José Revueltas, autor de la
novela “El Apando”, escribió “Ensayo de un proletariado sin cabeza”, para
explicar la inexistencia histórica del Partido Comunista Mexicano.
En Guaymas, lo expuesto por
Revueltas, tiene aplicación, cuando el PRI local ha iniciado un proceso para
renovar a su dirigencia municipal, luego de permanecer acéfala su presidencia
cuando le fue ofrecida la Oficialía del Registro Civil de San José a la Machi
Tapia, como recompensa por hacerse cargo de un partido endeudado, abandonado a
su suerte por su anterior “líder” Manuel Ibarra Salgado y duramente golpeado por
la derrota municipal en 2015.
Ni tarda, ni perezosa la
Machi, tomó sus chivas y pasó a formar parte de las filas de la burocracia de
cheque verde.
En ese inter, se hizo cargo
del expartidazo el regidor Rubén Contreras Hermann, quien por desempeñar el cargo
de secretario de Organización del comité directivo municipal, por prelación le
tocaba ascender.
RENOVARSE O MORIR
El PRI, a pesar de ser el
partido más viejo del sistema político y además de haber transitado por
diversas adecuaciones conforme las circunstancias –PNR, PRM-PRI- políticas y
sus exigencias, modificar su ideología de revolucionaria a neoliberal,
constituir un costal de mañas para mantenerse en el poder y funcionar como
Secretaría de Elecciones del gobierno o como una fuerza en cogobierno durante
los 12 años de gobierno panista, enfrenta los reacomodos propios del año
electoral que se avecina.
Y para llevar los trabajos
propios que lleven a contar con una dirigencia priísta conforme a los tiempos
electorales lo exigen, desde el alto mando tricolor fue nombrado como delegado
Alvaro Inciso y como enlace entre la Comisión de Procesos Internos del partido
con su versión municipal.
Una vez lanzada la
Convocatoria respectiva por el Comité Directivo Estatal, en donde las manda
cantar el beltronista Gilberto Gutiérrez Sánchez, y publicada en los estrados
del edificio partidista en el puerto, se supo que la elección se haría por
medio del Consejo Político, un órgano de deliberación del partido en el que
confluyen cuadros distinguidos, dirigentes de organizaciones y sectores y
militantes.
EL QUID DEL ASUNTO
Desde siempre se ha sabido
que toda convocatoria tiene dedicatoria especial, es decir se estructura con
chanfle, para facilitarle el camino al “elegido” por la mano de Dios, pues en
el PRI, como en todo partido –vertical, autoritario, antidemocrático, etc.--
que se respete “no se mueve la hoja del árbol, sin la voluntad del señor”.
En esta ocasión no fue la
excepción y si no veamos: El PRI guaymense tiene “dueño” o un grupo hegemónico
capaz de imponer condiciones internas. En un tiempo lo fueron caciques como
Marco Antonio Llano Zaragoza y Julio Ramón Luebbert Duarte, quienes se
disputaban el dominio entre las huestes tricolores y en la composición del
Consejo Político se reflejaba tal poder.
Con la muerte del “Príncipe
de Miramar”, quien para anda quería al grupo denominado “La Familia Feliz” de
Mundo Chávez, la fuerza se inclinó hacia el “Morroño” e hizo posible el acceso
a nuevas generaciones de políticos con personajes como Antonio Astiazarán y
Otto Claussen Iberri, quienes desde la alcaldía porteña hicieron valer su
“power” e impusieron como dirigentes a Lorena Garibay Ulloa, a Susana Corella y
a Manuel Ibarra, quienes dejaron malos números por su paso por el liderazgo: En
2009 el PAN le arrebató la alcaldía al PRI con apoyo de priístas como Carlos
“El Bebo” Zataraín, uno de los suyos Enrique “Lito” Bueno Guerra, es actual
tesorero de la comuna y el propio Toño Llano, como igual sucedió en 2015, con
la salvedad que hasta la diputación local del XIII distrito quedó en manos de
un expriísta azulado como Manuel Villegas Rodríguez, quien integró como
secretario del Toño Astiazarán, los seccionales priístas, desde donde operó en
contra de su anterior partido.
En ese entendido, se supone
que el PRI portense cuenta con un Consejo Político registrado ante el Comité
Ejecutivo Estatal, cuya integración genera un mar de dudas por las rasuradas
que por tradición dicho órgano sufre cada vez que hay elección, lo cual sucede
igualmente con el reconocimiento que se le da a quienes dirigen a las
organizaciones y a los sectores del partido, pues se supone que son éstos los
que brindan el apoyo a los posibles aspirantes a la dirigencia local. En dicho
Consejo predominan gentes de Mundo Chávez, Antonio Astiazarán y Otto Claussen,
pues cuando se integraba el grupo en el poder le metía mano a modo.
Según la convocatoria el día
27 de mayo de 10 a 12 horas será el registro de los aspirantes, quienes deberán
registrarse en fórmula y del 29 de este mes hasta el 13 de junio tienen para
hacer proselitismo, antes de ser sometidas para su aprobación ante el órgano
partidario, de cuya integración dependerá como siempre el resultado, el cual
muchas veces está más que anunciado de antemano.
LOS SONANTES Y SUS AMOS
Entre los viejos priístas del
puerto es popular un antiguo adagio: “Sigue la cadena y darás con el dueño del
perro” y algo así puede resultar aplicable al caso, pues es sabido que quien
controle, al menos formalmente, al partido, tendrá ventaja sobre sus competidores
en la elección del 2018, en cuando a empujar candidatos se refiere, de ahí la
importancia de este proceso tricolor.
Por lo pronto suenan como
tiradores los regidores Jimena Jaramillo Pérez y Rubén Contreras Hermann, ambos
de la cuadra de Otto Claussen; la dirigente de los pequeños armadores Mireya
Acuña; la lideresa Manuelita Ojeda Amador; el presidente del comisariado ejidal
del ejido San José de Guaymas, Jesús Garza, “El Calamares”, hombre fuerte de la
CNC en el municipio; Karla Baumea; Mario Bernal, exjefe de Tránsito con el
Otto; Iván Romano Tapia, hijo de la exdirigente priísta Julia Astrid Tapia
Granillo y exdirector de la Inmobiliaria Municipal con Antonio Astiazarán;
Gines Valentín y Gabriel “El Gaby” Davis Santoyo, compadre del alma del morenovallista
non del puerto Manuel Villegas, “El Villeguitas” y exchofer del Toño, quien
sueña con una senaduría.
Si no brinca a la palestra
algún caballo negro de esos que nunca faltan, alguno de estos sonantes saldrá
el próximo líder del PRI de Guaymas, para temor y nervios del resto de las
fuerzas políticas locales.
Aunque es de suponerse que la
lucha interna por la dirigencia priísta no debe entrañar desgaste alguno entre
los contendientes y mucho menos un enfrentamiento a muerte entre sus padrinos
políticos, del resultado depende las posibilidades de los futuros candidatos a
un cargo de elección popular, algunos de los cuales no se atreven a salir a
flote: Carlos Zataraín, Antonio Astiazarán, “La Lady no me alcanza” Susana
Corella y Otto Claussen.
En los corrillos políticos se
habla de que hasta ahora han fracaso las negociaciones entre los jefes de los
clanes priístas para conformar una sola fórmula para la dirigencia.
Por lo pronto “El Morroño”
Llano, deja sentir su peso y ya trae moviendo las aguas de la grilla tricolor a
su operador de cabecera Alfonso “El Poncho” Ayala Fonseca. Algo trama y todo
hace sospechar que va por su cuarta imposición en la alcaldía al hilo.
Históricamente, el que el
PRI, pierda o gane en el municipio, no significa gran cosa para quienes
detentan el poder político y económico real y la reforma electoral propuesta
por la gobernadora Claudia Pavlovich, los tiene sin cuidado, pues en México los
partidos políticos funcionan como franquicias o fachadas de los grupos de
poder.
Lo anterior lo saben por la
buena el Toño Astiazarán, César Lizárraga, Otto Claussen, Lorenzo De Cima y
hasta el mismo Villeguitas y por la mala Everardo Martínez Samaniego, Sara
Valle Dessens, “El Cacho” Zaragoza y José Ramón Uribe Maytorena.
¿O no?
(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ COLUMNA INVITADA: La Viña del Señor/ 25 DE MAYO 2017)
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