Acostumbrado
a estar sin comunicación alguna hasta por dos días, Juan Leonel Gómez Vidaña
partió la mañana del miércoles 26 de julio rumbo a Badiraguato. Su oficio lo
acostumbró. Trabaja instalando antenas y dando servicio a equipos de
radiocomunicación, pero han pasado casi dos meses y su familia no sabe nada de
él.
De
2006 a la fecha, según datos del Registro Nacional de Datos de Personas
Extraviadas o Desaparecidas hay 2 mil 882 personas extraviadas o desaparecidas
en Sinaloa. Entre enero y mayo de 2017, según el mismo registro, en Sinaloa han
desaparecido 292 personas.
Y
con 19 años de edad, cuatro de ellos dedicados a la radiocomunicación, Juan
Leonel recién instaló su propio negocio hace seis meses aproximadamente. Su
primo, Reynaldo Ríos Vidaña, de 18 años, se estaba iniciando en el negocio
también, y junto a él, también desapareció ese miércoles 26.
Según
la versión de la familia de los dos jóvenes, ellos partieron al municipio
serrano para evaluar unos puntos y llevar a cabo un presupuesto. Quedarían de
verse con los clientes a la entrada de Badiraguato, para posteriormente acudir
a llevar a cabo sus labores.
La
última vez que se les vio fue cuando cruzaron el poblado La Campana, localidad
ubicada al norte de Culiacán. A bordo de un vehículo blanco Chevrolet Tahoe
modelo 2003, los jóvenes cruzaron la caseta de cobro alrededor de las 7:36 de
la mañana de ese día. Esa es la última imagen de ellos.
“Mis
sobrinos dijeron que quedaron de verse con las personas que requerían su
trabajo en la parte del municipio de Badiraguato, donde de allí se los iban a
llevar a la parte de la sierra, sin saber qué localidad o comunidad sería”,
explica uno de sus tíos.
LA ALARMA
Para
el sábado 29 de julio, la familia de Juan y Reynaldo estaban ya muy
preocupados. Se suponía que el trabajo no duraría más de un día, y ya habían
transcurrido tres días completos y ninguno de los teléfonos que ambos portaban
les daba noticias.
“No
entran las llamadas y pues ya, como la comunicación es difícil por eso él ponía
antenas de comunicación, entonces duraba uno o dos días sin comunicarse, pero
supuestamente él iba nada más a revisar unos puntos y a hacer unos
presupuestos, no se iba a tardar más de un día, entonces la familia al tercer
día ya se empiezan a preocupar”, explica un familiar de Juan.
Y
de las investigaciones por parte de la Fiscalía General del Estado, nada. La
demanda ante la agencia especializada se interpuso en los primeros días de
agosto, asignando el numeral 6064/2017 al caso. La denuncia no hubo que
ratificarla, esta se persigue de oficio, sin embargo los familiares consultaron
los datos del vehículo en que Juan y Reynaldo viajaban y este no aparece con
reporte de robo.
“No
te dan muchas cosas, no son lógicas, por eso se interpuso la denuncia ante la
Comisión (Estatal de Derechos Humanos), para que ellos presionen y nos brinden
el apoyo de estarle picando la cresta a ellos, de que investiguen y ver si
están cumpliendo”, explica el tío.
ENTRE LA ESPERANZA Y EL MIEDO
Juan
deja su oficina ordenada. Ubicada sobre la avenida Revolución entre las calles
Agustín Yáñez y Alfonso Reyes en la colonia Guadalupe Victoria, el negocio
recién comenzaba a prosperar.
Su
tarjeta de presentación dice “Comunicación Juan Gómez, venta reparación e
instalación de equipos de comunicación”. Dos dibujos de radios, una dirección y
su número de teléfono, mismo que ya no volvió a responder. Sólo una voz
femenina al otro lado: “buzón de voz, la llamada se cobrará al terminar los
tonos siguientes”.
Apenas
una semana atrás, Juan contrajo matrimonio. Atrás deja a su pareja y a su
familia con la incertidumbre y el miedo. El no saber su paradero, si está con
bien, o al menos, en caso de haber fallecido, saber en dónde está su cuerpo y
darle sepultura.
Por
parte de Reynaldo, originario del poblado Topia, en la sierra de Durango, llegó
a Culiacán para trabajar con su primo porque en su tierra no hay trabajo.
Recién había sacado su credencial de elector, la cual quedó en la oficina.
Debido a esto, peritos investigadores tomaron muestras de sangre a los
familiares. Las esperanza de hallarlos con vida disminuyen.
Para
información, los familiares adquirieron un número especial para ello.
“Compramos
un número especial para esto, si lo quieres usar para eso porque muchas veces
te hablan, porque yo he visto los periódicos y te hablan y te dicen están en
tal punto, ya no los busques, están en tal punto. O que ellos se comunicaran
para saber cómo están, si están trabajando… pero yo ya no creo eso, la verdad
no, desde el 26 de julio a la fecha, yo ya no lo veo viable, no sé cómo veas tú
en tu experiencia como periodista”, explica uno de sus tíos.
EL NÚMERO ES EL 6671425448.
“La
familia está… bueno, con miedo porque el revelar información y qué tal si está
trabajando, pero si ese es el caso pues nada más queremos saber dónde están”,
añade su tío, quien reitera en varias ocasiones que no buscan represalias de
ningún tipo ni armar escándalo. Sólo quieren verlos de regreso.
Y
han transcurrido casi dos meses y la respuesta de la Fiscalía General del
Estado no llega. De Juan y Reynaldo aún no se sabe nada. Ahora pertenecen a la
estadística de los casi 300 desaparecidos en 2017 en Sinaloa.
(RIODOCE/ AARÓN IBARRA/ 18 SEPTIEMBRE,
2017)
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