La cumbre del café San
Enrique, de la autodenominada izquierda guaymense, de la que MORENA se
deslindó, hizo recordar la máxima del general Porfirio Díaz: “Ese perro quiere
hueso”.
Con esa izquierda cafecera,
el proletariado seguirá estando sin cabeza (José Revueltas, dixit).
La porteña es una izquierda
que condensa todos los males achacados a esa formación política: oportunista,
come cuando hay, ambiciosa, importamadrista, conformista, inconsecuente,
gandalla, autoritaria, proclive al divisionismo y a la improvisación, caníbal,
grilla, bonzai, dada a componer el mundo en el café, etc., etc. Vaya, ni
siquiera a reformista, legal.
IZQUIERDA DE FANTASÍA
Esta izquierda pos Muro de
Berlín y caída de la Unión Soviética, desconoce el marxismo, nada sabe de
teoría revolucionaria, de la dictadura del proletariado, no está fogueada en la
lucha social e ignora todo sobre la lucha de clases. Del Das Kapital, ni
hablar.
Nada tiene de marxista,
leninista, maoísta, castrista o guevarista, por citar a algunas de sus
corrientes popularmente más conocidas.
Su formación ni siquiera ha
sido de las historietas de Eduardo del Río, Rius, como “Marx para
principiantes”, “Lenin para principiantes”, “ABChé”, “Los Supermachos” o “Los
Agachados”. Nunca leyeron la revista “Política” de Manuel Marcué Pardiñas.
Tampoco han estudiado a
políticos teóricos y prácticos como Antonio Gramsci, Georg Lukács, Mao, Ho Chi
Minh, Salvador Allende, José Revueltas o Ernesto “Ché” Guevara, a quien jura
admirar Rodolfo Lizárraga, pero sin seguir el consejo del poeta nicaragüense
Leonel Rugama, que daba a los jóvenes que reclutaba para las filas el FSLN:
“Ser como el Ché, ser como el Ché”.
Menos se han imbuido en la
memoria de movimientos sociales previos o posteriores a la Reforma Política de
Jesús Reyes Heroles de 1978, como el Movimiento Ferrocarrilero liderado por
Demetrio Vallejo y Valentín Campa, el Movimiento de Liberación Nacional, el
movimiento estudiantil del 68, el ataque al cuartel de Madera, Chihuahua en
1965 por el grupo de Arturo Gámiz, la Liga Comunista 23 de Septiembre, el
Partido de los Pobres de Lucio Cabañas, la ANCR de Genaro Vásquez Rojas, el
EZLN del subcomandante Marcos o formaciones clandestinas extremistas y ultras
como el EPR y el ERPI. Algunos de estos movimientos sucumbieron bajo la
represión estatal.
Ignora totalmente temas como
el Eurocomunismo que permeó en el viejo continente y asuntos como la
Socialdemocracia o la Tercera Vía. Es obtusa en asuntos como la transición
española con el PSOE de Felipe González, a la cabeza. De Pactos de la Moncloa,
no sabe nadita.
OPORTUNISTA HASTA EL HASTÍO
Ha sido oportunista porque se
ha montado en cuanto movimiento social surge, pero siempre tratando de llevar
agua para su molino.
Ahí está el caso del
Movimiento No al Gasolinazo, que aglutinó el hartazgo social ante el brutal
incremento de los energéticos, en donde participaron militantes de partidos
identificados con la izquierda y al cual abandonaron en busca de sus aventuras
electorales.
Rodolfo Lizárraga, Porfirio
Villa Brito y el mapache azul Roberto “El Pipas” Palafox, van en pos del sueño
que les permita seguir viviendo de la política. El Fofo, hace cuentas alegres y
quema ansias por mostrar a su candidata a la alcaldía para el 2018 a los
cafeceros: Sara Valle Dessens.
Otro caso notable, es el de
la lucha de los docentes contra la Reforma Educativa, en donde un sector de la
CNTE se ha entregado al gobierno del estado y otro coquetea con MORENA,
mientras la Asamblea Magisterial, se mantiene firme en sus demandas.
La izquierda porteña,
participa en las elecciones pero se conforma con alguna regiduría, de la que
echan mano para sacar provecho personal, en la mayoría de las veces o servir de
tapaderas del alcalde en turno. Así lo hicieron Norma Castro y José Ordaz, con
Antonio Astiazarán, Oliver Flores Bareño con César Lizárraga, quien hasta
terreno agandalló por aprobar el nombramiento de Mónica Marín, como sucesora y
Librado Navarro con Otto Claussen, en cuya administración colocó a familiares
suyos.
“Para hacer la revolución,
primero hay que ser revolucionarios", decía don Hilario Sánchez, a los
jóvenes acelerados de la prepa del Cerrito Colorado, calientes por engrosar la
guerrilla de los 70´s. Igual aplica esta recomendación a esta izquierda de
papel.
ENTRE SER COLA DE LEÓN O CABEZA DE RATÓN
Otras veces han andado a la
cola de otras fuerzas, pues prefieren ser cola de león, que cabeza de ratón. En
1991, apoyaron la candidatura de José Ramón Uribe, a la alcaldía con las siglas
del PAN. Una vez conformado el Concejo Municipal panista que gobernó Guaymas de
1991 a 1994, se integraron a la nómina en pago al apoyo brindado el profesor Antonio
Torreblanca Arredondo en la Dirección de Acción Cívica, Armando “Pozole”
Saucedo Monarque como secretario del Concejo, Joel “Teco” Mendoza Rodríguez en
la Casa de la Cultura, y quien fue el primer presidente del PRD en el puerto,
Lorenzo “Lencho” Ramos Félix en el jurídico, Sara Valle en alguna dependencia y
otros más.
Cuando Sara Valle ganó la
alcaldía en 1997 cobijada en la agrupación de deudores de la banca denominada
“El Barzón”, se deslindó de personajes como Torreblanca, el Lencho y el Pozole,
lo que a la postre le trajo enfrentamientos con el PRD, del que era consejera
nacional y era bien vista por su presidente nacional, el Peje, claro antes de
que echara a perder el Gobierno de Ciudadanos.
¿Y EL PROLETARIADO, APÁ?
El Partido Comunista
Mexicano, según José Revueltas, no existió y se empeñó en probarlo en su
“Ensayo de un proletariado sin cabeza”.
A la izquierda guaymense no
le interesa el proletariado, clase a la que el viejo Marx, definió como motor
de la historia.
El caudillo nicaragüense
César Augusto Sandino, de quien tomó el nombre el FSLN, partido con el que
actualmente gobierna Daniel Ortega Saavedra Nicaragua y opuesto a la
intervención norteamericana en su país, afirmaba que solo los obreros y los
campesinos irán hasta el final.
Según los voceros del
neoliberalismo, las políticas socialistas no funcionan y la única vía es la
economía del mercado en algo que Francis Fukuyama, calificó como el Fin de la
Historia, o sea el triunfo del capitalismo sobre el socialismo, sin embargo la
intervención del Estado se ha seguido dando ante las fallas de la libre
competencia: el Fobaproa de Ernesto Zedillo, para evitar la quiebra de la banca
comercial; el rescate de los bancos en el gobierno de Barack Obama, por la
crisis financiera, la intervención de las autoridades por los derrames en el
Río Sonora por las mineras del Grupo México, el apoyo a los pescadores con el
programa PROPESCA, etc.
Todos los días y en todos
lados, vemos manifestaciones de la lucha de clases, a pesar del discurso que
declaró muerto al marxismo. Las protestas de enero contra el aumento de la
gasolina fue una muestra de ello.
Con el título “¿Qué hacer?”,
Lenin lanzó una interrogación moral que ha viajado por las cabezas durante
muchos decenios, escribió Juan María Alponte en su obra sobre el revolucionario
ruso “Lenin. Vida y obra”
Para Gramsci, quien combatió
hasta su muerte al fascismo italiano del Duce Benito Mussolini, sin la sociedad
civil, como base y contenido ético del Estado, no puede existir un cambio
verdadero, ni democrático.
Ójala entiendan por su bien,
esta tesis los izquierdosos porteños…
(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ LA VIÑA DEL
SEÑOR/ 10 Junio 2017)
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