE DE ECONORBAC
De acuerdo con la titular de
la SPA, Thelma Castañeda Custodia, esta dependencia autorizó a EcoWaste el
manifiesto de impacto ambiental para el relleno sanitario con fecha 4 de diciembre de 2015.
Sin embargo, al revisar el
documento SPA-MXL-4237/2015, que autoriza el manifiesto de impacto ambiental al
que se refiere la autoridad estatal, se encuentra expedido a nombre de Rodolfo
Rodríguez Miranda y ECONORBAC en lugar de EcoWaste.
Lo mismo ocurre con el resto
de documentos, por ejemplo, “la orden de visita de inspección a la empresa del
C. Rodolfo Rodríguez Miranda y/o ECONORBAC”, con fecha 24 de abril de 2017. En
este documento también se hace mención de Juvenal Calderón Castañón en calidad
de encargado de la empresa.
Al momento de autorizar el
manifiesto de impacto ambiental, explicó Castañeda Custodia, se establecieron
una serie de condicionantes que debían cumplir. Por ello, se realizó una visita
el 27 de junio de 2016 para que personal de la secretaría verificara si se
habían cumplido tales.
Si bien, en un principio el
manifiesto no especificaba la distancia entre la zona y el arroyo “Las
Carretas”, ubicado en la periferia sur del predio, posteriormente ECONORBAC
comprobó que las celdas en funcionamiento estaban a 750 metros de distancia,
con lo que se cumplen los 500 metros mínimos de distancia establecidos en la
Norma 083 de la Semarnat.
Los permisos que la SPA
expidió para esta empresa consisten en dos. El primero, explicó la secretaria
de Protección al Ambiente, es el manifiesto de impacto ambiental para el
relleno con la infraestructura y celdas que van a recibir residuos, autorizado
el 4 de diciembre de 2015.
Un tubo por donde emanan gases, dañado
El segundo es la licencia
para dar el servicio para el manejo integral de residuos de manejo especial en
la modalidad de recolección, transporte, acopio, valorización y disposición
final, emitido el 25 de mayo de 2016 y con vigencia hasta el 25 de mayo de
2021. Esto significa que una parte del relleno puede ser utilizado como sitio
de disposición final.
Sin embargo, la funcionaria
aclaró: “En el relleno sanitario está prohibida la recepción de residuos
sólidos urbanos provenientes de casa habitación, incluidos los fraccionamientos
privados o hasta en tanto, obtenga la autorización de parte del municipio”.
La última visita que realizó
la dependencia al sitio data de agosto de 2017, en la cual “se citaron algunas
condicionantes que han cumplido según los informes requeridos en los que tienen
que informarnos el tipo de residuos y de dónde provienen”, señaló la
secretaria.
En sí, la empresa tiene
autorización para residuos de manejo especial, esto implica lo derivado de la
industria como cartón, metales, madera y plásticos.
Según Castañeda
Custodia, han recibido denuncias sobre
la recepción de residuos sólidos urbanos en el lugar, “pero son orgánicos que
provienen de maquiladoras que tienen cocinas y generan una cantidad de residuos
orgánicos, mayor de diez toneladas por año, pasan a la categoría de manejo
especial, entonces sí los pueden recibir”.
LOS ANTECEDENTES DE ECONORBAC
El 2 de octubre de 2014, la
Profepa clausuró el relleno sanitario “El Jibarito”, debido a que el
responsable no presentó las autorizaciones de cambio de uso de suelo e impacto
ambiental que expide la Semarnat.
Durante una inspección,
personal de la Profepa detectó aceite lubricante residual, sólidos impregnados
de grasa y aceite, además de envases que contenían materiales peligrosos en el
área de “resguardo de maquinado”. De igual manera, los residuos no estaban
identificados, envasados ni etiquetados.
La empresa ECONORBAC, que
entonces operaba el relleno sanitario, no contaba con almacén de residuos
peligrosos conforme lo marca la Ley, ni presentó bitácoras de manejo de
residuos peligrosos ni su registro como generador de estos ante la Semarnat.
Después de la clausura, que
causó gran cobertura mediática, ECONORBAC cerró sus instalaciones en el lugar.
Un año después, bajo el nombre de EcoWaste, la empresa inició obras en las
mismas instalaciones y con un nuevo plan para clausurar el relleno sanitario.
VIVIR ENTRE BASURA
El pastor Albert Rivera ha
sido una de las principales voces opositores a la reactivación del relleno.
Hace más de diez años, cuando cerró el
basurero que funcionaba desde la década de los setenta, presentó las primeras
denuncias formales ante la SPA.
Familias de colonias como
Nueva Aurora, Fausto González, Loma Bonita y Cañón de las Carretas, se unieron
a las quejas sobre la emisión de biogás y la preocupación de vivir cerca de un
lugar donde se recibían toneladas de residuos.
“Lo anuncian como un lugar
que está ayudando al ambiente, pero acá nos están matando”, expresa.
Rosa Zúñiga comparte la
preocupación de ver que ECONORBAC, empresa clausurada, ha reiniciado
actividades bajo un nuevo nombre.
La mujer, quien reside en la
colonia Nueva Aurora, a menos de 500 metros del sitio -a pesar de que las
normas ambientales establecen ésta como la distancia mínima para asentamientos
humanos-, sepultó a su esposo en 2013, quien falleció por una fuerte enfermedad
respiratoria que médicos atribuyeron a las emanaciones tóxicas del sitio.
La SPA comenta al respecto: “Claro que el relleno
genera situaciones no agradables, a nadie nos gusta vivir cerca de un relleno
sanitario o basurero. La Norma 083 marca que este tipo de relleno sanitario
debe estar fuera de la zona urbana, a distancia bastante lejana.
Caso atípico, porque el
crecimiento urbano cooptó a esta empresa”.
Sobre la posibilidad de que
la reactivación de una parte del relleno está causando nuevamente problemas de
salud en los residentes, expuso que hasta el momento no se ha realizado alguna
campaña o programa, pero no descartó que pudieran llevarse a cabo con ayuda de
la Secretaría d Salud para corroborar si las afectaciones de salud pueden relacionarse
con el sitio.
CUMPLEN CON CASI TODAS LAS NORMAS
Además de la recepción de
desechos industriales, la empresa tiene autorización de la SPA para realizar
obras y actividades relativas al saneamiento y rehabilitación del antiguo
relleno sanitario de Tijuana mediante una red de captura, extracción y aprovechamiento
del biogás.
Esto permite la construcción
de celdas en un costado del antiguo relleno sanitario. “Como antes no aplicaba
la norma para este tipo de sitios, ahí está ese tiradero antiguo a cielo
abierto”, comentó la titular de la SPA.
Entre las nuevas normas
ambientales, sitios como éste deben contar con infraestructura y tecnología
adecuada para la captación del biogás, gases que generan la basura y el acopio
de los lixiviados, líquidos que genera la basura.
Parte de las preocupaciones
de los vecinos consisten en unos tubos conocidos coloquialmente como
tronadores, los cuales dan escape a los gases que son conducidos por canales
entre el gran relleno de basura para con una ignición, quemarlos y así evitar
su acumulación y posible explotación.
Para Rufino Radilla, director
ambiental de EcoWaste, la mejor prueba de que el relleno no causa afectaciones
de salud, es un estudio hecho por la consultoría ambiental SIMACSO, en el que
se midieron las emisiones de gases en el perímetro del relleno, con fecha 24 de
enero de 2017.
Se encontró la presencia de
metano, ácido sulfúrico (el de mayor toxicidad), dióxido de carbono y oxígeno,
entre otros.
El biólogo con maestría en
Eco Toxicología explica que gracias al efecto dispersor del aire, los
contaminantes se registraron en cantidades mínimas, debajo de una parte por
millón, que no representan un peligro para la salud.
“Nos preocupa cuidar los
efectos adversos a la salud, nuestras autorizaciones son condicionadas para ver
la manera de reducir a lo mínimo cualquier efecto adverso”, asegura.
El relleno se compone de 10
millones de toneladas de basura, sobre las cuales se colocó un recubrimiento
sintético para evitar que los lixiviados escurran hacia los mantos de la tierra
al conducirlos a fosas especiales.
A la par, se colocó una malla
con piedras, lo cual permite a la basura descomponerse y que los gases salgan a
la atmósfera.
Se trata de la fase de
clausura del relleno que operó durante años, “es muy importante porque
ambientalmente es cuando es más activo el control ambiental”, detalla Padilla.
El representante de la
empresa calcula que el proceso tome unos 15 años y, una vez que no haya
generación de gas metano, se podrá tramitar el cambio de uso de suelo para
utilizar el espacio para la construcción de un parque o alguna otra obra
comunitaria.
“Las quejas de los vecinos no
es una situación nueva, pero muchos de los vecinos viven en invasiones en
terrenos de la empresa”, agregó.
Por su parte, Rodolfo
Rodríguez Miranda cuestiona: “¿Por qué antes no había quejas? Ahora que
llegamos a este lugar y sanearlo, ¿por qué no había quejas, ni se hablaba del
lugar?”.
A pesar de que las nuevas
reglas ambientales prohíben la utilización de un relleno sanitario a menos de
500 metros de construcción y fuera de zonas urbanas tan pobladas como en la que
se encuentran, la empresa confirmó que buscará la autorización del gobierno
municipal para el manejo de residuos sólidos urbanos.
(SEMANARIO ZETA/ EDICIÓN IMPRESA / INÉS GARCÍA RAMOS/
LUNES, 12 MARZO, 2018 12:00 PM)
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