¿Qué habrá prometido el ex alcalde
Otto Claussen Iberri, a los prohombres del priismo guaymense, para que le hayan
permitido poner presidenta del PRI local?
Con esa maniobra Enrique
Claussen, se fortalece rumbo a la candidatura a la alcaldía, mientras las
posibilidades de Lorena Garibay, del grupo de Antonio Astiazarán, se ven
menguadas, pues la chanza del Toño de hacerse de una candidatura a alguna de
las dos senadurías, también disminuyen, ante lo peleadas que están.
Porque si una cosa está
clara, es que Jimena Jaramillo Pérez, actual regidora del ayuntamiento forma
parte de la cuadra política de los hermanos Enrique y Otto Claussen, pues su
militancia partidista –que muchos dudan haya tenido— es nula y solo se le vio
compartiendo la mesa y la sal con los tricolores a partir de la campaña
electoral del Alemán en 2012, por su cercanía con el actual director del
ISSSTESON.
Antes sus actividades habían
sido ajenas a la grilla, como impartir clases en ITSON, por ejemplo.
En el gobierno más
antipriísta que se haya conocido, el de Otto, laboró en la dirección de
Recursos Humanos, siempre al servicio de los hermanitos Claussen. La
negligencia y frivolidad extrema de éste hizo morder el polvo feamente al ex
partidazo en 2015, cuando a nivel estatal recuperó la gubernatura.
Su aferramiento de imponer a
Walter De Cima, como candidato a la diputación local, le abrió la puerta del
Congreso del Estado a Manuel Villegas Rodríguez, quien fue anfitrión de la
visita de Rafael Moreno Valle, el sábado pasado y hoy su aliado en su afán de
socavar a la administración municipal que encabeza Lorenzo De Cima.
LO MISMO CHANA QUE JUANA
En los círculos políticos
porteños dudan que haya sido por una demostración de mano zurda del dirigente
estatal priísta Gilberto Gutiérrez Sánchez, intendente de Beltrones en el partido,
que se dio el enroque que propició la conformación de una planilla única.
Es de sobra conocido, que
quien asume la presidencia del partido en tiempos electorales está descartado
en automático como candidato. Esa podría ser la explicación a ese detalle o
porque los jefes de grupos políticos locales ven perdida la elección
presidencial del 2018 y les da lo mismo poner a Chana que a Juana. Total,
alguien debe de asumir el costo de la derrota.
Una eventual debacle a nivel
nacional y un triunfo de MORENA, pondría de facto a la gobernadora Claudia
Pavlovich, en una situación complicada, debido a que el perseguido padrecismo
vendría por la venganza y ya sin el apoyo federal, su estado de debilidad
dificultaría el último tramo de su gobierno, de por sí normalmente desgastado
por el ejercicio del poder.
PRESIDENTES PRIÍSTAS SIN DAR COLOR
El PRI, a pesar de haber sido
el partido que más ha gobernado Guaymas, durante períodos enteros permanece en
total abandono.
Salvo las dirigencia de Julia
Astrid Tapia viuda de Romano y Carlos “El Bebo” Zataraín, quien perdió la
elección de 1991 ante el PAN llevando como candidato a José Ramón Uribe, poco o
nada se sabe de los desempeños de sus dirigentes partidistas.
El paso de Lorena Garibay
Ulloa, Susana Corella Platt y Manuel Ibarra Salgado, quien ni “adiós” dijo
cuando dejó el cargo, pasó con más sombras que luces y el PRI funcionó como un
apéndice del alcalde en turno, o sea Antonio Astiazarán y Otto Claussen, a quien
le llovieron quejas desde adentro por gobernar sin el partido.
Pocos recuerdan que fue
Marcos Ulloa Cadena, hoy regidor y militante de Movimiento Ciudadano, el primer
presidente del partido electo mediante un proceso abierto a las bases y quien
en buena lid se impuso a priístas como Alfredo Ortega López, Francisco “Chico”
Vásquez y el ingeniero José Ordaz Aguiar. Como dato curioso, ninguno de ellos
milita actualmente en el PRI.
Tampoco se trae a la memoria
cuando al frente del tricolor hubo gentes con sólida formación política y todas
una chuchas cuereras en las artes de la grilla y de la política, que eran
respetados por propios y extraños, como fue Jaime “El Tigre” Escobar,
reconocido ideólogo de la causa priísta.
Otros presidentes ha habido,
como Alfonso “El Poncho” Ayala Fonseca, forjado en la cuadra del General Oscar
Ulloa, quien desfiló por el cargo sin aportar nada relevante, nunca ha negado
la cruz de su parroquia, su pertenencia al grupo del Morroño Llano, para quien
le opera, mientras el doctor José Luis marcos León Perea, más belicoso trató
echar fuera del edificio del partido al dirigente de la CTS-CROC Héctor Molina
y legítimo poseedor del inmueble. El arrebato le acarreó al galeno el rechazo
de organizaciones como México Nuevo que capitaneaba Manuel Villegas, el FJR de
Miguel Salas, la Vieja Guardia Priísta de don Candelario Flores y el Movimiento
Territorial de Manuela Ojeda.
Ahora, Jimena Jaramillo,
llegará al cargo sin la etiqueta de priísta, sin carrera partidista, bajo la
sombra de los hermanos Claussen y sin los galones de anteriores dirigentes.
EL HURACÁN JIMENA
A la Machi Tapia, le tocó
lidiar con la más fea y como hizo el esfuerzo de rescatar al partido de las
deudas.
Y si el 2018, se avizora como
un año harto complicado para el partido fundado por Plutarco Elías Calles, no
se ve nada fácil que con el desprestigio que trae a cuestas su jefe máximo, el
presidente Peña Nieto y con toda la carga negativa de los gobernadores emanados
del PRI señalados de corrupción, levante cabeza.
Ni a Miguel Angel Osorio
Chong, quien se mantiene arriba en las encuestas entre los pretensos priístas,
se le estima digno de dar la pelea por la grande ante un robustecido AMLO y el
regreso de la maestra Elba Esther Gordillo.
El principal enemigo del
partido es interno: Javier Duarte, César Duarte, Humberto Moreira, Roberto
Borge, Roberto Sandoval y los que se acumulen.
Por eso, ante ese escenario
apocalíptico, no faltan los visionarios priístas que se truenen los dedos por
alguna candidatura, al cabo que los cargos públicos son mejor que trabajar.
Ya veremos que tanto viento y
potencia trae el huracán Jimena… Y a favor de quién.
(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ COLUMNA
INVITADA: La Viña del Señor/ 29 DE MAYO 2017)
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