Las llamadas ‘fake news’, que jugaron un papel
determinante en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, se están
convirtiendo en el principal problema que enfrentan en la actualidad los medios
de comunicación en México
“El
problema de fondo es que hay una gran ausencia de cultura y pensamiento
crítico; por otra parte es la analfabetización mediática en el que todos nos
encontramos”
Luis Roberto Castrillón
Periodista y académico
Un usuario –real o ficticio-
sube a su cuenta de Twitter la fotografía de la esposa del exgobernador Javier
Duarte –recientemente detenido en Guatemala acusado de corrupción-, quien
espera tranquilamente en la sala del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de
México su avión que la llevará a Europa. La imagen de la exprimera dama de
Veracruz (¿en plena fuga?) es una bomba y comienza a difundirse en las redes
sociales. La foto le llega a un comunicador de gran prestigio con millones de
seguidores que de inmediato publica su primicia: la esposa de Duarte está a
punto de tomar un vuelo a Europa. La imagen se viraliza. Los grandes periódicos
no se quieren quedar atrás y se suben a la ola. Ninguno escapa. “Esposa de
Duarte deja el país”, titulan. Otros son más arriesgados: “Karime huye”.
En cuestión de minutos, el
tema es tendencia en Twitter. Todos los portales de información han hecho eco
del viaje de Karime Macías.
Pero hay un problema: nadie
se encargó de verificar la imagen que resultó ser una “fake news”.
La esposa de Duarte, horas
después se supo, nunca estuvo en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de
México, sino en Colombia y viajaba rumbo a los Estados Unidos para luego
trasladarse a Londres.
El fenómeno de las “noticias
falsas” que comenzó a cobrar relevancia desde las elecciones presidenciales de
Estados Unidos y otros sucesos como el Brexit en el Reino Unido y el referéndum
de la paz de Colombia en 2016, están provocando preocupación e inquietud entre
los mexicanos y principalmente dentro del gremio de la información nacional.
El caso de la imagen de
Karime Macías, esposa del exgobernador veracruzano, no es el único que ha
puesto en evidencia el rigor periodístico de los medios nacionales.
UN VIEJO PROBLEMA
“Las ‘noticias falsas’ no son
un fenómeno nuevo, sino un algo que ha existido a lo largo de los procesos
informativos en el tiempo. No representa un riesgo, es una oportunidad…”, dice
el periodista y académico Luis Roberto Castrillón, quien maneja un blog
dedicado a cazar noticias falsas llamado “El editor del semana”.
Aunque este fenómeno pudiera
parecer de la época en que surgió el Internet, Castrillón lo relaciona con el
periodismo sensacionalista que siempre ha existido en los medios de
comunicación.
Recientemente Facebook —la
plataforma más usada para propagar noticias falsas— decidió establecer un
manual para que los usuarios fueran los actores, quienes ayudarán a crear el
mecanismo de defensa para detener este fenómeno.
La relevancia de las falsas
noticias ha llevado a instituciones internacionales a determinar que la
desinformación representa un fenómeno de riesgo global. Un ejemplo fue la
investigación que se realizó en el del Laboratorio de Ciencias Sociales
Computacionales del IMT de Lucca en Italia, el análisis comprende el estudio de
las cuentas de usuarios de Facebook de 2010 a 2014, en él, el equipo comandado
por el académico Walter Quattrociochi, determinó a la desinformación como un
riesgo global y la colocó en una lista llamada “La dispersión de desinformación
en línea” dentro del Foro Mundial de las principales amenazas a la humanidad.
“Que el instituto más
importante del mundo este colocando a la desinformación junto a problemáticas
como el hambre, el cambio climático, la extinción de especies o los conflictos
bélicos nos dice que los periodistas —principalmente— no estamos haciendo bien
nuestro trabajo”, expresa Castrillón.
Otro ejemplo no tan lejano
consistió en el nombramiento del término “posverdad” por parte del diccionario
Oxford, como la palabra del año 2016, que fuera utilizada –por primera vez- por
el periodista serbio Steve Tesich en 1992.
LA MENTIRA DE LA POSVERDAD
La “posverdad” es una nueva
idea de la verdad, entendida como su devaluación al introducir en ella
elementos emocionales y subjetivos que pesan tanto como lo real, por lo que no
es una forma de verdad.
La Universidad de Michigan
anunció que ofrecerá un curso en línea para aprender a identificar las “fake
news”, ya que, según sus expertos, el fenómeno se está convirtiendo en un
problema cada vez más difícil de detectar.
“Los medios de comunicación
están metidos en sus propias burbujas, hecho que distorsiona la realidad… Para
poder entender el panorama real debemos acabar con las ideologías individuales
y darle un mayor contexto objetivo a la información”, explica Hernán Restrepo,
gestor de contenidos de la Red Ética Segura de la Fundación Gabriel García
Márquez para el nuevo Periodismo Iberoamericano.
La FNPI llevó a cabo un
taller en línea para detectar noticias falsas y ayudar a combatirlas, pues son
uno de los principales riesgos que enfrenta el periodismo.
CINCO SEGUNDOS PARA PONER UN ALTO
-¿Cómo puede frenar como
usuario común las noticias falsas?, se le pregunta a Restrepo.
“Se trata de hacer un
ejercicio responsable”, responde.
El periodista recomienda que
los usuarios tomen 5 segundos antes de dar clic en compartir, para ver de dónde
proviene la información, si es una fuente fiable o quien está interesado en
difundir la información.
“La principal confusión
proviene al no distinguir el periodismo satírico del real”, opina Restrepo.
El periodismo no está
cambiando, en esencia tiene un objetivo y tiene que cumplirse. “Es una
herramienta de uso social que nos proporciona información. Tenemos derecho a información veraz… La
primicia está llevando a los medios a cometer errores”.
Para Restrepo, una gran parte
de la responsabilidad recae en las plataformas tecnológicas para implementar
mecanismos en que los usuarios puedan detectar información falsa y con esto,
limitar su viralización.
Sin embargo, para Castrillón
la responsabilidad principal de la desinformación recae en los periodistas,
después en los usuarios y finalmente en las plataformas tecnológicas.
“En un país con una vida
pública tan caótica como la nuestra, tan violenta, tan llena de conflictos
ideológicos. Somos incapaces como
sociedad para generar consensos y el espíritu de ver quién friega al otro es lo
que nos está llevando a engrandecer el fenómeno de la desinformación” expone
Castrillón.
“El problema de fondo es que
hay una gran ausencia de cultura y pensamiento critico; por otra parte es la
analfabetización mediática en el que todos nos encontramos semidesnudos”.
PARA SABER DIFERENCIAR…
¿CÓMO DETECTAR UNA “FAKE NEWS”O UNA NOTICIA SATÍRICA?
Ante la confusión que se ha
generado en las audiencias y los medios de comunicación sobre las llamadas
“fake news”, se define a continuación a aquellos subgéneros de las variantes
del periodismo digital de los cuales se le debe diferenciar.
PERIODISMO SATÍRICO
Se construye a través del
humor, el sarcasmo y la ironía, suele ser una exageración de lo real.
En estos casos, los medios
suelen dejar muy claro su objetivo.
“Son historias derivadas de
noticias reales. La intención no es engañar con algún objetivo específico de
carácter ideológico, biológico o político, sino llevarlo a lo más absurdo”,
comenta Castrillón.
LA FALSA CIENCIA O CIENCIA BASURA
Se les relaciona a supuestos
estudios científicos para dar veracidad a la información.
“SON LOS TAN CONOCIDOS: ‘DE ACUERDO CON UN ESTUDIO…’.
Actualmente es uno de los
recursos que más ha sido utilizado por los medios de comunicación para
sustentar información con una vigencia pasada o datos que no han sido
completamente corroborados. La mayor parte de los casos en los que se ha
utilizado son principalmente aquellos que refieren a la ciencia y por mencionar
uno de los que ha saltado, son los estudios que refieren a la sexualidad”, dice
Hernán Restrepo, gestor de contenidos de la Red Ética Segura de la Fundación
Gabriel García Márquez para el nuevo Periodismo Iberoamericano.
‘CLICK BAIT’
Aunque es muy de la época de
Internet se suele relacionar al sensacionalismo de años atrás.
“El ‘click bait’ es aquel en
el que el título funge como una carnada que nada tiene que ver con el contenido
que se encuentra dentro del cuerpo de su nota. Este recurso no pretende ser
malicioso sino, más bien, es engañoso, pues suele generar expectativas que al
final no son cumplidas. Se relaciona más al fenómeno del Internet”, expresa
Castrillón.
FALSAS NOTICIAS O ‘FAKE NEWS’
Son aquellas cuyo interés
suele derivar en el de funcionar como un agente malicioso para afectar a un
personaje o modificar la ruta ideológica mediante mensajes de odio.
“El generar ingresos
económicos a través de estar alterando o falseando información se ha convertido
en un gran interés de las agencias, partidos políticos, religiones, temas
radicales como el racismo, la discriminación, entre otros…”, explica el también
profesor de la Universidad Autónoma de Yucatán, Luis Roberto Castrillón.
(REPORTE INDIGO/ AZANETH CRUZ /
Miércoles 26 de abril de 2017)
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