Desde que se convirtió en una figura
pública ha sido observado por los servicios de inteligencia, aseguró el padre
Alejandro Solalinde Guerra, quien es uno de los principales defensores de los
derechos de los migrantes en México y, por su misión, ha sido postulado este
año al Premio Nobel de la Paz.
Durante el Gobierno de Felipe Calderón
Hinojosa, relató, aún confiaba en el Centro de Investigación y Seguridad
Nacional y solía facilitar información que pudiera proteger a quienes cruzan
México con amenazas y riesgos en el camino. Pero con la llegada de la
administración del Presidente Enrique Peña Nieto el uso de los aparatos de
inteligencia cambiaron en su totalidad su actuar, aseguró.
Solalinde Guerra es uno de los
principales críticos al Gobierno actual. Una postura que a finales de marzo le
generó una amenaza de muerte mediante un video. Pese a recibir escoltas por los
mecanismos de protección, dijo estar seguro que son los aparatos del Estado los
que han contribuido a la ola de asesinatos de activistas y periodistas en el
país; un destino del que, afirmó, no está exento.
Solalinde: Que el Nobel se fije en mí es
un “trancazo” al Gobierno; el cinismo oficial “me radicalizó”
Ciudad de México, 28 de junio
(SinEmbargo).— El padre Alejandro Solalinde Guerra sostuvo que desde hace años
es observado por servicios de inteligencia. Sin embargo, afirmó, es con la
administración del Presidente Enrique Peña Nieto que el Estado se ha tornado un
enemigo de los periodistas y defensores de los derechos humanos.
“Los periodistas, los
activistas y los defensores de los derechos humanos significan un peligro,
porque nosotros sí decimos la verdad”, dijo el sacerdote católico, al ser
cuestionado sobre el por qué estos grupos son vistos como un riesgo que amerita
ser espiado por los aparatos de seguridad del Gobierno federal o de gobiernos
locales.
El lunes pasado, el cuerpo
del periodista michoacano José Martín Godoy, quien había sido secuestrado hace
más de un mes, apareció calcinado, con lo que se convirtió en el séptimo
periodista asesinado este año en el país.
Hasta el 8 de diciembre del
año pasado, la Comisión Nacional de Derechos Humanos contabilizó 38 periodistas
caídos en los que va del sexenio. Y a Solalinde Guerra no le es indiferente
esta tragedia, como tampoco las recientes amenazas que ha recibido la
periodista Sanjuana Martínez.
“Dios quiera que no, pero si
le llegara a pasar algo seguro sería fruto de esas investigaciones, de esos
espionajes, porque todos nuestros teléfonos están intervenidos”, dijo
Solalinde.
Solalinde inició hace 10 años
un albergue con miras a velar por los derechos de los migrantes que cruzan
México. Su labor ha pasado desde entonces a estar en el centro de la atención
mediática y de los gobiernos.
En entrevista con SinEmbargo,
Solalinde habla sobre el reciente escándalo de espionaje que cimbró al Gobierno
federal, a través del informe #GobiernoEspía, el cual constató que al menos 16
destacados activistas y periodistas fueron espiados con el software especial
Pegasus, que es vendido por la empresa NSO Group exclusivamente a gobiernos.
El padre Alejandro Solalinde Guerra
afirmó que con el PRI en el Gobierno federal el Centro de Investigación y
Seguridad Nacional es hasta letal. Foto: Alan Ortega, Cuartoscuro
***
—¿Qué opinión le merece el espionaje? ¿Era algo que ya
se sabía?
—Ya se sabía. Yo mismo he
sido dese hace muchos años observado por el Cisen [Centro de Investigación y
Seguridad Nacional], particularmente desde que empecé a ser figura pública. En
mi caso no he tenido nada que ocultar, o en mi vida privada no tengo una vida
inconveniente, y me acuerdo que el Cisen siempre estuvo presente en el albergue
[Hermanos en el Camino, situado en Ixtepec, Oaxaca]. Nosotros los recibíamos
bien, colaborábamos con cosas que se podían informar, porque podían afectar a
los migrantes o incluso a mí, no me importaba que supieran de mi vida…
finalmente, mi vida es pública.
—¿En qué momento cambió eso?
—En aquel momento no era lo
mismo. El PAN [Partido Acción Nacional] gobernaba, pero ahora es un segundón. Y
el PRI [Partido Revolucionario Institucional] sí es peligroso, al grado que ya
hasta tengo escoltas de la PGR [Procuraduría General de la República], pero
tratándose de periodistas, defensores y defensoras de derechos humanos, puedo
decir que sí es peligroso. Yo veo gravísimo y hasta letal al Cisen estando
gobernando el PRI. Es peligroso para los periodistas y todo el mundo, porque
observarlos es ponerlos en la mira. Desconfío muchísimo de este Gobierno: me
parece deshonesto, me parece desleal. No deberíamos permitir que un Gobierno
como el de Enrique Peña Nieto nos espíe, porque de ese espionaje se derivan
acciones negativas, acciones peligrosas.
—¿Usted notó este cambio en la finalidad de los
servicios de inteligencia desde el principio del sexenio?
—Le quiero ser franco, cuando
abrí los ojitos ya estaba el PRI. Mi padre era del PRI en un principio, después
desistió, gracias a Dios, pero muchos de mis familiares también. Lo conozco: el
PRI antes era un partido que tenía todavía buenos políticos, no había quien le
hiciera contrapeso, era una dictadura perfecta. Y ahora no. Ahora esta nueva
generación de nuevos priistas son, además de ladrones y corruptos,
completamente incapaces de preocuparse por la Patria, por México.
Si los delincuentes prosperan, ¿para
quién espían los gobiernos? Es para una élite, dice El Solecito
—¿Qué participación tiene el Estado en
los riesgos que corren defensores de derechos humanos?
—Yo he visto hombres y
mujeres orando conmigo y he escuchado de su voz: “Padre nos están asesinando”.
¿Usted cree que no tienen qué ver los aparatos del Estado?, ¿los agentes del
Estado? ¿No cree que estas estrategias de exterminio de migrantes, desaparición
de personas, mujeres asesinadas, defensoras y defensores de derechos humanos,
respondan a una estrategia de Estado? Por supuesto. Tenerlos investigados es
ponerlos en la mira.
—Recién vimos su alerta en el caso de la periodista
Sanjuana Martínez…
—Esta mujer ha hecho unos
trabajos excelentes de investigación. Yo creo que investiga cosas que enojan
bastante a los diversos partidos. A los independientes también. Ella está
ayudando a entender la verdad, la verdad que quieren ocultar, la verdad que no
nos dejan ver en este Gobierno tan opaco que tenemos. Entonces, eso significa
una sentencia de muerte. Por eso andan ocupando todo el aparato de estado para
amenazar. Y no dudo que si le llegara a pasar algo, Dios quiera que no, pero si
le llegara a pasar algo sería fruto de esas investigaciones, de esos espionajes,
porque todos nuestros teléfonos están intervenidos.
—¿Y qué riesgo podrían representar los defensores de
los derechos humanos para el Gobierno?
—El riesgo que puede
representar es mi voz profética. Porque el Estado tiene una versión oficial,
tiene una mentira que es verdad oficial: México está bien, está listo para las
inversiones, se respetan los derechos humanos. Todos estos asuntos que son una
mentira y que, desgraciadamente, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE)
se encarga de curar la imagen en el exterior. Los periodistas, los activistas y
los defensores de los derechos humanos significan un peligro porque nosotros sí
decimos la verdad.
—¿Cómo interpreta la respuesta del Gobierno federal de
conformar un grupo de apoyo para la investigación del espionaje? ¿Se
salvaguarda el escándalo?
—No se salvaguarda pero será
una muestra de respeto. No es lo mismo abandonar a periodistas. En este caso
Sanjuana Martínez, que está en la mira, no será lo mismo dejarla solita que
cobijarla con delegaciones de organismos de la ONU, CIDH, CNDH.
—¿Entonces cree que sí es buena la conformación de
este grupo?
—Esto es bueno. Lo que nunca
aceptaría es realmente una falsedad de una iniciativa que viniera del mismo
Gobierno federal. Porque ya lo hemos visto con la Secretaría de la Función
Pública (SFP), que fue un fiasco, y sigue siendo un fiasco porque todas las
persona que han sido puestas ahí han sido a modo.
—Al saberse observado o espiado, ¿usted ha cambiado su
rutina debido a la falta de confianza en la autoridad?
—Déjeme decirle –yo hablo por
mi caso, no puedo hablar por los demás, porque es un caso diferente–, tengo
claro que estoy en la mira desde hace años, y estoy cierto que un día me van a
matar. Pero mi fe me hace confiar en Dios, y me hace liberarme de cualquier
temor. No tengo miedo, voy a seguir haciendo la misión y hablando claro desde
mi conciencia hasta el último momento de mi vida.
(SEMANARIO ZETA/ JUAN LUIS GARCÍA HERNÁNDEZ/ JUNIO 28, 2017/ 12:05 AM)
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