domingo, 11 de junio de 2017

LA IZQUIERDA BONZAI GUAYMENSE: ¡ESE PERRO QUIERE HUESO!

La cumbre del café San Enrique, de la autodenominada izquierda guaymense, de la que MORENA se deslindó, hizo recordar la máxima del general Porfirio Díaz: “Ese perro quiere hueso”.

Con esa izquierda cafecera, el proletariado seguirá estando sin cabeza (José Revueltas, dixit).

La porteña es una izquierda que condensa todos los males achacados a esa formación política: oportunista, come cuando hay, ambiciosa, importamadrista, conformista, inconsecuente, gandalla, autoritaria, proclive al divisionismo y a la improvisación, caníbal, grilla, bonzai, dada a componer el mundo en el café, etc., etc. Vaya, ni siquiera a reformista, legal.

IZQUIERDA DE FANTASÍA

Esta izquierda pos Muro de Berlín y caída de la Unión Soviética, desconoce el marxismo, nada sabe de teoría revolucionaria, de la dictadura del proletariado, no está fogueada en la lucha social e ignora todo sobre la lucha de clases. Del Das Kapital, ni hablar.

Nada tiene de marxista, leninista, maoísta, castrista o guevarista, por citar a algunas de sus corrientes popularmente más conocidas. 

Su formación ni siquiera ha sido de las historietas de Eduardo del Río, Rius, como “Marx para principiantes”, “Lenin para principiantes”, “ABChé”, “Los Supermachos” o “Los Agachados”. Nunca leyeron la revista “Política” de Manuel Marcué Pardiñas.

Tampoco han estudiado a políticos teóricos y prácticos como Antonio Gramsci, Georg Lukács, Mao, Ho Chi Minh, Salvador Allende, José Revueltas o Ernesto “Ché” Guevara, a quien jura admirar Rodolfo Lizárraga, pero sin seguir el consejo del poeta nicaragüense Leonel Rugama, que daba a los jóvenes que reclutaba para las filas el FSLN: “Ser como el Ché, ser como el Ché”.

Menos se han imbuido en la memoria de movimientos sociales previos o posteriores a la Reforma Política de Jesús Reyes Heroles de 1978, como el Movimiento Ferrocarrilero liderado por Demetrio Vallejo y Valentín Campa, el Movimiento de Liberación Nacional, el movimiento estudiantil del 68, el ataque al cuartel de Madera, Chihuahua en 1965 por el grupo de Arturo Gámiz, la Liga Comunista 23 de Septiembre, el Partido de los Pobres de Lucio Cabañas, la ANCR de Genaro Vásquez Rojas, el EZLN del subcomandante Marcos o formaciones clandestinas extremistas y ultras como el EPR y el ERPI. Algunos de estos movimientos sucumbieron bajo la represión estatal.

Ignora totalmente temas como el Eurocomunismo que permeó en el viejo continente y asuntos como la Socialdemocracia o la Tercera Vía. Es obtusa en asuntos como la transición española con el PSOE de Felipe González, a la cabeza. De Pactos de la Moncloa, no sabe nadita.

OPORTUNISTA HASTA EL HASTÍO

Ha sido oportunista porque se ha montado en cuanto movimiento social surge, pero siempre tratando de llevar agua para su molino.

Ahí está el caso del Movimiento No al Gasolinazo, que aglutinó el hartazgo social ante el brutal incremento de los energéticos, en donde participaron militantes de partidos identificados con la izquierda y al cual abandonaron en busca de sus aventuras electorales.

Rodolfo Lizárraga, Porfirio Villa Brito y el mapache azul Roberto “El Pipas” Palafox, van en pos del sueño que les permita seguir viviendo de la política. El Fofo, hace cuentas alegres y quema ansias por mostrar a su candidata a la alcaldía para el 2018 a los cafeceros: Sara Valle Dessens.

Otro caso notable, es el de la lucha de los docentes contra la Reforma Educativa, en donde un sector de la CNTE se ha entregado al gobierno del estado y otro coquetea con MORENA, mientras la Asamblea Magisterial, se mantiene firme en sus demandas.

La izquierda porteña, participa en las elecciones pero se conforma con alguna regiduría, de la que echan mano para sacar provecho personal, en la mayoría de las veces o servir de tapaderas del alcalde en turno. Así lo hicieron Norma Castro y José Ordaz, con Antonio Astiazarán, Oliver Flores Bareño con César Lizárraga, quien hasta terreno agandalló por aprobar el nombramiento de Mónica Marín, como sucesora y Librado Navarro con Otto Claussen, en cuya administración colocó a familiares suyos.

“Para hacer la revolución, primero hay que ser revolucionarios", decía don Hilario Sánchez, a los jóvenes acelerados de la prepa del Cerrito Colorado, calientes por engrosar la guerrilla de los 70´s. Igual aplica esta recomendación a esta izquierda de papel.

ENTRE SER COLA DE LEÓN O CABEZA DE RATÓN

Otras veces han andado a la cola de otras fuerzas, pues prefieren ser cola de león, que cabeza de ratón. En 1991, apoyaron la candidatura de José Ramón Uribe, a la alcaldía con las siglas del PAN. Una vez conformado el Concejo Municipal panista que gobernó Guaymas de 1991 a 1994, se integraron a la nómina en pago al apoyo brindado el profesor Antonio Torreblanca Arredondo en la Dirección de Acción Cívica, Armando “Pozole” Saucedo Monarque como secretario del Concejo, Joel “Teco” Mendoza Rodríguez en la Casa de la Cultura, y quien fue el primer presidente del PRD en el puerto, Lorenzo “Lencho” Ramos Félix en el jurídico, Sara Valle en alguna dependencia y otros más.

Cuando Sara Valle ganó la alcaldía en 1997 cobijada en la agrupación de deudores de la banca denominada “El Barzón”, se deslindó de personajes como Torreblanca, el Lencho y el Pozole, lo que a la postre le trajo enfrentamientos con el PRD, del que era consejera nacional y era bien vista por su presidente nacional, el Peje, claro antes de que echara a perder el Gobierno de Ciudadanos.

¿Y EL PROLETARIADO, APÁ?

El Partido Comunista Mexicano, según José Revueltas, no existió y se empeñó en probarlo en su “Ensayo de un proletariado sin cabeza”.

A la izquierda guaymense no le interesa el proletariado, clase a la que el viejo Marx, definió como motor de la historia.

El caudillo nicaragüense César Augusto Sandino, de quien tomó el nombre el FSLN, partido con el que actualmente gobierna Daniel Ortega Saavedra Nicaragua y opuesto a la intervención norteamericana en su país, afirmaba que solo los obreros y los campesinos irán hasta el final.

Según los voceros del neoliberalismo, las políticas socialistas no funcionan y la única vía es la economía del mercado en algo que Francis Fukuyama, calificó como el Fin de la Historia, o sea el triunfo del capitalismo sobre el socialismo, sin embargo la intervención del Estado se ha seguido dando ante las fallas de la libre competencia: el Fobaproa de Ernesto Zedillo, para evitar la quiebra de la banca comercial; el rescate de los bancos en el gobierno de Barack Obama, por la crisis financiera, la intervención de las autoridades por los derrames en el Río Sonora por las mineras del Grupo México, el apoyo a los pescadores con el programa PROPESCA, etc.

Todos los días y en todos lados, vemos manifestaciones de la lucha de clases, a pesar del discurso que declaró muerto al marxismo. Las protestas de enero contra el aumento de la gasolina fue una muestra de ello.

Con el título “¿Qué hacer?”, Lenin lanzó una interrogación moral que ha viajado por las cabezas durante muchos decenios, escribió Juan María Alponte en su obra sobre el revolucionario ruso “Lenin. Vida y obra”

Para Gramsci, quien combatió hasta su muerte al fascismo italiano del Duce Benito Mussolini, sin la sociedad civil, como base y contenido ético del Estado, no puede existir un cambio verdadero, ni democrático.

Ójala entiendan por su bien, esta tesis los izquierdosos porteños…


(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ LA VIÑA DEL SEÑOR/ 10 Junio 2017)     

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