Antes de estrellarse y de que fuera
consumido por el fuego junto a sus tripulantes, testigos aseguran haber visto a
un hombre colgar de la nave, conjugando esto con varios factores climáticos y
físicos, se podrá explicar la trágica muerte de sus tripulantes y del viejo
helicóptero de la ciudad
Jesús Alfonso Aldaz Galaviz
perdió el control del Pegaso a baja altura, en esas condiciones la colisión era
inminente, el impacto abrió los “skid” y desprendió parte del rotor. De los
motivos por los que el piloto no pudo mantener el equilibrio del helicóptero
existen varias hipótesis que incluso pudieron conjuntarse, explicaron
especialistas a ZETA:
El desbalance, la diferencia
de pesos entre Aldaz (60 kilos aproximadamente) y su compañero José Alejandro
Bohn Ramírez (125-130 kilos), que iba sentado como copiloto, es muy alta, y
genera un movimiento del centro de gravedad.
El oficial Bohon tuvo un
infarto antes de que el avión cayera.
El miércoles 22 de noviembre,
las condiciones de viento eran inusuales, por eso las operaciones del
aeropuerto se alteraron y los aviones que usualmente se aproximan por la ciudad
debían aterrizar del lado del mar, ya que el viento cambió de dirección,
además, había ráfagas de hasta 20 nudos.
La temperatura, más de 37
grados, cuando la superficie se calienta, al igual que el aire y suben como
bolas de humo y se genera turbulencia, y a veces, ráfagas inusuales de viento.
Todas son condiciones que la
Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) habrá de ponderar junto a la
supervisión puntual de las bitácoras de vuelo, así como de mantenimiento.
LOS AUDIOS DEL SERVICIO
Se habían consumido los
primeros minutos de las dos de la tarde. En la colonia Loma Dorada, sobre
Bulevar Casa Blanca, a un lado de Plaza Monarca, se estaba cometiendo un robo
con violencia. Se dijo por frecuencia policiaca que se trataba del carro de una
distribuidora de carnes, pero resultó ser en una vivienda.
“Buenas tardes, Tango (TAN)-Juliera
(JULI). Tenemos un código rojo. Estimo una milla al cierre eco en trayectoria,
solicitando despegue inmediato”.
ZETA tuvo acceso a las
grabaciones por medio de un monitoreo de las frecuencias de telecomunicación
(archivo ATC) entre Jesús Alfonso Aldaz Galaviz, el piloto del Pegaso y la
Torre de Control el día de su muerte.
En la grabación, Aldaz se
identifica por radio como Tango-Juliera (clave para nombrar al helicóptero TJ
de la Policía Municipal). Solicitó un despegue bajo el “código rojo”, usado por
las unidades policiacas cuando se trata de una emergencia, el cual no requiere
ingresar un plan de vuelo ante la autoridad aeronáutica.
“Estimo una milla al cierre
eco en trayectoria, solicitando despegue inmediato”, termina el primer
contacto.
De acuerdo con los audios,
antes de que el Pegaso se levantara, los policías municipales en tierra
detuvieron a los delincuentes, Aldaz canceló su “código rojo” para
posteriormente salir a un patrullaje convencional y no en el llamado de otra
emergencia.
Casi cuatro minutos después
de haber iniciado la primera comunicación y antes de su despegue, Aldaz se
enlazó de nuevo con la torre.
“Tijuana Tango Juli,
cancelando el código rojo, solicitando autorización para ingresar a la última
trayectoria sobre la Zona Centro”. Estas fueron sus últimas palabras en el
registro. A las 2:25 pm, el Pegaso yacía bajo fuego frente a decenas de niños
que salían de clases a unos metros de
distancia.
Sin embargo, lo reportado por
estos audios contradice la versión del secretario de Seguridad, Marco Antonio
Sotomayor, quien en entrevista explicó que el helicóptero salió desde el primer
reporte y que él escuchó todo por la
frecuencia de radio.
— El día de ayer ¿quién ordenó la salida del
helicóptero?
“Ellos -Aldaz y Bohon–
estaban de guardia sin volar. Ya tenían el certificado y estaban listos.
“Salió el reporte que se dio
en Loma Dorada un robo con violencia a una distribuidora de carnes, al escuchar
ellos indican que se pueden activar, se autoriza por parte de la central en ese
momento, el 03 dice 10-4, adelanten y se da por enterado”.
— ¿Se ofrecen?
“Se dicen disponibles y el
comandante se da por enterado, después se cambia la versión robo a casa, patrullas los iban siguiendo y los
detienen las unidades en tierra. En ese momento sale la siguiente alerta del
robo a una Coppel en El Refugio, los responsables se van en una vagoneta que
encontraron abandonada, testigos informan
que los responsables cambiaron a un sedán negro Jetta o Altima y
entonces del helicóptero dicen: ‘Nosotros nos trasladamos para allá’ y la respuesta
del comandante es ‘10 -4’, y esa fue la
última comunicación”, esa es la versión dada por el secretario.
Sin embargo, de acuerdo a los
registros de radio, hasta que se genera el reporte de robo con violencia de una
tienda Coppel en El Refugio, cuando el
Pegaso se dirige hacia la Zona Este, de donde nunca regresó. La Morita,
Terrazas del Valle, Rojo Gómez, son los últimos territorios que lo vieron
volar.
TESTIGOS VEN HOMBRE COLGANDO
Una familia que vive justo al
frente de donde quedaron los fierros retorcidos fueron testigos de algo
inusual. Vieron caer al helicóptero. Aseguran que no se desplomó. Que fue
descendiendo en una trayectoria circular, que se dirigió sobre un parque donde
finalmente, a una altura menor a 10 metros, cayó e inmediatamente se generó la
primera explosión.
Pero el testimonio de cuatro
personas que se resguardaron en una de las casas y con quienes ZETA pudo hablar
coincide que desde que vieron al Pegaso aproximarse a su muerte, fue
sacudiéndose hacia sus lados, y no dando giros sobre su eje.
Las versiones de estas
personas también refieren que un hombre iba colgado completamente del
helicóptero antes de estrellase por medio de una cuerda, como si fuera a
descender en “rappel”.
En su última operación el
Pegaso llevó dos personas: el piloto Jesús Alfonso Aldaz Galaviz, de aproximadamente 60 kilos, y su
“acompañante”, el policía José Alejandro Bohon Ramírez, este último con
sobrepeso, entre 125 y 130 kilos.
Uno de sus compañeros en la
Unidad Aérea contó a ZETA: “Bohon tenía la costumbre de ir sacando la cara,
hasta había pedido un casco especial con máscara para poder salir, entonces iba
saliéndose, pudo ser que se resbaló y quedó colgando porque se subía amarrado,
se ponía mosquetones, los usan montañistas y alpinistas”.
Al buscar la opinión de otro
capitán de la Secretaría de Marina, explicó: “Un copiloto con sobrepeso tiene
sus consecuencias, primero se levanta del lado menos pesado y después del
pesado. Generalmente como operador tratas de compensar los pesos para que
tengas mejor tu centro de gravedad y no se te mueva por el peso”.
En todo caso, concluye: “Por
asomarse mucho, tal vez resbaló o perdió el equilibrio. No hay otra lógica para
que hubiera caído alguien colgando. Tal vez el piloto sintió el peso y entró en
turbulencia severa, ya no pudo controlar el helicóptero. Si lo vas controlando,
buscas el viento y lo estabilizas, sabes que traes un peso, lo estás nivelando
y empiezas a bajar para que la persona que está colgada no la vayas a aplastar
con el helicóptero. En el momento que la persona tocó piso, sientes ligero, te
liberas del peso”.
Sin embargo, los exámenes
arrojados en el Servicio Médico Forense (Semefo) sobre la muerte de Bohon
detectaron que sufrió un infarto antes de morir.
En ese caso, hay dos
posibilidades: o que sufrió un infarto sentado en el helicóptero, lo cual hizo
que su cuerpo cayera amarrado por una cuerda, o bien, que al ir cayendo le
sobrevino el ataque cardiaco.
Cualquiera que pueda ser el
desenlace, la fuerza en caída libre del copiloto en sobrepeso pudo desbalancear
la aeronave. Y la falta de experiencia y pericia de Aldaz, completó la
tragedia.
UN VIENTO DE ALERTAS
Otro elemento en contra para
el piloto Aldaz fue que ese miércoles 22 de noviembre los vientos y el calor
eran fuertes, factor de riesgo, aunque no para tumbar una aeronave por sí
solos. Hasta 37 grados de calor y vientos hasta los 20 nudos.
El mismo día que se estrelló
el Pegaso, otra comunicación entre los
pilotos y la Torre de Control del Aeropuerto de Tijuana, registró otra clave
del accidente.
El piloto del vuelo 437 de
Volaris tuvo dos aproximaciones frustradas, nombre que se le da a los
aterrizajes que no se logran por las condiciones climatológicas.
El capitán mantuvo
comunicación con la torre y radar de Tijuana: “Estamos en aproximación fallida,
1800 por 6 mil pies”
La torre de control le pide
que “confirme de intenciones”. El piloto solicita autorización para una nueva
aproximación: “No sé si se pueda hacer un intento a la pista…”. Y recibe
respuesta: “Claro que sí, Volaris ¿Le podrá ser posible una aproximación visual
por la derecha a la pista 09?”.
El piloto nuevamente fracasa
y no puede descender tras haber cambiado de dirección en su aterrizaje (de
Oeste a Este)
“Aproximación fallida,
tenemos 17 nudos de cola al final, la velocidad, se nos fue bastante arriba,
fue a casi 15 o 20 nudos. Una vez más aproximación fallida”, fue la explicación
que quedó registrada.
Ante las maniobras, el piloto
insiste por la frecuencia: “¿Me puede confirmar si va a haber más viento?”.
La Torre de Control advierte:
“Es variable, capitán. Al parecer, hay dos equipos de medición, uno en la
cabecera de la 27 y otro sobre la Torre de Control. Uno marca para la nueve y
otro marca para la 27. Ascienda y mantenga 5 mil pies, vire hacia la derecha al
rumbo 12-3-5, vectores al localizador, siga con esas instrucciones”
TRAUMATISMO Y CREMACIÓN
“Traumatismo craneoencefálico
y carbonización de tejidos por exposición a fuego directo”, fue la causa de
muerte de los elementos de la Secretaria de Seguridad Pública que cayeron con el helicóptero Pegaso.
El reporte preliminar del
Semefo indica que al caer se golpearon, estaban por morir cuando se incendia el
aparato, inconscientes, pero inhalaron
discretamente producto de la combustión, todo fue muy rápido, indicaron los
legistas.
Ramón Escajadillo, responsable
del Semefo en Tijuana, detalló el
resultado preliminar de las necropsias, porque hubo elementos que se mandaron
analizar para tener un reporte conclusivo.
Del hombre delgado -Aldaz-
explicaron sufrió un traumatismo craneoencefálico, un golpe menor en el área
del pecho y el resto de sus cuerpo no presentaba hematomas (moretones).
EL CADÁVER SE LOCALIZÓ DENTRO DEL APARATO
En cuanto al hombre
corpulento -Bohon- sufrió varias fracturas en la caída: traumatismo
craneoencefálico, se fracturó costillas, la rótula del lado izquierdo, hueso de
la nariz, parte del malar hizo hematoma en el cerebro, otro hematoma en el
pulmón izquierdo y dos más en riñón e intestinos.
En el cuello había una marca
sospechosa, pero se disecó para revisar y estaba limpio, algo lo tocó, pero no
hubo forcejeo o estrangulamiento.
Encontraron que un área
isquémica del corazón, con
enrojecimiento de 3×2 centímetros (área se remitió a otro laboratorio para un
estudio más profundo), indica “que es muy probable que haya presentado un
infarto de la cara anterior del ventrículo izquierdo”.
Consultado el tema del
sobrepeso con los médicos, consideraron: “No era abrumador, ya ve que nuestra
población tiene sobrepeso, medía alrededor de 1.84 metros y pesaba entre 120 y
130 kilos”.
El cadáver quedó tendido a un
costado del helicóptero.
SIN EVIDENCIA BALÍSTICA EN ESCENA
Jorge Álvarez Mendoza,
subprocurador de Zona Tijuana, declaró en conferencia que “tras el suceso, el
Ministerio Público abrió una carpeta de investigación por los hechos por el
delito de homicidio culposo. Al lugar de los hechos se aproximó la Policía Ministerial
para procesar la escena, y lo más importante es que en ese mismo momento
contactamos a la Dirección Aeronáutica Civil, nos dará las pautas para el
procesamiento, el levantamiento de los objetos y sobre todo en su momento
determinar las causas del accidente”.
Contrario a algunas versiones
ciudadanas, “no se encontró ninguna evidencia balística en la escena, más que
las armas de cargo que traían los compañeros” y, cuestionado sobre la caja
negra, respondió que las naves como el Pegaso no cuentan con una.
Sobre si hubo alguna
comunicación entre el piloto y copiloto con la Central Aérea o Aeronáutica
Civil, “toda esa información ya se pidió, la estamos proporcionando con Torre
de Control y con el Aeropuerto sobre todas las comunicaciones que haya tenido
antes del accidente o cuando despegó el helicóptero tiene que hacer las
comunicaciones a la Torre de Control y al Aeropuerto, en su momento vamos a
tener toda la información del movimiento que se tuvo”.
UN PILOTO CON ACTAS LEVANTADAS
Jesús Alfonso Aldaz Galaviz,
egresado del Heroico Colegio Militar y piloto de la Fuerza Aérea Mexicana
(FAM), ingresó como jefe de la unidad aérea de la Secretaría de Seguridad
Pública Municipal en febrero de 2015 por instrucciones del entonces mando Omar
Green.
Su arribo a la SSPM no fue
acompañada de una evaluación certificada por la Dirección General de
Aeronáutica Civil (DGAC), de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
Solo con el oficio y la instrucción firmado por Green.
Su llegada se dio luego de su
despido como piloto del Centinela en Mexicali, razón por la cual presentó y
ganó una millonaria demanda contra el Ayuntamiento de ese municipio.
No obstante, durante su corto
tiempo en Tijuana, se levantaron actas ante la comandancia de la DGAC, uno de
estos casos fue documentado por ZETA en 2016. El domingo 28 de agosto de ese
año, el piloto, acompañado de otro adulto y dos niños, a quienes fotografió
frente al Pegaso, abordó la nave para dar un paseo.
Los ingresos, salidas, así como
las placas de los vehículos en que llegaron hasta el hangar donde estaba la
aeronave, quedaron registrados no solo en bitácoras, también en cámaras de
seguridad.
También quedó registrado el
vuelo ante la autoridad aeroportuaria a través de la frecuencia de radio de las
aeronaves. Mientras que la maniobra que hizo para elevarse es conocida como
“despegue rodando” porque se hace a poca distancia del suelo, por lo que es de
alto riesgo tanto para la aeronave como para las que se encuentran estacionadas
y para la tripulación.
Otras quejas sobre el
desempeño de Aldaz quedaron en Sindicatura a principios de 2017.
Nada de ello resultó en
sanción aseguran algunos de sus compañeros, “debido a la protección de mandos
policiacos, incluidos el propio ex secretario de Seguridad Pública, José Luis
López Medina y el ex director de la Policía, Omar Green”.
En mayo de este año, se
levantó una denuncia en su contra ante las autoridades federal y municipal para
advertir de irregularidades en sus labores.
Bajo el número de folio
521477256, el texto remitido por otro piloto detalla sus preocupaciones
respecto al manejo que se le daba a la aeronave, sobre todo las medidas de
seguridad que eran ignoradas por Aldaz y actuaciones fuera de protocolo que
resultan inadmisibles en aeronáutica.
“Se ha manejado mucho, lo he
visto en algunos medios que -Aldaz- no tenía la preparación adecuada, pero para
volar debes tener una licencia que te otorga la SCT y él era piloto de
helicóptero”, defendió el secretario Marco Antonio Sotomayor.
EL PEGASO, 19
AÑOS CON TIJUANA
El Pegaso se compró en 1998,
cuando José Guadalupe Osuna Millán era presidente municipal de Tijuana. Se
trataba de un Hughes MD-500 C del año 1978 y tuvo un costo de 365 mil dólares
al momento de su adquisición por el Ayuntamiento.
Como se escribió en el
reportaje “Pegaso sin alas”, publicado en 2013 en ZETA, a pesar de no ser un
modelo reciente, la aeronave tenía la capacidad para llegar a velocidades más
altas que helicópteros más modernos. Hasta 175 millas por hora, el equivalentes
a 282 kilómetros por hora.
Incluso, era el mismo modelo
utilizado por la Patrulla Fronteriza para sus labores de vigilancia y rescate,
solo que el de Tijuana era más grande, amplio, de mayor rendimiento y con un
motor más potente que el mismo modelo con el que cuenta.
Una de las ventajas del
Pegaso es que podía despegar después de tres minutos de encendido y no esperar
10 minutos, como es el caso de otros modelos.
Durante más de una década, se
utilizó para tareas de vigilancia, operativos policiacos, así como rescates
terrestres y acuáticos de personas hasta que en diciembre de 2011 presentó una
falla mecánica mientras volaba en la Zona Este de la ciudad.
El entonces mecánico de la
aeronave apretó de más una manguera que alimentaba la turbina de aceite y
provocó que el piloto Eduardo Sarquis Ruvalcaba realizara un aterrizaje forzoso
en el aeropuerto de la ciudad.
Después de casi tres años
paralizado en el hangar del Gobierno del Estado, en noviembre de 2014, el
Pegaso volvió a volar. A pesar de que Jorge Astiazarán, entonces alcalde, había
declarado que buscaría comprar una unidad nueva, se invirtieron 280 mil dólares
a la reparación del helicóptero.
De acuerdo con la versión de
Marco Sotomayor, previo a su revisión de rutina realizada en este mes de
noviembre, el Pegaso había volado por última vez el 24 y 25 de septiembre, en la cobertura del
evento de carreras de motos, autos y camiones Tijuana Score Desert Challenge
2017.
Después lo dejaron en tierra
porque estaban por cumplirse las 100 horas de vuelo y se vencía la
certificación, posteriormente “se envió
a mantenimiento a un taller certificado que está en el Aeropuerto de Tijuana, a
través de un procedimiento de Oficialía Mayor, en ese mantenimiento me explicó
el mecánico de la secretaria, tienen que
retirar alrededor del 40% de ciertas partes, se revisan, se engrasan se vuelven
a instalar, se ponen sellos.
“Antes de que vuele, la DGAC
tiene que certificar que el mantenimiento se haya dado de manera adecuada, el
certificado -se entregó con fecha 21 de noviembre de 2017, con validez hasta el
12 de noviembre de 2019-,,como parte del proceso ellos revisan que el piloto
tenga la licencia vigente, el seguro validado por la DGAC. Una vez que lo
recibe la SSPM, nuestro mecánico revisa los trabajos que se hicieron en el
taller certificado y valida”.
Después Aldaz realizó dos
vuelos cortos de prueba en el aeropuerto para verificar que la potencia sea la
correcta y que los rotores estén funcionado adecuadamente, y lo validó”,
concluyó el funcionario.
(Con información de Inés García Ramos)
(SEMANARIO ZETA/ EDICIÓN IMPRESA/ ISAÍ LARA BERMÚDEZ Y ROSARIO MOSSO CASTRO/
LUNES, 27 NOVIEMBRE, 2017 12:00 PM)
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