En la semana, un alcalde electo fue ejecutado por
numerosos hombres tras irrumpir su casa; en otro, un alcalde fue secuestrado y
golpeado; en Iguala, la esposa del presidente fue despojada de su camioneta,
dinero y celulares por un grupo armado. En los últimos dos meses se registraron
cuatro homicidios a presidentes municipales. La política y la violencia de la
mano
En México, algunos políticos son blancos de la
delincuencia; otros son parte de ella…
Santana Cruz Bahena era un
hombre, de 48 años de edad, de sombrero y botas, siempre. Sería el próximo
presidente municipal de Hidalgotitlán, un pequeño pueblo en Veracruz de no más
de 22 mil habitantes.
Hidalgotitlán es un pueblo
perdido en el sur del Estado que gobierna el panista Miguel Ángel Yunes. Su
territorio no supera los dos kilómetros cuadrados, colinda con el río
Coatzacoalcos al igual que Minatitlán, su municipio vecino más cercanos está a
unos 80 minutos en auto.
La zona donde se localizan
estos municipios aparece en el mapa de la historia gracias a una matanza en
1985, cuando de madrugada un convoy de policías judiciales federales, estatales
y municipales, presuntamente arribaron para incautar uno de los cargamentos más
grandes de la época.
Al regreso, 22 agentes fueron
detenidos y masacrados por órdenes de Abelardo Sánchez Alcaraz, conocido como
“Güero Pólvora”, quien sigue preso en un penal de máxima seguridad.
El caso es que la zona rural
de Minatitlán que colinda con Hidalgotitlán, Uxpanapa Jesús Carranza y hasta
Las Choapas, es un paraíso para la siembra de marihuana, amapola y por lo
tanto, los grupos del crimen organizado.
En los últimos años se ha
sembrado la presencia de grupos “autodefensas”; aunque han sido negados por la
autoridad, en agosto de 2016, estos cuidadores comunitarios se enfrentaron
contra varios secuestradores que habían plagiado a una madre junto a su recién
nacido en el Uxpanapa. Las autodefensas rescataron a la víctima y acribillaron
a los delincuentes.
Un caldo de cultivo para la
violencia, más aún porque en la región, además de la ganadería y a la
agricultura, se cocina el narcotráfico y robo de combustible.
Justamente a Santana Cruz,
alcalde electo asesinado junto con sus tres escoltas, le acusó en la campaña de
2016 de haber ganado gracias a la repartición de gasolina a todo el poblado.
Quien lo acusó públicamente fue el Partido que hace unos años lo había llevado
al gobierno municipal (de 2011 a 2013), el PRI.
Los señalamientos populares y
públicos eran que el político pertenecía a una banda de “huachicoleros”.
Los primeros datos del crimen
cuentan que a las tres de la tarde, del pasado lunes 20 de noviembre, decenas
de hombres sitiaron la vivienda del alcalde electo, ahora con su nuevo partido,
el de Nueva Alianza, y luego abrieron fuego, asesinándolo junto a sus tres
escoltas en pleno centro de la ciudad. El cuerpo de Cruz Bahena quedó expuesto
a la decena de curiosos.
La policía municipal llegó al
lugar. No hubo enfrentamiento. Reporteros consultados por ZETA advierten que en
la zona ni el Ejército tiene presencia. Por ello, la Fiscalía General del
Estado anunció que investigará al cuerpo policiaco local por la “omisión” ante
el crimen.
“Lamento mucho la muerte de
Santana Cruz Bahena, quien fue privado de la vida por un grupo delictivo. Se
hará justicia. Mi afecto a su estimada familia, amigos y compañeros de Nueva
Alianza”, este fue el mensaje del gobernador Yunes por medio de un Tuit.
Hasta el momento, dos
versiones sobre el homicidio se fortalecen, la primera es precisamente la
participación de quien tomaría protesta el próximo primero de enero en la
actividad ilícita del robo de gasolina.
Y dos, la intervención de las
“autodefensas de Uxpanapa” junto a la enemistad pública que mantenía con el
actual presidente municipal, Octavio Omar López Castillejos.
UN ALCALDE SECUESTRADO
Fue una semana violenta para
los políticos. A unas 24 horas y 250 kilómetros del crimen del lunes, en San
Lucas Ojitlán, Oaxaca, se registró otra agresión.
Al menos medio centenar de
simpatizantes del regidor Ciro Silva del Movimiento Ciudadano, secuestraron a
su primer edil, Porfirio Ortiz Córdova junto a su esposa. De hecho, el cuñado
del presidente municipal fue dejado ensangrentado al momento de que intentó
evitar el hecho.
Porfirio Ortiz y su esposa
viajaban en una camioneta cuando fueron interceptados. A decir, de los
acompañantes, entre los atacantes se identificó a Eduardo Ortega, hijo de la
tesorera Cristina Ortega Feliciano y al propio regidor.
Porfirio Ortiz Córdova, de
quien aún se desconoce su estado de salud, ha tenido que librar semanas de
persecución por parte de pobladores, que al igual que los ediles, exige su
renuncia.
Los regidores del pueblo lo
acusan de malos manejos e enriquecimiento ilícito, particularmente luego de que
en julio pasado se descubriera una construcción de una mansión, propiedad del
alcalde, la cual se ha erigido con materiales facturados a las arcas
municipales.
LA PRIMERA DAMA DESPOJADA
Otro acto violento hacia la
clase política sucedió en Iguala Guerrero. El 22 de noviembre, la esposa del
priista Herón Delgado Castañeda fue detenida a bordo de su camioneta por un
grupo armado.
Myriam Mayela Martínez Díaz,
primera dama, fue despojada de su vehículo, dinero y sus celulares junto a sus
acompañantes.
El atraco sucedió en la
carretera federal Chilpancingo-Iguala, lugar donde fue abandonada con sus dos
asistentes.
Herón Delgado Castañeda tomó
protesta como alcalde desde octubre de 2016, cuando el entonces presidente
municipal, Esteban Albarrán, solicitó licencia para incorporarse al senado de
la República, supliendo a René Juárez Cisneros, quien a su vez se convirtió en
subsecretario de la Secretaría de Gobernación.
Parecen lejanas la palabras
del alcalde en su toma de protesta, donde aseguró “No tengo nade que temerle a
nadie en Iguala”.
(SEMANARIO ZETA/ ZOOM POLÍTICO / ISAÍ LARA BERMÚDEZ
/LUNES, 27 NOVIEMBRE, 2017 12:00 PM)
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